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EL NÚMERO DE PERSONAS CENTENARIAS SE HA DUPLICADO EN LA PROVINCIA DESDE 2008

Tenemos muchos más ancianos, pero menos recursos para atenderlos

Ciudadanía - José Miguel Muñoz - Domingo, 2 de Agosto de 2015
El número de personas mayores de 80 años ha crecido un 34% en la provincia de Granada desde 2008 en que empezó la crisis. Sin embargo, los servicios públicos para ellos, en lugar de incrementarse, han disminuido, o en el mejor de los casos se han estancado. Tenemos más ancianos, pero menos recursos para atenderlos. Los recortes han afectado especialmente a la Ley de Dependencia, cuyos beneficiarios han ido a la baja desde 2012. Pero también las plazas en residencias públicas han bajado ligeramente durante la crisis. Nuestros ancianos tienen que hacer frente cada vez a más gastos (medicinas, teleasistencia, ayuda a domicilio) con unas pensiones exiguas y prácticamente estancadas.
Baile para personas mayores en la Fuente de las Batallas.
M. RODRÍGUEZ
Baile para personas mayores en la Fuente de las Batallas.

Un dato ilustra cómo ha crecido la población de personas mayores, no ya de los pensionistas -los mayores de 65 años-, sino de de nuestros ancianos: a inicios de 2008 había en la provincia de Granada 99 personas con 100 o más años de edad, según el censo del INE. A inicios de este año eran 232 los centenarios, más del doble, en apenas siete años.

Desde que empezó la crisis en 2008 el número de personas con más de 80 años, los que llegan a una edad en la que precisan atención y recursos sociales (por limitaciones físicas o enfermedades degenarativas, demencias...) se ha incrementado un 34% en la provincia. De las 36.293 personas de más de 80 años de 2008 se ha pasado a 48.652 a inicios de 2015.

"El aumento de personas mayores es una buena noticia, la medicina y otras disciplinas han luchado mucho por el incremento de nuestra esperanza de vida, y por tanto en sí no es un problema", afirma José Luis Cabezas, profesor de Psicología en la Universidad de Granada y uno de los mayores expertos en el estudio de las personas mayores. No en vano, fue el primer doctor en España en Gerontología Social y coordinó el master de la UGR en esta materia, pionero a nivel nacional.

El problema, como afirma Cabezas, es que, frente al incremento de personas de avanzada edad, "hay cada vez menos recursos para atenderlos". Los datos así lo muestran.

Menos plazas en residencias públicas

Según el portal Envejecimiento en Red, del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), a finales de 2007 la provincia contaba con 1.212 plazas en residencias públicas para personas mayores. A finales de 2013, últimos datos disponibles, había menos plazas públicas, 1.139.

Por su parte, las plazas en residencias privadas sí que han aumentado, de las 2.393 con que se cerró 2007 a las 3.311 de finales de 2013. En conjunto, las plazas para residencias han aumentado en esos años un 23%, bastante menos que el volumen de personas mayores (34%), y solo en el ámbito privado.

Además, Granada sigue lejos de la media de plazas en residencias respecto a la población: 2,9 plazas por cada 1.000 personas mayores de 65 años, frente a las 4,2 plazas de la media española.

Para José Luis Cabezas, las residencias son necesarias, es una opción, pero también "es necesario idear nuevas fórmulas de servicios sociales (no está todo inventado), y fórmulas que permitan a la persona mayor envejecer y también despedirse de la vida en su propio hogar siempre que sea posible".

Para ello se puso en marcha en 2007 la Ley de Dependencia, para dotar de recursos y servicios a las personas mayores en sus hogares, pero tras varios años de desarrollo, los recortes de la crisis frenaron en seco su evolución.

Bajan los beneficiarios

Según datos de la Junta de Andalucía, en marzo de 2012 las prestaciones al amparo de la ley (teleasistencia, ayuda a domicilio, residencia o estancia diurna, o ayudas económicas directas) llegaron a 33.700 en la provincia de Granada. A 31 de octubre de 2014 las prestaciones habían bajado a 26.673, con 19.877 beneficiarios, y a 30 de junio de este año, pese a que la Junta está intentando reactivar las ayudas y cada vez soporta más el peso financiero de la ley frente al Gobierno central, la cifra de prestaciones sigue cayendo y son 25.862 las ayudas otorgadas y 19.425 las personas beneficiarias de alguna prestación.

"Se tarda mucho en valorar a las personas dependientes, incluso muchos llegan a fallecer antes de poder recibir los recursos, es injusto", afirma Cabezas.

En Andalucía el número de beneficiarios con prestación reconocida por la Ley de Dependencia bajó en 2014 en 4.369, y desde 2011 son 28.120 beneficiarios menos, dicen las cifras del IMSERSO.

A los recortes estatales de la dependencia se suman la supresión de servicios municipales como la teleasistencia en Granada capital, las restricciones en ayuda a domicilio o la retirada de cada vez más medicamentos de la cobertura de la Seguridad Social, lo que obliga a los ancianos a dedicar más dinero a sus propios cuidados, todo ello con unas pensiones exiguas y que apenas crecen.

Según datos de la Seguridad Social, la pensión de viudedad, por ejemplo, que cobran en su mayoría mujeres porque viven más que los hombres, es de 549 euros de media en la provincia, a fecha de junio de este año, una cuantía que ha crecido tan solo 5 euros en los últimos dos años. Y la pensión media del sistema está en 749,7 euros, apenas 10 euros más que el año pasado.

Los retos del envejecimiento

La prolongación de la vida hasta edades que antes parecían impensables plantea retos a la sociedad para hacer que nuestros mayores vivan esos años de la mejor manera posible. "La medicina ha logrado alargar la vida más años, pero esos años deben ser los más felices posible, no un sufrimiento", dice el experto en Gerontología José Luis Cabezas. Para ello Cabezas ve necesaria la intervención gerontológica cada vez más de una forma "singularizada" desde todas las disciplinas. Desde la Medicina (avance en investigaciones genéticas sobre envejecimiento -sobre todo a nivel preventivo-), desde la Psicología (un trabajo específico con el colectivo de personas muy mayores -centenarios por ejemplo-) con programas de prevención e intervención adaptados a cada perfil y a cada persona; desde el Trabajo Social, desde la Economía, desde el Derecho, etc. Como aspectos concretos de futuro está la incorporación de las nuevas tecnologías al cuidado del mayor (teleasistencia con imagen; tecnologia aplicada al hogar, telecontrol médico, etc.); programas de apadrinamiento universitario de mayores (un mayor-un joven universitario); aulas para mayores, creación de residencias intergeneracionales... También un papel activo del mayor con una implicación efectiva en su propio cuidado (incluyendo la formación como labor preventiva). Y la preparación para el final de la vida, con programas de cuidados paliativos.