Artículo de Opinión por Javier Terriente

'Una Casa Común de la democracia municipal'

Política - Javier Terriente - Lunes, 4 de Marzo de 2019
Una reflexión de Javier Terrriente que apela a la unión de los progresistas, con una sugerencia de hoja de ruta programática para las elecciones municipales.
P.V.M.

I. El epicentro de la política está cambiando de signo. Siempre se ha considerado que más allá de la izquierda realmente existente no hay salvación, puesto que el espacio histórico y constitucional para el ejercicio de la política ha pertenecido en exclusiva a los partidos. Nada más incierto.

Hoy, las alternativas y los movimientos de emancipación se expresan, con todas sus contradicciones y matices, no tanto en los partidos tradicionales sino en los foros sociales, las barriadas, los sindicatos, los colegios profesionales, las escuelas y universidades, las iglesias de base o en los espacios locales, Y lo hacen trascendiendo las conductas y orientaciones habituales de la izquierda institucional, abriendo nuevos caminos a las formas de hacer política. La guía de ruta es la que traza el binomio democracia y derechos.

Las actuales mediaciones, así como el conjunto de las instituciones estatales, comunitarias y locales, necesitan una revisión a fondo, que actualice sus funciones constituyentes (ser centros de la soberanía popular y legislar) y reemplace los antiguos consensos de la Transición por nuevos acuerdos programáticos entre interlocutores diversos, en particular los de orientación municipalista

Parece claro que las actuales mediaciones, así como el conjunto de las instituciones estatales, comunitarias y locales, necesitan una revisión a fondo, que actualice sus funciones constituyentes (ser centros de la soberanía popular y legislar) y reemplace los antiguos consensos de la Transición por nuevos acuerdos programáticos entre interlocutores diversos, en particular los de orientación municipalista.

Es una tarea urgente. Una derecha tricéfala feroz se ha puesto en marcha hacia la conquista del poder, para imponer una agenda inflexible de capitalismo sin fronteras sobre las ruinas de derechos y libertades hasta ahora consolidados. En el lado opuesto, es fundamental construir una Casa Común de la democracia municipal, que supere la vieja lógica de la unidad de la izquierda entre fuerzas irrelevantes y, por el contrario, contribuya al reencuentro de los demócratas sin distinción. Un proyecto este, progresista, de amplio espectro social, que actúe con plena autonomía y sin intermediarios políticos innecesarios. Véanse las experiencias municipales de Madrid, Barcelona, Santiago, La Coruña, Zaragoza, Badalona, y otras similares por toda la geografía andaluza y granadina: Peligros, La Zubia, Atarfe

II. Hacia una Casa común. Debería ser un objetivo inaplazable. Los municipios, en cuanto instituciones representativas próximas a los ciudadanos, tienen ante sí la responsabilidad de ofrecer respuestas inmediatas y concretas a las demandas de las sociedades complejas que se concentran en los ámbitos locales. Pero, a su vez, están interpelados a convertirse en el primer cortafuego al ascenso de las derechas y el neofascismo a la española.

A este propósito, es imprescindible levantar una corriente unitaria del mundo del trabajo y de las empresas cooperativas y de las pymes, de la ciencia, de la técnica, de la cultura y de la enseñanza, sumando todas las fuerzas posibles. Una respuesta indispensable, dado el deterioro de las instituciones representativas y la ruptura de los consensos constitucionales ante una derecha en progresión, y la debilidad de las alternativas progresistas ante la crisis.

Es manifiesta la necesidad de extraer consecuencias coherentes de los grandes cambios generados por la revolución científico-técnica en marcha; una nueva época de globalización expansiva de los mercados y capitales y de transformación de las Tecnologías de la Comunicación y de la Información a cotas impensables.

 Fenómenos estos, acompañados de una redistribución completa de las antiguas relaciones de poder y de una mutación radical del mundo de las empresas y del trabajo (no solo asalariado), en respuesta a la caída imparable de la tasa de beneficios a nivel mundial: Restructuraciones de las grandes empresas y desplome de las pymes, flexibilización de plantillas, desempleo estructural, precarización incesante de las condiciones laborales y de los convenios colectivos...

Es fundamental construir una Casa Común de la democracia municipal, que supere la vieja lógica de la unidad de la izquierda entre fuerzas irrelevantes y, por el contrario, contribuya al reencuentro de los demócratas sin distinción. Un proyecto este, progresista, de amplio espectro social, que actúe con plena autonomía y sin intermediarios políticos innecesarios

III. Un programa de la Red.Es muy importante subrayar la peligrosísima disyuntiva a la que se enfrenta la España de hoy, agravada por los conflictos territoriales: un ascenso brutal de las derechas, espoleadas por el neofranquismo de Vox, o una democracia avanzada de derechos sumados e indivisibles, tutelados por un Estado democrático  renovado. Los municipios no son ajenos a este dilema; muy al contrario, juegan un papel determinante ante esta cuestión crucial.

Y lo es, porque lo que está disputa es la democracia sin adjetivos y los derechos sin exclusión, verdaderos obstáculos para la implantación de una nueva sociedad híper clasista y privatizada, con un aparato educativo, cultural e informativo al servicio de las elites.

No hay duda, un plan de refundación de la democracia sobre bases preconstitucionales requiere un tratamiento de shock, que acelere la reducción/destrucción de derechos y libertades ya consolidados. Una estrategia en la que cohabitan ideologías ultramontanas, tridentistas, con un moderno neoliberalismo americanizado, trumpista, que alientan nuevas formas de fascismo.

IV. Por la democracia municipal. El movimiento conservador europeo se está desplazando con una enorme rapidez hacia la extrema derecha, desde el Este al Oeste y del Sur al Norte. Los procesos de fascistización que tienen lugar en el núcleo fundacional de la UE, suponen un desafío ineludible.

Por tanto, es urgente un gran consenso progresista de amplísimo espectro social de raíz municipalista. Un proyecto este, de reconciliación democrático-popular basado en un programa común de mínimos, en base a un nuevo municipalismo federativo y democrático. Ello facilitaría la recuperación de la credibilidad de la política como instrumento de representación y mediación social e impediría que la Constitución, aunque manifiestamente mejorable, sea despojada de sus atributos progresistas y convertida en un coto privado de las derechas.

Reclamar democracia y derechos significa, entre otras muchas cosas, promoverlos en los partidos y los sindicatos, las asociaciones vecinales, profesionales y cívicas, las empresas y los centros de trabajo, el ejército y los cuerpos y fuerzas de seguridad, y, por supuesto, trasladarla a todos los ámbitos de la vida cotidiana, familiar y a las relaciones de pareja...

VI. Un programa municipal progresista. La primacía de la democracia en el nuevo municipalismo es prioritaria. Ello significa:

1.- Exigir la supresión de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración local (en adelante LRSAL). Recuperar las competencias municipales en materia de empleo sustraídas por la LRSAL, fomentar el empleo y luchar contra la desigualdad.

2.- Combatir la lacra del racismo, el sexismo, la homofobia y la xenofobia y construir un sistema socialmente cohesionado, abierto, integrador e inclusivo.

3.- Garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares. Apoyar y promover el desarrollo íntegro del Pacto Estado contra la violencia de género y de la Ley 8/017 de 28 de Diciembre.

4.- Reformar la ley de las Haciendas Locales. Aplicar criterios de equidad impositiva, de redistribución de la riqueza y combatir el fraude y el dinero negro.

5.-Incrementar los controles de transparencia en las entidades locales y en las empresas que trabajen para los municipios. Perseguir la corrupción en todas sus formas. 

6.- Garantizar las políticas públicas y sociales y la prioridad de lo público. Defender la laicidad de los gobiernos locales.

7.-Abogar por la reforma del sistema electoral y apoyar la autonomía local, exigiendo la derogación de las vigentes leyes recentralizadoras.

8.- Fomentar la convivencia, el respeto y la honestidad como reglas comunes para ciudadanos y gobernantes.

9.- Promover la participación ciudadana y la democracia directa para gestionar y decidir cuestiones en litigio.

10.- Impedir el desmantelamiento y la venta, a veces ilegal, del patrimonio municipal del suelo y de los bienes municipales.

11.-Apostar por los servicios públicos y evitar la explotación privada de servicios esenciales de la comunidad, como el agua, limpieza, basuras, o servicios sociales. Remuniciparlos si fuera el caso.

12.- Disponer de herramientas y alternativas al paro, a las desigualdades y a la pobreza, que destierre la beneficiencia y clientelismo. Potenciar programas de Trabajo Garantizado.

13.- Ordenar la ciudad a escala humana, pensada para los niños, las mujeres, los jóvenes y los mayores. Una ciudad accesible y con movilidad sostenible. Frenar la marginación y la degradación urbanística y social en barrios convertidos en guetos urbanos.

14.- Detener la degradación del medioambiente, consecuencia de la explotación ilimitada de los recursos del suelo. Resolver la depuración de las aguas residuales urbanas e industriales con alternativas medioambientales. Erradicar los efectos nocivos de la contaminación del aire, del agua de los ríos y acequias, y los ruidos sin control.

15.- Apostar por una planificación urbanística sostenible y equilibrada, alejada de todo tipo de corrupción y clientelismo político. Potenciar parques municipales de viviendas de alquiler social, frente al despilfarro que supone la existencia de miles de viviendas vacías.

16.- Suprimir los gastos injustificados y la acumulación de deudas ilegitimas, que están estrangulando las finanzas municipales en detrimento de servicios imprescindibles.

17.-Demandar a los gobiernos centrales y autonómicos planes de rescate para que el pago de deudas pasadas no suponga merma en la calidad de vida de los ciudadanos.

18.- Exigir cambios normativos que eviten la marginación de los autónomos y pymes locales en la contratación de obra pública y servicios, en favor de las grandes empresas.

19.- Contener el deterioro continuado de la atención primaria y de las prestaciones de la sanidad pública.

20.- Contrarrestar la falta de recursos humanos y la prohibición de nuevas contrataciones, a consecuencia de la aplicación de las leyes LRSAL y de una interpretación dogmática de los Presupuestos Generales.

En resumen, los ejes programáticos de los municipios en red serían: democracia participativa y derechos completos, igualdad y justicia social, ciudades a escala humana y ambientalmente sostenibles, transparencia y ética pública.



Javier Terriente Quesada es militante de izquierda y activo participante en la lucha por la democracia y las libertades.