El águila de Bonelli, más conocida como águila perdicera, suele poner uno o dos huevos. Pero Nicasio nació de una puesta de tres huevos. Tuvo una gestación inusual y una muerte cruel. Fue abatida a tiros el 27 de agosto por un cazador en un coto de Loja.
Nicasio es el nombre con el que fue bautizada un águila de Bonelli nacida en 2020 en el término municipal de Loja. A iniciativa del proyecto europeo Aquila a-Life, dedicado a la recuperación del águila perdicera, a principios del pasado mayo se le colocó un emisor GPS, cuando aún era un pollo que no había dejado el nido, para poder "obtener información de sus movimientos cuando echase a volar".
En cuanto a los otros dos pollos, uno fue también marcado con GPS y el otro se extrajo del nido para liberarlo pocas semanas después en Álava, una de las zonas donde el proyecto Aquila a-Life trabaja para recuperar la población de águila de Bonelli.
La información transmitida por este emisor GPS, recogida y analizada por Grefa, la ONG que lidera el proyecto, ha permitido descubrir que Nicasio murió el pasado 27 de agosto en un coto de caza lojeño a causa de un disparo e incluso identificar al presunto autor de este delito contra una especie protegida.
La muerte de Nicasio ha coincidido con los días en los que ha estado abierta la media veda, el periodo estival de aproximadamente un mes en el que se autoriza la caza de ciertas especies. Grefa y otras organizaciones conservacionistas vienen denunciando desde hace años que durante este tiempo también mueren abatidos a tiros ejemplares de especies no cinegéticas y legalmente protegidas, como el águila de Bonelli.
Iniciaba sus primeros vuelos
"Se trata de un periodo muy sensible, ya que en esas fechas los pollos de águila de Bonelli acaban de abandonar sus nidos y son aún muy inexpertos. De hecho Nicasio estaba iniciando sus primeros vuelos exploratorios el día en el que fue abatido", ha explicado el presidente de Grefa, Ernesto Álvarez.
Este caso pone también de manifiesto el gran valor de la información generada por el seguimiento científico vía GPS de las especies amenazadas. Más de 300 águilas de Bonelli han sido marcadas con emisores GPS por Aquila a-Life y otros proyectos similares anteriores con la misma especie. Esta tecnología ha permitido por ejemplo evaluar "la gran mortandad causada a esta especie por las electrocuciones en tendidos eléctricos y actuar en consecuencia para reducir el problema".
"El marcaje con emisor GPS de Nicasio se hizo con las limitaciones propias del peor momento de la pandemia por el coronavirus, y no sin dificultades, pero pudo llevarse a cabo gracias al apoyo de muchos colaboradores que consideran fundamental la información transmitida por esta tecnología", ha apuntado Álvarez.
La precisión de los datos transmitidos por el GPS y la rapidez de Grefa en analizar esta información fueron decisivas para que, por mediación de la Delegación de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta en Granada, el Seprona de la Guardia Civil abriese una investigación.
Estas pesquisas permitieron encontrar el emisor flotando en una cola del embalse de Iznájar (Córdoba), cerca del puente de la carretera A-333. Aún no ha podido ser hallado el cadáver de Nicasio, que portaba el aparato.
A raíz de este operativo se identificó a un vecino de Archidona (Málaga) que, según la información aportada por la Guardia Civil a Aquila a-Life, ha confesado que disparó "accidentalmente" al águila de Bonelli y que, al comprobar que el animal llevaba un emisor GPS, se lo quitó y lo arrojó al citado embalse, para después deshacerse del cadáver tirándolo a un contenedor de basura. En el esclarecimiento del caso ha sido fundamental la ayuda prestada por los equipos de la Estrategia Andaluza Contra el Veneno.