Eric Jiménez: "Quise suicidarme con La Buena Vida de fondo"
El batería de Los Planetas, Eric Jiménez, publica su autobiografía 'Cuatro millones de golpes' (Plaza & Janés), un recorrido por toda su vida en la que surgen numerosas confesiones, entre ellas las de sus intentos de suicidio con la música del grupo donostiarra La Buena Vida "de fondo".
"Quería ahorcarme después de una noche de marcha y me ponía sus discos: son maravillosos para suicidarte o enamorarte, a mí me encantan", ha confesado con humor el músico en una entrevista en la que ha relatado esos duros momentos. "Tenía la 'dieta tecno', me comía pastillas... pero es cierto que al final no he tenido valor para hacerlo, aunque muchas veces deseara dormir y no despertar", ha asegurado.
El punto de partida de Eric es su Granada natal, donde cuenta cómo fue abandonado por su padre y se vio abocado a un matrimonio a los 16 años con su futura mujer embarazada. El batería cuenta su paso por distintas bandas de rock y pop, en especial Lagartija Nick y Los Planetas, que han marcado su vida, aunque también sus vaivenes emocionales con sus parejas.
No obstante, ha reiterado que se trata de "una persona de lo más normal del mundo" que ha estado rodeado de "gente extraordinaria". "Lo de la soledad del artista no tiene nada que ver conmigo, no me hace falta sufrir en el rock and roll, al revés que otros, porque ya he tenido mi propia vida tortuosa", ha recordado.
Precisamente, en 'Cuatro millones de golpes' Eric reconoce que lo mayores sufrimientos que ha tenido vienen de una "búsqueda constante del amor por una necesidad de ser aceptado". "En mi infancia tuve libertad absoluta y lo que siempre he buscado ha sido familia y amor", ha señalado.
El músico ha recordado que esta autobiografía no se trata de un ajuste de cuentas, pese a que no se ha "cortado" a la hora de hablar de sus experiencias en el mundo de la música. "Lo que pasa es que la editorial no quería que las memorias tuvieran el mismo tamaño que un libro de Ken Follett", ha ironizado, tras asegurar que tiene material "para otros dos o tres libros".
Al hablar de Los Planetas, reconoce que no se trata de una "banda típica" y que, en muchas ocasiones, las grabaciones dependen "del estado anímico de cada uno" de los miembros. "Es un poco anárquico", ha relatado Eric, quien no obstante defiende esta filosofía del grupo granadino.
"Es que soy un músico que está en grupos con alma, en los que hay un amor por la música y no que parecen un producto de El Corte Inglés, que cada dos años tienen que sacar disco y hacer promociones. Con que uno no esté bien, no se graba, y eso me puede joder en el aspecto económico o emocional, porque me encanta tocar, pero es totalmente respetable", ha aseverado.
Ir al cine con Los Planetas
En cualquier caso, pese a recordar que quiere "mucho" a los integrantes de la banda, separa su relación de la amistad. "Los amigos ya me los busco en las redes sociales, a ellos les quiero mucho pero por ejemplo no me iría al cine con Los Planetas, porque sería un coñazo", ha ironizado.
También aborda algunos de los casos más destacados de su vida, como esa asociación que se ha hecho de su nombre con las drogas debido a uno de los estribillos más famosos de Los Planetas en la canción 'Un buen día'. Eric ha reconocido que se trata de una frase "un poco exagerada, pero no equivocada", aunque es algo que no le ha importado.
El flamenco y el 'desconocimiento'
Con un paso en Los Planetas y otro en Lagartija Nick, Eric ha pasado por varios géneros musicales y en todos ha comprobado que hay un cierto "esnobismo", que en el caso del flamenco 'puro' -grabó 'Omega' junto a Enrique Morente- se traduce en "desconocimiento e incultura".
"Cualquiera tiene que entender de flamenco pero ellos de otros géneros nada. Yo no puedo hablar del flamenco porque lo desconozco, pero ellos tampoco ponen ímpetu para escuchar lo último de Animal Collective, por ejemplo", ha criticado.
El batería afirma encontrarse en su "mejor momento", con nuevos discos junto a varios de sus grupos y alejado de las drogas y el alcohol, algo que insiste ha rehuido siempre a la hora de tocar. "Siempre toco como si fuera la última vez que fuera a hacerlo: si tomo un vino, no podría tocar igual y no podría responder a todas las órdenes de mi cabeza", ha concluido.