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artículo de martin blanco

'De la excelencia al caos: cómo el PP convirtió un programa ejemplar de cribado de cáncer de mama en un fallo sistémico'

Política - Martín Blanco - Miércoles, 8 de Octubre de 2025
Un artículo de Martín Blanco quien, desde su profundo conocimiento, analiza los fallos en el sistema de cribado del cáncer de mama provocados por el Gobierno de Juan Manuel Moreno, detecta las razones y propone soluciones. Imprescindible.
Una mujer se somete a una mamografía.
Junta de Andalucía.
Una mujer se somete a una mamografía.
Donde hubo prevención hoy hay negligencia institucional

Durante más de dos décadas, Andalucía fue un referente en la detección precoz del cáncer de mama. El programa de cribado —puesto en marcha en 1995 y extendido progresivamente hasta alcanzar la cobertura total en 2004—, con un sistema informático gestionado con rigor técnico por la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) hasta 2023, combinaba ciencia, estructura organizativa y proximidad asistencial. Gracias a ello, permitió detectar tumores en fases iniciales, organizar seguimientos eficaces y afianzar la confianza ciudadana en el sistema público de salud, contribuyendo a salvar miles de vidas.

Lo que se ha roto es la gestión: la trama humana que aseguraba que el resultado dudoso se transformara en una llamada, una cita, una prueba adicional, una decisión clínica a tiempo, una vida salvada

Hoy, ese mismo programa se ha convertido en un escándalo sanitario: al menos

2.000 mujeres - ¿la punta del iceberg? - no fueron informadas de que sus mamografías resultaron no concluyentes. Algunas pasaron más de un año sin saberlo. Donde cada día cuenta, el silencio administrativo fue una condena a la incertidumbre. La Fiscalía investiga; las asociaciones de pacientes hablan de negligencia. El orgullo se ha tornado en indignación.

En este escenario, el discurso oficial ha ido mudando de piel como quien cambia de abrigo cuando arrecia el frío. Primero fueron los radiólogos: se sugirió que no comunicaron bien. Después, un genérico “fallo de comunicación”. Ahora, el culpable es un sistema informático que “no activó las alertas”. La coartada tecnológica sirve para desplazar la mirada, pero no para curar la herida. Ni los radiólogos dejaron de leer, ni los ordenadores se rebelan solos. Lo que se ha roto es la gestión: la trama humana que aseguraba que el resultado dudoso se transformara en una llamada, una cita, una prueba adicional, una decisión clínica a tiempo, una vida salvada.

Cuando la automatización falló, faltó la red. Y se cayó quien no debía caerse: la mujer que esperaba una respuesta

Hasta hace poco, ese tejido organizativo existía. En distritos y hospitales había equipos que supervisaban resultados, coordinaban seguimientos, analizaban casos y daban la voz de alarma. Ese tejido —hecho de protocolos, pero también de profesionales con nombre y responsabilidad— fue eliminado o vaciado de funciones. Se dejó al programa en manos de un circuito automatizado sin contrapesos, como si bastara con confiar la vida a un algoritmo y a su buena fortuna. Cuando la automatización falló, faltó la red. Y se cayó quien no debía caerse: la mujer que esperaba una respuesta.

Hasta 2022, la EASP desarrollaba, evaluaba y actualizaba el programa, aportando método, ciencia y coherencia entre niveles asistenciales. Prescindir de ese soporte fue el primer síntoma de una enfermedad de gestión

Hay un hito que conviene no perder de vista. Hasta 2022, la EASP desarrollaba, evaluaba y actualizaba el programa, aportando método, ciencia y coherencia entre niveles asistenciales. Prescindir de ese soporte fue el primer síntoma de una enfermedad de gestión: menos evaluación, menos coordinación, menos capacidad de reacción. A partir de ahí, el deterioro se aceleró. La decisión política tuvo consecuencias sanitarias; el andamiaje que daba solidez al sistema público quedó tocado.

De fallos puntuales hemos pasado a un fallo sistémico inducido

Entretanto, la maquinaria de propaganda institucional pretende reescribir la historia. Se ha difundido que los problemas de coordinación se arrastran desde 2012, como si el presente fuera mera inercia del pasado. Sin embargo, los materiales formativos de la EASP de 2022 describen un programa vivo: sistema de información específico, doble lectura independiente, citación personalizada y objetivos de calidad alineados con las guías europeas. No era un cascarón vacío: funcionaba, se medía, tenía reglas y controles. Lo que se ha desplomado no es el diseño de 1995 ni un supuesto vacío de 2012, sino la arquitectura de gestión que el actual Gobierno decidió adelgazar hasta la fragilidad. De fallos puntuales hemos pasado a un fallo sistémico inducido.

A esa cadena de excusas se añade un argumento tan cínico como peligroso: que no se avisó a las mujeres de los resultados “no concluyentes” para “evitarles ansiedad”. ¿Ansiedad? Ansiedad es precisamente vivir en la incertidumbre, ignorar que una prueba debe repetirse, quedar atrapada en una duda silenciosa mientras el tiempo corre en contra

No hablamos de un vacío documental: el PAI: Cáncer de mama. Detección precoz (2005), firmado por profesionales del SSPA, sigue siendo el texto que ordena el circuito. Sería útil que la Sra. consejera y la dirección del SAS lo leyeran de nuevo, antes de convertir en “inespecífico” lo que el propio sistema dejó escrito con precisión.

A esa cadena de excusas se añade un argumento tan cínico como peligroso: que no se avisó a las mujeres de los resultados “no concluyentes” para “evitarles ansiedad”. ¿Ansiedad? Ansiedad es precisamente vivir en la incertidumbre, ignorar que una prueba debe repetirse, quedar atrapada en una duda silenciosa mientras el tiempo corre en contra. El paternalismo mal entendido no puede sustituir al derecho a la información: aquí no se dirime un estado de ánimo, se dirime la vida. Decidir por las mujeres qué pueden o no saber sobre su salud es un retroceso inaceptable que quiebra la confianza en el sistema sanitario.

El daño no es solo clínico, es moral y cívico, ¿qué pretende un sistema que te invita a cuidarte y luego te deja esperando la llamada que no llega?

Insistir en el “fallo informático” o en la excusa de la “ansiedad” es negarse a nombrar lo esencial. No hubo alertas redundantes ni controles cruzados; no hay responsables identificados ni auditorías externas a la vista; no existen plazos claros para revisar todo lo pendiente y comunicar caso a caso. El daño no es solo clínico, es moral y cívico, ¿qué pretende un sistema que te invita a cuidarte y luego te deja esperando la llamada que no llega?

No se trata de un debate técnico, sino de una ética de la responsabilidad: a qué le damos valor cuando el tiempo apremia y la vida está en juego.

Andalucía no necesita excusas tecnológicas ni paternalismos caducos, sino una rectificación política. Hay que recomponer los equipos de gestión clínica y de seguimiento en distritos y hospitales; abrir una auditoría independiente que mida el alcance del fallo y el estado real del programa; fijar un calendario público y verificable para revisar las mamografías afectadas y comunicar personalmente a cada mujer; y devolver a la EASP su papel en la planificación, y actualización y, por qué no, evaluación del cribado. No se trata de un debate técnico, sino de una ética de la responsabilidad: a qué le damos valor cuando el tiempo apremia y la vida está en juego.

El Partido Popular ha pretendido que el problema fuese de radiólogos primero y de ordenadores después y, por qué no, y, ahora, de una supuesta “excesiva sensibilidad de las mujeres”. No lo es. El problema es de gobierno: de haber convertido un proceso que funcionaba en un problema sistémico. Y eso, en salud pública, nunca es un accidente; siempre es una decisión.
En su dilatada experiencia en gestión de la sanidad pública en Andalucía, Martín Blanco -(Lugo, 1958) es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela y máster en Gestión Sanitaria por la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales y la Fundación Rey Alfonso XIII- ha sido director Económico Administrativo y de Servicios Generales del Hospital Universitario Virgen de las Nieves (1992-2010); gerente de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) (2010-2012); director general de Profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS) (2013-2015); secretario general de Planificación y Evaluación Económica de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales (2015-2017); Viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía (2015-2017) y Director general del Parque Científico y Tecnológico Cartuja, S.A. (2017- 2019).