Los dos acusados en este caso, conocieron a M. Luz a raíz del arreglo de la calefacción en el edificio en el que residía en la capital. Vivía sola y padecía alzhéimer, "lo que mermaba sus capacidades intelectivas y volitivas". Con el ánimo de embaucarla y ganarse su confianza, Antonio I. T. P. y José Luis M. comenzaron a visitarla y se ofrecieron a ayudarle en tareas, como hacerle la compra, chapuzas en el domicilio y hasta gestiones en el banco. 

Con la confianza ya ganada, la mujer les encargó unos trabajos en un chalé de una hermana, en concreto la adaptación de un baño. Para ello les entregaron las llaves. 

Aprovechando la confianza que se habían ganado y las circunstancias de la mujer, la convencieron mediante "argucias" de que era necesario que les otorgara un poder para llevar a cabo una gestión administrativa. Y ahí comenzó la estafa para apropiarse de su patrimonio. 

Se hicieron con la propiedad de la vivienda habitual de M. Luz, simulando la venta del inmueble a sociedades que estaban a nombre de los estafadores, que nunca ingresaron dinero en las cuentas de las estafadas, de tal manera que la propiedad pasó a sus manos sin pagar ni un solo euro por la misma.

Hicieron lo mismo con dos plazas de garaje y dos fincas rústicas. 

En el proceso de la estafa robaron también joyas y mobiliario de las viviendas de las dos mujeres. Y hubo un contrato de alquiler de un local por el que no consta pago alguno de la renta, salvo el mes de abril de 2016, a la legítima propietaria.

En el hospital, donde la hermana estaba ingresada por la enfermedad de la que murió, consiguieron que otorgara testamento a favor de ella, para poder manejar también esos bienes

Pero en este proceso de engaño, todavía hay un episodio que califica por sí solo esta estafa. Cuando una hermana de M. Luz -la otra estafada-, aquejada de una grave enfermedad, estaba ingresada en el hospital, los acusados se personaron en el centro sanitario acompañados de un notario y consiguieron que otorgara testamento a favor de M. Luz. Dado que tenían un poder general de la beneficiaria del testamento, lograban así manejar también estas nuevas propiedades. 

Una vez fallecida ejecutaron su plan. De nuevo ante notario, inscribieron a su nombre participaciones de propiedades recibidas por la heredera en concepto de dación en pago por una supuesta deuda. 

Una tercera hermana detectó lo que estaba ocurriendo y les advirtió de que lo denunciaría. Fue en ese momento cuando, bajo el pretexto de que habían detectado "errores", devolvieron la herencia. Pero la denuncia comenzó su curso.

Tas concluir la investigación en el Juzgado de Instrucción número 8 de Granada, la Fiscalía ha formulado escrito de acusación y solicita que se abra juicio oral. Pide para los acusados 8 años de prisión por el delito de estafa, con multa de 24 meses a razón de 12 euros diarios. Por este delito, además, el fiscal pide que se les inhabilite durante la condena para actividades inmobiliarias. La pena solicitada se completa con 18 meses de prisión por hurto y otros 24 meses por apropiación indebida.