Se venden “paraísos cerrados” en el Albayzín. Razón: burguesía en retirada

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Sale a la venta el Carmen de los Cipreses, el más histórico, catalogado, afamado y representativo de una forma de vivir de las élites del barrio
Hace ya más de diez años que una desavenencia entre los seis propietarios del carmen de San Agustín ─la familia Pérez-Pire García─, sobre el uso hostelero del lugar, acabó en su venta. Lo adquirió el emir de Qatar por una cifra astronómica (17 millones de dólares, cantidad publicada). Desaparecía otra más de las familias burguesas conocidas del barrio durante las últimas décadas.
Pero en todos había una coincidencia: eran propiedades adquiridas por cuatro pesetas en los tiempos de crisis del barrio a partir de mediado el siglo XX
Aquellos números elevaron, y mucho, el listón de precios para el futuro. Ya por entonces se estaban experimentando una serie de ventas de cármenes que fueron de familias pudientes granadinas, de la conocida burguesía tradicional, que se deshacían de sus propiedades. Unos por cansancio, particiones de herencias, otros por edad, los menos por imposibilidad de mantenerlos. Pero en todos había una coincidencia: eran propiedades adquiridas por cuatro pesetas en los tiempos de crisis del barrio a partir de mediado el siglo XX. Y ahora se presentaba un magnate enamorado de la Alhambra, de los reflejos de la puesta de sol; una cadena hotelera o un grupo inversor. Empezaron a pagar lo que se pidiera por hacerse con un carmen con posibilidades. Principalmente con acceso para coche y con el marco incomparable de la Alhambra al fondo.
Tras la estampida postcovit-19, el Albayzín se ha puesto a rebosar, al igual que el centro de Granada. Sus calles y miradores parecen cañadas reales, con grupos numerosos que se entrecruzan y se mezclan sus rebaños por cordeles y descansaderos
También los propietarios medianos y pequeños de casas siguieron la estela de vender o adaptar sus casas para uso turístico. Tras la estampida postcovit-19, el Albayzín se ha puesto a rebosar, al igual que el centro de Granada. Sus calles y miradores parecen cañadas reales, con grupos numerosos que se entrecruzan y se mezclan sus rebaños por cordeles y descansaderos. Lo inundan todo. Ha aparecido la nueva modalidad del turismo “de descenso”: los autocares sueltan en la carretera de Murcia y los dejan chorrear por las laderas hacia el valle del Darro y el centro. Pícnic en bolsa. Y los recogen en el Salón. Sin apenas gastar un euro en la ciudad. Sólo dejan latas y bolsas tiradas.
Antes, el único ruido que se oía dentro de nuestras casas eran las herraduras de los burros del 'Piki' acarreando materiales; ahora los cascos han sido sustituidos por las ruedecillas de las 'samsonite'
A esa especialidad se suma el turista de maleta rodante y apartamento turístico. Calculan que ya hay un veinte por ciento de casas en el Albayzín, entre las legales e ilegales, que se destinan a uso vacacional de fin de semana. Son cifras creíbles. Lo demuestra la cantidad de gente que se ve de jueves a domingo arrastrando valijas por los empedrados del barrio. Antes, el único ruido que se oía dentro de nuestras casas eran las herraduras de los burros del Piki acarreando materiales; ahora los cascos han sido sustituidos por las ruedecillas de las samsonite.
Me cuenta una vecina y amiga arquitecta que estamos rodeados por apartamentos con precios de áticos de Nueva York. Todo lo que se oferta, se vende al instante. A precios inverosímiles. No me extraña que ya haya tres inmobiliarias abiertas en el barrio. Y agentes de Tecnocasa llamando semanalmente a todas las puertas de vecinos antiguos ofreciendo comprártela. Igual está ocurriendo con los corredores tradicionales, que no paran.
El albayzinero no quiere ser actor de un parque temático. Quiere equilibrio entre el uso y el abuso. No a la especulación inmobiliaria que destruye el barrio. No a la elevación de precios y expulsión de inquilinos de siempre. Grita “Turismo sí, pero no así”
Esta revolución, catarsis o boom que está sufriendo el barrio suma problemas a los arrastrados tradicionalmente. Han aparecido tensiones entre los vecinos normales y los que dedican casas o parte de ellas a alquileres vacacionales. Lo que a unos da de comer a otros incomoda. Por eso han empezado a aparecer carteles en las ventanas y pintadas en las paredes mostrando su malestar con este turismo masivo, desordenado e invasor. Igual que en Venecia y el Rabal de Barcelona. El albayzinero de siempre se queja de no poder coger su microbús para subir al barrio; de no poder transitar entre grupos de hasta un centenar de turistas; de que llenen sus calles de desperdicios; de que pintarrajeen todas las paredes con supuestos aforismos; de que una piara de japoneses se ponga a hacerte fotografías si te asomas a regar las macetas del balcón.
El albayzinero no quiere ser actor de un parque temático. Quiere equilibrio entre el uso y el abuso. No a la especulación inmobiliaria que destruye el barrio. No a la elevación de precios y expulsión de inquilinos de siempre. Grita “Turismo sí, pero no así”.
Va siendo imprescindible aplicar una tasa turística para esa masa informe que ya lo desborda todo. Con la que compensar las muchas carencias sin resolver. Pagar lo que ensucian
Va siendo imprescindible aplicar una tasa turística para esa masa informe que ya lo desborda todo. Con la que compensar las muchas carencias sin resolver. Pagar lo que ensucian. Y eso que el barrio ha cambiado urbanística y estéticamente, a mejor o a peor, según se mire. A pesar de que el Plan Albayzín de 1990 está anticuado; de que no hay una oficina municipal y técnica especializada en su compleja problemática. En el Ayuntamiento no se sabe cómo ha evolucionado el barrio en las tres últimas décadas. Miden su urbanismo a través de Google o fotografías de avioneta. Están pavimentando con empedrados inventados, tiran los bordillos de Sierra Elvira y los bolos del Genil y los sustituyen por granito de Badajoz; todo rápido y barato, que hay que inaugurar y hacerse la foto. Para rematar la faena, fomentan la instalación de cableado y se han inventado pintar los cables de blanco. Han eliminado unos metros de los 24 kilómetros de calles y dan una rueda de prensa para ufanarse.
¿Qué será entonces del Albayzín convertido en un parque temático para turistas de paso? ¿Se hundirán los precios y sobrevendrá otra crisis histórica?
Este boom de apartamentos turísticos lo quieren regular desde el Ayuntamiento. Toda regulación conlleva fraude. No se tiene en cuenta que las modas cambian y lo que hoy se pretende regular contra natura, mañana se pueden hundir. ¿Qué será entonces del Albayzín convertido en un parque temático para turistas de paso? ¿Se hundirán los precios y sobrevendrá otra crisis histórica? Entonces volverá otro buen momento para comprar barato.
Los rápidos acontecimientos nos están atropellando. No se ha abierto un debate municipal que se anticipe
Los rápidos acontecimientos nos están atropellando. No se ha abierto un debate municipal que se anticipe. Es evidente que la bonanza de los alquileres para “extranjeros” está suponiendo una gran catarsis. Quizás de tanta envergadura como la sufrida por el barrio con la expulsión de los moriscos en 1572 o el vaciamiento de la segunda mitad del XX hacia otras ciudades o a los barrios de la periferia.
Mientras se me pasa el mosqueo, voy a recordar en las líneas que siguen mi visión sobre el modelo urbanístico y social, único, característico y definitorio de lo que ha ido modelando el Albayzín en los últimos cuatro siglos y pico: El Carmen. O sea, el “Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos”.
Del karm nazarita al carmen cristiano
El origen del carmen es exclusivamente granadino. Incluso el diccionario de la RAE lo define como “En Granada, quinta con huerto y jardín”. No existe en ningún otro lugar de España porque surgió en los siglos XIV y XV en el paisaje del último reducto musulmán de la Península. Por tanto, su origen es netamente nazarita. Lo llamaron karm en el árabe andalusí y se mantuvo en la algarabía de los moriscos durante la mayor parte del siglo XVI.
Hoy, y en los siglos más recientes, hemos reducido este modelo urbanístico a los ubicados en las laderas de las colinas que circundan la ciudad de Granada. Especialmente en el Albayzín. Pero no siempre fue así
Hoy, y en los siglos más recientes, hemos reducido este modelo urbanístico a los ubicados en las laderas de las colinas que circundan la ciudad de Granada. Especialmente en el Albayzín. Pero no siempre fue así. De hecho, aquellas casas con huerto, viña y jardín no eran abundantes ni apenas mencionadas en esta acrópolis que mira a la Alhambra. Todo lo contrario, los karm de los siglos XVI y XVII que más mencionan los cronistas estaban ubicados en los alrededores de la ciudad, asociados a fincas agrícolas y de recreo. Las pocas zonas ajardinadas dentro de residencias de la ciudad eran nombradas como bustán.
Con tanta población apiñada en el XVI no les quedaban muchos huecos para dedicarlos a jardines ni huertos
La crónica de Henríquez de Jorquera (Anales de Granada) recoge una amplia relación de cármenes existentes en la periferia de Granada entre finales del XVI y principios del XVII. Curiosamente, poquísimos estuvieron situados en las laderas del Albayzín. Este barrio morisco pleno hasta 1570 y semimorisco hasta 1609 (fecha de la expulsión definitiva) estaba densamente poblado; en tanto que las grandes extensiones libres hacia el Chapiz habían sido ocupadas por las órdenes religiosas de los Agustinos y frailes Mínimos. Con tanta población apiñada en el XVI no les quedaban muchos huecos para dedicarlos a jardines ni huertos.
Da a entender este cronista que eran lugares de esparcimiento, festejo y diversión, además de lugares productivos. Es decir, segundas residencias de pudientes de la ciudad baja
Jorquera llama “casas de recreación y cármenes” más importantes los de Soto de Rojas, Tallacarne y la Alberzana en el alto Albayzín, desde donde no se contemplaba la Alhambra. Pero también alterna su definición con el nombre de quinta. En la parte que daba vistas a la Vega menciona el carmen de la Palma, por debajo de la iglesia de San Cristóbal, y un poco más arriba el de Aynadamar. Y debajo de éste la villa de Rolando de Levanto. Había cármenes en abundancia en las laderas del río Beiro y las de Cartuja. Aquí alaba el de la familia Lebrija (herederos del gramático Antonio de Lebrija). Pero también existió el carmen de los Peces en las inmediaciones del hospital de San Lázaro. También se consideraban cármenes a edificaciones en los barrios de la Duquesa y Magdalena que contaban con huertos y jardines cercados por tapias. Lo mismo ocurría con muchos más configurados entre los ríos Genil y Monachil, y el carmen de los Chapiteles en las faldas de la Alhambra; y la casa de las Gallinas hacia Cenes; y en el Chapiz, según se enfilaba al camino de Beas; aquí menciona los cármenes señeros de Campomanes, Salazar, Marqués de Estepa, de los Canónigos, el de Agustín Méndez, etc. Todos con la coincidencia común se ser lugares deleitosos y divertimento para los sentidos. Da a entender este cronista que eran lugares de esparcimiento, festejo y diversión, además de lugares productivos. Es decir, segundas residencias de pudientes de la ciudad baja. Y concluye valorando que a la ciudad de Granada se le puede colgar el justo título de “español paraíso”.
Sencillamente porque todavía no existían completamente configurados los que podemos considerar grandes cármenes históricos albayzineros
Llama poderosamente la atención que, exceptuando el “paraíso cerrado” de Soto de Rojas en la calle Pagés, no se menciona la existencia de ningún otro carmen dentro del perímetro del Albayzín que mira a la Alhambra o a la Catedral. Sencillamente porque todavía no existían completamente configurados los que podemos considerar grandes cármenes históricos albayzineros.
Despoblamiento morisco y derribos masivos
En 1568-71 ocurrió un hecho trascendental para que aparecieran los primeros cármenes en la trama urbana del barrio origen de la ciudad: se produjo el levantamiento de la comunidad morisca, la guerra y su dispersión mayoritaria por otras regiones de España. Felipe II creó una junta de repoblación para sustituir a aquella grey criptomusulmana expulsada de Granada; también para repartirse sus propiedades. El Albayzín era el barrio morisco por antonomasia.
Se generalizó la práctica de dejar en pie la casa más sobresaliente y demoler las circundantes para convertirlas en huertos, jardines o zonas de recreo
Quedó muy mermado de población en el último tercio del XVI y dos primeras décadas del XVII. Fue el momento que aprovecharon los nuevos repobladores cristianos para adquirir casas moriscas, minúsculas en muchos casos y apiñadas, y agruparlas. Se generalizó la práctica de dejar en pie la casa más sobresaliente y demoler las circundantes para convertirlas en huertos, jardines o zonas de recreo. Estaba naciendo el carmen albaiyzinero granadino de segunda generación, el que ha dado origen a estos actuales paraísos terrenales que abundan en la ladera.
La primera vez que he encontrado la palabra carmen en un acta del Cabildo municipal data del año 1602
En los documentos de la junta de repoblación y archivo municipal se empieza utilizando la terminología de quinta, quintería y karm (del dialecto algarabía que hablaban los últimos moriscos) para directamente escribir carmen (que en realidad era su pronunciación por un cristiano). La primera vez que he encontrado la palabra carmen en un acta del Cabildo municipal data del año 1602.
Paisaje, vegetación y agua
El paisaje del barrio del Albayzín empezó a conformarse de manera paralela al nacimiento de los cármenes. Los materiales de derribo de casas moriscas para clarear el terreno fueron reutilizados para levantar grandes muros de contención y formar un paisaje abancalado, en paratas o terrazas. Dentro de ellas se fueron depositando los escombros de los derribos. El resultado final fue un levantamiento del terreno que, en algunos casos, supera los cinco metros de relleno. Por eso es habitual que cualquier excavación arqueológica actual se tope con una primera capa de desechos cristianos, unos cimientos nazaritas o ziríes más abajo, e incluso en el fondo hay restos romanos y/o ibéricos mezclados. Un verdadero suelo de aluvión.
En el carmen era imprescindible contar con una alberca para refrescar el ambiente y utilizarla para almacenaje de agua con la que regar hasta el siguiente turno semanal
En la mayoría de ocasiones, la vivienda (o palacio como se llamaban todas las casas grandes por entonces) era ubicada en la parte alta de la finca o quizás en un lateral del solar. El jardín o patio de recreo hacía de estancia antepuerta y las paratas bajas las ocupaban las zonas de cultivo. En el carmen era imprescindible contar con una alberca para refrescar el ambiente y utilizarla para almacenaje de agua con la que regar hasta el siguiente turno semanal. Su ubicación se procuraba que fuese lo más alta posible para poder empapar por gravedad el resto de los bancales. El suministro de agua contó con los aportes de la Acequia Aynadamar hasta su desaparición en 1968; la parte más baja de la ladera de Axares era regada con el agua que llegaba por la Acequia de San Juan, tomada Darro arriba.
El carmen albayzinero guarda celosamente su intimidad con diseños intrincados en sus pocos accesos a la calle, más una tupida vegetación
Otra característica común, imprescindible y definitoria del carmen albayzinero es la intimidad. Absolutamente todos están rodeados por tapias elevadas que los protegen y ocultan de la vista exterior del paseante; solamente se les puede contemplar desde algunas perspectivas bajas, de manera muy limitada. Y, por supuesto, desde la distancia de la ladera de enfrente, desde la Alhambra y cerros cercanos. El aprovechamiento del sol de manera privativa y de la vida secreta son sagrados. El carmen albayzinero guarda celosamente su intimidad con diseños intrincados en sus pocos accesos a la calle, más una tupida vegetación. De cara a la rúa apenas son visibles pequeños detalles en sus torretas y sus ajimeces; sus verdaderos tesoros constructivos y artísticos los guardan celosamente en el interior. Para disfrute exclusivo de los propietarios y sus autorizados.
Con aquella abundante agua que irrigaba el Albayzín mediante un ingenioso y complicado sistema de acequias, túneles y cauchiles se pudo mantener de manera sostenible el cultivo de vegetales y frutales en el interior de los cármenes
Con aquella abundante agua que irrigaba el Albayzín mediante un ingenioso y complicado sistema de acequias, túneles y cauchiles se pudo mantener de manera sostenible el cultivo de vegetales y frutales en el interior de los cármenes. Abundaban las huertas y escaseaban los jardines y plantas ornamentales. Al menos hasta mediado el siglo XIX. Eso queda bien claro con las primeras fotografías que empezaron a retratar el Albayzín decimonónico: la vegetación de porte alto está ausente, sólo destacan cultivos vegetales de autoconsumo y/o venta. Es sobradamente conocido que hubo grandes sembrados de hortalizas en el Huerto del Carlos y en el San Agustín, adonde iban a comprar frutas y verduras los vecinos. Todos los conventos dispusieron de sus propios huertos para sobrevivir con sus cultivos, además de criar animales domésticos.
Al describir el contenido de esos terrenos o cármenes que salían a pública venta se ve que eran árboles de producción, poquísimos de adorno
Otro dato que apuntala el hecho de que había poca vegetación ornamental en el Albayzín hasta finales del XIX lo encontramos en las subastas de suelos eclesiásticos o de propios que empezaron ya con las desamortizaciones de 1820. Al describir el contenido de esos terrenos o cármenes que salían a pública venta se ve que eran árboles de producción, poquísimos de adorno. La Gazeta de Madrid publicó un anuncio de venta en 1822 de un carmen junto a la ribera del Darro (es de imaginar que estaría por debajo de la Acequia de San Juan), con 20 marjales de extensión y una casa (más de una hectárea de terreno); contenía una avellanera cerrada, 2 nogales, 2 ciruelos, 2 cerezos, 10 almeces y 8 parras. El resto era tierra blanca. Y otro carmen más, ya en la zona de Arabuleila, todo eran árboles productivos: 67 manzanos, 27 cerezos, 28 cirulos, 5 higueras, 3 parras, 2 nogales, un olivo, 1 granado, 3 priscos, 1 peral y 1 avellano. No se mencionan cipreses ni otro tipo de árbol ornamental. Sencillamente porque los adornos florales eran escasos por entonces.
Por supuesto, el ciprés, el árbol rey del Albayzín de hoy, prácticamente no existió hasta superada la mitad del siglo XX. Eso lo comprobamos en las fotografías de la época
Por supuesto, el ciprés, el árbol rey del Albayzín de hoy, prácticamente no existió hasta superada la mitad del siglo XIX. Eso lo comprobamos en las fotografías de la época. Se pueden contar con los dedos de una mano los cipreses que descuellan por encima de las tapias de los cármenes. Incluso el que lleva a gala el nombre de Carmen de los Cipreses ─por su abundancia y porte actuales─ en el año 1854 estaba completamente pelado. El arquitecto Carlos Sánchez lo llama el Carmen de los Sincipreses. Con toda razón.
También ha sido el medio siglo en que más piscinas han sido construidas en el entorno. Todo regado y mantenido con agua pagada a precio de oro. Sobre todo, desde que fue externalizado el servicio municipal de aguas de Emasagra y vendido a una multinacional
Resulta paradójico y contradictorio que en la actualidad sea cuando existe más vegetación en los cármenes del Albayzín. Precisamente cuando hace ya más de medio siglo que dejó de llegarle el agua casi gratis de la Acequia Aynadamar. Cuando hubo que empezar a regar los campos, obligatoriamente, con agua de la red de agua potable. O dejar morir los jardines. También ha sido el medio siglo en que más piscinas han sido construidas en el entorno. Todo regado y mantenido con agua pagada a precio de oro. Sobre todo, desde que fue externalizado el servicio municipal de aguas de Emasagra y vendido a una multinacional. La inexistencia de una tarifa especial para regar y mantener este patrimonio vegetal, natural y paisajístico del Albayzín se está haciendo a costa de los bolsillos de particulares. En una visita guiada al Carmen de los Cipreses de hace unos años pregunté a su propietario cómo mantenía verde tanta vegetación; me respondió “con mis billetes verdes del Banco de España”. Esta asignatura pendiente de los munícipes granadinos es una vergüenza imperdonable. Si preguntas en Emasagra, su tesis es que si son capaces de gastar millones en comprar cármenes, también lo serán para los recibos de agua.
Siglo XX, la burguesía se hace su carmen
El siglo XIX supuso un gran estancamiento social y económico para el Albayzín. Y, al mismo tiempo, un apiñamiento poblacional. Convivían unos cuantos palacios o cármenes históricos, conformados en los siglos XVII y XVIII, con casas en las que se apiñaba el vecindario. Incluso algunos de los cármenes llegaron a transformarse en corralas vecinales en las que se amontonaba la gente. Aunque dentro de lo que hoy entendemos por Albayzín, su población hace muchas distinciones: el Albayzín propiamente dicho es el que está desde la Puerta de las Pesas hacia la ladera del Aceytuno y San Gregorio Alto; luego está el llano de la Xarea o San Cristóbal; la alcazaba dentro de la muralla y hasta la plaza de San Miguel; la ladera de San José-barrio de los Oidores; San Juan de los Reyes-Trillo-San Pedro. El resto fueron grandes descampados que los ocuparon órdenes religiosas o propietarios de extensas huertas y viñedos, sobre todo a ambos lados de la cuesta del Chapiz. También había muchas laderas en las que sólo crecían chumbos y pitas.
Y en esos grandes huecos fue donde se iban a fijar los burgueses del siglo XX para levantar sus grandes cármenes de recreo, no como primeras viviendas
Estos grandes descampados fueron los que surgieron a partir de las desamortizaciones de Carmelitas (en la parte más alta, junto a la Plaza del Abad) y Mínimos, al final de San Juan de los Reyes. Y en esos grandes huecos fue donde se iban a fijar los burgueses del siglo XX para levantar sus grandes cármenes de recreo, no como primeras viviendas.
Al principio del siglo XX fue, por ejemplo, cuando los hermanos de la familia de banqueros Rodríguez-Acosta se fijaron en tres colinas de Granada para levantar sus mansiones: el pintor José María hizo el Carmen Blanco en la Antequeruela; Manuel, su casa de verano en Quinta Alegre; y Miguel compró terrenos, casillas y la antigua calle del Tesoro y se diseñó su carmen de la Concepción en el corazón de la Alcazaba.
A ellos se sumó puntualmente algún que otro artista extranjero en busca de exotismo; recuérdense los casos de Apperley y Max Moreau (hizo el carmen de los Geráneos, al que después solían venir de incógnito Leonard Cohen y Antonio Gala. Hoy es museo de propiedad municipal)
Siguió los pasos que muy pocos años antes había abierto el bibliotecario de la Universidad y escritor Nicolás María López al adquirir el carmen de los Cipreses. Y uno más: el pianista Francisco García Carrillo y hermanos conformaron su carmen de los Torreones en lo mejor de la Plaza de San Nicolás, con las viviendas encajadas entre las torres. En la mayoría de estos casos no eran domicilios estables, sino de solaz y recreo; la mayoría de ellos estaban empadronados en la Gran Vía o Reyes Católicos. A ellos se sumó puntualmente algún que otro artista extranjero en busca de exotismo; recuérdense los casos de Apperley y Max Moreau (hizo el carmen de los Geráneos, al que después solían venir de incógnito Leonard Cohen y Antonio Gala. Hoy es museo de propiedad municipal).
Como barrio masivamente obrero que era, fue bombardeado, tomado y penalizado durante muchos años. Después, abandonado por las administraciones. Muchos de los que murieron como consecuencia de la contienda, cárceles y exilio eran vecinos del Albayzín. No se quedó despoblado, pero sí languideció económicamente
Una vez más, el Albayzín volvió a sufrir un severo azote durante y tras la guerra civil de 1936. Como barrio masivamente obrero que era, fue bombardeado, tomado y penalizado durante muchos años. Después, abandonado por las administraciones. Muchos de los que murieron como consecuencia de la contienda, cárceles y exilio eran vecinos del Albayzín. No se quedó despoblado, pero sí languideció económicamente.
La mayoría de casas se caían, no había medios para repararlas; la gente se apiñaba en galerías cegadas de palacios que tuvieron esplendor algún día. Las calles eran terrizas o mal empedradas, no había apenas servicios públicos. La gente empezaba a pensar en irse por incomodidad. Hasta que Granada empezó a crecer en barrios de la periferia; el Zaidín y la Chana se poblaron de albayzineros que buscaban pisos cómodos y agua corriente. Y, encima, empezaba a mejorar la economía y podían comprarse bicicletas, motos y los primeros automóviles. Y el viejo Albayzín era prácticamente incompatible con los coches.
Si Prieto Moreno no destacó más fue porque no había muchos más que destacar hace tres cuartos de siglo. No sabemos por qué no incluyó el que estaba conformando la familia Rodríguez Acosta en la zona más alta de la Alcazaba, el de la Concepción
A mediados del siglo XX (1952), cuando Francisco Prieto Moreno estudió y clasificó los principales jardines de Granada, no se centró demasiado en los existentes en el Albayzín. Solamente mencionó una oncena, entre los que incluyó jardines históricos del interior de conventos (monasterio de Zafra, Palacio de Daralhorra y monasterio de Santa Isabel la Real). Los ocho jardines restantes que destacó como principales del barrio eran el de los Cipreses, la Purificación, las Angustias, Alonso Cano, Torreones (hoy desaparecido), San Gregorio Alto y Casa del Chapiz y las Maravillas (desaparecido).
Si Prieto Moreno no destacó más fue porque no había muchos más que destacar hace tres cuartos de siglo. No sabemos por qué no incluyó el que estaba conformando la familia Rodríguez Acosta en la zona más alta de la Alcazaba, el de la Concepción.
Profesionales y catedráticos se fijan en el Albayzín
Las décadas de los años sesenta y setenta del XX ─con abandono masivo de población y bajada de precios─ fueron aprovechadas por una nueva burguesía para trasladarse al Albayzín. En la mayoría de casos a tomar los cármenes antiguos como residencia estable, no como casas de recreo o veraneo. Esta burguesía no provenía de la industria y ni el comercio, sino que en su mayoría eran grandes catedráticos de la Universidad, profesiones liberales y del mundo de la abogacía y medicina.
Su percepción y sensibilidad del barrio era distinta, se afanaron por conformar casas con piezas históricas que abundaban en rastros y almacenes de chamarileros. Quisieron recuperar el arte que debió ser corriente hasta el siglo XVIII
Su percepción y sensibilidad del barrio era distinta, se afanaron por conformar casas con piezas históricas que abundaban en rastros y almacenes de chamarileros. Quisieron recuperar el arte que debió ser corriente hasta el siglo XVIII. En ese periodo de tiempo se hicieron vecinos del Albayzín los profesores Sánchez Agesta, Emilio Rancaño, el ingeniero Emilio Gómez Villalba, el modisto Miguel Rueda, el ingeniero Pepe Píñar, los hermanos Camacho Evangelista; el catedrático de Economía Manuel Martín Rodríguez; el afamado arquitecto Rafael Manzano Martos (en la placeta de Porras, casa donde nació el periodista Jaime Peñafiel); el famoso parasitólogo Carlos Rodríguez López-Neyra y su hijo catedrático de Ciencias, ambos en el carmen de Gómez-Moreno; el catedrático de Farmacia Rafaael Delgado Calvo-Flores; la pareja de profesores Doña Tadea y Santiago Navarro (abogado del Banco de Granada), que dieron forma a uno de los cármenes mejor situados y con mejores vistas sobre el valle del Darro: el de las Angustias. El empresario hostelero Mariano Cruz, que compró un carmen y lo convirtió en restaurante Morayma. Los escritores y artistas Rafael Guillén, Cayetano Aníbal y Paco Izquierdo, en cuya casa se entretenían editando los Papeles del Carro de San Pedro, con leyendas y fotos antiguas del barrio, además de autorretratarse en su Capilla Pichina. Etc., etc.
Aquellos profesionales llegaron porque era fácil y barato comprar casas. Incluso solares para levantarlas ex novo. Porque parte de sus nativos se habían ido buscando un piso y comodidades de accesos. La calle Aljibe de Trillo dejó de ser una de las más pobladas y verdadera arteria de la ladera; contó con la casona más grande y poblada de todo el barrio, la del Bombo (Decían que por tanta preñada como había. Hoy reconvertida en infinidad de apartamentos). Y el aljibe donde cuajó mayor número de noviazgos del barrio.
También tuvo su punto pícaro o verdoncho con más de uno y más de dos cármenes en los que se ejercía la prostitución, de uno y de otro sexo. Y no me refiero a la prostitución barata que abundaba en la calle San Juan de los Reyes, sino a los cármenes de Abén Humeya y Lindaraja
En el último tercio del siglo XX fue cuando en realidad empezó a configurarse la definitiva trama urbana que define hoy al Albayzín. Con sus muchas luces e infinidad de sombras. Era por entonces un lugar muy exótico, a pesar de sus carencias; muy atractivo para el turismo que buscaba zambras en el Sacromonte, menos para el de zapatilla. También tuvo su punto pícaro o verdoncho con más de uno y más de dos cármenes en los que se ejercía la prostitución, de uno y de otro sexo. Y no me refiero a la prostitución barata que abundaba en la calle San Juan de los Reyes, sino a los cármenes de Abén Humeya y Lindaraja. En el primero había de todo para darle gusto a la boca, la nariz y la bragueta. El segundo fue una de las casas de citas más selectas. Se comentaba que el mismísimo Aga Khan asistía en secreto a partidas de cartas; y que quiso comprarse un carmen para darse un capricho de vez en cuando. Aunque desistió porque la policía española no le garantizaba su seguridad.
Ya más tarde, en los estertores del XX y albores del XXI fue cuando se encapricharon del Albayzín algunos personajes de mundo del espectáculo
Ya más tarde, en los estertores del XX y albores del XXI fue cuando se encapricharon del Albayzín algunos personajes de mundo del espectáculo. Casos del coreógrafo Víctor Ullate (tiene la casa en la zona más angosta de la calle San Juan de los Reyes) y el director de orquesta Pablo Heras Casado. Y algunos más, mejor no revelar sus escondites granadinos…
172 placas para todos los gustos
Si al principio del siglo XVII eran escasas las rotulaciones de las casas con el nombre de Carmen, en la actualidad abunda este apelativo tan granadino sobre a las puertas de edificios del Albayzín. También en otros barrios que cuentan con viviendas de tipo unifamiliar con jardín, huerto o un simple patio.
Pero existen otras muchas viviendas a las que sus propietarios se atreven a calificar de carmen por el sólo hecho de tener un trozo de patio o una terraza con vistas a la Alhambra o a la Vega
En el distrito del Albayzín existen algo más de 2.500 solares catastrales. Casi coincidentes con otros tantos edificios. En un recuento bastantes exhaustivo, pero no concluyente, hemos contado 172 carteles, azulejos o nomenclatura de diverso tipo bautizando esos inmuebles. En todos ellos se da a entender que se tratan de cármenes en el sentido estricto del término, es decir, casa con huerto. Bastantes de ellos cumplen el requisito. Pero existen otras muchas viviendas a las que sus propietarios se atreven a calificar de carmen por el sólo hecho de tener un trozo de patio o una terraza con vistas a la Alhambra o a la Vega.
La mayoría de la cartelería es tradicional: el azulejo al estilo Fajalauza con el nombre de la casa o del propietario
La mayoría de la cartelería es tradicional: el azulejo al estilo Fajalauza con el nombre de la casa o del propietario. Muchos hacen referencia a nombres relacionados con la Historia de Granada, bien personas o de tipo santoral. Algunos han puesto simplemente el nombre de su propietario/a. Los hay con rotulación moderna, con materiales o texturas fuera de lugar. Y también otros que son obras de arte. Y algún despistado que rememora un chalé sobre un acantilado costero. Los que se dedican a la hostelería suman el indicativo del negocio al nombre de la casa.
RECORRIDO POR CÁRMENES MÁS SOBRESALIENTES
Vamos a recorrer unos cuantos cármenes de los más significativos que tuvo y tiene el barrio del Albayzín. Alguno con origen de varios siglos, levantados sobre casas de moriscos; otros que se empezaron a configurar en el siglo XIX; y unos cuantos, del pleno siglo XX, sin duda los más extensos en terreno. También me referiré a dos que han dejado de existir en tiempos relativamente recientes, y otro abandonado. Más uno que está en fase de construcción en estos momentos, con una inversión multimillonaria. Varios de ellos están en venta.
Carmen de los Cipreses. Está situado entre la Cuesta de San Gregorio, Placeta de Porras y con tapia baja a Santa Inés Alta. Es el más claro exponente del carmen tradicional granadino. El más nombrado y de mayor fama. Declarado monumento por el Gobierno. Incardinado en la ladera meridional, en lo que fue el barrio de los Oidores, casi en perpendicular a la Real Chancillería y con un acceso a pie relativamente cómodo por su mediana altitud. Se enclava en la que es principal arteria de acceso a pie al Albayzín.
Se asienta sobre lo que fue una agrupación de casas moriscas. La fecha más antigua que se conoce sobre su conformación al estilo actual es una inscripción en la escalera, del año 1766
Se asienta sobre lo que fue una agrupación de casas moriscas. La fecha más antigua que se conoce sobre su conformación al estilo actual es una inscripción en la escalera, del año 1766. La entrada principal está un tanto recoleta por la Placeta de Porras. Da acceso a unos jardines que sorprenden por las vistas sobre la Alcazaba de la Alhambra. Desde el zaguán se pasa al patio empedrado, con fuente central. Tiene preciosos zócalos en azulejos antiguos. Escaleras de madera torneada para acceder a un patio peristilado. Los techos son alfarjes mudéjares en su mayoría. Tiene una vivienda secundaria construida en los años setenta con restos de otros palacios, especialmente provenientes del palacio de los Siete Moros que había en el Campo del Príncipe/calle Molinos. Sus jardines están dispuestos en paratas que chorrean como debieron ser los jardines de Babilonia. Se subdivide en espacios ornamentales y zonas de cultivo de consumo. Este carmen fue de los pocos que pudo regar a la vez con aguas de dos procedencias, la de Aynadamar y del Darro.
En las fotografías de mediado el XIX queda claro que su exuberante vegetación actual, incluidos los cipreses que le dan nombre, estaba en fase inicial
En las fotografías de mediado el XIX queda claro que su exuberante vegetación actual, incluidos los cipreses que le dan nombre, estaba en fase inicial.
A finales del siglo XIX fue comprado por Nicolás María López (el Antón del Sauce de la Cofradía del Avellano). Aquí se daba cita el grupo de intelectuales granadinos en torno a la figura de Ángel Ganivet, con presencia de Rafael Latorre, Gómez Mir, Isidoro Marín y Sorolla. Después lo habitó su hijo notario, que lo disfrutó durante mucho tiempo. Lo heredó Joaquín Díaz de la Guardia.
Aquí estuvieron los presidentes de los gobiernos de Alemania y España, Helmut Khol y Felipe González. Incluso también se comenta que agasajaron a miembros de la familia real en alguna de sus visitas a la ciudad
El siguiente propietario, y actual, es el diplomático Francisco Fernández-Fábregas. Este hombre tuvo un papel muy importante como embajador en el regreso de la democracia y en el inicio de la monarquía de Juan Carlos I. Ocupó la jefatura de protocolo de la Casa Real. El carmen de los Cipreses fue sede de actividades sociales y culturales, donde se daban cita los principales magnates que visitaban Granada. Aquí estuvieron los presidentes de los gobiernos de Alemania y España, Helmut Khol y Felipe González. Incluso también se comenta que agasajaron a miembros de la familia real en alguna de sus visitas a la ciudad.
Este espacio fue declarado jardín histórico por el Consejo de ministros del 23 de noviembre de 1983. Es el único que goza de esa protección y distinción en todo el barrio
Sus propietarios son muy mayores y han decidido ponerlo en venta por un precio inicial de 5,5 millones de euros. El carmen los vale. El único problema que le ponen los potentados que lo están visitando es la imposibilidad de acceder con coche y sin llamar la atención. Hay que ir a pie obligatoriamente.
Este espacio fue declarado jardín histórico por el Consejo de ministros del 23 de noviembre de 1983. Es el único que goza de esa protección y distinción en todo el barrio.
Carmen de Alonso Cano. Es, junto al de los Cipreses, uno de los espacios albayzineros más ligados con la cultura de la llamada edad de plata granadina, la generación paralela a la del 27. En el primer tercio del siglo XX fue habitado por la familia del pintor cubista Ismael González de la Serna. Allí solía reunirse la cuadrilla de la vanguardia cultural del momento, con la participación de Federico García Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, Manuel de Falla, el joven escultor Juan Cristóbal, Emilia Llanos, Andrés Segovia, Eugenio Gómez Mir, etc.
Este carmen fue el primero del Albayzín que sobrepasó la astronómica cifra de 100 millones de pesetas cuando fue adquirido
Años después fue comprado por el empresario Pepe Píñar. Sus problemas de movilidad le aconsejaron venderlo a un alemán llamado Félix Kau. En la calle Aljibetrillo se comentaba que había sido, de joven, una personalidad muy próxima a Adolf Hítler. Falleció en Suiza durante una operación. En la actualidad continúa siendo propiedad de su familia alemana. Tiene los jardines bastante bien cuidados para no ser una residencia habitual.
Este carmen fue el primero del Albayzín que sobrepasó la astronómica cifra de 100 millones de pesetas cuando fue adquirido.
Por su posición, extensión, vistas hacia todos los puntos cardinales y facilidad de accesos se puede calificar como uno de los cármenes más valiosos de Granada
Carmen de la Concepción. Fue construido por el banquero Miguel Rodríguez-Acosta, padre, entre 1913-23 (la fecha está escrita en el empedrado del patio). Ocupa la mayor parte de esta manzana en cuyo subsuelo apareció parte del Foro romano en el siglo XVIII. Y han continuado apareciendo restos cuando se ha obrado para hacer viviendas para los hijos en los alrededores. Se sospecha que la parte central de la plaza romana está sepultada bajo la casa. Es una edificación al estilo clasicista, una quintería de las típicas levantadas en Granada a principios del siglo XX. Hay elementos decorativos y arquitectónicos valiosos, muchos de ellos procedentes de otros desmontes de la época. Destaca la escalera de dos tramos simétricos. Por su posición, extensión, vistas hacia todos los puntos cardinales y facilidad de accesos se puede calificar como uno de los cármenes más valiosos de Granada.
Hace años que se encuentra en venta. Fue de propiedad de Miguel Rodríguez-Acosta Carlstron. Después pasó a formar parte de una sociedad empresarial radicada en Suiza. Quizás sea su elevado precio lo que impide que no se haya concretado todavía su traspaso a una de las cadenas hoteleras que lo han pretendido.
Es una buena oportunidad para que las administraciones públicas andaluzas o granadinas se hagan con su propiedad y así poder desenterrar el Foro y abrir sus impresionantes jardines a uso público
Es una buena oportunidad para que las administraciones públicas andaluzas o granadinas se hagan con su propiedad y así poder desenterrar el Foro y abrir sus impresionantes jardines a uso público.
También parte de los terrenos del otro lado de la calle, pegados a la muralla, fueron adquiridos por la familia Rodríguez Acosta. Donaron el solar en el que luego fue instalada la comisaría de policía que hubo en el barrio.
También se le conoce por el nombre de Torres Molina, fotógrafo, profesor y empresario muy famoso durante el siglo XX, que fue su propietario
Carmen de la Purificación (O de Torres Molina). Está situado entre las calles Guinea y San Pedro, con entrada por la Placeta de las Escuelas, frente a la puerta de la iglesia de San Juan de los Reyes. También se le conoce por el nombre de Torres Molina, fotógrafo, profesor y empresario muy famoso durante el siglo XX, que fue su propietario. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, sobre una viña. Fue reformado en los años cuarenta por el arquitecto Francisco Prieto Moreno. Se compone de cuatro paratas regadas por dos estanques y tres fuentes. Resaltan sus empedrados artísticos al estilo nazarita. Es un claro exponente del carmen tradicional no modificado por las últimas modas. Tenía bastantes árboles frutales. Tiene edificaciones ruinosas y extensos jardines abandonados hace décadas. No dispone de acceso rodado.
(Ver: Manuel Torres Molina, el primer gran reportero gráfico de Granada).
Carmen de las Maravillas. La historia del que fue uno de los cármenes mejor situados de Granada, desde cuya torre-faro se veía toda Granada, ya está contada en el siguiente enlace, al que remito (Lamentable expolio y desaparición del Carmen de San Josemaría). La única novedad en cuanto a este espacio es que ya ha sido adjudicada su rehabilitación a un estudio de arquitectos para diseñar el paseo lineal sobre la muralla, entre las puertas de las Pesas y Monaita.
En este entorno, sobre la explanada de la cerca, existieron el carmen de la Muralla (nada más acceder por la Monaita) y el de San Juan de Dios (frente a Daralhorra). Los dos ya fueron demolidos
En este entorno, sobre la explanada de la cerca, existieron el carmen de la Muralla (nada más acceder por la Monaita) y el de San Juan de Dios (frente a Daralhorra). Los dos ya fueron demolidos. En cambio, sigue existiendo el carmen de las Torres entre el Aljibe del Rey y el Arco de las Monjas. Éste fue adquirido por un matrimonio inglés hace unas décadas por un precio muy asequible. También se apunta en el barrio como otro que está disponible para su venta.
Alhacaba y Zenete. Son dos zonas que no miran a la Alhambra; también se pusieron de moda a principios del siglo XX, y siguen, entre los que organizaron cármenes, aunque no con la intención de tener la Alhambra y Sierra Nevada como paisaje de fondo. En la parte próxima a la Puerta Monaita fueron creciendo casas que prolongaron sus corrales hasta la muralla nazarita; esos terrenos se convirtieron en algunos casos en pequeños cármenes ciegos, es decir, que tenían por forillo el propio muro.
En el entorno de la Monaita conformó su carmen la familia del abogado y fotógrafo Robles Pozo; parte le fue expropiado durante la II República para liberar el entorno de la Puerta
En el entorno de la Monaita conformó su carmen la familia del abogado y fotógrafo Robles Pozo; parte le fue expropiado durante la II República para liberar el entorno de la Puerta. Le quedó la parte que hoy se corresponde con el Carmen de San José, en cuya propiedad le sucedió el químico francés Charles Choín (padre de una saga de fotógrafos muy reconocidos).
Paredaños y muralla abajo, surgieron también los cármenes del Saúco (diseñado por su propietario, el arquitecto Francisco Álvarez Puerto) y el de Santo Tomás, un espacioso carmen que comparten varias viviendas alrededor de huertas y estanques.
La casa fue alcanzada por un obús en guerra civil que, unida al exilio de su propietario, llevó a su completa conversión en el espacio público que hay subiendo por la Lona
También en el Zenete, en lo que hoy es un extenso jardín por debajo del Carril de la Lona, estuvo situado el carmen del catedrático José Taboada Tundidor. La casa fue alcanzada por un obús en guerra civil que, unida al exilio de su propietario, llevó a su completa conversión en el espacio público que hay subiendo por la Lona. Enfrente estuvo el carmen del Paso o de la Cruz, con un pasadizo hasta la calle Serrano; tenía un gran emparrado que en los años cincuenta dividió en diez carmencillos. Más adentro, en esta ladera del Zenete estuvo el carmen de los farmacéuticos Ortiz de Saracho Sueiro (hoy reconvertido en varios apartamentos, pero conserva buena parte del jardín original). También en esta ladera escalonada está bien reformado el Carmen de Santa Ana. El que ha desaparecido es el de la Palmera, reconvertido en el aparcamiento público del Zenete.
Era el ejemplo superviviente más antiguo y original de lo que fue el karm de época nazarita: vivienda en la parte alta, rodeada de un pequeño arbolado frutal y mucho espacio para cultivo de hortalizas
Carmen de los Torreones. Es otro de los desaparecidos en el tercio final del siglo XX. Estuvo situado entre la ermita de San Cecilio y calle de la Charca, con fachada principal a la plaza del Cementerio de San Nicolás. Sus espaldas las cubría el tramo de muralla de la Alcazaba que permanece intacta, con tres torreones en su interior. De hecho, las casas originales estaban encajadas entre los huecos que dejaban esas potentes construcciones. Era el ejemplo superviviente más antiguo y original de lo que fue el karm de época nazarita: vivienda en la parte alta, rodeada de un pequeño arbolado frutal y mucho espacio para cultivo de hortalizas. Todo ello circundado de una potente tapia. Esta huerta tenía la particularidad de que era regada mediante un curioso sistema de elevación con tapones que subía el agua desde el partidor de Plaza Larga.
A finales del siglo XIX era propiedad de la familia de Francisco García Carrillo, donde éste nació en 1905. Aquel hombre fue un alumno destacado y preferido de Manuel de Falla a partir de su llegada a Granada. Se sabe que el músico gaditano, García Lorca y otros miembros del Centro Artístico celebraron en este jardín reuniones preparatorias y ensayos del Concurso de Cante Jondo de 1922.
Una promoción de seis chalés pareados, con parcela, sustituyeron al carmen original
Los hermanos García Carrillo vendieron este privilegiado solar a una sociedad formada por un empresario apellidado Godoy y a su mujer Susan, profesora inglesa. Una promoción de seis chalés pareados, con parcela, sustituyeron al carmen original. Lo único que quedan son los torreones traseros (hoy rehabilitados) y una placa con el antiguo nombre en la fachada. Bajo los cimientos de las obras yacen los restos más altos del oppidum ibérico.
Sin duda, uno de los mejores jardines del barrio, por su palacio, diseño y ubicación. No tiene excesivo desnivel en sus dos principales paratas
Carmen de las Angustias (O de Tadea). Su entrada principal se ubica por la calle Almirante (tiene una secundaria por Aljibe del Gato), aunque la mayoría de la vivienda linda con esta última. También es de la generación de finales del XIX. Sin duda, uno de los mejores jardines del barrio, por su palacio, diseño y ubicación. No tiene excesivo desnivel en sus dos principales paratas. Dispone de tres estanques y otras tantas fuentes. Fue levantado aprovechando una casa morisca del XVI, que incorporaba el aljibe del Gato. La gran reforma moderna fue llevada a cabo a finales de los años setenta por sus nuevos propietarios, la profesora Dª Tadea y su marido Santiago Navarro. La casa principal tiene buenos artesonados de madera y una de las mejores vistas del valle del Darro. En la actualidad se encuentra dividido en dos: la parte del naciente la dedican a apartamentos turísticos con el nombre de la Casa de Tadea.
Carmen de San Cayetano. Es el más bajo en cuando a su situación de los que forman esta relación. Está situado por debajo de la calle San Juan de los Reyes, por encima de la Carrera del Darro, en la calle Zafra. Esta baja posición confiere una mayor presencia a las torres y muros de la Alhambra. Es más bien una casa nazarita con un jardín pequeño en el centro. Es muy interesante su visita porque aquí se reúnen piezas arqueológicas procedentes de varias excavaciones realizadas en siglos pasados en el barrio; las más importantes son columnas procedentes del Foro romano descubiertas por el padre Flores Oddouz a mediados del XVIII. En el siglo XIX la casa estuvo convertida en una corrala de vecinos. Hace menos de un lustro era propiedad del fondo de inversión Debla Zafra Grana S. L.; lo reconvirtió en 14 viviendas. Actualmente todavía está en obras.
Estuvo en permanente construcción hasta el Trienio Liberal en que fue incautado. El monasterio estaba formado por una iglesia en la parte inferior (sobre un gran muro de contención), un claustro por encima y varios edificios que iban trepando
Carmen de San Agustín. Desde la Plaza del Abad (junto a la iglesia del Salvador) hasta el carril del San Agustín se extendió un extenso terreno en el que los Agustinos Descalzos construyeron su iglesia, monasterio y huertas a partir de 1613, en propiedades que fueron de los moriscos expulsados. La parte lindera con la plaza era el Hospital de Moriscos en el siglo XVI. Fue ocupado por un extensísimo complejo monacal demarcado al Noreste por la muralla que subía desde la puerta de Guadix hacia la puerta de los Estandartes. Estuvo en permanente construcción hasta el Trienio Liberal en que fue incautado. El monasterio estaba formado por una iglesia en la parte inferior (sobre un gran muro de contención), un claustro por encima y varios edificios que iban trepando.
Pero la realidad es que ese inmenso solar quedó transformado en una pequeña huerta y amplia zona de chumberas en el resto. Así se ve en la abundante colección de fotografías que nos ha legado su historia
Las edificaciones fueron objeto de la piqueta y convertidas en cantera de materiales de derribo durante buena parte del XIX. En 1860 fue subastado con la intención de hacer en su solar un buen carmen de recreo. Pero la realidad es que ese inmenso solar quedó transformado en una pequeña huerta y amplia zona de chumberas en el resto. Así se ve en la abundante colección de fotografías que nos ha legado su historia.
En la década de 1940-50 fue segregado en dos. La parte que linda con el Carril de las Tomasas, esquina a Carril de San Agustín, fue preparada para levantar una casa moderna y configurar un carmen para la burguesía local. La construcción la hizo el aparejador José Giménez. Pronto fue adquirida la propiedad por el empresario Rafael Pérez Pire. Es el típico carmen de nueva generación, con zona de jardín delante de la casa principal (ubicada en el centro de la parcela, donde estuvo el claustro monacal), con zonas verdes a los alrededores y piscina. Debajo, pista deportiva coincidente con la planta de la antigua iglesia.
Este carmen ha sido más conocido por los apellidos de sus propietarios, padre e hijo: Rafael Pérez Pire
Fue un carmen que tuvo una intensa vida social por la extensa familia y relaciones de los propietarios. Eran principales accionistas del Banco de Granada y Puleva, por poner sólo dos ejemplos. Y familiares muy cercanos del alcalde Manuel Sola. Este carmen ha sido más conocido por los apellidos de sus propietarios, padre e hijo: Rafael Pérez Pire.
Ese cheque ha marcado un nuevo récord y ha elevado mucho el listón de precios en el barrio. Lo más valioso es la ubicación, los fáciles accesos con vehículo y las muchas posibilidades en cuanto a aislamiento y seguridad
Hasta que hace pocos años (2017) fue adquirido por el emir de Qatar. Su compra fue un capricho. Para estar justo enfrente de la Torre de Comares. Para gozar de las mejores vistas del monumento y fondo nevado. Se conoció que, oficialmente, el precio había sido de 17 millones de dólares, a repartir entre los seis herederos del comprador. Pero extraoficialmente se baraja una cifra sensiblemente mayor. Ese cheque ha marcado un nuevo récord y ha elevado mucho el listón de precios en el barrio. Lo más valioso es la ubicación, los fáciles accesos con vehículo y las muchas posibilidades en cuanto a aislamiento y seguridad.
Desde su adquisición, el emir mantiene un tira y afloja con los responsables del urbanismo y patrimonio del Ayuntamiento y la Junta. Desea demoler la casa, de escaso valor histórico y artístico, y levantar un nuevo edificio. Dicen que rompedor para el entorno. No se lo aceptan
Desde su adquisición, el emir mantiene un tira y afloja con los responsables del urbanismo y patrimonio del Ayuntamiento y la Junta. Desea demoler la casa, de escaso valor histórico y artístico, y levantar un nuevo edificio. Dicen que rompedor para el entorno. No se lo aceptan. Continúa la negociación.
Carmen de Josefo. La otra mitad, o algo más, del que fue solar de los Carmelitas Descalzos fue adquirido por el banquero José Manuel Rodríguez-Acosta Carlstron, familiarmente conocido como Josefo. Era el consejero delegado del Banco de Granada, además de socio de la mayoría de empresas de aquel banco industrial del tardofranquismo. El solar linda por arriba con el callejón de San Agustín Alto y por abajo con todo el carril de San Agustín. Tiene carretera interior, casa del guarda, jardines. E incluso incluye uno de los torreones de la vieja muralla.
iene la piscina más larga de todo el Albayzín y una de las casas más grandes, de casi 2.000 metros de superficie. Fue diseñada por el arquitecto García de Paredes en 1967-68. La única pega es que se trata de un chalé que lo mismo podría estar ubicado en La Moraleja de Madrid que en Marbella
Por su ubicación y estructura es uno de los cármenes granadinos más extensos. Y prometedores. Tiene la piscina más larga de todo el Albayzín y una de las casas más grandes, de casi 2.000 metros de superficie. Fue diseñada por el arquitecto García de Paredes en 1967-68. La única pega es que se trata de un chalé que lo mismo podría estar ubicado en La Moraleja de Madrid que en Marbella. No tiene nada de edificación heredera de la arquitectura nazarita, morisca o albayzinera. Aparte de las abundantes obras de arte que atesora.
La propietaria, Rosi Fernández-Fígares Damas, viuda de Josefo, hace tiempo que decidió dejar esta residencia y bajarse a un piso del centro. Sus propietarios actuales tienen la intención de hacer apartamentos turísticos. El acceso en coche y para este uso es inmejorable, ya que también dispone de terreno para aparcamiento de varios vehículos.
Este carmen tuvo en su parte alta una casa morisca conocida como la del Canónigo. Fue demolida en los años setenta en medio de una polémica. Es la que aparece en al fondo de la fotografía antigua con la placeta del Abad sin el edificio de la Junta en mitad. Precisamente la zona donde acudían los herradores a calzar los burros del todo el barrio.
n toda la documentación que dejó el más famoso y rico artista del barroco granadino siempre lo llamaba casa o residencia, nunca lo consideró un carmen
Carmen de Bocanegra. Está situado en la parte alta de la calle San José, lindero con la calle del mismo nombre. Siempre se ha dicho que fue residencia y taller del pintor Pedro Atanasio Bocanegra (1638-89). En toda la documentación que dejó el más famoso y rico artista del barroco granadino siempre lo llamaba casa o residencia, nunca lo consideró un carmen. Fue reformado y mejorado hace un cuarto de siglo por notario de origen granadino que ejerce en Barcelona. (Ver: El retrato que mató al pintor Atanasio Bocanegra).
Es una gran residencia para familia numerosa. Aquí vivieron los Gómez Moreno, donde tuvieron su estudio de pintura y su biblioteca. Acumula piezas de gran valor artístico y arquitectónicos recolectadas de otras muchas construcciones que iban siendo demolidas en el siglo XIX
Carmen de Gómez Moreno. Se sitúa en la placeta de San José, con fachada a la Cuesta de San Gregorio. Es la suma de un conjunto de edificaciones acabadas en el siglo XIX, pero con basamento de tiempos anteriores. Es una gran residencia para familia numerosa. Aquí vivieron los Gómez Moreno, donde tuvieron su estudio de pintura y su biblioteca. Acumula piezas de gran valor artístico y arquitectónicos recolectadas de otras muchas construcciones que iban siendo demolidas en el siglo XIX.
Carmen de los Escudos (También de los Torreones). Tiene su entrada frente a la iglesia de San Miguel Bajo. Otra puerta más por la calle Tiña. Está levantado sobre una casa del siglo XVII. Tiene portón de entrada antiguo. Destaca un torreón con muy buenas vistas. Lo conformó el procurador Amelio Castillo.
Fue otro de los cármenes más señeros por el gusto y la cantidad de obras de arte que acumuló. Lo donó al Ayuntamiento al fallecer. El resultado en años posteriores fue con su continuo saqueo y vandalización.
Carmenes de la Victoria y Mínimos. Se formó en parte de los terrenos del convento de los Mínimos, derribado en el XIX. Sobre dos huertas que se llamaron el Olivarillo y del Pencal. La Universidad lo adquirió en los años cuarenta para residencia de invitados ilustres y centro cultural. Un poco por debajo, en lo que fue convento y parte de la iglesia de los Mínimos, surgió en el siglo XX el carmen de la Victoria, de frailes Mínimos, de la mano del arquitecto y coleccionista Antonio Dalmases. Fue otro de los cármenes más señeros por el gusto y la cantidad de obras de arte que acumuló. Lo donó al Ayuntamiento al fallecer. El resultado en años posteriores fue con su continuo saqueo y vandalización.
Carmen Abén Humeya. Contiene vestigios de los más antiguos de Granada, de los siglos XV y XVI. Tiene entradas por la Cuesta de las Tomasas y por la calle Guinea, cuyos torreones del siglo XI le sirven de terraza. En realidad, son la suma de dos casas moriscas. Contiene restos de carpintería y adornos nazaritas, así como alfarjes de gran valor. Se le adjudica que fue propiedad de Fernando de Válor, el morisco sublevado con el nombre de Abén Humeya en 1568. Una de las casas es un restaurante en la actualidad. La otra acoge un museo morisco y la fundación Cultural Carlos Ballesta.
Ocurrió la muerte de un joven en extrañas circunstancias; se publicó que fue por intoxicación. Pero el garito fue cerrado, Le Condé acabó expulsado de España y el negocio cerrado durante unos cuantos años
Al final de los años sesenta fue adquirida por Alfonso de Borbón y Le Condé, que se hacía llamar Príncipe Le Condé. Era un estadounidense de procedencia francesa que acabó como general del ejército de Yemen. Llegó a Granada e invirtió en varias propiedades; también compró la Casa Yanguas. Montó una especie de garito de lujo nocturno. Para clientes exquisitos que buscaban compañía. Ocurrió la muerte de un joven en extrañas circunstancias; se publicó que fue por intoxicación. Pero el garito fue cerrado, Le Condé acabó expulsado de España y el negocio cerrado durante unos cuantos años.
Carmen de la Media Luna. Hay varios ejemplos de cármenes que se presentan revestidos de aires orientalistas y neomudéjares, muy propios de la arquitectura sevillana de principios del siglo XX. Este de la Media Luna en la Placeta de Nevot es uno de ellos. Fue propiedad del afamado modisto Miguel Rueda. Se encargó de hacer las molduras el taller de los hermanos Santisteban, a partir de algunos moldes decimonónicos sacados del taller de la Alhambra.
Es de los que entran y salen en la lista de cármenes en venta. Tiene una excelente ubicación, justo por debajo del comprado por el emir de Qatar
A su lado está el carmen que fue del catedrático y político Fermín Camacho Evangelista.
Carmen de Alhamar. También fue conformado por una pareja que decidió dejar su piso de la Plaza Isabel la Católica y mudarse al Albayzín en el último tercio del siglo XX. Eran Torcuato Camacho Evangelista y Cristina Valverde. Tras el fallecimiento de Tato, la viuda y su familia reconvirtieron las enormes paratas en un restaurante y lugar de celebraciones. Al igual que hicieron varios de sus vecinos de esa ladera baja del Camino Nuevo de San Nicolás. Es de los que entran y salen en la lista de cármenes en venta. Tiene una excelente ubicación, justo por debajo del comprado por el emir de Qatar.
Solamente les falta añadir la esquina del Aljibe del Gato para ser propietarios de toda la manzana
El carmen de Casper y Celia. Entre los que cármenes que están en proceso de formación hay que destacar de manera sobresaliente el que están creando en los últimos años el financiero Casper A. Berendsen y su esposa, Celia, de origen granadino, y sus cinco hijos. Viven y trabajan habitualmente en Londres. Adquirieron el viejo carmen del Marqués del Cenete (siglo XVI) y el Conde de Gabia, en la esquina de Camino Nuevo de San Nicolás y Gumiel de San José. Después han ido sumando más casas a la propiedad original: la casa del Tinte, el carmen de Morayma de la familia García Valdecasas, etc. Solamente les falta añadir la esquina del Aljibe del Gato para ser propietarios de toda la manzana.
La casa principal se sumó a mediados del XX a las compradas por profesionales que decidieron mudarse al Albayzín. En este caso fue el inspector de educación Víctor Burgos el que la habitó con su familia. Alrededor vivían algunos vecinos más, había una carbonería, una tiendecilla y una peluquería.
Destaca la gran inversión y el exquisito gusto con que sus propietarios están llevando a cabo la restauración y las nuevas construcciones
La casa del Tinte que fue de Antonio Ballesteros la derribaron por completo. La maquinaria que tenía fue donada a la Universidad. Debajo, a varios metros de profundidad, aparecieron restos romanos relacionados con una terma y una exedra. También una especia de caverna ramificada conocida como criptopórtico. La edificación del carmen de Morayma, de relativa juventud, ha sido reconstruida por completo. Se ha comprobado que debajo continúan las construcciones romanas. Parece que su intención, y su obligación por ley, es enseñar esos restos al público un día a la semana. Destaca la gran inversión y el exquisito gusto con que sus propietarios están llevando a cabo la restauración y las nuevas construcciones. Están empeñados en recuperar la imagen original del entorno.
Del diseño infográfico y mejora de las fotografías se ha encargado el profesor Luis Ruiz Rodríguez.
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