Artículo de opinión por Agustín Martínez

'Jóvenes contra pensionistas: un falso dilema que aviva la fractura social'

Política - Agustín Martínez - Jueves, 14 de Agosto de 2025
Un artículo con la firma de Agustín Martínez, que no puedes dejar de leer. Imprescindible, por su forma y contenido.
Imagen de archivo de una concentración por unas pensiones dignas.
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Imagen de archivo de una concentración por unas pensiones dignas.

Nunca lo hubiéramos imaginado, pero a día de hoy, gran parte del debate en redes y medios tiende a configurar un falso y gravísimo conflicto de clases, casi de final abierto: los jóvenes mal pagados -con unas perspectivas vitales reducidas al alquiler, sueldos ínfimos y vivienda inasequible- frente a sus abuelos jubilados a quienes se les señala como responsables de su crisis. Este relato no solo es simplista, sino enormemente preocupante porque promueve la división y el conflicto en lugar de la solidaridad intergeneracional.

Es cierto que la situación de la juventud española es crítica. A finales del año pasado, solo el 15,2% de los jóvenes entre 16 y 29 años se había emancipado, la cifra más baja desde 2006 . Además, tienen que destinar más del 90% de sus ingresos al alquiler, cuando el umbral recomendado es del 30% . La emancipación juvenil es prácticamente un imposible: comprar una vivienda exige ahorrar durante años, los más afortunados comparten piso por necesidad y su capacidad de ahorro es mínima .

Por otro lado, los mayores acceden a sus pensiones gracias a un sistema público que está siendo vaciado por las reformas laborales y fiscales que han perjudicado sobre todo a los más jóvenes. No es que las pensiones sean la causa, sino que el sistema que sosteníamos ya no garantiza ni equilibrio ni justicia: con salarios ridículos, precariedad laboral y precios desorbitados de la vivienda, los jóvenes tienen menos capacidad contributiva y miran su futuro con un justificado temor. Mientras tanto, los mayores han visto crecer sus rentas en las últimas dos décadas, lo que aumenta la desigualdad entre generaciones.

No me negarán que huir a un paraíso fiscal para evitar impuestos y luego señalar a los jubilados como responsables sociales de todos los males de la juventud, genera una contradicción brutal que solo busca traficar con sentimientos y resentimientos

Al hilo de esta tensión, han aflorado discursos incendiarios y rotundamente falsos que apuntan a los pensionistas como los causantes de los males de los jóvenes. Lo peor es que estas narrativas son amplificadas por esos denominados “influencers” que han encontrado en el exilio fiscal -por ejemplo, en Andorra- una forma de polariizar y a a hacer suyos esos discursos absolutamente faltos de rigor, pero con todos los ingredientes demagógicos para ser abrazados por quienes ven que su horizonte vital es cada dia más complicado. No me negarán que huir a un paraíso fiscal para evitar impuestos y luego señalar a los jubilados como responsables sociales de todos los males de la juventud, genera una contradicción brutal que solo busca traficar con sentimientos y resentimientos.

En lugar de apostar por la cooperación, por entender que ambos grupos -jóvenes y pensionistas- están siendo afectados por un sistema que falla a ambos, se fomenta la hostilidad

Esta polarización es particularmente grave porque deteriora el tejido social. En lugar de apostar por la cooperación, por entender que ambos grupos -jóvenes y pensionistas- están siendo afectados por un sistema que falla a ambos, se fomenta la hostilidad. Y todo ello mientras hay datos preocupantes que nadie parece tener ganas de abordar con empatía: el 41 % de los jóvenes vive en riesgo de pobreza o exclusión social ; y las reformas de pensiones, aunque intentan consolidar el sistema, profundizan la sensación de que se transfiere riqueza de jóvenes a mayores sin solución estructural .

Este choque generacional tiene enormes consecuencias. El joven que no se emancipa, que comparte piso, que no puede ahorrar, no construye futuro, ni privado ni público. No contribuye, no gasta y no invierte en proyectos vitales. Se fragilizan las capacidades colectivas de sostenibilidad del sistema: vivienda, empleo, bienestar. Mientras tanto, se culpa a quienes viven de una pensión por haber trabajado -y cotizado- toda una vida. Eso no solo es injusto, es cínico y sobre todo muy peligroso.

Debemos exigir un cambio de enfoque: basta de fabricar enemigos. Los retos estructurales requieren reformas valientes: exigencia de salarios dignos para nuestros jóvenes, inversión real en vivienda pública, políticas activas de empleo juvenil, cambios fiscales que no descarguen todo el peso sobre las nuevas generaciones. Invertir en los jóvenes no es debilitar a los mayores, sino fortalecer el presente y futuro de todos, pero garantizar la dignidad de las pensiones de nuestros abuelos tampoco es un ataque al presente y futuro de los jóvenes.

No dejemos que el ruido de youtubers exiliados y evasores fiscales o periodistas oportunistas nos distraiga del problema real: un modelo social en ruinas que precisa una reconstrucción solidaria, no una guerra entre nietos y yayos. Reconstruir puentes entre generaciones es la única estrategia sostenible. Tenemos que elegir: dividirnos y destrozarnos o avanzar juntos y garantizar el futuro para todos.

Agustín Martínez.