Esta historia es la leche
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El origen de Puleva se remonta a la fábrica de refrescos UVI creada por pequeños comerciantes granadinos en una casa del Triunfo, en 1910
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La Central Lechera Granadina iba a ser construida tras el IES Padre Suárez (en 1955), pero a última hora se decidió hacer una fábrica más amplia en el Camino de Ronda
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También se barajaron los nombres de Puleca y Triunfo como marcas comerciales de los primeros productos lácteos granadinos
La leche Puleva podría haberse llamado Triunfo. Éste fue el primer nombre barajado para la casa matriz de gaseosas que está en el origen de una de las marcas lácteas más importantes de España. O Puleca (Pura Leche de Cabra), que realmente fue la variante del nombre ganador del concurso público en busca de marca comercial. Pero finalmente se impuso Pura Lecha de Vaca (Puleva). Pero no corramos tanto, porque la palabra Puleva no apareció hasta mediados de la década de los 50 del siglo XX.
El origen de la empresa Puleva se encuentra en una sociedad llamada UVI (Unión Vinícola Industrial), nacida en 1910. Era una sociedad anónima formada por unos cuantos empresarios granadinos del sector de distribución de alcoholes y la hostelería
El origen de la empresa Puleva se encuentra en una sociedad llamada UVI (Unión Vinícola Industrial), nacida en 1910. Era una sociedad anónima formada por unos cuantos empresarios granadinos del sector de distribución de alcoholes y la hostelería. Constituyeron una pequeña empresa que tenía como principal objeto social la fabricación y compraventa de vinos y licores para proveer a sus negocios particulares. A ello le añadieron una pequeña fábrica de refrescos-gaseosas, a imitación del modelo que estaba triunfando en América: de limón, de naranja y sifones. Empezaron el negocio en los bajos de una casa situada en el número 86 de la Acera del Triunfo, cuya parte trasera daba a la Acera de Canasteros (este bajo está ocupado hoy por el Club Social Comares, aunque de un nuevo edificio).
El primer presidente del consejo de administración de UVI, Edmundo Rodríguez González, tuvo que salvar las pegas que le puso el Ayuntamiento de Granada. Se les había ocurrido montar la factoría en aquel bajo sin ningún tipo de proyecto técnico ni licencia. En realidad, era lo habitual en aquellos tiempos. La instalación estaba terminada y produciendo el 24 de mayo de 1910; pero el inspector municipal se la paralizó debido a que no tenía filtros esterilizadores de agua. No sabemos de dónde tomaban el agua, pues no había red pública en esa calle. Es probable que lo hicieran de un pozo o de la acequia de Cartuja que pasaba por allí para nutrir el pilar de Fuentenueva, situado a escasos cien metros. Por julio de 1910 la fábrica continuaba paralizada, ya que se estaban analizando los tres productos: refresco de limón, orange crush y agua gaseosa de sifón. Una vez instalados los filtros, por fin comenzó la distribución de aquellos novedosos refrescos de jarabe.
Mudanza detrás del Instituto General y Técnico
La pequeña sociedad UVI competía con otra media docena de distribuidores que había por entonces en Granada. UVI no era precisamente la más potente. En aquel local del número 86 de Acera del Triunfo permanecieron ubicados hasta 1926. El nuevo presidente, Manuel Rodríguez Morcillo, lideró el traslado de la factoría de gaseosas al número 54 de la Acera del Triunfo, justo detrás del Instituto General y Técnico (actual IES Padre Suárez, recién construido); en septiembre de 1926 adquirieron la casa contigua, la número 56, e instalaron también fábrica de hielo. El 25 de marzo de 1927 fueron inauguradas las nuevas instalaciones. El negocio comenzaba a marchar mejor.
Para el año 1927, la parte la Acera del Triunfo situada tras el Instituto ya se llamaba calle Natalio Rivas, aunque seguía manteniendo los números antiguos, en homenaje al político alpujarreño por haber acabado el centro de enseñanza.
Anuncio publicado en la prensa de 1927 comunicando el cambio de domicilio del número 86 al 54 de la misma calle.
Membrete de la compañía UVI, ubicada ya en Natalio Rivas, 54, impreso en los años cuarenta.
La leche como producto no habitual
La leche por entonces no entraba dentro de los objetivos de negocio por parte de la Unión Vinícola Industrial. Se trababa de un producto suministrado directamente a las casas por parte de los vaqueros y cabreros, o comprado a repartidores ambulantes que proliferaban por la ciudad. La leche no formaba parte de la dieta habitual de los granadinos; se la consideraba un producto casi de lujo que tomaban algunos lactantes y los enfermos. Las consecuencias para los niños que no podían tomarla (por falta de leche materna o pobreza de sus madres) eran raquitismo y otras enfermedades; las familias pudientes contrataban amas de cría o recurrían puntualmente a las pasiegas apostadas en la Plaza de la Catedral. Ni que decir que la mortalidad infantil era altísima.
Amas de leche pasiegas (procedían del valle del Pas, Cantabria), apostadas en la plaza de la Catedral, para amamantar a niños ajenos. De ahí el nombre de Plaza de las Pasiegas.
La ganadería vacuna y caprina abundaba dentro y fuera de la capital. Desde la Vega acudían a diario decenas de ganaderos cargados con sus cántaras metálicas a vender leche por las calles. Es una estampa muy habitual en las fotografías de la época el carro o el burro con sus aguaderas y cántaras metálicas; también era corriente el “lavado” de las cántaras en los pilares, aunque en realidad lo que hacían era adulterar la leche para duplicar la cantidad.
El resultado de aquellas prácticas eran continuas enfermedades intestinales. Las madres pensaban que bastaba hervir la leche tres veces, pero se olvidaban que si no la conservaban en frío sería pasto de cultivo de gérmenes a las pocas horas. Y entonces todavía no había frigoríficos.
Vendedor ambulante de leche en la cuesta de San José (Albayzín). De Granada Gráfica, 1930.
Surgieron infinidad de quejas sobre la calidad de la leche, las enfermedades de las vacas y las molestias que causaban las vaquerías al vecindario. Eran tiempos en que había vacas en prácticamente todos los barrios de la capital. Existe en el Archivo Histórico Municipal de Granada un expediente de 1891 repleto de denuncias y consiguientes visitas de veterinarios a ver las vacas. En las placetas de Santillana (junto a calle Elvira) y de las Minas (en el Albayzín) se ordenó sacar las vacas al campo para que se curasen.
Un cabrero ordeña sus animales en Reyes Católicos, hacia 1920-30. Al fondo se ve el edificio de Gran Vía, 2. Las cabras llevaban bozal para impedir que se comieran las flores y arbustos de las calles.
A raíz de las exageradas adulteraciones de leche, ciertos ganaderos quisieron demostrar que ellos no recurrían a aquellas prácticas fraudulentas. Entonces tomaban sus cabras y recorrían con ellas las calles; llenaban directamente las lecheras en presencia de los consumidores
A raíz de las exageradas adulteraciones de leche, ciertos ganaderos quisieron demostrar que ellos no recurrían a aquellas prácticas fraudulentas. Entonces tomaban sus cabras y recorrían con ellas las calles; llenaban directamente las lecheras en presencia de los consumidores. En las principales entradas a la ciudad se concentraban los vaqueros para suministrar a los clientes; solía encontrárseles en el campo del Triunfo, en el Camino del Monte, en el Humilladero, por debajo de la Estación, etc.
La brucelosis y la tuberculosis continuaban siendo endémicas en Granada. Y con ella todo el abanico relacionado con las infecciones por consumir leche en mal estado. Peor aún lo tenían aquellas familias que no podían tener acceso ni siquiera a la leche aguada.
La Gota de Leche llegó en 1914
Por desnutrición y por la aparición de tantas enfermedades infantiles y consiguiente mortalidad hicieron su aparición las llamadas Gotas de Leche. Su origen se encuentra en Francia, a finales del siglo XIX. Eran instituciones, normalmente públicas o dependientes de órdenes religiosas; a ellas acudían madres gestantes y sus niños a tomar un refuerzo alimenticio. También a aprender costumbres correctas de puericultura.
La Gota de Leche hizo su aparición en Granada en el año 1914 de la mano del catedrático Rafael García-Duarte González (1865-1938). Era profesor de Cirugía y Oftalmología; no obstante, su departamento comprendía una sección de enfermedades de los niños. Decidió crear la Gota de Leche de Granada al incrementarse la mortalidad infantil a comienzos de siglo.
La prensa madrileña solía hacerse eco de las corridas benéficas de las señoras pudientes granadinas, de sus rifas y de sorteos de Scouts para buscar dinero destinado a la Gota de Leche. Estas fotos pertenecen a Mundo Gráfico y La Unión Ilustrada de los años 1916 a 1918.
Casa del Círculo Católico de Obreros (en Gran Vía, 26-28) donde nació la Gota de Leche en 1914 (Ocupaba los tres primeros huecos de la derecha). Debajo, croquis del interior, firmado por el arquitecto Juan Jordana. AHMG.
El bajo comercial lindero con la casa número 24, con entrada por Gran Vía y salida trasera al callejón de la Penitencia, fue diseñado por el arquitecto Juan Jordana. Según la memoria que obra en el Ayuntamiento (de 29 de diciembre de 1914), el local debía ser luminoso, diáfano y caldeado. Allí acudían las mujeres con sus niños a diario; a algunas se les extraía la leche en calidad de donantes, o incluso para sus hijos; después se procedía a esterilizarla y conservarla en biberones para atender las carencias. Se contaba un médico que analizaban las leches, además de matronas y enfermeras. Tenían un generador de tres atmósferas de vapor para mantener la temperatura de la leche.
Aquel local del Realejo era un consultorio para seguimiento de embarazadas y niños, en el que tanto García-Duarte como Alejandro Otero pasaban consulta de manera gratuita
Esta Gota de Leche se masificó; abrió una especie de sucursal en la calle Santa Escolástica, en 1924. Era entonces su director el hijo del fundador, llamado Rafael García-Duarte Salcedo (1894-1936). En realidad aquel local del Realejo era un consultorio para seguimiento de embarazadas y niños, en el que tanto García-Duarte como Alejandro Otero pasaban consulta de manera gratuita. La Gota de Leche se trasladó en 1926 hasta un local de Ancha de Santo Domingo, número 1 (Casa de los Girones), atendido por las hermanas de San Vicente de Paúl, capitaneadas por Sor Josefa Andaluz. Permaneció abierto hasta aproximadamente los años sesenta.
Rafael García-Duarte, hijo, fue concejal y diputado socialista durante la II República, lo que al fin le costó la vida: el 11 de septiembre de 1936 fue sacado de su casa y fusilado por los golpistas.
Una central lechera por provincia
Las carencias de leche y su calidad no empezaron a mejorar en Granada hasta muchos años después de acabada la guerra. En 1953 ya se anunciaba por el Gobierno una normativa para regular la producción y el consumo de leche de los españoles. El Ayuntamiento de Granada publicó una ordenanza, tratando de adelantarse. Pero la sorpresa fue que cuando salió la ley estatal, adjudicaba a los ayuntamientos mayores de 100.000 habitantes la responsabilidad de la higienización, control y distribución de la leche. Eso siempre que no se contase con una iniciativa privada que se hiciera cargo de la construcción de una central lechera.
Al Ayuntamiento de Granada se le apareció la Virgen de las Angustias con todos sus ángeles alrededor. El consejo de administración de Unión Vinícola Industrial se le presentó en pleno a solicitar la concesión para construir, a su cargo, la Central Lechera. Obviamente, la norma llevaba aparejados una serie de beneficios por parte estatal; pero también muchos condicionantes en cuanto recogida de la leche producida en su demarcación.
EVOLUCIÓN DE LAS SEDES DE UNIÓN VINÍCOLA EN EL TRIUNFO
De UVI a UNIASA. En estas tres fotografías se puede comparar la evolución de la Acera del Triunfo desde finales del siglo XIX hasta la década de los sesenta del XX: en la primera foto (de 1906) he marcado la casa donde años después se ubicaría la fábrica de gaseosas. En la segunda foto, más antigua (finales del siglo XIX), los jardines tenían otra disposición; aparecen en un recuadro amarillo las dos casas donde trasladaron la fábrica de gaseosas en 1927 y permaneció hasta 1957; allí la sociedad UVI pasó a llamarse UNIASA. En este mismo lugar fue donde hicieron el primer proyecto para construir la Central Lechera. En la tercera foto vemos los jardines del Triunfo recién rehechos tras derrumbar la plaza de toros (hacia 1962); con una flecha amarilla se marca la casa número 86, que todavía estaba en pie por esa época y no le habían levantado un bloque delante.
UVI, proyecto de Central Lechera y grandes cambios urbanísticos. El plano de arriba está datado entre 1931-4. En rojo se marca el número 86 donde nació UVI; en verde, la fábrica de refrescos entre 1927 y 1957; y en amarillo, el solar aproximado que derrumbaron a partir de 1955 con la intención de ubicar Puleva. La Acera del Triunfo daba al gran espacio abierto del camino de la Estación; sólo tenía números pares. Sus fachadas daban a una pared-talud de 4 metros que sostenía los jardines de las fotos de arriba. Pero en la década de los 60, el Ayuntamiento eliminó los jardines y construyó sobre ellos la Delegación de Hacienda y siete bloques enormes. La Acera del Triunfo de siempre quedó escondida y asfixiada tras sus traseras. Solamente se amplió la anchura de la escalera que une la Avenida de la Constitución con la calle Santa Bárbara. Se puede comprobar cómo está actualmente la zona con la foto aérea (en el cuadro rojo, donde estuvo el número 86; en el verde, donde estuvieron los almacenes de UVI).
UVI amplió su objeto social de bebidas y licores para convertirse en UNIASA. Unión Industrial y Agroganadera S. A. debía quedarse con toda la leche que se le ofreciera en la provincial. En teoría, debería ser toda, ya que las duras condiciones sanitarias para los productores libres les hacían la vida casi imposible. No obstante, muchos ganaderos prefirieron seguir con su sistema tradicional de repartir leche fresca a domicilio, pues había quejas de que la leche embotellada era más cara. Para combatirlos, Ayuntamiento y Central Lechera de UNIASA hicieron un pacto secreto: personal espía contratado por la láctea se dedicaría a denunciar a todo repartidor callejero que incumpliese la ley; el Ayuntamiento no tenía capacidad con sus pocos guardias municipales.
UVI amplió su objeto social de bebidas y licores para convertirse en UNIASA. Unión Industrial y Agroganadera S. A. debía quedarse con toda la leche que se le ofreciera en la provincial. En teoría, debería ser toda, ya que las duras condiciones sanitarias para los productores libres les hacían la vida casi imposible
La concesión del Estado para la venta de leche pasteurizada se hizo por 100 años, en régimen de monopolio, pero con los precios intervenidos. Así estuvo hasta el año 1986 en que España entró en la UE; el Estado tuvo que indemnizar a PULEVA cuando se liberalizó el sector.
A partir de ese momento, empezaron a entrar solicitudes de apertura de lecherías a decenas. Paralelamente, UNIASA se hizo con una flota propia, o en concesión, de pequeños vehículos frigoríficos para distribuir en condiciones de frío aquella leche pasteurizada y en botella de cristal (con la famosa mantequilla acumulada concentrada en el cuello). También ayudaron a financiar la adquisición de frigoríficos para alargar la vida útil de la llamada leche del día.
Pero me he adelantado unos pocos años. En 1955 se constituyó UNIASA a partir de UVI; tenía su casa en los números 54 y 56 de la calle Natalio Rivas. La primera idea fue adquirir varias casas más de la parte alta de la manzana, derrumbarlas y construir allí mismo la Central Lechera Granadina. En mayo de 1955 dieron a conocer el proyecto del arquitecto Miguel Olmedo Collantes y el ingeniero Santiago Matallana. Se trataría de un edificio sobre solar de unos 650 metros, de dos sótanos y tres plantas sobre rasante, levantado con estructura metálica/hormigón.
En aquella planta se pretendía tratar los aproximadamente 40.000 litros de leche que llegarían a diario desde las ganaderías; la recogida llegaba por las tardes, se pasteurizaría por la noche y se repartiría embotellada por las mañanas. Las ventas calculadas para 1956 eran de unos 25.000 litros de leche fresca/día, con lo cual la leche sobrante se dedicaría a hacer los novedosos batidos, helados, yogur, queso…
Ese mismo año, julio de 1955, tras presentar el proyecto de Central Lechera Granadina al Ministerio de Agricultura en Madrid, regresaron barajando otra alternativa. Iban de la mano del alcalde Manuel Sola Rodríguez-Bolívar. No sabemos exactamente qué ocurrió en Madrid, pero debieron plantearles grandes expectativas de futuro. En octubre de aquel mismo año, se cambió por completo el proyecto y la ubicación de la futura Central Lechera Granadina; ya no iba a estar constreñida en la calle Natalio Rivas. Ahora se irían a un solar enorme, de casi una hectárea, entre el Camino de Ronda y la calle Arabial.
En julio de 1956 se les concedió la licencia municipal y las obras comenzaron inmediatamente. Paralelamente, el gerente de la compañía –Ricardo Alamego Escribano- presentaba licencia para levantar casas de vecinos en la sede de Natalio Rivas, con el aumento de un tercio de pisos. La planta productora del Camino de Ronda estuvo ultimada en poco más de un año. Un año después comenzó a desarrollarse el Plan Granada, en cuyos 15 millones de subvención estaba incluida una importante ayuda para UNIASA.
Central Lechera de UNIASA, situada en el Camino de Ronda (a la altura de lo que hoy es el Hotel Ana María). Aquí estuvo desde 1957 hasta 1975.
A finales de 1957 ya se estaba probando la planta de envasado. La Central de Granada la primera gran envasadora de Andalucía y segunda de España. Comenzaron a llover las críticas porque se pensaba que el contorno no iba a ser capaz de abastecer de leche a una industria tan potente. A pesar de que la inmensa mayoría de vaquerías y cabreros se decidieron por entregar su producción a UNIASA. Cada madrugada los productores acudían a llevar sus cántaras; solían hacer colas en las inmediaciones en espera de descargar. Los ganaderos esperaban turno en la cafetería Holanda, la única que había por los alrededores.
Al principio se embotellaban por separado las leches de vaca y de cabra. Esta última era la preferida por el sector hostelero para mezclarla con café. Pero ¿qué marca llevaba aquella primera leche? Una vez desechada Triunfo, el concurso se inclinó por Pura Leche de Cabra (PULECA), porque la producción de cabra era mayor que la de vaca. Pero aquello no sonaba bien al oído y se optó finalmente por PULEVA (Pura Leche de Vaca).
Tres bloques y dos calles. En 1975, el solar de Puleva en el Camino de Ronda sirvió para construir los dos bloques laterales, el hotel del centro y dos calles interiores. El precio fue de 279,5 millones (lo adquirieron Granadaban y Ávila Rojas).
¿De dónde sacamos tanta leche?
Fue cierto que Granada no era capaz de suministrar toda la leche que necesitaba la moderna factoría. Además, el sector era muy estacional: en primavera quizás sobrara leche, había que derivar parte del líquido a hacer leche en polvo, yogur, queso, batidos, etc. que eran de mayor duración. Pero en verano faltaba materia prima. Porque era obligatorio comprar toda la leche que les fuera ofrecida al precio establecido por el Gobierno. Para más inri, por aquella época comenzó a darse la práctica de las vacas cuneteras; se trataba de familias que compraban vacas sin tener establos ni terrenos de pastos, con lo cual las llevaban a los bordes de caminos y carreteras a alimentarse con la hierba de primavera. Cuando no había hierba, solían deshacerse de ellas hasta la próxima primavera. Este hecho hacía oscilar mucho la producción de leche.
Luis Angulo Montes, presidente entre 1959 y 1991. Bajo su mandato se produjo la consolidación de Puleva.
Los vaivenes en la producción trató de solucionarlos la empresa introduciéndose también en la producción. Para ello se acometió un plan ganadero con la traída de ejemplares de frisona holandesa; también se montó un centro de inseminación y todo lo necesario para la capacitación de los ganaderos. Entonces (1959) los hombres fuertes de UNIASA eran Luis de Angulo, Pérez Pire (padre) y García de la Fuente.
Muy pronto se dejó de embotellar leche pasteurizada de cabra, su producción se destinó a hacer quesos y otras especialidades. Solamente se pondría a la venta lo que realmente rezaba la marca –vaca-. Con lo cual, los agoreros llevaban razón. Pero, contrariamente, PULEVA comenzaba una tremenda expansión en cuanto a ventas. Cada día se alargaba más su radio de recogida. Hasta que el consejo de administración tomó dos decisiones importantes: fomentar la creación de vaquerías e instalar dos grandes torres de esterilización, que era tanto como decir leche de larga duración. Para esto último precisaban aún más leche.
En 1965 comenzaron comprando leche de Francia, con los problemas que ocasionaba en cuanto a precios. Por eso decidieron, ya a comienzos de los años 70, producir ellos mismos su leche. Hicieron un proyecto de vaquerías que contemplaba producir en Granada, en el radio de 50 kilómetros, al menos el 10% de la leche
En 1965 comenzaron comprando leche de Francia, con los problemas que ocasionaba en cuanto a precios. Por eso decidieron, ya a comienzos de los años 70, producir ellos mismos su leche. Hicieron un proyecto de vaquerías que contemplaba producir en Granada, en el radio de 50 kilómetros, al menos el 10% de la leche. Tutelaron proyectos de vaquerías a ganaderos que tenían suelo para cultivar forraje, instalaciones y vocación. UNIASA les avaló los préstamos con los bancos. La sanidad de las vacas la vigilaban veterinarios de la Central Lechera; a su vez, un veterinario municipal analizaba continuamente la leche que salía del Camino de Ronda hacia los consumidores. Al fin y al cabo, la responsabilidad última en cuando a sanidad recaía en el Ayuntamiento. De todas formas, el reparto de leche clandestina hacía que todos los veranos apareciesen infinidad de infecciones.
El plan de las vaquerías de Puleva llegó a sumar unas 12.000 cabezas en sus mejores momentos. La mayor de las granjas era El Regidor (en Moraleda), que llegó a reunir más de 2.000 vacas en producción. Hasta hace relativamente poco tiempo subsistieron vaquerías (La Mora donde está el PTS, y otra donde está el Parque de las Ciencias).
Época dorada de Puleva
En 1970 había llegado a la empresa Rafael Pérez-Pire; era yerno del presidente. Fue escalando todos los puestos hasta ser director general, consejero delegado y presidente ejecutivo. En realidad, él lo fue todo en la empresa a partir de 1974 y hasta ser expulsado por los tiburones financieros, en 1994. Fueron tiempos en que Puleva tocaba el cielo con las yemas de sus dedos; y esos dedos eran de la gruesa mano de Rafael. España empezaba a despegar económicamente. Toda la leche era poca. Se recurrió a la Cooperativa de los Pedroches (COVAP) para comprarle más leche.
Rafael Pérez-Pire, en su despacho del Camino de Purchil. Sin duda, el nombre más sobresaliente de la historia de Puleva.
UNIASA veía que en dieciocho años se le había quedado pequeña la factoría del Camino de Ronda. Se decidió construir una nueva en el Camino de Purchil, la actual. Pérez-Pire era un visionario, tenía en la mente grandes proyectos para seguir creciendo; a su lado tenía a Salvador Frutos como principal hombre de confianza. Desde finales de la década de los setenta se habían disparado las ventas; aquello era una máquina de imprimir billetes. El capital se había ampliado, pero continuaba en su mayor porcentaje en manos de inversores granadinos.
Tiempo después, uno de los consejeros de PULEVA tenía mano en RENFE; consiguió que se les habilitara una planta de recogida y tratamiento en Santiago. El volumen de cisternas diarias que necesitaban era el doble; habilitaron entonces el tren de la leche, que cada día llegaba a la Estación de Andaluces con casi 30 vagones-cisterna. Fueron los mejores tiempos de UNIASA. Incluso hicieron un proyecto de ramal de ferrocarril de 1.600 metros para evitar los trasbordos con camiones. Pero ahí toparon con el Ayuntamiento por tratarse de la Vega (Y a alguno le seguía escociendo el tema de Mercagranada). Puleva amenazó con trasladarse a Guadalajara.
Tiempo después, uno de los consejeros de PULEVA tenía mano en RENFE; consiguió que se les habilitara una planta de recogida y tratamiento en Santiago. El volumen de cisternas diarias que necesitaban era el doble; habilitaron entonces el tren de la leche, que cada día llegaba a la Estación de Andaluces con casi 30 vagones-cisterna
Rafael Pérez-Pire hacía morir de éxito a la empresa que presidía. Entró a cotizar en bolsa. La marca PULEVA pasó a ser también el nombre de la empresa. Tras su magnífica imagen de marca, comenzaron a surgir infinidad de nuevos productos y actividades (de lácteos, platos precocinados, incluso se negoció la compra de Aguas de Lanjarón y Dhul). Y se empezaron a comprar otras centrales lecheras, tanto dentro como fuera del territorio nacional. Unas con mayor acierto que otras.
Para acometer aquellas enormes inversiones, UNIASA se metió en terrenos financieros movedizos. Los primigenios inversores granadinos vieron descender cada vez más sus participaciones accionariales por las sucesivas ampliaciones de capital. Hasta que llegó el momento en que aparecieron problemas financieros con varios bancos y porque una emisión de obligaciones no hubo forma de convertirla en acciones. Fue el tiempo en que inversores privados foráneos entraron en el consejo hasta conseguir arrinconar a Rafael Pérez-Pire.
Comenzó la guerra de precios entre los grandes grupos lácteos; ahora nadie estaba a salvo ni en su propia zona de dominio. En ese momento apareció la cuesta abajo para algunos proyectos, de los que hubo que desprenderse dolorosamente. El primero de ellos fue el proyecto de vaquerías: el problema estalló tras una inspección del trabajo que obligó a UNIASA a incluir a todos sus vaqueros en el régimen general de la Seguridad Social, no en el REA como estaban desde el principio. Este hecho disparó los costes de personal, ya que la sanción les obligaba a hacerlo con efectos retroactivos de los últimos cuatro años. A la inmensa mayoría de vaqueros hubo que despedirlos y replantearse el negocio de las vaquerías.
Gracias a la Junta que les compró la cuota láctea para después regalársela a los vaqueros que se establecieron como autónomos; el ERE de los despidos supuso otros 1.000 millones de pesetas, que también pagó la Junta
Gracias a la Junta que les compró la cuota láctea para después regalársela a los vaqueros que se establecieron como autónomos; el ERE de los despidos supuso otros 1.000 millones de pesetas, que también pagó la Junta. Pero había que pagar en el acto y la Junta no tenía tesorería para hacerlo; entonces se echó para adelante José Olea Varón, que era presidente de Caja Granada, convocando un consejo extraordinario un sábado por la noche y así poder sacar a la empresa del atolladero.
Tecnológicamente puntera… y francesa
UNIASA tuvo su época de platino al comienzo de los años noventa del siglo pasado. Producía todo tipo de derivados lácteos en sus factorías de Granada, Málaga, Jerez, Salamanca, Montauban y Galicia. Era de las más punteras en cuanto a tecnología e investigación.
Pero los problemas financieros comenzaron a asfixiarla. A pesar de ello, cuando acabó el siglo XX se había convertido en el grupo líder de producción de lácteos… Pero en el camino había tenido que afrontar una suspensión de pagos de 24.000 millones, ocurrida en 1994. El ERE imprescindible se llevó por delante a todos los trabajadores mayores de 52 años (también pagados con dinero público de la Junta). No obstante, quienes negociaron el convenio con acreedores lo hicieron muy bien y tuvieron mucha suerte: para empezar, vendieron a ABBOT la planta de dietéticos por 16.500 millones; y a los acreedores les pagaron las deudas durante ocho años, los dos primeros de carencia. PULEVA era una marca de grandes activos y no tuvo ningún problema para salir adelante. Pero dejándose jirones en el sendero.
En el camino de salida de la crisis había dejado de ser un símbolo para Granada: no había grandes participaciones accionariales de granadinos; con muchos menos trabajadores; y con menos contratos para determinadas empresas proveedoras
No obstante, en el camino de salida de la crisis había dejado de ser un símbolo para Granada: no había grandes participaciones accionariales de granadinos; con muchos menos trabajadores; y con menos contratos para determinadas empresas proveedoras. PULEVA comenzó el siglo XXI fusionada dentro del grupo Acucareras Ebro-Puleva: Diez años después, el Grupo Lactalís, una sociedad unipersonal de la familia francesa Besnier, adquirió el 100% de las acciones del grupo alimentario español. Hoy Puleva sólo existe como marca comercial, diluida como un grano de arena en la playa de la primera empresa de lácteos a nivel mundial.
Hacía justo un siglo que un grupete de amigos granadinos se reunieron en el café de Pepe Rodríguez Morcillo, en Plaza Nueva, para estudiar la posibilidad de unirse y crear una empresa de refrescos, aguardientes y gaseosas.
HITOS EN LA HISTORIA RECIENTE DE PULEVA
Quesos. Aquel mismo año comenzaron a poner a la venta sus quesos a gran escala.
1982. Uniasa abre negocio en Canarias, Extremadura y Jerez.
1984. Saca al mercado la leche maternizada Edamater Natur.
1985. Por vez primera, Puleva reparte un 15% de beneficio a sus accionistas. La empresa inicia su boom particular, con crecimientos anuales superiores al 33%.
1987. Empieza a fabricar productos geriátricos y clínicos.
Refuerza su producción y venta en la zona de la baja Andalucía, con la adquisición de las factorías Central Lechera de Cádiz (La Merced), Málaga (Colema), Sevilla (Prolan) y Salamanca (Prolan).
Compran una planta para captación y producción de leche en el sur de Francia, Montauban (Que con el tiempo resultó una gran metedura de pata).
1988. Aparecen las famosas Papillas Puleva.
Se amplía el capital social para acometer nuevas inversiones. Era la única empresa del sector que cotizaba en bolsa.
Adquiere la Central Lechera Malagueña y la Central Sevillana.
1992. La marca comercial Puleva pasa a formar parte de la denominación social: Puleva, Unión Industrial y Agroganadera, S. A.
Se inaugura, junto a la fábrica de Granada, la Planta de Nutrición Infantil.
Se instala la planta de cogeneración GRELVA, también en Granada.
1994. Año en que se plasman grandes proyectos de investigación. Pero la captación de nuevos capitales hace que entren en el consejo varios grupos inversores. A la postre, su alianza contra las tesis de Rafael Pérez-Pire hace que éste dimita y se desligue por completo de la sociedad.
Puleva presenta suspensión de pagos.
1996. El nuevo plan de empresa se encamina más a los productos con valor añadido, resultado de una investigación propia, que a la leche de larga duración. Comienzan a salir a la venta Puleva A+D, Puleva Calcio, Puleva Omega3, Puleva Mamá y Puleva Peques.
2000. Se fusiona con el grupo Ebro (antigua Azucarera) y resulta Puleva Food. Crean Yofres, dedicada a fabricar yogures frescos y lácteos.
2010. El grupo Ebro-Puleva vende la totalidad de sus acciones al grupo francés Lactalís.