La hora de la gente
Tras las elecciones municipales, cuando el PP perdió estrepitosamente su mayoría absoluta en la capital, su entonces portavoz municipal, Juan García Montero, en el pleno que les permitió en ese momento mantener la Alcaldía, dijo que su partido había entendido el aviso de la ciudadanía y que se proponían recomponer esa confianza quebrada, recuperando el diálogo imprescindible en el nuevo escenario municipal.
Esa desconexión con la calle, con los colectivos ciudadanos que durante años encontraron el muro de las mayorías absolutas, es uno de los reproches que reiteradamente se han lanzado contra el PP y uno de los principales retos que debe afrontar el nuevo gobierno.
Durante su etapa en la oposición, cada semana, los barrios de la capital granadina recibieron la visita del ahora alcalde, el socialista Francisco Cuenca y los concejales que integran su equipo. Una visita periódica para denunciar problemas, reclamar soluciones y respaldar las reivindicaciones vecinales. Una acción, por cierto que también repetía el anterior gobierno del PP, en su caso para incidir en las mejoras o poner el foco en las reivindicaciones a otras instituciones, y a la que también se apuntaron, a su llegada al Consistorio, grupos como Ciudadanos.
En esas visitas, acompañando a los vecinos en sus reivindicaciones, siendo el canal para que estas llegaran al salón de plenos en forma de mociones o declaraciones institucionales, se ha establecido un cauce que ahora deberá mantenerse.
El soterramiento del AVE y la conexión ferroviaria: no hay dudas de que en esta nueva etapa, el gobierno local tiene que liderar la voz ante Fomento.
En el transporte público: no solo la cuestionada Línea de Alta Capacidad, por desconectar a los barrios, también la subida del precio del billete del autobús o los intercambiadores de Rector Marín Ocete y Violón.
El cierre del botellódromo: pendiente de decidir la fecha definitiva para su clausura.
Respuesta a los vecinos de la Azulejera: reclaman la devolución de las fianzas por las VPO que nunca se llegaron a construir. Tras el ninguneo del anterior gobierno, llevaron su problema a la Fiscalía.
La cesión de la Casa Ágreda: también en la Fiscalía, la operación está cerrada. Pero el pleno se comprometió a tratar de revetir la cesión acordada por el PP a una ONG internacional.
Cortes de luz en la zona Norte: no tiene competencias el Ayuntamiento, pero debe liderar la exigencia de soluciones.
Escuelas Infantiles Municipales: el compromiso ya está por escrito. Figura hasta el PP.
Cuenca, cuando era portavoz del PSOE, con vecinos de Hipercor entregando firmas en el Registro. psoe
Responder a las expectativas creadas cuando se asumieron las reivindicaciones ciudadanas y hacerlo con el respaldo del resto de grupos que permiten la mayoría -teniendo en cuenta que Ciudadanos ya advirtió de que en su intención no está dar un vuelco a las políticas- no será fácil.
"Cada uno de nosotros y nosotras deberá entender que toca ceder a favor de Granada", proclamó Cuenca en su investidura tras recordar que ninguno de los grupos con representación en el Ayuntamiento cuenta con mayoría para imponer sus prioridades y, por tanto, será necesario el diálogo y el consenso.
Más participación
Al margen de dar respuesta a las reivindicaciones, la conexión con la ciudadanía habrá de recuperarse con una mayor participación. En eso coinciden los grupos que han facilitado el cambio de gobierno. De hecho, una de las prioridades que han reclamado los grupos es una participación "real y efectiva", como ha destacado el portavoz de IU, Francisco Puentedura.
Cada vez más, la ciudadanía reclama más protagonismo en la toma de decisiones y las formaciones con representación en el Ayuntamiento son conscientes de ello.
A la participación se han aproximado todos los grupos mientras trabajaban en la remodelación del Reglamento Orgánico Municipal (ROM). Entre las propuestas del PSOE se llegó a plantear la figura del 'concejal 28', en una iniciativa similar a la planteada en su día en el Parlamento de Andalucía con el 'escaño 110', que establece la manera de participar y plantear iniciativas a colectivos -y en el caso andaluz también a formaciones sin representación-. Desde Izquierda Unida y Vamos Granada abogan reiteradamente por esa participación y también por dar voz en los plenos a los vecinos. Y en el caso de Ciudadanos, la formación presume de haber puesto en marcha el Observatorio de la Movilidad, al que definió como el mayor proceso de participación celebrado en el Ayuntamiento, o la comisión para estudiar la alternativa al botellódromo.
Hay por tanto coincidencia y margen para trabajar y materializarlo. No solo en los plenos o en las juntas de distrito, también con otras iniciativas a las que ya se han aproximado otros ayuntamientos, como los presupuestos participativos. En grandes ciudades como Madrid, el gobierno local ya lo ha ensayado reservando una partida para inversiones cuyo destino final corresponde decidir a los vecinos. En una primera fase recogiendo propuestas por distritos y, una vez planteadas las ideas, votándolas.
Transparencia
Recuperar la confianza de la ciudadanía requiere además de un ejercicio extremo de transparencia. No solo por el impacto provocado tras la Operación Nazarí, y las sospechas y sombras sobre el funcionamiento del Consistorio que han suscitado, también porque el nivel de exigencia ciudadana ha aumentado.
En qué y cómo se gasta el dinero público y, con la misma importancia, en qué y cómo se utiliza el voto depositado en las urnas.
Hay un portal de transparencia, una oficina y una ordenanza ya en funcionamiento, impulsados por el anterior gobierno. Son un buen canal. Pero la transparencia va más allá de colgar en una web información económica o de bienes de los corporativos; incluso el seguimiento de las mociones. Si las decisiones que se toman desde el gobierno local y sus políticas no están guiadas por esa transparencia, se dará la espalda de nuevo a los granadinos.