‘Floridos y pensiles’ por el grupo teatral Kómikos, este sábado en Maracena

El grupo Kómikos Teatro pone en escena este sábado en Maracena la obra teatral ‘Floridos y pensiles’ que recoge una singular adaptación de Guillén-Jordi Graells, sobre los libros de Juan Eslava Galán, Alfonso Martínez Foronda y, sobre todo, de Andrés Sopeña.
Aunque es un grupo de teatro aficionado, la veteranía y experiencia de sus integrantes y la cuidada puesta en escena les convierte en una referencia teatral en Granada, también, por la calidad de de sus actuaciones
Dirigida por Martínez Foronda, la representación teatral será a las 19.00 horas en el espacio escénico de Maracena. Al término de la obra tendrá lugar una charla coloquio con los asistentes.
Aunque es un grupo de teatro aficionado, la veteranía y experiencia de sus integrantes y la cuidada puesta en escena les convierte en una referencia teatral en Granada, también, por la calidad de de sus actuaciones.
PRESENTACIÓN: Lola Hita Romero
REPARTO
BRIONES. ………………. Antonio Martínez García
TORRECILLAS ………… Alfonso M. Foronda
RUIZ ……………………... Rafael Herrera Bonet
GONZÁLEZ …………….. Ilde Gutiérrez
SÁNCHEZ. …………….. Jesús Carreño Tenorio
LÓPEZ…………………… Adriano Fernández Hurtado
MAESTRO …………….. Miguel Pereira
CURA…………………… Ilde Gutiérrez
DOÑA JACINTA………. Marisa Lupión/Pilar Triguero
FALANGISTA …………. Jesús Miguel Gómez “Xuxo”
DIRECCIÓN……………. Alfonso Martínez Foronda
LUCES Y SONIDO……. Julia Hidalgo
Una explicación de Kómikos
Era una de las letras del Himno Nacional que aparecía en la Enciclopedia Álvarez. ¿Y qué era pensil? Vete a saber. Nosotros lo cantábamos todo, los ríos y los golfos, la tabla de multiplicar, los límites de España, el “prieta las filas” y el “cara al sol”. Cantábamos a la entrada y a la salida y no había día que no saliéramos con un capón porque, en aquella escuela, la letra con sangre entra. Luego supimos que pensil o pénsil (el DRAE acepta las dos acentuaciones) es una palabra castellana procedente del latín pensĭlis (colgante -que cuelga, que pende, suspendido en el aire-), y que se aplica especialmente a los jardines (por la referencia histórica a los jardines colgantes de Babilonia).
Y todo ello, desde la nostalgia y la ingenuidad, usando la ironía como recurso para entender aquella España que “era una bendición de Dios” y que había sido puesta “en el mejor lugar del mundo, donde no hace ni mucho frío, ni mucho calor
Pero luego, uno de aquellos alumnos, que llegó a ser profesor en la Facultad de Derecho de Granada, Andrés Sopeña Monsalve, allá por 1994, escribió un libro con ese título: El florido pensil. Memoria de la escuela nacionalcatólica, que cuenta las vicisitudes de una cuadrilla de muchachos sometidos a la absurda e ilógica brutalidad del sistema educativo de la España de posguerra. Esa escuela basada en el dogmatismo y la imposición de la autoridad mediante la disciplina y la adquisición rutinaria de los conocimientos por memorización, sin permitir la más mínima posibilidad de cuestionamiento ni crítica; y sin que la comprensión de lo aprendido importe realmente (el propio título hace referencia a una expresión incomprensible por el alumnado). Y todo ello, desde la nostalgia y la ingenuidad, usando la ironía como recurso para entender aquella España que “era una bendición de Dios” y que había sido puesta “en el mejor lugar del mundo, donde no hace ni mucho frío, ni mucho calor”.
Este "revival" no es historia, sino terapia y, sobre todo, ideología, porque nos oculta que muchas constantes de aquella escuela existen hoy, aunque no se manifiesten en la caricatura. Eran otros tiempos. ¿Otros tiempos?
En El florido pensil no faltan alusiones a referentes importantes de la época como el cine de barrio con su NODO, la iglesia y la prensa, pero también sintonías y canciones que han caracterizado a no pocas generaciones y han sido el caldo de cultivo de nuestra educación sentimental. Pero queremos decir que aunque la obra es una caricatura de la escuela franquista y se presenta como totalizadora, no todo fue así. No todos los maestros fueron autoritarios y, a pesar de la legislación y del contexto, la mayoría fomentó con rigor, una transmisión cultural de notable nivel y puso a muchos alumnos/as en el camino de la emancipación. Sin embargo, aunque sea una caricatura, puede cumplir un papel terapéutico, como sucede cuando uno, al ver una antigua fotografía, se distancia de ese pasado y no se reconoce en esa imagen. Claro que el extrañarse ante su imagen, no implica necesariamente que uno no se encuentre aún en ese marco. En efecto, nos extrañamos de aquel modelo de escuela, a pesar de la cual hemos sobrevivido. En fin, este "revival" no es historia, sino terapia y, sobre todo, ideología, porque nos oculta que muchas constantes de aquella escuela existen hoy, aunque no se manifiesten en la caricatura. Eran otros tiempos. ¿Otros tiempos?