Entrevista

Ignacio Faulín: “Granada ocupa un puesto muy importante en la historia de la música pop”

Cultura - JTG - Martes, 5 de Septiembre de 2023
Los dos tomos de su libro ‘¡¡Hola Mr. Pop!!’ recorren con minuciosidad la cultura popular de los años 60.
Ignacio Faulín.
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Ignacio Faulín.
Fundador del ya legendario festival ‘Actual’ de Logroño, promotor cultural y periodista de formación, Ignacio Faulín acaba de editar en dos tomos el que puede ser el libro más exhaustivo sobre la música -y la cultura- popular de la década de los sesenta: ‘¡¡Hola Mr. Pop!! Cuando la modernidad llegó a España para quedarse’ (Ed. Silex). Continuación del anterior, donde buscaba y encontró las raíces y los tallos de la música estadounidense en España desde finales del  siglo XIX (‘Bienvenido Mr. USA’). Una serie que valora dar continuidad cronológica hacia delante una vez superado el esfuerzo de gestación de lo ya publicado. Probablemente sea el trabajo más completo hasta la fecha sobre el tema, y con seguridad el definitivo y difícilmente superable por la cantidad ingente de información que contiene. 

─ ¿Cuál es el origen de su serie ‘bienvenidos’?

─  Yo estudié periodismo, y durante unos años fui profesor en la Universidad de la Rioja de Historia de la Música. Decidí hacer el doctorado y elegí un tema que me ilusionara, así que escogí los comienzos de la música moderna o pop en nuestro país, y ahí empecé con los dos libros. El primero, ‘Bienvenido Mr. USA’ era ya uno de los apartados de la tesis, y la historia entre el 56 y el 69 era el meollo del trabajo. La verdad es que trabajé muy a fondo, e intenté también huir de tópicos a la hora de hablar de esos tiempos.

─ Y ¿dónde ha rastreado tantísima información? ¡Porque llega a manejar hasta tener los boletines de la censura del Ministerio del Interior franquista!

─ (sonrisas) Hoy en día, en la era de internet, me ayudó mucho que diarios de la época estuvieran digitalizados y accesibles, como el ABC y La Vanguardia. La Biblioteca Nacional tiene muchas publicaciones físicas de la época, y entrevisté a una larga serie de personas relevantes de esos años. Además de mi material propio.

─ Tras el ‘Mr. USA’, ¿el ‘Mr POP’ era la parada lógica…?

─ Sí claro, por atrás fui hasta el último tercio del siglo XIX y mi idea era llegar a los comienzos del rock and roll. Y también de todos los géneros populares que convivieron con él, porque en muchos momentos los hay que en origen tenían raíz norteamericana. Hablo del jazz, y de ritmos, pero también hablo de flamenco, de canción española, de zarzuela, de canción latinoamericana: boleros, mambos, chachachás…y de otros estilos que ayudan a situarse en cada momento. En ‘Mr Pop’ hago lo mismo. Quería hacer unos libros históricos donde hiciera ver que España, en ese tiempo, tenía muchos otros sonidos que estaban ahí, al margen de incluir todo lo que se podría denominar como ‘cultura popular’: cine, medios de comunicación, vida nocturna, publicidad…

Portada de libro de Ignacio Faulín. 

─ Mi padre solía decir que las suecas, las vespas y los 600 cambiaron este país… Pero obviamente la música tuvo su parte de culpa ¿no?

─ Por su puesto, fue fundamental. Antes de que este país tuviera un cambio político en los años 70, ya en los 60 había cambiado cultural, social y económicamente. La ‘música moderna’, como se denominó entonces ya que la palabra ‘Pop’ no se usó hasta 1965, coincide con el comienzo de una etapa histórica de mayor apertura, y de un crecimiento económico por el plan de 1959. Un año, por poner un ejemplo, en el que se publicaron los primeros discos del Dúo Dinámico, comenzó el programa ‘Discomanía’ en la Cadena SER, se hicieron los primeros festivales de la canción… Fue el incipiente arranque que se verá reflejado en pocos años en una música juvenil que se va a hacer hegemónica en los gustos populares.

─ ¿Era imposible ponerle puertas al mar… sonoro?

─ Claro, porque hay muchos tópicos que cuentan cosas que en ocasiones no coinciden con la realidad. Este país en esos años tenía un régimen dictatorial pero que ya no estaba tan cerrado, para nada. Hasta el año 53 había solo dos discográficas, Columbia y La Voz de su Amo, pero a partir de esa época, que coincide con el comienzo del vinilo como soporte, aparecen muchos otros sellos y alguna multinacional, caso de RCA, se instala aquí. El país va creciendo poco a poco, y la música… Por ejemplo: en Photoespaña ha habido una exposición del archivo de Joana Barnés, que fotografió a los Beatles entre muchos otros, y sorprenden aquellos trabajos; siempre ha habido minorías, que se pudieron hacer mayorías, muy al tanto de lo que se hacía fuera, y los más ‘avisados’ enseguida se ponían al día. Se vendían algunas publicaciones juveniles, como la mítica revista francesa ‘Salut les Copains’, donde salieron los yeyés…

"Si se hace un repaso intenso te das cuenta de que hay una serie de ‘conjuntos’ que hacían grabaciones que han perdurado bastante bien, como Los Brincos, Los Bravos, Los Canarios, Salvajes, Lone Star…"

Si se hace un repaso intenso te das cuenta de que hay una serie de ‘conjuntos’ que hacían grabaciones que han perdurado bastante bien, como Los Brincos, Los Bravos, Los Canarios, Salvajes, Lone Star… Pero paralelamente encuentras muchas otras escenas: fueron los primeros años de los cantautores y de personalidades como Pau Riba o Sisa en Cataluña, María del Mar Bonet… Hay mucha variedad y muchísimos artistas, para mayor o menor público, puede, pero ahí estuvieron Aute, Serrat, Miguel Ríos, el nuevo folk etc.

─ Siguiéndole llama la atención la cantidad de discos que se editaban, supongo que en tiradas mínimas y distribución casi exclusivamente capitalina, pero eran muchísimos más de los imaginados…

─ Es cierto, pero es como todo. Un sello como Hispavox, era nacional, y aparte de sus artistas propios editaba sellos internacionales con bastante adecuación a los lanzamientos de fuera. Hay quien se sorprende al conocer las ediciones españolas de aquellos tiempos, porque casi todo estaba en el mercado, acaso con 300 copias nada más, pero estaban. Después, ese artista, si tenía repercusión, lo reeditaban o sacaban más cosas, pero en los años 60 se publicaron muchas cosas, sí.  Y para los más melómanos, sobre todo Madrid y Barcelona, siempre hubo algunas pequeñas tiendas que importaban discos, ese fenómeno me lo he encontrado ya en los años cuarenta.

Se editó muchísimo y es algo que llama la atención. Bill Haley estaba en España a la par que en el mundo y fue el primer artista de rock and roll que actuó en España, en noviembre de 1958 en Barcelona. Elvis se publicaba desde 1956, ya en RCA, pero a comienzos del 61, cuando se proyecta su primera película, que en España se llamó ‘El barrio contra mí’,  es cuando aparece todo lo suyo porque se disparó su demanda. Fats Domino, Johnny Burnette estaban aquí ya en su mayor parte, como decía antes, con las peculiaridades de las distribuidoras eso sí: así de Gene Vincent disponíamos de algunos singles y un Lp porque la Capitol estaba bien representada, pero Chuck Berry o Bo Diddley tardaron hasta 1965 porque no ocurrió lo mismo con el sello Chess.

─ Recuerdo que la Discophon tenía inmensos catálogos internacionales de Jazz y Blues: House of Blues, Top Rank, Black Lion etc  y convivían perfectamente Antonio Machín con Louis Armstrong, Duke Ellington, Jimmy Red y el Príncipe Gitano.

─ Exacto, Discophon tenía un catálogo amplísimo. Belter, sello también barcelonés y con una imagen muy particular de canción española, era la casa de Manolo Escobar, llegaron a importar las referencias del sello Atlantic, donde estaba Ray Charles y numerosos artistas de Soul. Esas cosas pasaban.

─ A lo largo de los dos volúmenes hay dos nombres muy repetidos y con un capital peso específico: Alain Milhaud y Trabuchelli ¿definieron esa década en España?

─ Fueron muy importantes a partir de 1965 en adelante. Aquí el pop y el rock tiene su raíz anglosajona, y se adaptaron sus maneras a la idiosincrasia propia. Las palabras pop, cantautor, folk etc son fruto de esas adaptaciones. A mediados de los 60, en plena beatlemanía y la invasión británica etc, productores que tuvieron una visión de lo que era el pop juvenil resultaron fundamentales. Trabuchelli en Hispavox y Milhaud con los Bravos, Canarios, Pop Tops en Columbia resultaron esenciales. Ellos buscaron un sonido concreto y personal, y aunque luego supimos, que por ejemplo Los Bravos, en su primera época de grabaciones londinenses estaban registrados en su mayor parte por músicos ingleses (algo que también ocurría en el pop americano por cierto, no era nada excepcional), dejaron su sello importantísimo en la música popular.

"Una ciudad que es capaz de dar a un intérprete como Miguel Ríos con una trayectoria modélica, o Los Ángeles, que a mí me encantan, santo y seña de las producciones Hispavox de la época, con grabaciones que han envejecido muy bien y se escuchan con agrado…"

─ Y otro nombre que está presente en todos los capítulos, vamos que podía sostener el índice, es Miguel Ríos…

─ Cuando yo le veo este verano actuando, en 2023, me fijo en que yo que nací en octubre del 61, y unos meses después él ya estaba grabando su primer disco, coincidiendo con la primera oleada de conjuntos, como Pekeniques, Los Sonor… Esa es la grandeza de Miguel Ríos. Es una persona que, por su importancia posterior, yo he querido reflejar como elemento fundacional, y cuento su evolución desde el 62 al 69, que me ha servido para darme cuenta de los cambios sociológicos de este país, la vida nocturna, los hábitos, las drogas, y muy importante: el libro termina en el especial de TV de la nochevieja de 1969, donde estrenó el ‘Himno de la Alegría’, que en 1970 será un gran éxito mundial. 

─ Hablando desde Granada barro para casa: Miguel Ríos, Los Ángeles, Los Nevada, Los Windys, Gelu, Li Morante, Julián Granados… en Granada hubo cerca de 200 ‘conjuntos musicovocales’ en aquel momento, y la prensa (de Málaga) se refería a Granada como “la fábrica de conjuntos’. En su visión panorámica ¿dónde nos sitúa? 

─ En un puesto muy importante de la historia de la música pop. Una ciudad que es capaz de dar a un intérprete como Miguel Ríos con una trayectoria modélica, o Los Ángeles, que a mí me encantan, santo y seña de las producciones Hispavox de la época, con grabaciones que han envejecido muy bien y se escuchan con agrado… El resto de los que nombras… ¡Ya me encantaría que en mi tierra hubiera habido artistas con semejante proyección!. 

─ El cambio de década (y de generación) finiquitó a buena parte de los protagonistas de los 60 que no pudieron adaptarse. Sin embargo ahora hay muchas bandas que recuperan y actualizan los sonidos de aquellos años ¿siguen vigentes los 60?

─ Creo que siempre seguirán. Porque creo que muchas de las músicas que se reivindican hoy en día comienzan en esa década.  Cada dos por tres se habla de cualquier grupo norteamericano, australiano etc. como una banda ‘neopsicodélica’… Todo eso surgió entonces. Hay un libro muy interesante de un autor británico llamado Simon Reynolds que se llama ‘Retromanía’ (ed Caja Negra) que asegura que incluso hoy en día se reivindican cosas de los sesenta que en su tiempo no tuvieron ningún relieve comercial, pero su poso ha crecido hasta nombrar con etiquetas nuevas músicas de aquellas épocas: la psicodelia, el garaje, el neo progresivo… Hay muchos grupos instrumentales que evocan el surf… Es una época en la que el pop y el rock establecieron unos parámetros que, vistos en retrospectiva, han abierto camino a muchos nombres contemporáneos. 

─ Y tras los 50 y los 60 ¿va a seguir por los 70? Una década bastante ignorada, si bien los libros de Luis Clemente, Edi Clavo o Juan Puchades están por la labor…

─ Los conozco todos, el de Luis es muy bueno, el de Edi Clavo del rollo y los discos de Puchades… Es mi intención… Pero un trabajo tan potente y exhaustivo, donde me he exigido mucho a todos los niveles… No sé si llegaré. Me gustaría hacerlo de los 70 y las décadas posteriores, pero he acabado un poco exhausto y entonces… Querría hacer algo en lo que se vieran las claves de cada época. Me gustaría hacerlo, porque la música es mi trabajo y mi pasión. 

─ Se le podría llamar ‘Cuentamé’ 

─ (carcajada). Sí.