El Centro Guerrero muestra una colección "imprescindible" del arte abstracto español procedente del Museo de Cuenca
La exposición “El pequeño museo más bello del mundo. Cuenca, 1966: una casa para el arte abstracto” dará a conocer la historia del museo y el significado del arte abstracto hecho en España en el contexto internacional. El origen de esta gira es el cierre parcial del museo ubicado en las Casas Colgadas de Cuenca debido a las obras de climatización de sus salas.
La vicepresidenta primera y diputada de Cultura y Memoria Histórica, Fátima Gómez, ha asistido esta mañana al Centro Guerrero para la presentación de esta muestra junto al director del museo, Francisco Baena, el diputado de Cultura de Cuenca, Miguel Ángel Valero, el director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March, Manuel Fontán del Junco, y la coordinadora del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, Celina Quintas.
La diputada ha asegurado que esta colección “va a ser recibida en Granada con mucho cariño, con mucha aceptación”. Para Gómez, con exposición “se nos ha brindado una oportunidad única; es un regalo maravilloso, que parte desde Granada, luego cruzará el Atlántico y estará en otros lugares, en Alemania y Estados Unidos, y tenemos la suerte y privilegio de poder contar con ella aquí”.
El diputado de Cuenca ha señalado que gracias a la Fundación Juan March, el cierre temporal del museo de Cuenca “se convierte en un impulso para darlo a conocer en el mundo”. También ha subrayado que es un “orgullo” que la gira arranque en Granada.
El representante de la fundación ha relatado el origen del centro conquense y ha destacado que la exposición tenía que contar “esa historia inverosímil de dos artistas -Fernando Zóbel y Gustavo Torner- que se presentan en una ciudad de 40.000 habitantes en los años 60” para poner en marcha un museo de arte abstracto.
Por su parte, el director del centro Guerrero ha explicado la distribución y disposición de las obras, y ha precisado que la exposición no solo ofrece un relevante conjunto de pintura y escultura, sino que también cuenta la historia de un momento muy concreto de la historia cultural española, en el que Fernando Zóbel impulsó en 1966 un espacio que pronto tuvo un gran eco internacional y suscitó elogios como el de Alfred H. Barr, primer director del MoMa de Nueva York, con la frase que da título a la exposición.
Hasta el 4 de septiembre
La primera sede será el Centro José Guerrero de la Diputación de Granada, donde permanecerá del 9 de junio al 4 de septiembre de 2022, en un edificio con ciertas similitudes con los espacios del museo conquense, cuyo titular es la Fundación Juan March, que alberga habitualmente la obra de José Guerrero, amigo de Fernando Zóbel.
Para esta exposición itinerante, un equipo del museo, en el que participan todas las instituciones y el Departamento de Arte de la Fundación Juan March, ha hecho una selección muy representativa de obras: algo más de cuarenta obras de 80 artistas que no solo resumen la abstracción de la segunda mitad del siglo XX en España, sino que reflejan un momento clave en la historia del arte en España.
Entre ellas se encuentran algunas de las obras más definitivas de la generación de pintores abstractos que dominó la segunda mitad del siglo XX, como Antonio Saura, Manuel Millares, Jordi Teixidor, Pablo Palazuelo, José Guerrero, Antonio Tàpies, Fernando Zóbel, Gustavo Torner o José María Yturralde, o escultores como Jorge Oteiza, Eduardo Chillida o Martín Chirino, entre otros. También están representadas mujeres artistas como Elena Asins, Eva Lootz, Soledad Sevilla y Sarah Grilo. Completa la exposición una selección de obra gráfica, libros de artista, fotografías y documentación perteneciente a la Biblioteca y Centro de Apoyo a la Investigación y el Archivo de Artistas Abstractos en España de la Fundación Juan March.
La planta baja, donde da comienzo el relato, muestra el peso histórico del grupo El Paso (1957) por medio de algunos de sus protagonistas fundacionales: obras de Luis Feito, Manuel Millares, Antonio Saura y Pablo Serrano principalmente de finales de los 50 y primeros 60, en las que se reconocen algunos de los rasgos programáticos del movimiento, como la reducción cromática y la factura expresionista. Se añade una obra de esa época de Néstor Basterretxea.
La primera planta continúa aquel impulso, que atraviesa toda la exposición, sumando a Rafael Canogar, profundizando en el trabajo con la materia de Modest Cuixart, Francisco Farreras y Lucio Muñoz, añadiendo los grafismos de Sarah Grilo y Manuel H. Mompó, introduciendo las esculturas de Eduardo Chillida y Martín Chirino y dando paso al color, con José Guerrero y Antonio Lorenzo.
En la planta segunda, Manuel Rivera da pie desde El Paso y su peculiar uso de la materia a los grandes planos de Eva Lootz, Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies y Gustavo Torner, así como a evocaciones más atmosféricas que enlazan con Fernando Zóbel y derivan en la obra de la siguiente generación de pintores, formada en el ejemplo de estas abstracciones y presente aquí con Miguel Ángel Campano.
Finalmente, en la planta mirador se presentan los trabajos más geométricos y construidos trazando su genealogía desde Jorge Oteiza y el Equipo 57 a finales de los 50, siguiendo con Eusebio Sempere en los 60 y profundizando sobre todo en los 70 con José Luis Alexanco, Elena Asins, Gerardo Rueda y Jordi Teixidor, acompañados de una fosforescencia de José Guerrero y una tela de Albert Ràfols Casamada de los 80. Si la muestra comienza con la dominancia del negro, concluye en blanco.
Además del recorrido por salas establecido por las grandes obras, se presenta una línea de tiempo con los principales hitos del Museo de Cuenca ilustrada con documentos, fotos, dibujos, obra gráfica y algunos originales de pequeño formato.
Acompaña a la exposición una publicación editada en español e inglés, ampliamente documentada y con textos de Francisco Baena y Manuel Fontán del Junco («Un museo de artistas para un país de artistas sin museos. Sobre esta exposición»), María Dolores Jiménez-Blanco («Una nueva mirada al abismo: la abstracción informalista española y sus contextos (1955-1978)»), Ramón González Férriz («De la guerra fría al pop: el mundo antes y después de 1966»), Santos Juliá («España, 1966») y María Bolaños («“El futuro empieza hoy”: los comienzos de un pequeño museo moderno»), entre otros.
Gira europea y americana
Después de Granada, la Fundació Catalunya La Pedrera presentará en Barcelona, bajo un título adaptado a una ampliación internacional del proyecto, la obra de los artistas abstractos españoles del museo junto a la de los representantes de la abstracción y el informalismo europeo y americano desde finales de los 50 hasta la década de los 70 como Mark Rothko, Alberto Burri, Willem De Kooning, Hans Hartung, Jean Dubuffet, Helen Frankerthaler o Jackson Pollock –del 29 de septiembre al 15 de enero de 2023– mientras que la Fundació Suñol exhibirá obras de Elena Asins, Pablo Palazuelo y Fernando Zóbel junto a obras de artistas de su colección, sobre las que ha cursado a una serie de artistas jóvenes la invitación a trabajar sobre ellas y sobre la biblioteca y el espacio del Museo de Arte Abstracto Español.
Del 26 de febrero al 18 de junio de 2023 la exposición viajará al Meadows Museum SMU de Dallas, Texas (EE. UU.), que alberga una de las colecciones más importantes de arte español fuera de nuestras fronteras, tanto por extensión como por calidad. El museo se inauguró en 1965 gracias a la donación de la colección de arte español de Algur Hurtle Medows (1899-1978), un empresario del petróleo que fundó la General American Oil Company. Este museo presentará la exposición con título, publicación y comisariado propios, adaptando el concepto general al público norteamericano.
La itinerancia se cierra en Coblenza, Alemania, de septiembre de 2023 a enero de 2024 en el Ludwig Museum Koblenz. Se trata de una sede del Museo Colección Ludwig, uno de los más importantes de Alemania y fundado en 1976 como resultado de la donación a la ciudad de Colonia de parte de la colección del matrimonio formado por Peter e Irene Ludwig. La sede de Koblenz se abrió en septiembre de 1992 y aloja una colección de arte alemán y francés posterior a 1945.
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