El día que mataron a Arturo Ruiz
Tal día como hoy, hace 48 años, era asesinado Arturo Ruiz por un pistolero de la extrema derecha. El joven estudiante granadino fue tiroteado cuando se manifestaba en Madrid, pidiendo amnistía y libertad. El pistolero estaba vinculado a la organización ultraderechista Fuerza Nueva y colaboraba con los servicios de información de la Policía y de la Guardia Civil.
Hoy sabemos que el autor material del crimen fue el ultraderechista argentino José Ignacio Fernández Guaza, que le disparó dos veces por la espalda, cobardemente, y que el segundo disparo fue letal, pues provocó la muerte casi instantánea de este joven de 19 años, al grito de ¡Viva Cristo Rey! También sabemos que el asesino vive en su exilio dorado de Buenos Aires y que nunca ha mostrado arrepentimiento por haber matado a Arturo Ruiz.
Manuel Ruiz, hermano de Arturo, fue uno de los fundadores del Colectivo de Olvidados de la Transición y dedicó toda su vida a reclamar justicia
Manuel Ruiz, hermano de Arturo, fue uno de los fundadores del Colectivo de Olvidados de la Transición y dedicó toda su vida a reclamar justicia. Antes de morir, consiguió localizar al asesino de su hermano. Cuando vio su foto en el diario El País, plácidamente tumbado al sol, sintió impotencia y un profundo desamparo por parte de la justicia española. Intentó llevarlo ante los tribunales en Argentina, a través de la jueza María Servini, pero la querella no prosperó, pues el autor del crimen está protegido por la Policía y por un muro de impunidad llamado Ley de Amnistía del 77.
Arturo Ruiz fue la primera víctima de la conocida como "semana sangrienta" de la Transición. Al día siguiente, 24 de enero, también mataron a la estudiante Mari Luz Nájera, cuando participaba en una manifestación de protesta por la muerte violenta de Arturo. Un policía antidisturbios le lanzó un bote de humo, a bocajarro y a corta distancia, que le impactó brutalmente en la cabeza. Y esa misma tarde, la matanza de Atocha: cinco abogados laboralistas asesinados y cuatro más heridos graves por otro comando de extrema derecha.
El objetivo de los pistoleros parapoliciales era desestabilizar el país para provocar un nuevo golpe por parte de los militares nostálgicos del franquismo. Pero el plan desestabilizador les salió mal. Tras la matanza de Atocha, el Partido Comunista de España, al que pertenecían los abogados, resultó fortalecido y fue legalizado.
Estos pistoleros ultras actuaban como sicarios. Eran los encargados de hacer el trabajo sucio: dar palizas y matar a disidentes
Estos pistoleros ultras actuaban como sicarios. Eran los encargados de hacer el trabajo sucio: dar palizas y matar a disidentes. Como dice Mariano Sánchez Soler en su libro La transición sangrienta: "En esa espiral de violencia política, Arturo Ruiz no fue víctima de la actuación policial indiscriminada, sino de la acción de un comando ultraderechista que auxiliaba a las Fuerzas de Orden Público en su acción represiva. Este comando estaba compuesto por los autodenominados Guerrilleros de Cristo Rey, un grupo parapolicial con fuerte conexiones con sectores de la antigua Brigada Político Social, la temible policia secreta franquista, reconvertida ya en Brigada de Información".
Sánchez Soler añade: "Durante la Transición (1975-1983), perdieron la vida 591 personas, en actos de violencia política. Por tanto, decir, como dicen algunos, que la Transición fue modélica es un insulto a las víctimas y un intento de ocultar la verdad. Recordemos que, de esos crímenes políticos, 188 fueron cometidos desde instituciones del Estado, con el fin de mantener el franquismo sin Franco.
Digamos al menos la verdad. A la muerte del dictador le siguió una transición violenta, que duró casi una década. Y muchos de aquellos crimenes quedaron impunes, a causa de la Ley de Amnistia del 77, que sigue estando vigente, a pesar de ser preconstitucional.
Ningún agente de la Policía franquista, acusado de delitos de sangre durante la práctica de la represión, fue condenado por los tribunales ni tuvo que responder por sus acciones
De la Ley de Amnistia del 77 se beneficiaron inculpados en crímenes como Montejurra o Atocha; el dirigente de los Guerrilleros de Cristo Rey, Mariano Sánchez Covisa; también los agentes de Orden Público encausados por matar a personas en el transcurso de manifestaciones y los implicados en muertes de detenidos en comisarías y cuartelillos, como el estudiante Enrique Ruano. Ningún agente de la Policía franquista, acusado de delitos de sangre durante la práctica de la represión, fue condenado por los tribunales ni tuvo que responder por sus acciones.
Y de esta ley, se beneficiaron igualmente destacados policías, condenados o procesados por torturas, como José Matutes o Antonio González Pacheco, tristemente conocido como Billy el Niño. Este sádico torturador se convirtió de repente en policía "democrático". Nunca fue juzgado ni sancionado, al contrario, fue condecorado y murió, a causa del Coronavirus, con las medallas puestas. Sin olvidar al exministro franquista, Rodolfo Martín Villa, responsable de cargas policiales que acabaron con la vida de trabajadores y estudiantes.