Como autora del conjunto escultórico a la huelga de la construcción de los 70, ubicada en La Caleta frente al Palacio de Justicia, quiero expresar el mal estado de mantenimiento de la zona que lo rodea al impedir su visualización, hecho que se amplía en primavera con la floración de los árboles que se plantaron a su alrededor.

El monumento  a la huelga de la construcción fue inaugurado en el año 2000 y tras las obras del metro fue desplazado hacia atrás de su emplazamiento original en el cruce de La Caleta

El monumento  a la huelga de la construcción fue inaugurado en el año 2000 y tras las obras del metro fue desplazado hacia atrás de su emplazamiento original en el cruce de La Caleta. En su momento, solicité  que suprimieran la plantación de tres arbolitos de crecimiento rápido que fueron ubicados delante de su vista principal y argumenté que acabarían ocultando su visibilidad, también que no eran buenos para en el techo del aparcamiento subterráneo.

Hoy en día los árboles han crecido tanto que el monumento se ha hecho invisible y además una de sus ramas amenaza con empujarlo como si se tratara de un ariete. El crecimiento de esta especie es de más de un metro ochenta por cada primavera y el monumento de 7’60 metros de altura, no es un bloque macizo que pueda resistir un empuje semejante.

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La inmadurez cultural puede manifestarse en una falta de conciencia sobre la importancia del arte público monumental que, además, el artista realiza con un mayor esfuerzo, para garantizar su perdurabilidad, para que cumpla una función no solo estética, sino también cultural, educativa y testimonial, y si no se les da la visibilidad o el mantenimiento adecuado, se pierde mucho más que una obra visual: se pierde una parte de la memoria colectiva de la comunidad.

Es triste cuando el valor universal de un monumento para la memoria histórica democrática no se ve reflejado en su cuidado

Es triste cuando el valor universal de un monumento para la memoria histórica democrática no se ve reflejado en su cuidado. En los monumentos para el pueblo no solo se rescatan hechos significativos del pasado, sino que también se abre un espacio para la reflexión colectiva sobre el futuro o sobre cómo las generaciones actuales y venideras pueden aprender de esa historia. De esta forma, los monumentos se convierten en símbolos de unidad y de consenso, más allá de cualquier postura ideológica.

El monumento a la huelga de los trabajadores de la construcción de 1970 en Granada es, sin duda, una constatación histórica del movimiento obrero en un momento de gran tensión social y política en España. Su significado va más allá de una simple representación de un conflicto laboral; es un símbolo de la lucha por los derechos laborales y de la resistencia frente a las injusticias.

También es un lugar para la memoria de sus víctimas. Está claro que en el actual mundo laboral, los trabajadores deben seguir luchando por hacer valer sus derechos.  El monumento  se ha creado como homenaje y recordatorio de los valores universales: la dignidad humana, la justicia social, el compromiso con la equidad y la lucha que ayudó a mejorar la vida de todos.

El descuido de monumentos es una forma de pasar por alto lo que representan, tanto para el arte contemporáneo como para la historia cultural de un lugar. En este sentido, el mal estado de conservación o su falta de visibilidad podría reflejar también una falta de aprecio ondesconocimiento cultural por parte de quienes tienen la responsabilidad de proteger y preservar el patrimonio.

Con este comunicado, espero que mi voz sea escuchada y se busque una pronta solución a este problema.

Mariángeles Lázaro GUIL