Campaña contra la violencia digital
Tymon Dogg

‘Dos hombres en las tripas de Londres’ (III)

Cultura - Jesús Arias - Sábado, 16 de Mayo de 2015
Prosigue el singular relato de Jesús Arias con las hermosas imágenes de Patri Díez. Nuestro protagonista, Tymon Dogg y Joe Strummer estrechan una relación que pronto dará sus frutos para suerte de la historia de la música. Pero antes de que eso suceda, de músicos callejeros.
Tymon Dogg, en un ensayo en Granada.
Patri Díez
Tymon Dogg, en un ensayo en Granada.

La amistad entre John Mellor, que por aquella época se hacía llamar Woody Mellor, en su notorio afán por asemejarse a uno de sus compositores favoritos, el cantante country-folk Woody Guthrie, y Tymon Dogg, se afianzó en cuestión de días en las tripas del metro de Londres… Mellor se acercaba, con su recién comprado ukelele (“me compré un ukelele porque tenía menos cuerdas que una guitarra española y pensé que sería más fácil de tocar”, me confesó una vez) a la estación en la que Tymon Dogg esgrimía su repertorio y ambos se pusieron a repartirse el trabajo.

Una hermosa escena del ensayo, grabado en vídeo. Patri Diez

Al principio, Woody Mellor comenzó a ejercer como recoge-monedas de Tymon. Era el tipo que pasaba el sombrero tras cada actuación de Dogg, el que se acercaba a la gente para pedirle unos peniques. Luego, en los momentos libres que tenían los dos, Tymon le enseñaba acordes, posturas de guitarra, melodías, que Woody absorbía con pasión y devoción de aprendiz de monje tibetano. Se empecinaba en aprenderse al dedillo cualquier consejo que Tymon pudiera darle. Apenas se llevaban dos años (Tymon había nacido el 26 de mayo de 1950 y John –Woody- Mellor, el 21 de agosto de 1952), pero se hicieron íntimos.

Fueron momentos cruciales para el futuro líder de The Clash ya que, entre ukeleles y guitarras acústicas, comenzó a escribir sus primeras letras

Finalmente, Woody invitó a Tymon a que se trasladase a vivir con él y un montón de amigos a un ‘squatter’ o ‘casa okupa’ en el número 18 de Ash Grove, junto a otro guitarrista llamado Clive Timperley, de donde surgiría el germen del primer grupo de Strummer, ‘The 101’ers’. Fueron momentos cruciales para el futuro líder de The Clash ya que, entre ukeleles y guitarras acústicas, comenzó a escribir sus primeras letras. Bautizaron el lugar como ‘Cumbres Vomitosas’, en alusión a la novela ‘Cumbres Borrascosas’. Uno de los primeros versos conocidos de Strummer rezaba: “I’m going to be sick / I wanna puke in a bucket of water” (‘Me voy a poner enfermo / quiero vomitar en un cubo de agua’).

Eran días locos, de mucha camadería. Tymon decidió que, en lugar de tener a Woody Mellor como recoge-monedas, uno estaría en una estación y el otro estaría en otra y que, al final del día, se juntarían y repartirían beneficios. Joe Strummer me contó que, por aquella época, él tan sólo se sabía una canción –no recuerdo cuál- y que la repetía continuamente. “Como los viajeros del metro entraban y salían constantemente, a nadie le importaba si yo estaba tocando la misma canción. Me echaban unas monedas y se iban”, me contaría años después. Para él, tocar una canción el ukelele en el metro de Londres ya le bastaba. Ya se podía considerar un busking musician, o un músico callejero.

En el verano de 1972, Woody Mellor se hizo con su primera guitarra. “Tuve mi guitarra en serio”, me contó una noche. Detalle anecdótico: Strummer era zurdo y trató de comprarse una guitarra para zurdos, pero como no la encontró, se compró una guitarra para diestros. “I didn’t care” (‘No me importó’) “Estaba tan habituado a tocar de la otra manera que no me costó trabajo adaptarme”. Por aquellos días tenía un nuevo colega, Dick the Shit [Dick el Mierda], que tocaba el bajo, y juntos se pusieron a ir de una estación a otra por las tripas de Londres. Una noche, Dick the Shit le dijo, después de tocar como unas veinte veces el Johnny B. Goode: “Tío, esto es un fraude, lo único que tocamos es una docena de acordes…” Joe le respondió: “¿Y qué? Lo único que hay es gente que se baja del metro y que se sube al metro. Ni siquiera saben que tenemos una segunda canción. Sueltan las monedas y se van a otra parte. Nadie se para a escucharnos”.

Aquel mismo verano de 1972, Tymon Dogg y Woody Mellor dejaron el metro de Londres para convertirse en músicos callejeros en Holanda. Pero fueron deportados uno o dos días después a Gran Bretaña como “músicos indeseables”. Cuenta el escritor y biógrafo de Joe Strummer, Chris Salewicz, en su libro Redemption Song, que Woody Mellor propuso regresar al continente con los instrumentos escondidos en fundas de palos de golf. No coló…