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El brillante ingeniero militar, que llegó a ser presidente del Gobierno en el exilio, fue desposeído de sus honores

El Gobierno repara la memoria de Emilio Herrera

Ciudadanía - IndeGranada - Viernes, 21 de Diciembre de 2018
El Consejo de ministros ha restituido sus medallas académicas, en un acto con el que restituye el honor del ilustre académico.
Escultura dedicada a Emilio Herrera inaugurada este año, coincidiendo con el 51 aniversario de su fallecimiento.
P.V.M.
Escultura dedicada a Emilio Herrera inaugurada este año, coincidiendo con el 51 aniversario de su fallecimiento.

Durante la dictadura, siete ilustres académicos fueron cesados y les fueron retiradas sus medallas por razones políticas, ideológicas o de creencia contrarias al régimen, menoscabando su derecho al honor y a la propia imagen personal, profesional y académica, incluso viéndose obligados algunos a recurrir al exilio, entre ellos el granadino Emilio Herrera Linares. Hoy, el Consejo de Ministros, basándose en la Ley de la Memoria Histórica y a propuesta del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades y de la ministra de Justicia, ha declarado el carácter radicalmente injusto de las disposiciones por las que se acordó el cese: unos por Orden Ministerial en 1941, otros que fueron represaliados junto a numerosos catedráticos de Universidad nada más terminar la guerra civil y los que se exiliaron por la fuerza de los hechos. 

Junto a Herrera Linares figuran otros seis investigadores científicos y académicos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales tienen en común su pertenencia a la institución y la pérdida en vida de sus medallas académicas: Enrique Moles Ormella (medalla 1), Ignacio Bolívar y Urrutia (medalla 2), Honorato de Castro y Bonel (medalla 5), Enrique Hauser y Neuburger (medalla 10), Emilio Herrera y Linares (medalla 15), Pedro Carrasco Garrorena (medalla 18) y Blas Cabrera y Felipe (medalla 22). 

Con este acuerdo se honra y recupera a los que padecieron las injusticias y agravios durante la dictadura, a través de la reparación moral y la recuperación de su honor y su memoria personal y familiar.  

La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales nació con el objetivo de fomentar el estudio y la investigación de las Ciencias Exactas, Físicas, Químicas, Geológicas y Biológicas y de sus aplicaciones, así como propagar su conocimiento. La integran 54 Académicos numerarios, que reciben una Medalla Académica en cuyo dorso figura el número correspondiente y que deben ostentar en los actos corporativos; cuando por fallecimiento u otra causa sean baja como numerarios, esta Medalla es devuelta a la Academia, que conserva siempre su propiedad. 

Una comisión para rehabilitar el honor de académicos represaliados

El Consejo de Ministros ha aprobado también la Comisión de trabajo para la rehabilitación y garantía del derecho al honor de los miembros de las Reales Academias y Academias de ámbito nacional sancionados durante la guerra civil y la dictadura.  

Durante ese período, diversos miembros de las Reales Academias y de las Academias de Ámbito Nacional fueron objeto de represalias, a través de la adopción de disposiciones y actos que les desproveyeron de su pertenencia a las mismas; actos de un contenido radicalmente injusto al haber sido dictados por motivaciones políticas, ideológicas o religiosas de toda índole, con objeto de menoscabar públicamente la imagen y el honor de los distintos miembros de las Academias, causándoles un grave daño reputacional y de naturaleza moral.  

El carácter radicalmente injusto de las sanciones impuestas contra estas personas, por su mera pertenencia a las Academias o por el ejercicio de sus libertades ideológicas, religiosas o políticas más fundamentales, requiere del ejercicio activo por parte de las Administraciones Públicas de un desagravio público que les permita restablecerles, a ellos y a sus familiares, en los más básicos derechos civiles y políticos, reconociendo de manera expresa el daño moral causado y apoyando públicamente la labor que realizaron durante dicho período histórico. 

Esta Comisión Interministerial, presidida por la secretaria de Estado de Universidades e I+D+I, Ángeles Heras, estará formada por los subsecretarios de los Ministerios de Ciencia, Innovación y Universidades, y Justicia, por el secretario general de Coordinación de Política Científica, el secretario general de Universidades, el director general para la Memoria Histórica y el presidente del Instituto de España. La Comisión tendrá entre sus principales objetivos los siguientes:  

  • Investigar las sanciones administrativas impuestas a los miembros integrantes de las Reales Academias y Academias nacionales. 
  • Determinar su carácter injusto en el caso de que dichas sanciones fueran impuestas por razones políticas, ideológicas o de creencia religiosa, incluyendo la pertenencia, colaboración o relación con partidos políticos, sindicatos, organizaciones religiosas o militares, minorías étnicas, sociedades secretas, logias masónicas y grupos de resistencia, así como el ejercicio de conductas vinculadas con opciones culturales, lingüísticas o de orientación sexual. 
  • Valorar la legitimidad de las sanciones y reconocer el derecho al honor y a la propia imagen de los científicos sancionados injustamente y represaliados. 

La Comisión hará pública difusión de sus informes y conclusiones, en virtud de los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición.  

Las Academias Las Reales Academias, surgidas del espíritu de la Ilustración y amparadas por la Corona, empezaron a constituirse en España en el siglo XVIII como centros de generación y de difusión del conocimiento. Han sido y siguen siendo las entidades que representan la excelencia en los diversos campos de las ciencias, las artes y las humanidades. Sus valores esenciales son, por un lado, la categoría de sus miembros, en quienes concurren los más altos méritos intelectuales y científicos, y por otro, su estabilidad e independencia frente a intereses económicos o políticos.  

Un brillante ingeniero militar con destacadas aportaciones científicas

Emilio Herrera Linares, Granada, 1879 - Ginebra, 1967, fue ingeniero militar, destacado como aviador y científico. Fue presidente del Gobierno de la República española en el exilio entre 1960 y 1962. Ingresó con 17 años en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, presidida en ese momento por Pedro Vives Vich -pionero en el campo de la aerostática-. Finalizó la academia y se graduó como teniente en 1903, solicitando su traslado a la Escuela Práctica de Aerostación para aprender el manejo de los aerostatos. Después de la participación de los aerostatos militares en las campañas de África, Herrera dirigió la Sección de Globos Aerostáticos.

Desde 1918 intenta crear una línea aérea transoceánica, la Transaéra Colón, que uniera Europa y América para el transporte de pasajeros. Esta estaría equipada con dirigibles del ingeniero e inventor Leonardo Torres Quevedo. La idea la desarrolla finalmente una empresa alemana. Herrera es invitado como segundo comandante en la entonces mayor aeronave de su tiempo el dirigible Graf Zeppelin LZ 127 que atraviesa el océano Atlántico. Volaría más de dos millones de kilómetros además de lograr la circunnavegación del planeta. 

En la década de los años 20, ayuda a Juan de la Cierva con su invención del autogiro, aparato semejante a los futuros helicópteros, pero de principio de vuelo diferente. Participa en la construcción y diseño del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, inaugurado en 1921 y dotado de uno de los túneles de viento más grande y modernos del momento. Este sería el futuro embrión del actual Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Aquí empezaría a investigar la vestimenta y los sistemas de respiración más adecuados para la navegación aérea.

Durante la II República la Sociedad de Naciones le nombró experto internacional de aviación: en 1932, representó a España en la Conferencia de Desarme de la Sociedad de Naciones; en este mismo año la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le eligió académico, en la que ingresó el 19 de abril de 1933 con un discurso sobre ‘Ciencia y Aeronáutica’.

En 1935 crea la "escafandra estratonáutica", un modelo de uniforme y escafandra autónoma para los tripulantes de globos de gran altitud que se convertiría en el precursor del traje espacial. Varias décadas después, la agencia estadounidense NASA se basaría en sus estudios para la elaboración de los trajes espaciales.  Herrera fue director técnico de la fuerza aérea republicana.

Con el comienzo de la guerra civil en 1936, su proyecto se vio definitivamente abandonado. Se mantiene fiel al gobierno republicano y en 1937 es uno de los pocos oficiales ascendido al grado militar de General. El final de la Guerra de España le encontró en Suramérica, adonde había viajado en 1939 en misión oficial acompañando al político Indalecio Prieto. Aunque en un primer momento estuvo exiliado en Chile, poco después se dirigió a Francia, falleciendo en Ginebra en 1967. 

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