Cuenta atrás para que Luis Salvador deje la Alcaldía de Granada
Granada encara la tercera semana de un gobierno con dos concejales, de los 27 de la corporación municipal, una situación que se debe solucionar con urgencia, sin excusas y sin bloqueos. Y con autocrítica, la que hasta ahora no han hecho los partidos -con sus concejales- que la han provocado. PP, Vox y Ciudadanos avalaron con sus votos la Alcaldía para la formación naranja y son ahora corresponsables de la huida hacia delante de Luis Salvador.
La derecha sigue consintiendo que el bipartito que avaló para Granada se haya convertido en un biconcejalato, que cumple ya 12 días y camina hacia el verano mientras la ciudad sigue sin saber cómo afrontará la gran crisis, no la política, sino la social y económica derivada de la pandemia
Bien servirían ahora estas palabras: “Yo creo que hay que tener altura de miras, pensar en los granadinos y no estar en un debate permanente sobre aspectos de sillas y sillones”. Las pronunció Fran Hervías en la Cope cuando aún tenía mando en Ciudadanos y se las dedicaba al PP, cuando Sebastián Pérez comenzó la batalla interna que ha acabado dinamitando el gobierno de la capital granadina y dejando en evidencia a los partidos de las derechas que lo sustentaron.
Pero es la batalla de los sillones la que, de momento, mueve al bloque de la derecha. Porque el PP insiste en reclamar, con sus seis concejales -el séptimo lo ha perdido por el camino, al pasar Pérez a los no adscritos-, la Alcaldía. Esgrime que fue el partido más votado del centroderecha.
La situación a este lado del tablero político pasa por que se pongan de acuerdo Ciudadanos y PP, con sus tránsfugas -ahí entran también Sebastián Pérez. Y los antiguos naranjas, Manuel Olivares y Lucía Garrido -, y la ultraderecha de Vox.
Es posible. Aunque parezca complicado, hay otras ciudades que están atravesando una situación parecida. En Ourense, un pacto propiciado por el PP para conservar la Diputación, saltó por los aires
Es posible. Aunque parezca complicado, hay otras ciudades que están atravesando una situación parecida. En Ourense, un pacto propiciado por el PP para conservar la Diputación, saltó por los aires. Los populares abandonaron el gobierno, dejaron al alcalde -de un partido local- gobernando con sólo dos concejales, pero ahora retoman conversaciones para ver la manera de regresar al mando y seguir cerrando el paso al PSOE, que fue la lista más votada, sin mayoría. Todo es posible. Hasta que los populares coqueteen de nuevo con Sebastián Pérez y cedan a sus pretensiones. De hecho, en el PP ya han comenzado a abrir la posibilidad de que Luis González no sea el elegido para ser alcalde si eso facilita el acuerdo.
En el PP ya han comenzado a abrir la posibilidad de que Luis González no sea el elegido para ser alcalde si eso facilita el acuerdo
Y que Luis Salvador, como ha hecho, ofrezca a Unidas Podemos que forme parte de la Junta de Gobierno Local. Fue uno de los escenarios que planteó a la coalición, a la que tantas veces se han dirigido desde Ciudadanos y PP en el salón de plenos del Ayuntamiento granadino como ‘socialcomunistas’, en la reunión que mantuvieron para abordar la crisis. También les habló de un gobierno de concentración. Lo desveló Antonio Cambril, portavoz del grupo de la confluencia, que considera necesario que todos los concejales que han provocado este disparate dimitan, y corra la lista en sus respectivos grupos.
Precisamente en el lado izquierdo del tablero, el PSOE iniciará conversaciones para propiciar una moción de censura que, de entrada, ya cuenta con el no del PP. Porque supondría cerrarle definitivamente el paso al gobierno y dejar que los socialistas, que por primera vez en décadas se convirtieron en la fuerza más votada en la capital, adelantando a los populares en las pasadas elecciones municipales, llegaran otra vez a la Alcaldía.
La inauguración de la sala de prensa, una de las últimas veces que el bipartito compareció junto. Prensa Ayto. Granada
Francisco Cuenca tiene previsto activar los contactos este mismo domingo. No lo tiene fácil el portavoz socialista y exalcalde, ni a derecha ni a izquierda. Porque los concejales de derechas, por mucha amenaza que haya soltado Sebastián Pérez, no van a firmar la moción de censura que puede abrirle camino. La otra vía, como lista más votada, llegaría si la votación en un pleno de investidura, tras la dimisión de Salvador, no lograra los números que hacen una y otra vez PP y Cs.
Y así, la derecha sigue consintiendo que el bipartito que avaló para Granada se haya convertido en un biconcejalato, que cumple ya 12 días y camina hacia el verano mientras la ciudad sigue sin saber cómo afrontará la gran crisis, no la política, sino la social y económica derivada de la pandemia.
Aislado, sin apoyos, ni en su propio partido, que ya lo percibe como un lastre, a Luis Salvador no le queda otra que dejar la Alcaldía, por el bien de Granada, como paso previo a que se pueda restablecer un gobierno.
La mayoría siempre suele tener razón. Hay un dicho muy común que apunta a ello y puede servir para diversos escenarios. Apliquemoslo a Luis Salvador:
Si solo hay una persona que dice que tiene que irse, no se hace caso. Si lo dicen dos, pues tampoco. Si lo dicen cien, mil…, más, igual hay que pensarlo, pero si el sentir es mayoritario, no tienes más opción que abandonar. Por dignidad.
En una ciudad tan compleja como Granada, en la que se ha discutido por todo, no se recuerda semejante unanimidad en torno a la conveniencia de que Luis Salvador debe dejar la Alcaldía, por el bien de una ciudad paralizada, que acumula casi 300 expedientes municipales en apenas dos semanas.
Todos los partidos, sindicatos coinciden que es un obstáculo para Granada.
Solo, sin respaldo alguno, ni en su propio partido, que ha renunciado a presionar al PP con el pacto de gobierno andaluz, único elemento de peso con que cuenta.
En Ciudadanos ya se le percibe como un lastre. Un partido abocado a su desaparición, no se puede permitir la imagen de un alcalde aferrado al sillón como si fuera su juguete, tan solo por mantener el poder, pese a contar solo el respaldo de un solo concejal.
Hasta ha conseguido dividir a la (cada vez más escasa) militancia local y provincial de Ciudadanos.
Pese a su enrocamiento, el mismo Luis Salvador reconoció esta semana, por primera vez, su dimisión como una posible salida, lo que ya es inevitable. Y citando al mismo Luis Salvador, como mucho, esta situación solo se puede mantener dos semanas más.