"Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y eso no debe de ocurrir en ningún ámbito laboral o social", ha declarado la futbolista Jennifer Hermoso en la primera sesión del juicio contra Luis Rubiales por el beso no consentido durante la celebración de la victoria de la Selección en el Mundial. 

Ha insistido durante su declaración, que se ha prolongado durante dos horas, que no fue un beso consentido y ha trasladado que después de ese momento, que manchó "uno de los días más felices" de su vida, se sintió coaccionada para que dijera lo contrario.

Luis Rubiales, con ese beso, manchó "uno de los días más felices" de su vida, ha declarado la jugadora

El motrileño Luis Rubiales, que presidía la Federación de Fútbol y que fue apartado por esta agresión, se enfrenta a dos años y seis meses de prisión por un delito de agresión sexual y otro de coacciones. Es la petición de la Fiscalía en el juicio que ha comenzado a celebrarse en la Audiencia Nacional. En el banquillo también se sientan el exseleccionador Jorge Vilda, el exresponsable de Marketing de la Federación Rubén Rivera; y el exdirector de la Selección Albert Luque. Para ellos, la Fiscalía pide un año y seis meses de prisión por coacciones. 

Son las mismas peticiones de condena que plantean en sus escritos de acusación tanto la representación de Jenni Hermoso como la de la acusación que ejerce la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Hermoso, además, pide que se prohíba a Rubiales acercarse a ella o mantenerse en sus proximidades en un radio de 500 metros durante cuatro 4 años.

"Tocaba el pasillo de saludar a las autoridades. Saludé a la Reina, a la hija, y lo siguiente fue encontrarme con Luis Rubiales. Nos abrazamos, le dije 'la que hemos liado' y fue cuando él pegó el brinco y me dijo 'hemos ganado este Mundial gracias a ti'. Lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y lo siguiente el beso", ha relatado durante su declaración.

Jennifer Hermoso ha negado que Rubiales le pidiese permiso para darle un beso y, en todo caso, también ha dicho que si lo hubiera hecho, no se lo habría dado.

Después de aquello, Rubiales le comenzó a trasladar que tenían que parar lo que estaba sucediendo en redes. Ya en el autobús de camino al aeropuerto, se le acercaron los responsables de prensa de la Federación con un comunicado "supuestamente escrito" con sus palabras y al que ella habría dado "consentimiento a que lo escribieran y lo mandaran".

Ahí se sintió "un poco atosigada" y en un momento de hartazgo llegó a decir: "Haced lo que queráis. Y me volví a por mis maletas".

Las presiones, según ha relatado, prosiguieron. Rubiales le pidió de nuevo ayuda trasladándole que se le estaba tachando de "acosador" e incluso le pidió que grabaran un vídeo conjunto. 

La jugadora ha asegurado que se sintió "desprotegidísima" por la Federación.