Las lluvias de los dos últimos meses han dado un respiro al campo y a los embalses de Granada, hasta el punto de que la provincia ha terminado la primera mitad del año hidrológico con un poco más de agua acumulada que la media histórica, algo que no sucedía desde hace seis años.

La estación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el aeropuerto granadino ha recogido 284 litros por metro cuadrado de octubre de 2023 a marzo de 2024, por encima de los 262 litros del promedio histórico de referencia (1981-2010). Desde los 378 litros medidos en ese mismo periodo del curso 2017-2018, los cinco años siguientes han registrado menos precipitaciones de lo habitual a mitad del año hidrológico, y de ahí la grave sequía que padece la provincia. 

Fuente: Agencia Estatal de Meteorología 

Como se ve en la tabla, en los últimos diez años únicamente a mitad del año hidrológico 2017-2018 y en el actual 2023-2024 se han registrado precipitaciones acumuladas por encima de los 262 litros de promedio histórico. 

La mejora de este año se ha producido por el aumento de lluvias de febrero y marzo. En febrero cayeron casi 73 litros/m2 (casi el doble de lo habitual, que son 38 litros) y marzo se ha cerrado rozando los 115 litros, más del triple que los 32 de promedio histórico en ese mes. 

Las lluvias de estos últimos días han hecho que los ríos vuelvan a recuperar caudales no vistos hace tiempo, como el Darro, como muestran los dos siguientes vídeos, tomados este domingo: 

En el resto de meses, octubre también registró más lluvia de lo normal (49 litros frente a 40 de media), pero los otros tres meses fueron deficitarios: menos de 29 litros en enero (lo normal son 42), solo 17 litros en diciembre, tradicionalmente el mes más lluvioso del año (56 litros de promedio), y apenas 1 litro en noviembre, cuando su media histórica son 54.

Un 8,4% más de agua de lo habitual

De ahí que, al final, esta primera mitad del año hidrológico haya registrado algo más lluvia de lo normal, aunque tampoco a niveles muy superiores a los habituales (un 8,4% más de agua). Pero la falta de precipitaciones era tan continuada en los últimos años que la sensación de alivio ha sido enorme. 

Sin embargo, la mejoría únicamente ha logrado recuperar el nivel de agua embalsada perdido en la segunda mitad de 2023 y situar el estado de los pantanos en el mismo punto en el que estaban hace un año, al 32,5% de su capacidad, todavía un nivel insuficiente para afrontar con garantías la segunda mitad del año hidrológico, la más seca. No hay que olvidar de que los embalses deberían estar ahora, según la media de los últimos diez años, al 54%.

Los embalses granadinos iniciaron 2024 a solo el 23% de su capacidad, con apenas 269 hectómetros cúbicos en conjunto, y con las lluvias de estos primeros meses del año han sumado unos 110 hectómetros cúbicos, lo que significa 9 puntos más de llenado, hasta el 32,5%, según los datos a 31 de marzo, sin contar las lluvias de este domingo, que han sido abundantes, casi 30 litros/m2.. 

Fuente: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir e Hidrosur

Las lluvias han mejorado el nivel de todos los embalses, aunque de forma desigual. Hay pantanos que ya rozan el lleno, como El Portillo (casi 92%) y Quéntar (89%), y también presentan un buen estado Canales (66%) y Béznar (63%), pero otros continúan con un nivel muy bajo. Es el caso del Negratín, el mayor con diferencia de la provincia, al 25% de su capacidad. 

Espectacular vídeo de @amandarod1981 que recoge, este pasado fin de semana, el momento en que se abre del desagüe de fondo de la presa de Quéntar: 

El abastecimiento de consumo de la capital y gran parte del área metropolitana está garantizado a corto y medio plazo con Canales y Quéntar a un buen nivel, que se incrementará en las próximas semanas con el deshielo de Sierra Nevada. 

Pero el riego del campo en muchas zonas de la provincia sigue siendo preocupante para el futuro si las lluvias no continúan en las próximas semanas, antes del calor del verano, pues ya sabemos que cada vez llega antes y con mayor intesidad por el cambio climático. 

Según las previsiones de Aemet para el periodo abril-junio, lo más probable es que las precipitaciones estén en niveles normales para esos meses, pero las temperaturas serán mucho más altas de lo habitual, especialmente en la vertiente mediterránea, por lo que el calor puede aumentar la evaporación y disminuir los efectos de la lluvia.