El aceite de nuestra tierra. DOP Montes de Granada
el gran cantaor muere a los 93 años, tras una vida plena de rotundos éxitos

Granada despide al maestro Fosforito, fallecido en Málaga a los 93 años

Cultura - Juan Pinilla - Jueves, 13 de Noviembre de 2025
Juan Pinilla dedica este sentido obituario a Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’, "buque insignia de la generación cantaora de posguerra", en un hermoso artículo que repasa también las frecuentes visitas a Granada. Descanse en paz.
"Fosforito acompaña a la guitarra a Martín Liñán".
Archivo Peña de La Platería. Años 70.
"Fosforito acompaña a la guitarra a Martín Liñán".

Desde que esta mañana de jueves 13 de noviembre la muerte de Fosforito eclipsara el mundo del flamenco, no han dejado de sucederse las reacciones en una tierra en la que su arte causó siempre una profunda conmoción.

Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’ ha sido el último cantaor totémico del mundo del flamenco. Se ha marchado a la edad de 93 años, con una vida llena de éxitos rotundos que arrancaron en 1956, cuando se convirtió en ganador absoluto del primer Concurso Nacional de Córdoba

Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’ ha sido el último cantaor totémico del mundo del flamenco. Se ha marchado a la edad de 93 años, con una vida llena de éxitos rotundos que arrancaron en 1956, cuando se convirtió en ganador absoluto del primer Concurso Nacional de Córdoba. Desde entonces no ha habido institución que haya escatimado en premios para el maestro pontanés, desde la Llave de Oro del Cante en 2005 hasta el nombramiento como Hijo Adoptivo y Medalla de Oro de la Ciudad de Málaga, el pasado febrero.

Nació en una familia muy humilde de Puente Genil en 1932 y vivió la mayor parte de su vida en Málaga. Cantaor de culto, con legiones de seguidores, genio indiscutible, creador incesante, grabó alrededor de 40 discos acompañado por guitarristas de la altura de Paco de Lucía o Juan Habichuela. Con el patriarca granadino de la saga Habichuela, formó una de las parejas artísticas más sólidas y exitosas de la historia del flamenco.

Pero no fue este el primer vínculo con Granada. Ya en los años 60, Fosforito era un asiduo de la ciudad a la que acudía invitado por sus fervorosos partidarios ―palabra muy empleada en la época para designar a los seguidores― y ocupaba cabeza de cartel de los reputados festivales del Paseo de los Tristes

Pero no fue este el primer vínculo con Granada. Ya en los años 60, Fosforito era un asiduo de la ciudad a la que acudía invitado por sus fervorosos partidarios ―palabra muy empleada en la época para designar a los seguidores― y ocupaba cabeza de cartel de los reputados festivales del Paseo de los Tristes. En el seno de esos encuentros fraguó amistad con los que luego constituirían el núcleo duro de la Peña de La Platería, instituida en el Carmen de la Plaza de Toqueros en 1970. “Tengo, como dice la copla de Pepe Pinto, "mi corazón dividido entre dos amores", porque guardo hermosos recuerdos de momentos muy felices en Granada, mucho antes de los festivales aquellos tan célebres que se realizaban en el Paseo de los Tristes. Conocí a personajes como Juanillo “El Gitano”, un cantaor extraordinario, y he convivido con Miguel “El Santo”, Manolo Osuna, con Pepe Albaicín”, nos contó para una entrevista en 2004.

A finales de los 60, Francisco López Aguilar, conocido como Curro ‘el Guardia’ por su oficio de guardia urbano en nuestra capital, instituyó la Peña flamenca Fosforito en su bar de la zaidinera Placeta de Lima

A finales de los 60, Francisco López Aguilar, conocido como Curro ‘el Guardia’ por su oficio de guardia urbano en nuestra capital, instituyó la Peña flamenca Fosforito en su bar de la zaidinera Placeta de Lima. Curro ‘El Guardia’ era buen aficionado a la guitarra y un espoleador de jóvenes talentos granadinos. Por su bar-tertulia pasaban jóvenes artistas de la época como Curro Andrés, José y Antonio ‘Los Coloraos’, Ángel Rodríguez ‘Chanquete’ ―quien ha declarado a este periódico que Fosforito fue su “ídolo y el cantaor más completo que he conocido en mi vida”―, Francisco Manuel Díaz, Manolo ‘Morogato’ o Antonio Trinidad, entre otros. Al respecto, recuerda este último cantaor: “Un día fui con el Curro a un festival en la Chana donde cantaba Fosforito con la Niña de la Puebla y El Sevillano, y le pedimos permiso para ponerle su nombre a la peña. Esto fue a finales de los 60 porque en 1969 me fui a París y ya tenía mi carnet de socio fundador”.

Antonio Trinidad y Fosforito, el día de la entrega de la Llave de Oro en 2005.

La frecuencia de Fosforito en Granada era muy alta y tenía que dividir sus visitas entre los festivales de la provincia, la peña que llevaba su nombre en el Zaidín y la sede albaicinera de los plateros donde su buen amigo y mecenas flamenco Manuel Martín Liñán, lo esperaba con los brazos abiertos

La frecuencia de Fosforito en Granada era muy alta y tenía que dividir sus visitas entre los festivales de la provincia, la peña que llevaba su nombre en el Zaidín y la sede albaicinera de los plateros donde su buen amigo y mecenas flamenco Manuel Martín Liñán, lo esperaba con los brazos abiertos. Empresario hostelero, guitarrista y bandurriero, Martín Liñán se convirtió en el primer presidente que tuvo La Platería desde que se instituyó en su actual sede, en cuyas paredes cuelgan fotografías en forma de testimonio que dan cuenta del fervor ‘fosforero’ de una buena parte de la afición granadina. Esta misma entidad lo nombró socio de honor el pasado 4 de diciembre de 2022, durante una ceremonia que consiguió emocionar al maestro cordobés.

Su sello artístico ha orientado a toda una generación de intérpretes. El éxito de su marca cantaora creó “Fosforitos” en todas las provincias, si bien el sobrenombre fue tomado del mítico cantaor gaditano Antonio Lema “Fósforo el Viejo” (Cádiz 1869- Madrid 1940). En Granada, entre los epígonos fosforeros, destacaron el veterano de la casa de los Coloraos, José, cantaor que destacó especialmente en los años 80. Por su parte, el mencionado Antonio Trinidad Extremera, fue conocido en sus inicios como “Fosforito de Graná”. Así relata la historia de su nomenclatura: “Mi primer nombre artístico fue Niño de la Chana, luego, Fosforito de la Chana y, posteriormente, Fosforito de Graná, porque era un calco de los cantes de Antonio”. En la vega granadina surgió otro Fosforito, en este caso de Láchar, con el premiado cantaor Alejandro Campos que se ganó el sobrenombre igualmente por su mímesis del maestro.

Durante los años 70 y 80, ocupó el primer puesto en todos los festivales más reputados de la geografía nacional, compartiendo escenarios con Camarón, Lebrijano, Chocolate, Fernanda de Utrera, Agujetas, Naranjito de Triana, Carmen Linares o Enrique Morente, entre otros muchos

Pero volviendo a la interesante biografía del tristemente desaparecido, encontramos que, durante los años 70 y 80, ocupó el primer puesto en todos los festivales más reputados de la geografía nacional, compartiendo escenarios con Camarón, Lebrijano, Chocolate, Fernanda de Utrera, Agujetas, Naranjito de Triana, Carmen Linares o Enrique Morente, entre otros muchos. En algunas de estas veladas estivales llegó a realizar sus famosos “tripletes”, es decir, tres festivales en distintos pueblos la misma noche. Pero los años 90 acusarían una notable merma de facultades debido a la entrega absoluta que practicó en cada uno de sus conciertos, motivo por el que consagró el resto de su vida a la enseñanza, impartiendo conferencias por toda Andalucía junto a guitarristas como Manuel Silveria o Antonio Soto.

El guitarrista y constructor de guitarras Francisco Manuel Díaz, ha mantenido una relación de amistad de más de sesenta años con el fallecido cantaor. “Ha sido emblemático, enciclopédico, gran persona de cuya honradez doy fe. Ha sido un compañero ya irrecuperable, completo, gran cantaor rítmico, lleno de conocimientos.”. Con cierta añoranza nos rememora una actuación que tuvieron a principios de los 80 en la Peña Flamenca “El Taranto”, de Almería y corrobora que la pareja artística que conformaron Juan Habichuela y Fosforito “ha sido de lo más prolífico que ha dado el flamenco. Ahí están las grabaciones.”

Tarantos de Almería con sello propio, peteneras, soleá de indiscutible acuño, seguiriyas, alegrías de Cádiz de cuyo aire supo impregnarse durante sus años de servicio militar en la “Tacita de plata”, bulerías ejecutadas con solvencia rítmica incontestable, y una discografía donde muestra con holgura su vasto conocimiento de los vericuetos del cante. Todo este trabajo antológico acompañado por un robusto repertorio de letras de factura propia, ha quedado ya inmortalizado en este día histórico, para el deleite de los futuros aficionados.

Fosforito, buque insignia de la generación cantaora de posguerra, maestro de tronío, nos deja en un nublado día otoñal. Se lleva el secreto del cante a la tumba y deja un enorme hueco imposible de cubrir. Descanse en paz, maestro. Gracias por tanto.