Stop a las pintadas, otro reto para la ciudad
Las pintadas que siguen apareciendo periódicamente en enclaves patrimoniales de Granada evidencian la necesidad de seguir redoblando esfuerzos para acabar con unos actos vandálicos que atentan contra el patrimonio. La Catedral, como reflejan las fotografías, sigue siendo blanco de estas acciones que no solo deterioran los monumentos sino que menoscaban la imagen de la ciudad.
Distintos puntos de la fachada del edificio a lo largo de la calle Cárcel Baja, donde hay numerosas pintadas, las recientes y los restos de anteriores ya limpiadas, muestran la gravedad del problema.
En la imagen se observa una pintada junto a los restos de otras anteriores ya limpiadas, aunque su rastro sea difícil de eliminar.
Acabar con ellas es otro de los retos para la capital, que culminó, en enero del pasado año, la instalación de cámaras de videovigilancia en puntos estratégicos del Albaicín, otra de las dianas preferidas por los vándalos. Si bien desde el Ayuntamiento se pone el acento en la labor disuasoria de este sistema de videovigilancia, su impacto se limita lógicamente a su área de influencia, donde se ha conseguido reducir en parte esas pintadas y también facilitar la investigación policial.
Desde hace años la Policía Local, en colaboración con la Policía Científica, dedica parte de sus esfuerzos a combatir estos actos. Tiene, de hecho, una amplia base de datos que le ha permitido esclarecer algunos casos, que han llegado a ser juzgados y condenados. La propia Fiscalía Superior de Andalucía ha mencionado en sus memorias anuales este problema, especialmente cuando afectan a Bienes de Interés Cultural.
En el caso del patrimonio es la Junta de Andalucía la que debe implicarse, entre otras cuestiones porque debe autorizar cualquier actuación en los bienes.
La ciudad lleva años librando "una batalla contra las pintadas", palabras que empleó el propio alcalde, Francisco Cuenca, al anunciar un plan específico de limpieza. Porque no solo se producen pintadas en los espacios patrimoniales, también en inmuebles y calles que no tienen esa consideración.
Y el reto sigue y requiere de un nuevo impulso y de la implicación de todas las instituciones.