Las primeras excavaciones se hicieron en los ochenta por Francisco Carrión y Francisco Contreras

Descubren el genoma humano más antiguo del sur de la península ibérica en una cueva de Moclín

Cultura - Europa Press/M.A. - Jueves, 2 de Marzo de 2023
La Cueva de Malalmuerzo constituye, según los investigadores, "la prueba irrefutable para nombrar a Iberia como el refugio principal de grupos paleolíticos durante la Edad de Hielo".
Cueva de Malalmuerzo, en Moclín.
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Cueva de Malalmuerzo, en Moclín.

Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentran expertos de la Universidad de Cádiz, ha analizado el ADN antiguo de humanos procedentes de varios yacimientos arqueológicos de Andalucía. En concreto, se ha analizado el genoma más antiguo del sur de la península ibérica procedente de la Cueva del Malalmuerzo, en Moclín, y genomas de los primeros agricultores de 7.000-5.000 años de edad de otros yacimientos como la Cueva de Ardales (Málaga).

El estudio ha permitido a los investigadores explorar el papel del sur de la península ibérica como refugio para las poblaciones de la Edad de Hielo y estudiar los posibles contactos a través del Estrecho de Gibraltar durante la última Edad de Hielo, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos que en la actualidad

El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Ecology and Evolution, ha permitido a los investigadores explorar el papel del sur de la península ibérica como refugio para las poblaciones de la Edad de Hielo y estudiar los posibles contactos a través del Estrecho de Gibraltar durante la última Edad de Hielo, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos que en la actualidad, como ha explicado la Universidad de Cádiz en una nota.

En él, se expone que la supervivencia del ADN de organismos antiguos está limitada por el tiempo y el clima, lo que hace que la recuperación de ADN de climas cálidos y secos sea "un gran desafío". Andalucía tiene condiciones climáticas similares a las regiones del norte de África, cuyo récord de antigüedad en la recuperación de ADN antiguo procede de humanos de hace 14.000 años, de un yacimiento en una cueva de Marruecos. Este nuevo estudio, no solo aporta nuevos datos de regiones donde la recuperación de ADN es complicada, sino que también llena vacíos temporales y regionales críticos en el estudio de las poblaciones humanas del Paleolítico.

De esta forma, el individuo de hace 23.000 años de la Cueva del Malalmuerzo arroja luz sobre cómo eran las poblaciones humanas en una época en que gran parte de Europa estaba cubierta por enormes capas de hielo y describe un vínculo genético directo entre un individuo belga de 35.000 años y el nuevo genoma de Malalmuerzo.

"La calidad de nuestros datos nos ha permitido encontrar conexiones muy antiguas con uno de los primeros linajes genéticos que se asentaron en Eurasia hace 45.000 años, que se vinculaban con el individuo de hace 35.000 años de Bélgica y ahora se extienden al individuo de 23.000 años del sur de Iberia", ha explicado Vanessa Villalba-Mouco, investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y primera autora del estudio.

Imagen distribuida por la Universidad de Cádiz, que ha informado de las conclusiones del hallazgo.

 

Malalmuerzo, una cueva de Moclín descubierta en la década de los ochenta

En la cueva de Malalmuerzo, donde fueron encontrados los dientes humanos que han sido claves en estas nuevas investigaciones, se llevaron a cabo las primeras excavaciones arqueológicas en los ochenta, por los profesores de la UGR Francisco Carrión y Francisco Contreras. En 1983, Pedro Cantalejo, del equipo de la Cueva de Ardales, hace un estudio del arte Prehistórico y ya en 2015, el Grupo de Espeleología de Granada, con Manuel Ríos y Antonio Buendía, se encarga de la topografía de la cueva.

Es en el transcurso de una visita del equipo de la Cueva de Ardales, acompañados por el inspector de Cultura Antonio Montufo cuando se comprueba que ha sido sometida a expolio y se decido llevar a cabo una intervención. En 2016, durante una semana, como explica a El Independiente de Granada Lidia Cabello, que pertenecía al equipo de Ardales y fue directora de esas excavaciones arqueológicas en Moclín, se llevan a cabo los trabajos en los que participan Pedro Cantalejo y María del Mar Espejo y también un espeleólogo local. 

Lidia Cabello, que resalta la colaboración del Ayuntamiento de Moclín, que cedió unas instalaciones, explica que se encontraron más de 2.000 piezas líticas, restos óseos de animales que habían sido consumidos en la cueva, carbones y dos dientes humanos que, para sorpresa del equipo, tenían ADN. Esto no ocurre siempre, como ha resaltado, pero las condiciones de la cueva permitieron la conservación de estos dientes con ADN.

Correspondían al de un varón de hace 23.000 años.

La novedad no solo fue contar con el ADN, sino los propios restos. Porque hay muy pocos restos humanos del periodo Solutrense, en el que vivió. "Es clave porque nos permite ver qué pasa con las poblaciones humanas paleolíticas en un momento tan complicado como el del Último Máximo Glacial, en el que gran parte de lo que ahora es Europa estaba cubierta con placas de hielo", explica la investigadora. 

Y lo que señala es que la Península Ibérica funcionó como refugio para estos grupos, que utilizaron cavidades como la de Malalmuerzo para su vida cotidiana. 

Apunta otros datos de interés, como que los carbones encontrados correspondían a sabinas, que utilizaron bien para preparar la comida o calentarse. 

Lo más sorprendente es que no se ha llevado una gran campaña de excavación en esta cueva, salvo el hallazgo y lo mencionado por parte del equipo de la Cueva de Ardales. Ello a pesar de que es "un punto clave del Solutrense en el sur de la Península Ibérica". Lo que sí se hace son campos de voluntariado.

Antes de la publicación de los artículos que han dado lugar a estas informaciones, Lidia Cabello, que trabaja ahora como investigadora en los Dólmenes de Antequera, ya publicó otros trabajos, uno de ellos sobre el arte prehistórico en el Solutrense, "el periodo en el que este individuo estuvo allí". 

Imagen de un campo de voluntariado del IAJ en 2019. ayto. moclín

El individuo de la cueva del Malalmuerzo no solo vincula la ascendencia europea occidental con los primeros momentos de su ocupación, sino también con cazadores-recolectores en Francia e Iberia que vivieron mucho después de la última Edad de Hielo. El genoma de Malalmuerzo apoya el papel de la península ibérica como "el principal refugio de las poblaciones humanas paleolíticas durante la última Edad del Hielo", a partir de la cual los humanos se reexpandieron después de que las capas de hielo se retiraran hacia el norte, ha señalado la UCA.

"Con Malalmuerzo encontramos la prueba irrefutable para nombrar a Iberia como el refugio principal de grupos paleolíticos durante la Edad de Hielo"

"Con Malalmuerzo encontramos la prueba irrefutable para nombrar a Iberia como el refugio principal de grupos paleolíticos durante la Edad de Hielo. Esta continuidad genética tan prolongada en el tiempo es excepcional, especialmente porque el linaje genético que estaba presente antes y durante la Edad de Hielo en la península ibérica ya había sido reemplazado en otras partes de Europa en este momento", ha apuntado Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, coautor del estudio.

No obstante, a pesar de estar a una distancia de 13 kilómetros a través del mar Mediterráneo entre el sur ibérico y el norte de África, y la presencia de paralelos en el registro arqueológico, los autores de este trabajo no han encontrado conexiones genéticas directas entre ambos territorio. "No encontramos indicios de ascendencia norteafricana en el individuo de Malalmuerzo, o ascendencia del Paleolítico del sur de Iberia en los individuos de 14.000 años de antigüedad de la cueva de Taforalt en Marruecos", ha añadido Villalba-Mouco.

El estudio publicado en Nature Ecology and Evolution también incluye individuos mucho más recientes que datan del Neolítico, época en la que se desarrolla la agricultura y la ganadería en Europa. Estos tienen la ascendencia característica de los grupos neolíticos de Anatolia, lo que indica que estos primeros grupos agrícolas se expandieron a lo largo de grandes distancias geográficas.

"Sin embargo, los individuos del Neolítico del sur de la península tienen una mayor ascendencia de tipo cazador-recolector, lo que sugiere una interacción mucho más estrecha entre los últimos cazadores-recolectores y los primeros agricultores en el sur que en otras regiones", en palabras de José Ramos-Muñoz, catedrático de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio.

"Sorprendentemente, todavía es posible rastrear el legado genético del Paleolítico en los primeros agricultores del sur de Iberia, lo que sugiere una mezcla local entre dos grupos de población con diferentes estilos de vida", ha aseverado Gerd C. Weniger, de la Universidad de Colonia y también coautor de esta publicación.

Estos trabajos se han realizado en el marco del proyecto general de investigación de Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba (Málaga), con autorización de la Junta de Andalucía, con dirección de José Ramos y Gerd-C. Weniger, y de la excavación arqueológica puntual en Cueva del Malalmuerzo (Moclín), también con autorización de esta institución.

En ellos, han participado los investigadores del Grupo PAI-HUM-440 de la Universidad de Cádiz y del Proyecto de Cueva de Ardales, José Ramos, Pedro Cantalejo, María del Mar Espejo y Lidia Cabello, así como investigadores de la Universidad de Colonia y Neanderthal Museum como Gerd-C. Weniger, y del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, como Vanessa Villalba, Volfgang Haak, entre otros.