Carmen López Iglesias, superviviente de la Desbandá

Blog - Foro de la Memoria - Paco Vigueras - Sábado, 14 de Diciembre de 2019
Carmen López Iglesias, de 86 años, es una de las pocas supervivientes de La Desbandá. En este excepcional reportaje de Paco Vigueras rememora episodios del considerado como el mayor crimen de guerra contra población indefensa en un homenaje a esta mujer y a todas y todos que sufrieron aquella barbarie.
Carmen López Iglesias, superviviente de La Desbanda, con el retrato de sus padres.
Carmen López Iglesias, superviviente de La Desbanda, con el retrato de sus padres.
“Salimos huyendo de las tropas franquistas y en Dúrcal nos dieron refugio"

Carmen López Iglesias, con 86 años, es una de las pocas supervivientes que quedan de la Desbandá, el mayor crimen de guerra contra población civil indefensa. Sucedió en febrero de 1937, durante la guerra civil, cuando más de 150.000 personas huyeron desde Málaga a Almería, perseguidas por el ejército franquista, que acababa de tomar la capital malagueña. Más de 5.000 fugitivos nunca llegaron a Almería. Familias enteras, con niños y ancianos, fueron asesinadas en la carretera de la costa por las tropas del general golpista Queipo de Llano
La familia de Carmen López huyó de Salobreña cuando escuchó en la radio al general golpista Queipo de Llano que amenazaba con violar y asesinar.
Este criminal de guerra lanzó una campaña de terror radiofónico desde Radio Sevilla, animando a legionarios y regulares a violar y asesinar a los refugiados, lo que provocó el pánico en la población civil, que se sintió aterrorizada por sus soflamas amenazantes: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad – vociferaba Queipo de Llano -. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora, por lo menos, sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen o pataleen”. Y cuando Queipo supo que esta avalancha humana desordenada intentaba escapar por la carretera de la costa, se permitió bromear: “Grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación, que los bombardeó”.  

Carmen tenía entonces tres años y medio y apenas conserva recuerdos personales, pero sus padres le contaron aquella terrible experiencia cuando cumplió los catorce. Me dice que salió huyendo con sus padres y cinco hermanos más, desde Salobreña, cuando escucharon en la radio las amenazas del general golpista Queipo de Llano

 
Carmen tenía entonces tres años y medio y apenas conserva recuerdos personales, pero sus padres le contaron aquella terrible experiencia cuando cumplió los catorce. Me dice que salió huyendo con sus padres y cinco hermanos más, desde Salobreña, cuando escucharon en la radio las amenazas del general golpista Queipo de Llano. Ella era la más pequeña e iba cogida de la falda de su madre, que estaba embarazada. Llevaban un burro cargado con algunos alimentos, la máquina de coser de su madre, Carmen Iglesias Cebrián, y un cuadro de la Virgen: “Todo lo demás tuvimos que dejarlo en casa, pues no nos dio tiempo a cargar más cosas. Tuvimos que salir corriendo”. 
 
Gregorio López Fernández y Carmen Iglesias Cebrián, padres de Carmen López Iglesias.

Caminaban de noche para no ser vistos por los aviones

Decidieron huir para salvar a su padre, Gregorio López Fernández, que era el cartero de Salobreña. Le acusaron de repartir periódicos republicanos y de izquierda, y querían fusilarlo: “El se defendía diciendo que repartía todo lo que le daban, pero no aceptaron su explicación y se sintió amenazado. Temíamos por mi padre, que era un hombre muy conocido en Salobreña”. 
 

Decidieron huir para salvar a su padre, Gregorio López Fernández, que era el cartero de Salobreña. Le acusaron de repartir periódicos republicanos y de izquierda, y querían fusilarlo

Caminaban de noche, entre los maizales, para no ser vistos por la marina franquista que bombardeaba desde la costa, y, sobre todo, por los aviones nazis, aliados de Franco, que ametrallaban a los refugiados: “Sentíamos los aviones, tiros y la gente chillando. Mi padre intentaba protegernos. Veíamos a mucha gente huyendo”. El corresponsal del diario británico The Manchester Guardian también estaba allí para contar la masacre: “Pronto se convirtió en una sangrienta realidad. El camino se tornó en un infierno bombardeado por los barcos fascistas españoles y los aviones alemanes e italianos. Pronto, el camino quedó cubierto de muerte. Se fueron abandonando enseres y bultos, y cuando la comida empezó a faltar, la marea de refugiados arrasó los campos de caña de azúcar. Los pueblos por los que pasaban se negaban a ayudarlos temerosos de futuras represalias. Muchos de ellos murieron en las cunetas…”. 
 
La familia de Carmen cargó su burro con algunos objetos importantes y huyó de Salobreña ante las amenazas de los franquistas.
"Nos salvó el cuadro de la Virgen que llevábamos en el burro"
 
También nos dejó un testimonio estremecedor el periodista Arthur Koestler del Daily Worker: “El río de refugiados se dirige a una trampa mortal. La carretera está todavía abierta, pero bajo el fuego de los barcos de guerra y de los aviones que ametrallan a los refugiados”. Y el doctor Norman Bethune, que acudió con su ambulancia en ayuda de los fugitivos, anotó en su diario: “Yacían hambrientos en los campos, atenazados, moviéndose solamente para mordisquear alguna hierba. Sedientos, descansando sobre las rocas o vagando temblorosos sin rumbo. Los muertos estaban esparcidos entre los enfermos con los ojos abiertos al Sol”. 
 
"Sentíamos los aviones, tiros y la gente chillando. Mi padre intentaba protegernos", rememora Carmen López Iglesias.

Cuando los refugiados llegaron al río Guadalfeo se enfrentaron a una situación dramática. El río venía muy crecido a causa de las lluvias y, los que intentaron cruzarlo, murieron ahogados en el mar al ser arrastrados por la corriente

Cuando los refugiados llegaron al río Guadalfeo se enfrentaron a una situación dramática. El río venía muy crecido a causa de las lluvias y, los que intentaron cruzarlo, murieron ahogados en el mar al ser arrastrados por la corriente: “Por suerte – dice Carmen – no tuvimos que atravesar el río para ir a Motril, pues nos dirigíamos a Dúrcal donde teníamos familia que nos dio refugio. Mis padres decían siempre que fue el cuadro de la Virgen, que llevábamos en el burro, el que nos había salvado”.
 
Carmen López con su marido Antonio Martínez Maldonado, sobrino de Eufrasio Martinez. Eufrasio era teniente del ejército republicano y murió combatiendo en Albuñol para frenar el avance de las tropas franquistas que perseguían a las víctimas de La Desbanda.

Homenaje a las víctimas de La Desbandá 

Carmen no puede participar en los homenajes que cada año se organizan a las víctimas de la Desbandá por motivos de salud. En cambio, su marido Antonio Martínez Maldonado ha participado varios años y lo recuerda así: “Los actos en homenaje a las víctimas de la Desbandá son un recordatorio muy bonito. He sentido mucha emoción. Parece mentira que Franco murió en 1975 y hemos tenido que esperar más de 40 años para hacer este homenaje. Lamentablemente, los que hicieron la transición quisieron que se olvidara todo, pero hemos conseguido mantener viva la memoria de las víctimas”. 
 
Carmen López no puede participar en  los homenajes a las víctimas de La Desbanda por su delicado estado de salud. Es representada por su marido Antonio Martínez. En la foto Antonio aparece con el autor del reportaje, Paco Vigueras, en el río Guadalfeo, declarado Lugar de Memoria.

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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita. 

En colaboración con  y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

Si no has tenido la oportunidad o quieres volver a leerlos:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen de Paco Vigueras

Periodista, biógrafo de Constantino Ruiz Carnero y portavoz de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación.