Veinte años después todo sigue igual
A pocos días de que se cumpla el vigésimo aniversario de la desaparición de María Teresa Fernández, la joven motrileña de la que nada se sabe desde el verano de 2000, sus padres, Antonio y Teresa, dicen estar viviendo "una pesadilla diaria" que se ve incrementada por la incertidumbre de no saber "a ciencia cierta" qué pasó.
Pese a los esfuerzos de la investigación policial y al tiempo transcurrido "es un tema vivo y que no ha quedado nunca en el olvido", reconoce Francisco Pérez Polo, inspector jefe de la Policía Nacional en Motril y responsable de la investigación.
Pérez Polo, con un ligero brillo de esperanza en sus ojos, apunta que en la actualidad se ha dado un impulso a las investigaciones realizadas, y basándose en datos del sumario policial y judicial, han retomado una de las distintas líneas de investigación llevadas a cabo, por lo que en las últimas semanas más de una decena de personas han pasado nuevamente por la comisaría y por el Juzgado para prestar declaración.
Aunque "lentamente, se van dando pasos hacia adelante", resalta el inspector jefe de la Policía Nacional en Motril
El responsable de la Brigada Judicial de la Comisaria motrileña, pese a no querer desvelar la vía que se ha retomado en estos días para intentar aclarar el paradero de la joven que entonces tenía 18 años, dice que aunque "lentamente, se van dando pasos hacia adelante" en este asunto y hace pensar que ese día después de que la dejara su padre "se tuvo que ir con una o varias personas conocidas de las que no desconfiaba", por lo que mantiene el llamamiento efectuado desde hace mucho tiempo de que "alguien tiene que saber algo que no se atreve o no puede decir".
Pesquisas que se están realizando de una forma discreta para no entorpecer esta línea "nueva" de investigación que, según dice Pérez Polo no se sabe hasta dónde llegaran pero que se mantendrá hasta que “arroje luz sobre lo sucedido y podamos saber con certeza que ocurrió el 18 de agosto del 2000”.
Además, destaca que las personas encargadas del caso no decaen ni se desaniman en su labor y que cualquier pista que llega a la Comisaría es investigada "hasta el final".
Mientras que continúan las investigaciones, sus padres han aplazado, por la situación sanitaria en la que se encuentra el país, un acto que tenían previsto realizar el martes, para recordar la fecha de la desaparición de María Teresa.
La habitación esta dispuesta como la dejó, con sus fotos, diplomas y recuerdos colocados adornando un pequeño pero coqueto dormitorio
Pero pese a que han trascurrido dos décadas de la desaparición de su hija, la "poca esperanza" que mantienen hace que en su casa todo permanezca igual que aquel día. Y María Teresa tiene preparada y dispuesta su habitación como la dejó, con sus fotos, diplomas y recuerdos colocados adornando un pequeño pero coqueto dormitorio.
Teresa Martín apunta que "han pasado 20 años y sientes que ella no está bien, ya que si hubiera estado viva habría dado algunas señales. Somos realistas y sabes que ella no va a volver, pero mantenemos siempre algo de esperanza, eso nos hace mantener la casa como estaba. Y recalca que “la esperanza es lo último que se pierde".
Por su parte, Antonio Fernández explica haberle dado mentalmente tres mil millones de vueltas a ese día, para ver si consigue acordarse de algo que se haya quedado fuera y que pudiera servir para esclarecer la historia de su hija.
"Lo he repetido una y otra vez, pero no he tenido éxito", "creo que lo hemos intentado todo, aunque siempre surge algo nuevo que nos hace estar esperanzados".
Y con lágrimas en los ojos aclara que "no descansaremos hasta que sepamos dónde está", al tiempo que admiten que hoy por hoy están ya "preparados" para cualquier desenlace sobre esta historia.
En la actualidad el caso continúa en el Juzgado de Instrucción número 5 de Motril que lo mantiene.
María Teresa desapareció el 18 de agosto de 2000 en plena celebración de la feria de Motril y lo último que se sabe de ella fue un mensaje registrado en el teléfono móvil del que era su novio en el que decía que iba a llegar tarde a una cita con él, instantes antes de que su padre la llevara en coche hasta una céntrica parada de autobús.
Desde que desapareció la joven, sus familiares, amigos y las fuerzas de seguridad la han buscado por distintos puntos de España y de Europa y se han distribuido fotografías suyas por internet, sin que se hayan obtenido pistas fiables sobre su paradero.
Pese al paso del tiempo, muchas de las fotografías de la joven aún se mantienen en muchos establecimientos de la comarca, que se solidarizó de lleno con la familia.
En estos 20 años, los pescadores de Motril han llegado a buscarla por las calas del municipio, se han rastreado los barrancos de la comarca, se han seguido supuestas pistas aportadas por vecinos y los camioneros distribuyeron su fotografía por todas las ciudades españolas incluidas en sus rutas.
La familia llegó a ofrecer una recompensa para las personas que pudieran aportar datos que permitieran la localización de la joven, pero finalmente se retiró esta propuesta "por los desaprensivos".
Sus padres llevan dos décadas luchando para que esta causa "no caiga en el olvido"
Desde un primer momento, los padres de María Teresa descartaron la posibilidad de que se escapara, al no encontrar razones para ello, y su intención principal es que esta causa "no caiga en el olvido".
Se llegó a sospechar de la implicación de Tony Alexander King, condenado por las muertes de las jóvenes malagueñas Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes, ocurridas en 1999 y 2003, respectivamente, y de su amigo Robert Graham.
King llegó a afirmar ante el juez que María Teresa había sido asesinada y que tenía el convencimiento de que había sido su amigo Graham, por lo que se reclamó a la Interpol la búsqueda de este último para que prestara declaración, algo que no se ha podido llevar a efecto hasta el momento.
Pese a todo, tanto Antonio como Teresa tienen vivo el recuerdo de su hija y la esperanza de encontrar algo que aclare su paradero, aunque reconocen que cada vez "es más complicado y difícil poder hacerlo.