Cineastas reflexionan sobre la presencia de la violencia en la producción fílmica latinoamericana
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“La violencia en Latinoamérica no la vives como cineasta, la vives como ciudadano, y eso se refleja en el cine", asegura el director mexicano Alejandro Ramírez Corona.
La cuarta jornada del XI Festival de Cines del Sur ha acogido el Encuentro entre cineastas ‘Violencia y cine en Latinoamérica’, con la directora brasileña Lúcia Murat -que compite por la Alhambra de Oro en la Sección Oficial de esta edición con Praça Paris-, el director mexicano Alejandro Ramírez Corona -en la misma categoría con Mente Revólver- y la productora uruguaya Florencia Arbiza -que participa en el ciclo Docs&Music con Dos orientales-. La mesa ha estado moderada por el director del festival, José Sánchez-Montes.
Los tres cineastas han explicado sus experiencias vitales particulares y cómo la situación de sus respectivos países ha afectado a sus carreras, desde las circunstancias particulares de Brasil, México y Uruguay. También han comentado los problemas con la recuperación de la Memoria Histórica en todo el continente y la dificultad de que los cines locales compitan con los blockbusters de EEUU en sus propios mercados.
En concreto Murat ha narrado brevemente su experiencia como presa política y torturada durante la dictadura en Brasil y que ese “contacto directo con la violencia” define “casi todo lo que hago como directora o en mi vida”. Su filme Praça Paris, que habla de las favelas de Río de Janeiro “lo he tenido en la cabeza durante 15 años, y refleja una violencia general muy grande que se relaciona con el tráfico de drogas y sobre todo con la desigualdad social”.
Por su parte, Alejandro Ramírez Corona ha explicado que en Mente Revólver quiso explorar “cómo se va transformando la mente de alguien que se convierte en sicario”. Preguntado sobre el miedo que puede tener un cineasta por realizar películas que denuncien la situación de violencia, ha respondido que, al menos en México, “la violencia no la vives como cineasta, la vives como ciudadano, y eso se refleja en el cine”.
Florencia Arbiza puso el contrapunto optimista a sus acompañantes valorando que, pese a que la situación en el continente es peor que hace unos años, “hay tantas buenas noticias como malas”, sobre todo en cuanto a la situación de la mujer. Aunque admite que Uruguay es “el paraíso” en comparación con su entorno “falta un montón, pero el continente está despertando y vamos avanzando”.
Preguntados por la distribución y el impacto de sus filmes en sus respectivos países, Lucía Murat ha admitido que es “muy difícil” para las producciones locales competir con las producciones estadounidenses. “A veces tenemos que venir a Europa para ver otras películas latinoamericanas porque en Brasil no llegan a estrenarse. La producción nacional apenas copa un 10-15 por ciento de la pantalla y es casi todo comedias de corte muy machista”.
Camarón: Flamenco y revolución
Una de las ‘Perlas del Sur’ que se proyectaba por la tarde a la Filmoteca de Andalucía es Camarón: Flamenco y revolución, de Alexis Morante. A través de la voz en off del actor Juan Diego y de material audiovisual inédito, el filme descubre la persona detrás del mito, así como el legado universal de su obra 25 años después de su muerte.
En el 25 aniversario del fallecimiento del mito del flamenco, la película de Morante explora a figura que revolucionó el arte del Flamenco. Denostado por los puristas y convertido en todo un icono para el público y en un referente para el pueblo gitano, Camarón llevó una vida siempre al límite. Un genio adelantado a su tiempo llamado a ser uno de los artistas más influyentes y determinantes del siglo XX a pesar de su prematura muerte en 1992.