Lo que la Coordinadora Granadina de ONGDs pide al alcalde de Granada. 

Señor alcalde, estamos a punto de decir adiós al último de los jóvenes que hace dos semanas fue liberado de dependencias policiales junto con 53 compañeros. Continuará así su proyecto migratorio, iniciado hace meses en su pueblo natal, en Mali. Fue allí cuando se dio cuenta de que ni él ni su familia podían seguir viviendo en condiciones tan precarias, que alguien tenía que arriesgarse a buscar un futuro mejor. Y él se lanzó al agua. Nunca mejor dicho.

Después de meses en los bosques de Nador, sobreviviendo a los abusos de la policía marroquí, esperó el mejor momento de saltar la valla, subir a una patera y cruzar el mar. Así llegó a la costa granadina. Después de tanta brutalidad, no daba crédito ante la cálida acogida que le brindó la ciudad de Granada: más de 25 organizaciones junto con la concejala de Derechos Sociales, pusieron todos sus recursos a disposición para que pudiera cumplir su sueño migratorio.

Señor alcalde, podemos enorgullecernos de que, los días que ha durado la acogida, ninguno ha dormido en la calle. La entrega de alimentos, ropa y útiles básicos llegó puntualmente, sin meter ruido, por parte de personas anónimas. Una comunidad católica y otra musulmana, junto con un buen número de personas particulares, alojaron en sus casas a todos los jóvenes para que disfrutaran de un clima acogedor y familiar. Aún hoy día se siguen recibiendo mensajes y llamadas telefónicas de agradecimiento, desde París, Orleans, Barcelona, de los jóvenes que pasaron por aquí y siguieron viaje.

Pero no todo ha sido tan bonito. Las organizaciones hemos detectado la escasez de recursos del Ayuntamiento para hacer frente a llegadas colectivas como esta. Más allá de comprar comida el primer día y pagar el hostal a dos de los jóvenes, no se identificaron más recursos de carácter tangible ofrecidos por el Ayuntamiento. Aún se espera el reembolso de los billetes de autobús que personas voluntarias se ofrecieron a pagar para agilizar el viaje de los jóvenes.

También fueron personas particulares quienes adquirieron un buen número de tarjetas telefónicas para que los migrantes se comunicaran con su familia de origen y con sus contactos en destino.

Señor alcalde, también hemos echado de menos su visita a los lugares donde estas personas se concentraban. No era muy difícil, pues eran sólo dos los espacios de encuentro: la Parroquia Santa María Micaela de la Chana –su barrio de origen, por cierto- y la Mezquita de Cartuja.

Hemos visto la decidida cercanía en todo el proceso de su concejala de Derechos Sociales, Jemina Sánchez, junto a algunas personas de su equipo. Pero lo hemos percibido más como un compromiso personal que como la expresión de una clara apuesta política municipal de acogida.

Desde la Congra (Coordinadora granadina de ONGDs) expresamos nuestra satisfacción por algunos cambios que parecen darse en el Estado en relación a las migraciones. Esperamos que la acogida del Aquarius y la eliminación de las cuchillas en las vallas fronterizas, no sean gestos aislados. Ojalá vayan acompañados de una mejora de las políticas migratorias y del sistema de asilo. Siendo su partido, Señor Alcalde, del mismo signo de quien ha tomado estas dos importantes decisiones, albergamos la esperanza de que el Ayuntamiento de Granada se contagie de esta buena voluntad y promueva una política municipal de una acogida sólida y bien organizada. 

Es cierto que la competencia en materia migratoria pertenece al Ministerio del Interior, no a los ayuntamientos. Que fue el Ministerio quien abandonó a su suerte a 54 migrantes en la ciudad de Granada. Pero parafraseando a Tierno Galván, todo lo que sucede en una ciudad es competencia municipal. Le animamos a que asuma esta visión en su tarea como alcalde.

Señor alcalde. El verano llega, y con él aumentan las posibilidades de llegadas colectivas aprovechando el buen tiempo. Le pedimos firme y efectivo compromiso ante esta realidad como ayuntamiento en la Frontera Sur. Celebramos el proceso de elaboración del Protocolo de emergencia ante llegadas colectivas que su corporación está realizando junto con casi 30 organizaciones sociales.

Le pedimos, señor alcalde, que las buenas intenciones vayan acompañadas de medidas concretas de servicios sanitarios, sociales, habitacionales y jurídicos. Solicitamos que dote de presupuesto al citado Protocolo de emergencia. Sin dinero las buenas ideas se las lleva el viento. No haga pivotar el esfuerzo de acogida en la buena voluntad de su concejala Jemina Sánchez. Ejecute una política municipal consistente, bien planificada, con propósito de estabilidad e –imprescindible- bien dotada de recursos.

Señor alcalde, tiene de su parte a la ciudadanía. La sociedad civil de Granada ha demostrado con creces en estos días una gran generosidad y una gran capacidad organizativa para la acogida. Siga contando con ella. Y asuma también, por favor, con auténtico compromiso político la parte que le toca.