Sierra Nevada, Ahora y siempre.

Febrero de 2024 ha sido el más lluvioso de los últimos diez años en Granada, con 73 litros/m2

Ciudadanía - IndeGranada - Jueves, 29 de Febrero de 2024
Los embalses de la provincia se sitúan en conjunto al 27,3% de su capacidad, cuatro puntos más que al terminar 2023.
Embalse de Quéntar, cuando estaba al 47%. Ahora está al 80% de su capacidad.
IndeGranada/archivo
Embalse de Quéntar, cuando estaba al 47%. Ahora está al 80% de su capacidad.

Febrero ha terminado con la mayor cifra de lluvia caída en ese mes de los últimos diez años. La estación de la Agencia Estatal de Meteorología del aeropuerto de Granada ha registrado 73,1 litros por metro cuadrado.

Desde 2014, cuando se midieron 85,9 litros, no ha habido un febrero con tal volumen de precipitaciones. Los 73,1 litros caídos suponen casi el doble que el promedio histórico en un mes de febrero, 38 litros según el periodo 1981-2010. 

Las lluvias han supuesto un alivio para el campo, para Sierra Nevada (en forma de nieve) y también para los embalses, aunque la sequía que arrastramos es tan prolongada que todavía hace falta mucha lluvia más para que los pantanos realmente lo noten. 

La mayor parte de la lluvia de febrero se registró en una sola jornada, el día 9, cuando cayeron 41,3 litros/m2, récord histórico de la estación meteorológica del aeropuerto para un solo día, al superar los 35,3 litros medidos el 19 de febrero de 1992. Sin embargo, la otra estación de la provincia con base de datos accesible en la web de Aemet, la de la base aérea de Armilla, más antigua, tiene contabilizados 51,5 libros el 16 de febrero de 1963. 

Buen comienzo del año

En cualquier caso, los 73,1 litros de febrero, sumados a los 28,9 litros de enero, representan un buen comienzo de año, con 102 litros en dos meses, por encima de los 80 litros de promedio histórico en ese periodo. 

Con estas lluvias, al agua embalsada en la provincia de Granada se ha incrementado varios puntos en lo que va de 2024, si bien el estado de la mayoría de pantanos sigue siendo crítico. 

De los 269 hectómetros cúbicos que tenían en conjunto al terminar 2023, ahora contienen unos 318 hectómetros. Eso significa pasar del 23% al 27,3% de su capacidad. Todavía lejos de los 380 hectómetros que tenían hace justo un año, el 32,6%, y mucho más alejados respecto al promedio de los últimos diez años, que es del 51,7%. 

Estado de los embalses de Granada
  Porcentaje de llenado a 29-2-2024 Hace un año
San Clemente 13,2% 13,2%
El Portillo 80,3% 64,1%
Negratín 22,3% 23,3%
Francisco Abellán 16,6% 19,5%
Colomera 11,4% 10,3%
Cubillas 48,5% 49,0%
Quéntar 70,4% 85,8%
Canales 55,0% 75,5%
Bermejales 16,2% 17,9%
Rules 37,8% 65,4%
Béznar 54,3% 76,8%

Fuente: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y Junta de Andalucía

El embalse en mejor situación es el de El Portillo, en Castril, al 80% de su capacidad, seguido del de Quéntar (70%), aunque el segundo es el más pequeño de la provincia y el de Castril también está entre los de menor capacidad. 

Por contra, sigue habiendo pantanos con muy poca agua, como el de Colomera (11,4%), San Clemente (13,2%, si bien suele registrar siempre un bajo nivel de llenado) o Bermejales (16,2%). 

Más cálido de lo normal

Frente a enero, que registró un calor de récord, el más cálido desde que hay mediciones junto al de 2016, y con la máxima temperatura alcanzada en ese mes, más de 28º, febrero se ha acercado más a lo que corresponde a ese mes del año, pero aún así, ha sido más caluroso que el promedio. La temperatura media del mes, a falta de los últimos dos días, datos no disponibles en Aemet, ha sido de 10,8º, más de dos grados por encima de los 8,5º de media histórica en febrero. Y la media de las máximas ha superado los 17º, también muy por encima de los 15,4º de promedio. 

Para los próximos tres meses, periodo marzo-abril, la Aemet prevé unas precipitaciones en torno al promedio histrórico, es decir, que puede ser una primavera normal de lluvia en la mayor parte de la Península, pero también pronostica un calor por encima de lo habitual en esas fechas, y con mayor intensidad en el tercio sureste peninsular, donde se sitúa Granada, algo que ya se ha convertido en frecuente por el calentamiento global.