Sierra Nevada cumple 30 años como parque natural y 20 como nacional
Sierra Nevada celebra este año el 30º aniversario de su declaración como parque natural y el 20º de la creación del parque nacional, consolidándose como un espacio pionero en el modelo gestión de programas de conservación y desarrollo sostenible vinculados a los ecosistemas de la montaña mediterránea. Cabe recordar que Sierra Nevada fue declarado también Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1986 y que desde entonces cumple los requisitos establecidos por este organismo internacional para esta figura de protección.
No en vano, el macizo de Sierra Nevada, enclavado en la parte central de la Cordillera Bética, constituye el territorio con mayor biodiversidad y presencia de especies endémicas de la flora en España. Sus ecosistemas de alta montaña, bosques caducifolios y matorrales mediterráneos acogen alrededor de 2.300 especies de plantas, 80 de ellas exclusivas; así como 290 especies de fauna vertebrada y cerca de 18.000 invertebrados, con unos 300 endemismos. Con más de veinte cumbres por encima de los 3.000 metros, Sierra Nevada incluye también el pico más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén (3.479 metros).
El espacio, según se indica en una nota de prensa, abarca en su conjunto una extensión de 172.318 hectáreas (85.883 el parque nacional y 86.435 el natural) distribuidas entre 37 municipios de la provincia de Granada y 23 de Almería. La economía de estos pueblos se apoya principalmente en los recursos forestales, ganaderos, agrícolas y cinegéticos; así como el turismo de naturaleza, los deportes de nieve y montaña, la artesanía, y la agroindustria.
El modelo de gestión desarrollado se sustenta en tres pilares fundamentales: la participación social, la colaboración entre administraciones y agentes socioeconómicos, así como la transferencia del conocimiento científico que se materializan en el Consejo de Participación, Carta Europea de Turismo Sostenible y el Observatorio de Cambio Global, respectivamente.
En este sentido, el Consejo de Participación es el que facilita la implicación y coordinación de los diferentes agentes sociales e institucionales, a través de diferentes comisiones de trabajo y reunios plenarias. Por su parte, la Carta Europea de Turismo Sostenible supone una nueva forma de trabajar en el ámbito del uso público mediante la concertación de las medidas de gestión con los principales actores del sector turístico. Es decir, es una herramienta que facilita el trabajo conjunto de empresas, establecimientos turísticos y administraciones.
A través de su Observatorio de Cambio Global, la gestión del espacio incluye iniciativas y proyectos para la adaptación de los hábitats a los impactos provocados por este fenómeno, así como para mitigar los efectos sobre el aprovechamiento de los recursos naturales. El objetivo esencial es atenuar el impacto que los procesos de cambio global tienen sobre la biodiversidad y, consecuentemente, sobre los servicios ecosistémicos que benefician a la sociedad.
Máximo reconocimiento a nivel internacional
Este modelo de gestión se ha visto recompensado con el máximo reconocimiento a nivel internacional, la Lista Verde Mundial de Áreas Protegidas Bien Gestionadas, iniciativa promovida por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) a partir del último Congreso Mundial de Parques de 2014. Según la organización, la gestión de este espacio protegido, el primero español en lograr este reconocimiento, se fundamenta en la racionalidad de la planificación; en la gobernanza justa, representativa y participada; y en la eficacia de la gestión.
Hay que recordar que la Lista Verde de UICN es el primer estándar mundial de buenas prácticas para áreas protegidas, que busca reconocer y promover el éxito en la gestión de algunas de las áreas naturales más valiosas del planeta.
El Espacio Natural de Sierra Nevada cuenta con unos instrumentos de planificación específicos, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) y con un nuevo Plan de Desarrollo Sostenible (PDS), que contribuirá a la mejora socioeconómica de este espacio protegido y su área de influencia con unas inversiones de 63,1 millones de euros en sus tres primeros años de aplicación.