Un carril bici atraviesa el Camino de Ronda en medio de grandes aceras, mucho más anchas que las anteriores. Los peatones tienen espacio de sobra para caminar pero, por una extraña razón, muchos lo hacen por el carril bici. Los ciclistas tienen que sortear a personas mayores caminando pausadamente mientras conversan, a amas de casa con su carrito de la compra,  a mamás con carricoches de bebé... Ocurre en otras zonas de la ciudad, como el bulevar del Zaidín o el parque Tico Medina. Pese a haber grandes espacios para los transeúntes, los peatones se sienten inexplicablemente atraídos por el carril bici. Esa extraña actitud tan extendida ha despertado el interés del departamento de Psicología Social de la Universidad de Granada, cuyos científicos han iniciado una investigación para explicar el fenómeno.

“Quizá sea el color rojo del carril bici, cuyo poder de atracción está demostrado”, barrunta el investigador Félix Ortega. “O las ganas de fastidiar a los ciclistas, que en Graná somos muy de eso, de hacer la puñeta al prójimo”, añade. Los investigadores destacan la especial atracción que ejercen sobre las madres con carritos de bebé, que suelen usar estos carriles para pasear tranquilamente a sus críos, ajenas al peligro que conlleva. “¿Si va gente en bici y en patines, por qué no puede ir mi carricoche?", defiende una de estas madres, que no ha querido desvelar su identidad. “Yo no doy mi nombre a nadie”, exclama al periodista con la consabida malafollá granaína.

"Un día de estos me llevo por delante a una vieja, ¡ya está bien de fastidiar!", dice un usuario de la bici

Los investigadores realizarán una prueba científica en plena calle para determinar si el color del carril influye en los viandantes a la hora de caminar sobre él. Para ello pintarán carriles de varios colores (verde y amarillo) junto a las aceras para ver si los transeúntes experimentan la misma atracción que con el rojo. “Solo tenemos presupuesto para dos colores”, lamenta Ortega, “por culpa de los malditos recortes, que nos están matando”.

Mientras, el malestar entre el colectivo ciclista va en aumento ante la creciente invasión de peatones en los carriles bici. “Un día de estos me llevo por delante a una vieja, ¡ya está bien de fastidiar!”, dice Gustavo Ballesteros, que usa su bicicleta a diario para atravesar la ciudad. “No tenemos bastante con sortear contenedores, coches aparcados... para encima tener que esquivar también peatones”, se queja. Las asociaciones ciclistas amenazan con incitar a los usuarios a utilizar las aceras en lugar de los carriles. “Así sabrán lo que jode”, dice un portavoz.

Esto es una noticia ficticia de Indenews, la sección de sátira y humor de El Independiente de Granada