La felicidad no es una competición con los demás sino con uno mismo
El psicólogo Martin E.P.Seligman, en su libro La Auténtica Felicidad, pone el foco en las fortalezas y las virtudes personales para recomendar la puesta en práctica y el ejercicio de las mismas en nuestras vidas a diario y en todos los ámbitos para alcanzar la verdadera felicidad.
Una felicidad que no se reduciría a la mera suma de buenos momentos, de situaciones que nos provocaran placer sino que estaría conformada por sentimientos positivos que nos creyéramos con derecho a experimentar, por emociones derivadas de aquellas actividades que requieran el empleo de nuestras fortalezas, de su desarrollo y mejora.
Lo que nos propone requiere un esfuerzo pero también una ventaja ya que no nos pide trabajar para desarrollar habilidades que no poseemos. En lugar de hacer hincapié en nuestras carencias, se centra en nuestras virtudes. No nos pide corregir nuestras debilidades, nos anima a practicar nuestras fortalezas.
Le pidió a sus alumnos que llevaran a cabo una actividad altruista y otra actividad placentera que fuera mera diversión y que escribieran sobre las sensaciones a corto y medio plazo que cada uno de estos actos les provocaba. Las conclusiones fueron muy claras, las actividades placenteras les reportaba alegría y júbilo pero de forma momentánea; la acción filantrópica les proporcionó una sensación de bienestar de mayor calidad, intensidad y duración en el tiempo.
Si nuestro bienestar depende de poner en práctica nuestros rasgos de personalidad que se considera fortaleza, habrá que bucear en nuestro interior para reconocerlas y definirlas.
Hay que diferenciar entre los estados de ánimo que serían sentimientos que experimentamos en un momento determinado pero que no forman parte de nuestra personalidad y los rasgos que si nos son propios. Estos rasgos de personalidad serían características positivas o negativas integradas en nuestra forma de ser que son constantes en el tiempo y recurrentes ante determinadas situaciones.
Nuestros rasgos de personalidad hacen que unos sentimientos determinados sean más probables de ser experimentados que otros. Por ejemplo, el optimismo es un rasgo que hace que las personas que lo poseen piensen que sus problemas son producto de las circunstancias y pasajeros; por otro lado, tienden a pensar que los éxitos que obtiene se deben a ellos mismos y no al azar. Así, el optimismo es una fortaleza que hace muy probable en aquel que lo posee el sentimiento de alegría, esperanza y satisfacción.
La Psicología Positiva eligió un total de 24 fortalezas para estudiar su efecto en nuestras vidas:
- Curiosidad e interés por el mundo
- Amor al conocimiento
- Juicio/pensamiento crítico/mentalidad abierta
- Inteligencia práctica/sentido común/perspicacia
- Perspectiva para asesorar a los demás
- Valor/valentía
- Perseverancia
- Integridad/autenticidad/honestidad
- Bondad/generosidad
- Saber dar y recibir amor
- Civismo/lealtad
- Imparcialidad/equidad
- Liderazgo
- Autocontrol/templaza
- Prudencia/discreción/cautela
- Humildad/modestia
- Saber disfrutar de la belleza y la excelencia
- Gratitud
- Optimismo/esperanza
- Espiritualidad
- Sentido del humor/entusiasmo
La propuesta sería descubrir que fortalezas forman parte de nuestra personalidad para ejercitarlas en cuantos más ámbitos de nuestras vidas y cuanto más frecuentemente mejor. Solo así lograremos una buena vida, que es mucho más que una vida placentera.
En el libro que he citado viene una pequeña encuesta que ayuda a reconocer nuestras fortalezas y la encuesta completa está en www.authentichappines.org
Y la recomendación musical de esta semana: