La justa queja de los cabreros contra el abuso de la industria láctea
Un cabrero que trabaja 365 días al año en su explotación, en jornadas interminables con el ganado, entre el ordeño y las salidas al campo para que su rebaño pueda pastar, recibe 0,49 euros por cada litro de leche. Ese es el precio fijado por la industria láctea, un sector que en Andalucía está en manos de cuatro grandes empresas: García Baquero, Lactalis, Arias y Quesos El Pastor, que controlan alrededor del 70 por ciento de la leche de cabra que se compra en Andalucía.
Esta circunstancia, como denuncia COAG Andalucía, está condicionando los precios. Este miércoles, en Granada, para denunciar los bajos precios de la leche y exigir una remuneración justa, cabreros de toda Andalucía movilizados por la organización ganadera, se han concentrado a las puertas de Lactalis Puleva, en plena Vega granadina. Una fábrica que es un símbolo para el sector lácteo.
Un momento de la concentración a las puertas de Puleva, en el Camino del Purchil. p.v.m.
"La situación es dramática", clamaban los responsables de la organización mientras se dirigían a los cabreros que se han reunido a las puertas de Puleva, una de las grandes del sector.
Los precios fijados por la industria comprometen el futuro del sector, integrado por más de 7.000 explotaciones en la Comunidad, lo que representa el 35 por ciento del censo español y más del 40 por ciento de la producción estatal de leche de cabra, y por ello reclaman que se revisen al alza.
Según los cálculos de COAG, desde enero de este año los precios han ido bajando mes a mes. El precio del litro de leche es 22 céntimos más barato que en 2014. En junio de ese año el litro se pagaba a 0,71 euros; en junio de 2016 ha bajado a 0,49 euros.
En Andalucía hay 7.000 explotaciones de ganado caprino, según datos de COAG. p.v.m.
Entre las consecuencias, como detalla la organización, el sacrificio de muchos ejemplares, que terminan en los mataderos ante la dificultad de los ganaderos para mantener los costes de sus explotaciones. Hasta 4.000 cabras se sacrifican a la semana, según ha contabilizado COAG.
El objetivo de esta multitudinaria y colorida protesta: denunciar, a las puertas de una de las grandes, que la industria asfixia a los ganaderos y exigir que asuman "su responsabilidad" y paguen "una remuneración justa" a los cabreros con la que puedan hacer frente, al menos, a los costes de producción.