'Se está invisibilizando la historia del pueblo gitano'
Procedentes de la India, la comunidad gitana comienza a extenderse por Europa en el siglo XI, en un proceso conocido como diáspora. A España llegan en 1425 y, desde la subida al poder de los Reyes Católicos, deberán enfrentar las medidas anti-gitanas que les perseguirán durante más de cinco siglos. No será hasta 1978 cuando, con la llegada de la democracia, gitanos y gitanas serán reconocidos por primera vez en la historia como sujetos de pleno derecho.
¿Cómo definirías la identidad gitana?
Compleja, diversa y multifuncional. Normalmente se asume la cultura gitana como algo homogéneo, pero no hay una sola realidad gitana. Creo que no puede hablarse de etnia gitana o de pueblo gitano, sino de etnias gitanas o de diferentes pueblos gitanos, dependiendo del contexto nacional en las que estén insertos.
Normalmente se asume la cultura gitana como algo homogéneo, pero no hay una sola realidad gitana. Creo que no puede hablarse de etnia gitana o de pueblo gitano, sino de etnias gitanas o de diferentes pueblos gitanos, dependiendo del contexto nacional en las que estén insertos
Y, la discriminación al pueblo gitano, ¿es común?
Si, lo cierto es que el antigitanismo es una variante más transversal. Desde la discriminación y el prejuicio se hace, precisamente, esta lectura de que todos los gitanos siguen el mismo patrón. Así, aquel que odia a los gitanos tendrá el mismo prejuicio hacia el gitano rumano musulmán que hacia el gitano español cristiano, sin apreciar las diferencias.
En cualquier caso, yo prefiero hablar de aporafobia o de odio al lumpen proletariado. Creo que el rechazo a lo gitano está más relacionado con su condición como clase social marginal que con sus características como etnia.
¿Cómo es el antigitanismo en España?
Aunque el antigitanismo está presente en todas las naciones, el caso español tiene sus agravantes, ya que la opresión se perpetua dentro del propio sistema desde muy pronto (siglo XV). Es una opresión que se institucionaliza, sobre la que se legisla y que acaba integrada en el fuero interno de los españoles.
A lo largo de la historia española vemos cómo se van produciendo diferentes avances y se conceden libertades a la población. Sin embargo, los gitanos no participaran de este proceso hasta la constitución del 78, cuando reciben por primera vez la categoría de sujeto político. Anteriormente y, como se conoce popularmente, ‘‘el gitano era al burro, lo que el burro al gitano’’.
Mientras que otros movimientos, como el feminista, sí eran reivindicaciones presentes, el movimiento gitano no comienza hasta bien entrado el siglo XX. Se inicia, además, desde las propias instituciones y no desde las comunidades gitanas, por lo que no es rupturista; es solamente un parche al sistema y no la auténtica solución.
Yo prefiero hablar de aporafobia o de odio al lumpen proletariado. Creo que el rechazo a lo gitano está más relacionado con su condición como clase social marginal que con sus características como etnia
Entre los prejuicios más persistentes en nuestro país, destaca la idea de que el gitano es mentiroso o tramposo, ¿dónde nace el estereotipo?
Nace en el propio oficio al que se dedicaban tradicionalmente los gitanos: el de la chalanería (trata y comercio de caballos). Es interesante a nivel lingüístico porque chalan o chalanero, a día de hoy, significa estafador, pero, en su contexto histórico, era únicamente un oficio.
La chalanería no estaba regulada en las instituciones y comerciar con caballos era algo ilegal. Se acaba relacionando lo chalán con lo ‘‘ilegal’’ o lo ‘‘tramposo’’ y esto con la población gitana que solían realizar este oficio.
Otro prejuicio bastante extendido en la sociedad es identificar a las comunidades gitanas con la marginalidad, el crimen, la drogadicción, etc.
Los gitanos son tan diversos como cualquier otra comunidad. Esas situaciones de marginalidad están relacionadas con la clase obrera empobrecida, no con la etnia gitana y sus características. Esto lo vemos claro en la Cañada Real de Madrid, uno de los mayores focos de conflicto de España. Allí hay gitanos, sí, pero también inmigrantes de otros países o payos nacionales. En común no hay ninguna etnia: solo lumpen proletariado en situación de pobreza y marginalidad.
Para acabar con estos prejuicios y discriminaciones, ¿es la inclusión el camino?
Los niños y niñas de las comunidades gitanas no se sienten reconocidos en lo que estudian, no hay referentes en los que se vean reflejados. Es necesario un estudio de la cuestión gitana para que puedan entender su historia.Hay que comprender la diversidad identitaria gitana para que podamos hablar de inclusión gitana. Aunque España es pionera en integración de la comunidad gitana, aún no se ha visto una verdadera inclusión social.
El primer paso es estudiar la cuestión ya que ni si quiera existe una historia gitana como materia curricular. La base es el sistema educativo y, actualmente, los niños conocen más sobre minorías periféricas como, por ejemplo, la judía, que sobre los gitanos y gitanas con los que conviven a diario. Es necesario un manual de carácter decolonial y deconstructivo que pueda facilitar esta comprensión.
Además, los niños y niñas de las comunidades gitanas no se sienten reconocidos en lo que estudian, no hay referentes en los que se vean reflejados. Es necesario un estudio de la cuestión gitana para que puedan entender su historia.
Como historiador, ¿crees que se está invisibilizando la historia del pueblo gitano?
Sí, desde luego. Mucha gente desconoce, por ejemplo, el enorme peso que tuvo la población gitana dentro del genocidio nazi (hasta el 70% de la población romaní del III Reich fue asesinada en el Holocausto). Ahora mismo se ha inaugurado en Madrid la mayor exposición itinerante sobre Auschwitz y apenas se han dedicado dos o tres apartados al pueblo romaní. Esto puede justificarse de muchas maneras, pero lo cierto es que se está invisibilizando la historia del pueblo gitano.
Rafael Buhigas Jiménez (Madrid, 1995) es graduado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid (“Los gitanos en la historia. Un estado de la cuestión transnacional hasta la actualidad”), donde también ha cursado el Máster Interuniversitario en Historia Contemporánea (“La participación política gitana, 1900-1936). Actualmente trabaja en historia gitana con una aproximación cultural y social, desde abajo, en el marco de la creación de identidades en el mundo urbano. Al mismo tiempo, realiza actividades vinculadas al trabajo y la educación sociales, destacando su actividad en entornos de denominación marginal. Becario en el Departamento de Historia Moderna e Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del seminario doctoral “Lecturas del Mundo Urbano del Grupo de Investigación Complutense “Espacio, Sociedad y Cultura”.