La pobreza se enquista
Nos estamos acostumbrando a ver la pobreza como algo natural, que forma parte de nuestro paisaje. Es el mensaje que lanza Cáritas Diocesana, una de las organizaciones que sin duda más conoce de la devastación provocada por la crisis, para animarnos una vez más a no mostrarnos indiferentes ante esta situación y a reclamar compromiso, no solo a la ciudadanía que ya responde a su llamada a través del voluntariado y las donaciones, también a las administraciones públicas, encargadas de las políticas que deben combatir semejante panorama.
Porque aunque disminuyen las personas atendidas por Cáritas, fueron 7.635 el pasado año frente a las 8.564 del ejercicio anterior, quienes aún necesitan de su ayuda requieren más apoyo. Si antes recibían ayuda para pagar la hipoteca o el alquiler, ahora necesitan esa mano para pagar el recibo del agua y de la luz, o para alimentación. El 10,8 por ciento que baja en el número de personas sube, en el mismo porcentaje, la demanda de ayudas de emergencia.
La situación se agrava. La recuperación económica no llega a las personas y ahora hay personas que llevan más de tres años saliendo adelante con estas ayudas de la organización vinculada a la iglesia católica.
De izquierda a derecha, Alfonso Marín, Javier de Benavides y Laura Antolín. indegranada
En 2017 Cáritas prestó 21.264 asistencias para alimentación, ropa e higiene y 3.633 para vivienda y suministros. Estas últimas reflejan muy bien cómo se está cronificando la pobreza, porque en 2016 fueron 2.066 las ayudas para atender esos suministros básicos.
Como ha explicado Javier de Benavides, director de Cáritas Granada, refleja la pobreza energética y cómo la subida del agua la luz y el gas desarma las economías más empobrecidas. También de trabajadores y trabajadoras. Porque tener un empleo, como denuncia un año más la organización, "no protege ante la exclusión".
Entre las personas atendidas hay desempleadas de larga duración, representan al 69 por ciento, pero también a ocupadas. Estas últimas son un 7 por ciento, porcentaje superior al de años anteriores, cuando representaban el 5 por ciento. La pobreza, además, se feminiza. Seis de cada diez personas atendidas por Cáritas son mujeres, con cargas familiares y sin ingresos ni apoyo familiar.
Elogio al voluntariado
El delegado episcopal de Cáritas Granada, Alfonso Marín, ha elogiado la labor del voluntariado que hace posible esta atención. No tienen, ha dicho, "una várita mágica" para dar respuesta a todos los problemas, pero representan el compromiso frente a la indiferencia.
Según ha explicado, como novedad en el último año se ha elaborado un plan estratégico para "rentabilizar al máximo nuestros medios", en el que se ha contado con las personas a las que se presta ayuda.
Necesidad de fortalecer las políticas contra la desigualdad social
La mayor parte de las ayudas que maneja Cáritas, que invirtió el pasado año 6,5 millones de euros en ayudas y programas para personas en situación de vulnerabilidad, procede de aportaciones privadas. Según la memoria anual de la organización, esas ayudas privadas representan el 67 por ciento.
En la presentación de la memoria se ha puesto de manifiesto que el retraso en la llegada de las subvenciones y ayudas públicas dificulta la labor. Hasta un año de espera, según De Benavides, que también ha subrayado la necesidad de fortalecer las políticas públicas para combatir la desigualdad social. Ha insistido en la necesidad de un modelo social diferente, uno que ponga a las personas en el centro y que tenga un compromiso real con los más débiles.
Sobre el Comisionado para combatir la pobreza infantil anunciado por el nuevo Gobierno, desde Cáritas Granada, su responsable de Comunicación, Laura Antolín señala a preguntas de las periodistas tras recordar el informe Foessa, que sea este u otro Gobierno, es importante poner el foco en un problema que existe para no perpetuarlo. No obstante, los responsables de la organización prefieren no pronunciarse sobre una iniciativa cuyos detalles, recuerdan, desconocen.