La 'Tertulia del jamón de Trevélez' en casa del político Natalio Rivas
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En su piso madrileño reunía, con unas tapas de jamón, a la mayoría de personalidades del primer tercio del siglo XX, incluido el general Francisco Franco
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Este diputado granadino de la época caciquil fue el que mayor número de proyectos consiguió para la Alpujarra y Granada
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Se calcula que hizo más de 100.000 favores, recomendaciones y gestiones a lo largo de su vida, por los que recibió miles de jamones alpujarreños
¿Quién fue Natalio Rivas? Ante todo un alpujarreño nacido en el seno de una familia de tradición liberal. Vio la luz en 1865, en Albuñol. Hijo de Francisco Rivas, de ascendencia italiana, y María Teresa Santiago. Su abuelo fue el primer registrador de la propiedad de Albuñol; su padre, abogado de prestigio de la comarca, ya que por entonces este pueblo contaba con juzgado de lo criminal. Su familia fundó el Partido Liberal de la comarca, alineada con los liberales del general Riego en 1820. Incluso se desplazaron a Granada a presionar para que no ejecutaran a Mariana Pineda en 1831.
El joven Natalio fue enviado a estudiar en los Escolapios de Granada. Después residió en el Colegio Mayor San Bartolomé. Se licenció en 1885 en Derecho y empezó a ejercer como abogado en Albuñol con sólo 21 años. Su familia fundó el periódico comarcal La Alpujarra, de marcado carácter liberal, que Natalio dirigió durante toda su vigencia.
Con 28 fue presidente de la Diputación de Granada y ya era amigo de todo el espectro político. No sabemos si para entonces había puesto en marcha su política de abrir puertas a base de regalar perniles blancos de Trevélez. No obstante, desde las filas conservadoras le miraban de reojo
En 1890 fue nombrado juez municipal, con sólo 25 años. Este nombramiento y las relaciones entabladas en la comarca a través del periódico fueron los pistoletazos de salida de su fulgurante carrera social/política en su Alpujarra. Para 1892 ya fue elegido diputado provincial, aunque en la oposición por estar comandada la Comisión Provincial por los conservadores. Pero sólo un año después, sin saber cómo, consiguió ser elegido presidente de la Diputación. Tenía 28 años y ya era amigo de todo el espectro político. No sabemos si para entonces había puesto en marcha su política de abrir puertas a base de regalar perniles blancos de Trevélez. No obstante, desde las filas conservadoras le miraban de reojo.
Siendo ya presidente de la Diputación contrajo matrimonio con Flora Ruiz, una guapa terrateniente de Baena. Flora le dio cuatro hijos en los cuatro años que estuvo casado con ella, pues falleció en 1897 con sólo veinticuatro años de edad. Natalio volvió a contraer matrimonio a los pocos meses de enviudar, en esta ocasión con su cuñada Concha, que le dio otros tres hijos en su largo matrimonio. Justo al contraer segundas nupcias tomó la decisión de marcharse a Madrid; era evidente que Granada se le quedaba pequeña.
Abogado y metido en política hasta las cejas
Allí abrió bufete de abogado y se metió de lleno en el Partido Liberal, buscando la protección de Sagasta y, posteriormente, de Segismundo Moret y Santiago Alba, sus jefes de filas. Y bien que lo consiguió: en 1900 fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid; en 1901 encabezó la representación del Partido Liberal por el distrito de Órgiva (que repetiría y conseguiría en las siguientes 12 elecciones a Cortes, hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923).
En 1900 fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid; en 1901 encabezó la representación del Partido Liberal por el distrito de Órgiva (que repetiría y conseguiría en las siguientes 12 elecciones a Cortes, hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923)
La vida política del alpujarreño fue muy intensa en los 23 primeros años del siglo XX. Siempre estuvo en la cúpula del Partido Liberal, de manera que no sólo él repitió escaño por el partido de Órgiva, sino que sirvió en bandeja el de Albuñol cuando lo precisaron sus jefes de Madrid: a Segismundo Moret Prendergast lo sacó diputado alpujarreño en las elecciones de 1905, 1907 y 1910. Precisamente siendo diputado por Albuñol, Moret alcanzó la Presidencia del Gobierno en tres ocasiones (1905, 1906 y 1909). A Santiago Alba Bonifaz lo situó de diputado por Albuñol en las elecciones de 1918, 1919 y 1920.
Segismundo Moret posa en el estudio de Benlliure mientras modelaba su busto. Le acompaña Natalio Rivas, gran amigo de los escultores Benlliure y Juan Cristóbal. Corría el año 1912, Moret era diputado por Albuñol, presidente del Congreso de los Diputados y presidente del Partido Liberal. Foto de Mundo Gráfico.
En 1905, Natalio Rivas fue nombrado secretario de Presidencia por Moret, aunque su gobierno sólo duró tres días. A partir de entonces, ocupó varias veces altos cargos en el Gobierno de España: director general de Comercio (1910); subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes (1912-13); varias veces ministro sustituto de Instrucción Pública entre 1912-18; hasta que en 1919, en el gobierno de concentración de Allendesalazar, consiguió la cartera de Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Retrato del gobierno de Allendesalazar, donde aparece Natalio como titular de Instrucción Pública tras jurar ante Alfonso XIII (es el del sombrero de copa de la izquierda).
Retrato oficial como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, en el gobierno de concentración presidido por Allendesalazar (1919), luciendo la Gran Cruz de Isabel la Católica.
Pero llegó el golpe de estado del general Primo de Rivera (1923) y perdió el escaño. Entonces se vio obligado a abandonar la política y dedicarse a su carrera de abogado y asesor de empresas. No volvió a regresar a la política de una manera directa hasta las elecciones de febrero 1936, con la II República; lo hizo en una coalición de centro-derecha por Granada, mezclado con tradicionalistas, cedistas, agrarios, etc. Resultó elegido diputado con el 60% de los votos, pero las elecciones fueron anuladas en la provincia de Granada y el cargo le duró sólo un mes. En la repetición de los comicios esta candidatura no se presentó y todos los puestos fueron para las izquierdas. Ahí acabó su carrera política como diputado en Cortes.
Página de Ideal (febrero de 1936) con la coalición que el centro-derecha granadino presentó a las elecciones. Natalio Rivas aparece en el círculo central. Salió diputado, pero el Congreso anuló las elecciones un mes después y todos los de las fotos se quedaron sin escaños.
Natalio ya no volvería a ocupar un escaño en las Cortes hasta muchos años después, cuando el dictador Franco lo nombró procurador en tres ocasiones, entre 1949 hasta su muerte en 1958.
Desde que salió de la política se dedicó a hacerse un patrimonio considerable con su trabajo de abogado, gestión de empresas rurales suyas y de su mujer (en Martos) y como asesor de la empresa General de Electricidad del Sur. También se dedicó a escribir y a investigar; adquirió más de 6.000 volúmenes para su biblioteca particular
Desde que salió de la política se dedicó a hacerse un patrimonio considerable con su trabajo de abogado, gestión de empresas rurales suyas y de su mujer (en Martos) y como asesor de la empresa General de Electricidad del Sur. También se dedicó a escribir y a investigar; adquirió más de 6.000 volúmenes para su biblioteca particular.
Favores, ayudas y recomendaciones para todo el mundo
Natalio Rivas debió ser amigo del todo el mundo, desde la izquierdas a las derechas, de toreros, escritores, empresarios, médicos, investigadores, militares, periodistas, etc. Se lo permitía por su manera de ser y su personalidad camaleónica. No conocemos exactamente dónde está el origen de la utilización de los jamones de Trevélez como embajadores de buena voluntad, pero seguro que lo haría nada más entrar en política en la Diputación Provincial. Y no sólo eran jamones, también en el repertorio de productos alpujarreños -que recibía por los favores que hacía y también regalaba a quién se los hacía a él- hay que anotar quesos, tripas de lomo embuchado, chorizos, morcones, frutas, pellejos de aceite, toneles de vino, etc.
Cuando ya entró de lleno en política en Madrid, tuvo la ocurrencia de llevar unos detallados diarios en los que anotaba cuidadosamente quién le pedía el favor, para quién era, la gestión que había hecho y el resultado de sus gestiones. Lo que nunca consignó fue la compensación recibida en chacinas o entregada al que iba a conceder la recomendación. Para la elaboración de estos diarios incluso se sirvió de un secretario, que anotaba y clasificaba al detalle todas las cartas recibidas.
Los diarios de favores o recomendaciones de Natalio Rivas están hoy depositados en la Academia de la Historia, de la que fue nombrado académico en 1940. Los ha estudiado y publicado el catedrático de la UGR Juan González Blasco, sin duda una de las personas que más y mejor saben de Natalio Rivas (Natalio Rivas, benefactor de la Alpujarra…, dos tomos voluminosos). El autor calcula que los favores que el político alpujarreño pudo hacer durante su vida podrían superar los cien mil.
En el listado y cartas de favores, recomendaciones, peticiones, gestiones en suma, encontramos a todo tipo de personas de la Alpujarra y de Granada. Pero también hay muchos otros del resto de España. No debió haber jurista, político, ayuntamiento, sacerdote, profesor, empresario, institución… granadinos que no recurrieran en algún momento a Don Natalio para que les sacara de algún problema, aligerase una gestión complicada o consiguiera algo del gobierno de Madrid. Recibió peticiones durante su etapa política activa (1901-23) así como el resto de su vida. Conocía a todo el mundo que mandaba en Madrid; las mañanas solía dedicarlas a visitar oficinas y personas en ministerios, mientras que por las tardes recibía a gente en su casa madrileña, escribía cartas y contestaba con el resultado de las gestiones.
Cuando ya entró de lleno en política en Madrid, tuvo la ocurrencia de llevar unos detallados diarios en los que anotaba cuidadosamente quién le pedía el favor, para quién era, la gestión que había hecho y el resultado de sus gestiones. Lo que nunca consignó fue la compensación recibida en chacinas o entregada al que iba a conceder la recomendación
En el enorme listado de favores y recomendaciones figuran desde el primer al último español: desde el rey Alfonso XIII (en muchas ocasiones), al presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora, hasta el más humilde labrador alpujarreño pidiéndole el favor para un hijo soldado. Incluso medió como casamentero. En esos libros –que entregó a la Academia para su publicación- se contiene la esencia de lo que él entendió debía ser su trabajo de diputado: ayudar a la gente. No se trataba de un mero apunte de los favores prestados pensando en obtener un posterior pago, sino el resultado de sus gestiones como político electo. Don Natalio pensaba que debía responder de aquella manera a la confianza que los granadinos depositaban al elegirle diputado.
En sus relaciones de favores está media Granada de su época. Pero incluso los poderosos figuran en sus fichas: Ramón y Cajal, Julián Besteiro, el dramaturgo Carlos Arniches (La señorita de Trevélez); hasta el mismísimo Francisco Franco, cuando era coronel le solicitó su mediación para trasladar a Orense a un ingeniero amigo suyo. Atendía a todos por igual. Podríamos decir que todo el mundo le debía algún favor.
Natalio, sentado en el centro, en una reunión con su grupo de caciques alpujarreños. De aquellas reuniones son famosas sus frases: “Bárbaros de Pitres, qué queréis. Tener puerto de mar –respondieron-. Pues lo tenéis concedido”. O: “Don Natalio, colócanos a tóos”.
Natalio Rivas tuvo siempre su domicilio en Madrid a partir de 1897. No obstante, sabía perfectamente que su fuerza radicaba en la gente que le apoyaba en la Alpujarra y seguía votándole en todas las elecciones; por eso mantuvo siempre una muy estrecha relación con su tierra. Viajaba muy a menudo a Granada para renovar adhesiones y amistades. Existía por aquellos tiempos dos tipos de cacique: Don Natalio y todos los demás; los segundos se consideraban dueños y señores de su territorio (al estilo casi medieval). Pero el absentismo de nuestro personaje precisaba de jefes y jefecillos locales que le mantuvieran controlada y fiel a la gente alpujarreña; precisamente estos jefes locales, con su comportamiento, actitud y abusos fueron quienes acabaron dándole mala fama. La práctica del poder político en Madrid y su posterior red de influencias nunca le hicieron excesivamente rico; a lo sumo, la persona que más trabajo les daba a transportistas y correos. Se decía en Madrid que su casa y la del Conde de Romanones competían a diario por ser las que más regalos recibían desde toda España. En una sola semana de los años veinte se cuenta la anécdota de que recibió más de cien jamones en su domicilio.
Jamón para merendar en la Tertulia de Don Natalio
No se sabe exactamente por qué fecha (pero debió ser posterior a 1916 en que inauguraron la casa) Natalio Rivas abrió su tertulia en su piso de la calle Velázquez, número 19, bajo izquierda. Uno o dos días por semana invitaba a sus conocidos a charlar sobre asuntos de actualidad, sobre todo de política. Ya he avanzado que por allí pasó toda persona que era alguien en el Madrid del primer tercio de siglo, desde uno al otro extremo del arco parlamentario. Literatos, políticos, obispos, periodistas, empresarios, etc.
Casa de la calle Velázquez de Madrid donde tenía lugar la famosa tertulia de Natalio Rivas (Número 19, bajo izquierda).
Era aplaudido el buen recibimiento que se tenía en aquella casa, siempre con abundantes vinos alpujarreños y tapas de jamón de Trevélez. Es, sin lugar a dudas, achacable a Natalio Rivas la fama que adquirió el jamón alpujarreño de cerdo blanco en todo Madrid; fue el mejor director de márketing para los perniles alpujarreños. Quizás fuese gracias a los jamones que enviaba al Palacio de Oriente el hecho de que la Casa Real decidiera adoptar a Trevélez como proveedor de jamones para todos los Borbones.
Era aplaudido el buen recibimiento que se tenía en aquella casa, siempre con abundantes vinos alpujarreños y tapas de jamón de Trevélez. Es, sin lugar a dudas, achacable a Natalio Rivas la fama que adquirió el jamón alpujarreño de cerdo blanco en todo Madrid; fue el mejor director de márketing para los perniles alpujarreños
El papel de anfitriones de Natalio y Concha se reforzó precisamente a partir de 1923 en que fue obligado a abandonar la política. En cierto modo, su tertulia del jamón fue un refugio para conspiradores contra la dictablanda de Primo de Rivera. Allí solía acudir Francisco Franco cuando fijó su residencia en Madrid, recién nombrado general con sólo 33 años; y Millán-Astray, coronel ya manco tras haber fundado la Legión. Franco era casi vecino, había alquilado un piso en el número 28 de la Castellana. En la misma manzana donde también estaba la redacción de ABC. El joven general dejaba hacer a los cuarteles bajo su mando, tenía mucho tiempo libre y decidió desarrollar una intensa vida social. Corría el año 1926 cuando aceptó participar como actor en la película muda La Malcasada; dos escenas de la cinta fueron filmadas en la casa de Natalio Rivas, una en el comedor y otra en la biblioteca. Allí aparecen Franco y Millán-Astray como actores, uno vestido de paisano y el otro de coronel, mezclados con la familia del alpujarreño (En la copia de autor original se pueden ver las dos escenas, a partir del minuto 118
'La malcasada (montaje del director)' (1926, España), Francisco Gómez Hidalgo.
Natalio Rivas (centro) flanqueado por Franco y Sanjurjo, con un grupo de legionarios en Ceuta (1921). Franco entonces era comandante, lugarteniente de Millán-Astray.
La amistad de Natalio Rivas con los dos militares le venía desde 1921, cuando viajó a África a conocer la Legión acompañando al ministro Vicente de Piniés. Se hizo una fotografía entre Franco y José Sanjurjo (entonces ambos eran comandantes). La relación debió continuar en los periodos en que Franco estuvo destinado en Madrid; cuentan que Natalio recomendó a Franco que se metiera en política, pues mostraba grandes aptitudes para ello. Franco lo habría descartado aduciendo que lo suyo no era la política (sic). El historiador Paul Preston describe del siguiente modo las relaciones entre el viejo político alpujarreño con el futuro Generalísimo: “Mientras estaba en Madrid (Franco) adquirió pasión por el cine y fue miembro de la tertulia del político y escritor Natalio Rivas, miembro del Partido Liberal. Por invitación de Rivas apareció junto con Millán-Astray en una película titulada La Malcasada, realizada por el director Gómez Hidalgo en la casa de Rivas. El pequeño papel de Franco era el de un oficial del Ejército recién llegado de las guerras africanas”.
Está acreditado es que Indalecio Prieto y Franco se conocieron en la tertulia del jamón de Don Natalio, tiempo antes de que fuese proclamada la II República. Aquellas relaciones con ambos futuros mandatarios del Estado le resultarían muy útiles al anfitrión en los difíciles tiempos de la guerra civil
En casa de Natalio conoció a una de sus hijas, todavía soltera. El escritor granadino José Fernández Castro aseguró que Franco estuvo tonteando con ella (El País, 27 de noviembre de 1982); no sé el grado de certeza de esta aseveración, pero es poco probable porque Franco era novio de Carmen Polo desde 1920 y cuando se rodó La Malcasada ya habían contraído matrimonio en Oviedo. Pero cabe la posibilidad de que le gustase la muchacha.
Lo que sí está acreditado es que Indalecio Prieto y Franco se conocieron en la tertulia del jamón de Don Natalio, tiempo antes de que fuese proclamada la II República. Aquellas relaciones con ambos futuros mandatarios del Estado le resultarían muy útiles al anfitrión en los difíciles tiempos de la guerra civil (1936); Natalio había salido diputado del centro-derecha en las elecciones de febrero del 36, luego anuladas. El alzamiento del 18 de julio le incluyó en la lista que manejaban los milicianos de izquierdas en el incontrolado Madrid de los primeros meses de guerra civil.
Los periódicos de Granada intoxicaron con la noticia de que Natalio había sido asesinado por los rojos en Madrid (25 de agosto de 1936); poco después, el presidente socialista del Gobierno le facilitó un salvoconducto para ponerse a salvo en Francia.
La prensa de la zona nacional publicó que Natalio Rivas había sido asesinado; él y su familia se veían amenazados de muerte. Por eso recurrió a sus buenas relaciones con Indalecio Prieto, otrora miembro de su tertulia y después ministro de Marina y Aire en el gobierno de Largo Caballero (septiembre de 1936). El ministro socialista consiguió un salvoconducto para la familia de Natalio Rivas, firmado por el presidente del Gobierno, que les permitió viajar a Biárriz. Salvaron la vida gracias las buenas relaciones entabladas en torno al jamón de Trevélez.
El ministro socialista consiguió un salvoconducto para la familia de Natalio Rivas, firmado por el presidente del Gobierno, que les permitió viajar a Biárriz. Salvaron la vida gracias las buenas relaciones entabladas en torno al jamón de Trevélez
Al final de la guerra, cuando ya vislumbraba el triunfo de Franco, Natalio envió a Burgos a su esposa Concha a entrevistarse con el general. El viejo político (ya rebasaba ampliamente los 70 años) no debía fiarse mucho del Generalísimo. Concha le ofreció a su marido como colaborador y consejero del nuevo régimen dictatorial. Pero a Franco le preocupaban y ocupaban antes otras muchas cosas, ni se acordó de Don Natalio. No obstante, una vez asentado en el Pardo, Carmen Polo llamó a sus antiguos anfitriones de la tertulia del jamón de Trevélez para invitarlos a comer en el palacio. Poco a poco fueron renovando relaciones olvidadas, hasta el punto de que el dictador contaba con Natalio Rivas como consejero. En 1949 le nombró procurador en Cortes, cosa que repitió en otras dos ocasiones. Natalio Rivas murió en casa de una hija, en el Paseo de Recoletos frente al Café Gijón, cuando todavía ocupaba un sillón de procurador en la Carrera de San Jerónimo. Tenía 92 años, se fue el 16 de enero de 1958.
Grandes beneficios para Granada
Ya he avanzado la inmensa lista de favores y recomendaciones que practicó con su tierra –de la que jamás se olvidó- durante su larga existencia, cuantificados en más de 100.000 por su biógrafo. Cuando se investiga la Historia de Granada, especialmente referida al primer tercio del siglo XX, es raro no toparse irremediablemente con el nombre de Natalio Rivas Santiago.
Comenzó por mejorar las carreteras de la Alpujarra y creó el sistema de escuelas rurales de la comarca. En enero de 1917 se trajo a tierras alpujarreñas al rey Alfonso XIII y al Conde de Romanones para que comprendiesen el atraso en que estaba sumida la población. Como ministro de Instrucción Pública, construyó (1919) la nueva Escuela de Artes y Oficios de Granada, todavía en la misma calle Gracia; apuntaló el Centro Artístico; puso en marcha un plan de formación para la mujer. Inició el traslado de la nueva Facultad de Farmacia a la calle San Jerónimo; se preocupó por acabar la construcción del Instituto Provincial (actual IES Padre Suárez, cuyas obras llevaban atascadas varios años); impulsó la construcción de la carretera que sube a Sierra Nevada; consiguió los terrenos en los que sería construida la Facultad de Medicina y el Hospital Clínico.
Casa de Castril tal como estaba en 1917 en que la adquirió Natalio Rivas para museos.
1912. Juan Cristóbal (izda.), protegido de Natalio Rivas, modela su busto durante uno de sus viajes a Granada. Foto de Martínez Riobóo.
Busto que guarda la Facultad de Farmacia, con autoría atribuida a Benlliure, también de 1912 (Parece el mismo de la foto anterior, hecho por el discípulo de Benlliure, Juan Cristóbal).
Hizo exactamente lo que le correspondía como político representante de la tierra que lo votaba como diputado. Pero después de 1923, a pesar de no ostentar cargo público, continuó aprovechando sus contactos y conocimientos para conseguir proyectos y fondos destinados a su Granada
En el terreno de las Bellas Artes, consiguió dinero para reparar el Monasterio de San Jerónimo, que llevaba más de un siglo siendo cuartel militar y objeto de expolio; echó una mano en sacar adelante el proyecto de tranvía a Sierra Nevada, promovido por su amigo el Duque de San Pedro de Galatino; compró la Casa de Castril a la viuda de Leopoldo Eguilaz Yanguas con destino a albergar los museos (todavía sigue siendo sede el Museo Arqueológico); hizo lo mismo para conseguir la propiedad pública del Bañuelo; también echó una mano al Conservatorio de Música; desatascó la traída del cadáver de Ángel Ganivet y pagó buena parte del monumento instalado en la subida a la Alhambra; gestionó los permisos necesarios para construir la actual Plaza de Toros, etc., etc.
Hizo exactamente lo que le correspondía como político representante de la tierra que lo votaba como diputado. Pero después de 1923, a pesar de no ostentar cargo público, continuó aprovechando sus contactos y conocimientos para conseguir proyectos y fondos destinados a su Granada.
Está claro que en aquellos tiempos se practicaba una política más personalista que ahora. Pero si Granada hubiese tenido media docena de diputados como Natalio Rivas, con su tesón y dedicación, algo más se habría obtenido. Con todas sus acciones queda claro que no practicó una política pancista o pesebrista, tan al uso hoy día. Y si recibió miles de jamones y pellejos de vino en agradecimiento, mejor para él. A mí no me importaría regalar el mejor jamón de Trevélez al político actual que sea capaz de aligerar (en condiciones) el eterno proyecto del AVE. ¿Estaría hoy empantanada esta obra si viviera Don Natalio?
La Tertulia Natalio Rivas hoy
Nuestro protagonista fue más reconocido en Madrid que en su propia tierra. Allí nunca se le calificó de cacique. Fue miembro de la Real Academia de la Historia durante los últimos dieciocho años de su vida; se dedicó a escribir bastantes libros, sobre todo de personajes andaluces y de toreo, al que era muy aficionado. También ocupó la presidencia del Casino de Madrid.
Natalio Rivas fue más reconocido en Madrid que en su propia tierra. Allí nunca se le calificó de cacique. Fue miembro de la Real Academia de la Historia durante los últimos dieciocho años de su vida; se dedicó a escribir bastantes libros, sobre todo de personajes andaluces y de toreo, al que era muy aficionado. También ocupó la presidencia del Casino de Madrid
Esta institución cultural y recreativa de Madrid recuperó el nombre de Natalio Rivas para llamar así a la tertulia semanal de los jueves. Fue precisamente otro alpujarreño, el jurista Andrés Valverde Sánchez, quien la puso en marcha hace unos años y continúa dirigiéndola en la Sala Torito. En cierto modo (ya sin jamón de Trevélez y vino de la Contraviesa de por medio) se trata del homenaje a un político que dejó recuerdo indeleble de la época que le tocó vivir.
En la Alpujarra es un personaje muy conocido, recordado y respetado, especialmente por el sector de productores del jamón. En Granada capital una pequeña calle tras el IES Padre Suárez lleva su nombre.
Momento de una de las tertulias semanales “Natalio Rivas”, en el Casino de Madrid.