Espárragos de Huétor Tájar, campaña IGP 2025.
CORPUS DE 1964

La Granada que vivió Clint Eastwood

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 18 de Mayo de 2025
¿Sabías que el famoso actor, director y productor visitó la ciudad cuando era un auténtico desconocido hace casi 61 años? Te lo descubre Gabriel Pozo Felguera en esta magnífica crónica, que disfrutarás.
Imagen de Clint Eastwood en su primera película, superpuesta sobre fotografías de lo que vio en su visita a Granada.
LUIS RUIZ RODRÍGUEZ
Imagen de Clint Eastwood en su primera película, superpuesta sobre fotografías de lo que vio en su visita a Granada.
  • Un desconocido actor vino con su taxista a visitar la Alhambra, el Sacromonte, dar un paseo por la ciudad y ver torear a El Litri

Clint Eastwood se ha convertido en uno de los actores/directores de cine más internacionales. Está a punto de cumplir 95 años con el revólver en la mano. Le cambió la vida su participación de rebote en los spaguetti western que se filmaban en Europa en los años sesenta. Sólo vino tres veces a rodar a España, especialmente a Madrid y al desierto de Almería. Llegó siendo un completo desconocido y se fue famoso y rico. Durante la primera visita para protagonizar Por un puñado de dólares aprovechó un parón en el rodaje para visitar Granada. Paseó por la Alhambra, el Sacromonte y la Estación; comió en el ventorro de La Caleta. Pero su principal interés era ver una corrida de toros con los matadores más afamados del momento. Consiguió entrada en la monumental de Frascuelo el día 28 de mayo de 1964, festividad del Corpus. Se fue encantado con las seis orejas y el rabo que cortaron El Litri, Diego Puerta y Curro Montenegro. Pasó completamente desapercibido. No se tiene conocimiento de que haya regresado por aquí. Sus películas de la trilogía del dólar batieron récords de taquilla en los cines de Granada.

Cuando Clint Eastwood llegó a España no era nadie en el mundo del cine. Sólo un actor completamente desconocido en nuestro país y en Europa

Cuando Clint Eastwood llegó a España no era nadie en el mundo del cine. Sólo un actor completamente desconocido en nuestro país y en Europa. Se le conocía en Estados Unidos como secundario en una serie televisiva de vaqueros titulada Cuero Crudo (Rawhide). Ni siquiera había aparecido en la serie Bonanza que sí se programaba en TVE desde 1962. Por eso no llamaba la atención por las calles de Almería durante los rodajes de sus dos primeras películas de la trilogía del dólar (Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio). Tampoco dejó rastro alguno en su visita a Granada. Quizás el único que le recuerda, si vive, sea el guía al que dejó mil pesetas de propina.

Pero a partir de septiembre de 1965, cuando se estrenó 'Por un puñado de dólares' en España, su fama subió como la espuma. Se hizo de la noche a la mañana uno de los actores más populares en las pantallas

Pero a partir de septiembre de 1965, cuando se estrenó Por un puñado de dólares en España, su fama subió como la espuma. Se hizo de la noche a la mañana uno de los actores más populares en las pantallas. Y su fama se acrecentaría aún más en los años siguientes, cuando pudimos ver la tercera entrega de la saga: El bueno, el feo y el malo. Estas tres películas del Spaguetti Western han ensombrecido a las demás que se hicieron sobre el género de pistoleros del Oeste por tierras norteamericanas. Gracias al nuevo lenguaje narrativo adoptado por Sergio Leone, la música de Ennio Morricone y actuaciones estelares de sus actores más destacados. Raro es el mes en que no se reponen en televisión o plataformas estas películas que catapultaron a Eastwood al estrellato mundial. En la cumbre del cine continúa desde entonces, como actor, director y productor. A punto de cumplir 95 años (el próximo 31 de mayo). Nunca ha regresado a España donde empezó a brillar su carrera.

Cobraba 75 dólares semanales por hacer papeles de galán joven y guapo, pero secundarios

Los comienzos de Clint Eastwood en el cine fueron más bien modestos. Tenía 33 años al llegar a España y a lo más que había llegado era a actor de reparto con un contrato de stock acting (chico para todo). Cobraba 75 dólares semanales por hacer papeles de galán joven y guapo, pero secundarios. Corría principios del año 1964 cuando el director italiano Sergio Leone preparaba una película de vaqueros americanos. Era una coproducción italo-germano-española, con un presupuesto bajo (200.000 dólares), a rodar en estudios de Cinecitá (Roma), exteriores a las afueras de Madrid y de Almería.

Clint y Roxanne Tunis eran amantes desde 1959 (arriba). La hija Kimber Lynn (debajo) entre ambos nació cuando todavía rodaba en España (14 de junio de 1964). Él no la reconoció hasta 1996. Roxanne falleció en 2023.

Tras leer el guion, Eastwood pensó que sería una porquería de película. Pero acabó aceptándolo porque, al menos, pasaría unas vacaciones pagadas en Europa

Buscaba un actor de primer nivel. Le ofreció el papel a James Coburn, Henry Fonda y Charles Bronson. Pero los tres estaban encumbrados y no aceptaban el sueldo “mísero” de 15.000 dólares que les ofrecieron. Peor aún, procedentes de un proyecto europeo de incierto resultado. Después se lo ofertaron al primer actor de la serie Cuero crudo, Eric Fleming; también lo rechazó en favor de su secundario Clint Eastwood. Tras leer el guion, Eastwood pensó que sería una porquería de película. Pero acabó aceptándolo porque, al menos, pasaría unas vacaciones pagadas en Europa. De paso, Clint ponía tierra de por medio de un lío de faldas que le perseguía: había dejado embarazada a una amante, con el consiguiente cabreo de su esposa Maggie Johnson. Así es que se vino para Italia y España con el contrato de los quince mil dólares, más dietas de 2.100 pesetas y un apartamento alquilado en la Torre de Madrid.

Clint llega a rodar al desierto de Almería

La mayor parte del rodaje de Por un puñado de dólares tuvo lugar en el poblado Golden City que había construido la productora en Hoyo de Manzanares; también en escenarios naturales del río Alberche, cercanías de Madrid. Pero dos semanas de filmación estaban reservadas a las escenas que tenían lugar en el Campo de Níjar almeriense; concretamente en las cortijadas de Los Albaricoques, Cortijo del Fraile y Los Diegos. Simulaban las afueras del pueblo mexicano de San Miguel.

Eran larguísimas jornadas de trabajo, con comidas precarias y tensiones de tesorería

Eastwood se vio inmerso en Italia y España en un rodaje desorganizado, con tantas lenguas que parecía una torre de Babel y escaso de presupuesto. Eran larguísimas jornadas de trabajo, con comidas precarias y tensiones de tesorería. Hubo parones y varios amagos de abandonar el proyecto a medio.

Entretenido con los palos de golf en el desierto almeriense, en su primer rodaje de 1964.

El protagonista era un hombre parco en palabras, que sólo se comunicaba en inglés. Seco, adusto e incluso antipático

El protagonista era un hombre parco en palabras, que sólo se comunicaba en inglés. Seco, adusto e incluso antipático. Así lo recuerda la única periodista que había entonces en Almería, Áurea Martínez Navarro; no hubo forma de que le concediera una entrevista. Un tanto raro para el resto de los actores latinos. Se dedicaba a jugar al golf con piedras en sus descansos o hacer footing. Tampoco se le trataba como a una estrella consagrada, porque no lo era; ni siquiera el director Leone estaba seguro del resultado final de un artista por cuajar. Pero dejó al actor que perfilara su propio personaje: hombre enigmático, duro, sólo movido por el dinero y sus intereses. Un antihéroe opuesto a John Wayne y Gary Cooper.

Para acentuar la dureza de sus rasgos y que no pareciera un vaquero guapo, se le ocurrió dejarse la barba y mover el cigarro por los extremos de la comisura de los labios

Se trajo de EE UU su propio vestuario, sus pantalones, sus botas de la serie de TV, su sombrero, sus espuelas y su cinturón de pistolas. Solamente añadió en España el poncho que al final acabó haciéndole famoso y repitió en las otras dos películas de la trilogía del dólar. También trajo una caja de puros largos; él no fumaba, pero los troceó y le duraron para todo el rodaje.

Para acentuar la dureza de sus rasgos y que no pareciera un vaquero guapo, se le ocurrió dejarse la barba y mover el cigarro por los extremos de la comisura de los labios. Al no fumar, le molestaba el humo. Por eso, y por el sol ardiente de España, tenía que entornar los ojos.

Primer duelo contra cuatro esbirros de los Báxter, nada más llegar al poblado de San Miguel. En el set de Hoyo de Manzanares.

Los dos principales secundarios españoles tuvieron mucho que ver en la visita que Clint Eastwood hizo a Granada

Con quienes mejor congeniaba del equipo de actores era con José Calvo (el tabernero Silvanito) y con Joseph Egger (el anciano enterrador). También tuvo alguna cercanía con la actriz española Margarita Lozano (Consuelo, la madre de los Báxter). Los dos principales secundarios españoles tuvieron mucho que ver en la visita que Clint Eastwood hizo a Granada. Ninguno de los dos le acompañó a rodar a Almería porque en aquellas escenas no tenían papel. Pero sembraron la curiosidad e interés en el actor americano para que conociera algo de la cultura y la sociedad españolas. Especialmente la granadina.

Clint Eastwood hubiese querido conocer qué era aquello de una corrida de toros española; conocía algo por los escritos de Ernest Hemingway. Pero el trabajo se lo impidió

El primero (José Calvo) era ya un hombre maduro cuando se rodó Por un puñado de dólares. Explicó a Eastwood la situación del cine español y su trayectoria personal en la industria cinematográfica. Por aquel año 1964 el principal motivo de conversación en España era el duelo que sostenían en los ruedos los toreros El Cordobés y El Litri. Y, para suerte de José Calvo, El Litri había regresado a las plazas tras cuatro años de retirada; estaba triunfando. En Las Ventas toreó cuatro corridas de San Isidro, por aquellos días en que los de Leone estaban en pleno rodaje en Hoyo de Manzanares. Clint Eastwood hubiese querido conocer qué era aquello de una corrida de toros española; conocía algo por los escritos de Ernest Hemingway. Pero el trabajo se lo impidió.

Eastwood y José Calvo (Silvanito) en la taberna.
Leone le da órdenes para una acción con Consuelo Báxter (Margarita Lozano).

Pero le habló de las zambras gitanas del Sacromonte y de la Alhambra de Granada

Margarita Lozano, por su parte, no consiguió que viera la película Los Tarantos (1963), protagonizada por Carmen Amaya y con ella en el papel de Isabel. Pero le habló de las zambras gitanas del Sacromonte y de la Alhambra de Granada. Aunque esta película fue rodada en Barcelona, el equipo de Francisco Rovira-Beleta viajó a Granada a inspirarse. [Margarita Lozano volvió a actuar años después en el papel de Vicenta en la miniserie Lorca, muerte de un poeta].

Para más inri, José Calvo había actuado en 1959 como secundario en la película 'El Litri y su sombra'

Para más inri, José Calvo había actuado en 1959 como secundario en la película El Litri y su sombra. Esta cinta fue repuesta en 1964 en todos los cines de España aprovechando el regreso y apoteosis de Miguel Báez y Espuny, el Litri. José Calvo se llevó a Eastwood a un cine de barrio de Madrid a que la viera.

La única unidad de rodaje que tenía Leone en 1964 se desplazó a Almería a filmar las secuencias del Campo de Níjar

La única unidad de rodaje que tenía Leone en 1964 se desplazó a Almería a filmar las secuencias del Campo de Níjar. Son precisamente con las que se inicia la película. También venía la actriz alemana Marianne Coch (Marisol, la secuestrada por Ramón Rojo). Esta actriz sí conocía Granada porque antes estuvo rodando en Antequera y se alojaba aquí.

Con Marianne Coch, en un ensayo en el set de Madrid. Derecha, cartel de la película de El Litri y su sombra.

Discurrían los últimos días del mes de mayo de 1964. Eastwood mataba en Almería sus ratos libres con sus palos de golf y viendo el caos que solían ser los rodajes con tantas lenguas y tantas repeticiones. Al menos, a él le adjudicaron un coche y su correspondiente asistente. No tenía que moverse apiñado con el resto de los actores. Continuaba con su costumbre de hacer footing por los caminos polvorientos, seguido por el coche hasta que decidía subirse para completar el regreso al alojamiento.

Cuando comprobó que otros taxistas estaban haciendo negocio con las productoras de cine, desechó su viejo Peugeot y decidió comprar también su taxi nuevo y ponerse a trabajar en el cine

Ahí era cuando entraba en acción Marcos González Pérez, su taxista y servidor. Lo subía en su Seat 1500 flamante y lo transportaba a donde hiciera falta. Marcos había nacido en Níjar en 1930; era quinto de Clint. Vio cómo la provincia de Almería se estaba convirtiendo desde su juventud en uno de los mejores escenarios naturales para rodajes de grandes producciones americanas e italianas. En 1955 entró como conductor de autobuses de la empresa Roig, llevando emigrantes a Cataluña. Cuando comprobó que otros taxistas estaban haciendo negocio con las productoras de cine, desechó su viejo Peugeot y decidió comprar también su taxi nuevo y ponerse a trabajar en el cine. Colaboró en los rodajes de Cleopatra, Lawrence de Arabia, La ruta de los diamantes, El sabor de la venganza… y en 1964 le tocó La muerte tenía un precio. [Después, cuando decayó la meca del cine almeriense, en 1974, se dedicó a la droguería Puerta del Sol, en la Plaza Conde Ofalia de Almería. Junto con su esposa María Soler Lozano]. 

Marcos González Pérez, en una foto de 1998. Falleció en 2019. Derecha, cartel de toros del Corpus 1964. LA VOZ DE ALMERÍA/AHMGR

El 27 de mayo de 1964 el personal auxiliar almeriense dio un disgusto al director Sergio Leone: al día siguiente no se trabajaría y se cobraría como trabajado. Era fiesta del Corpus, de gran raigambre en Almería desde principios del siglo XVI. Y mucho más en Granada, Toledo y Sevilla. El director sostenía que la mayoría del equipo eran judíos, protestantes o no creyentes, no les afectaba el tema. Pero la amenaza de llamar a la Guardia Civil hizo que la productora decretara día de descanso obligado.

Desempolvó sus deseos de ver una corrida de toros y visitar la Alhambra y el Sacromonte. La ocasión la pintaban calva: el día 28 era jueves de Corpus en Granada

Clint Eastwood no quiso dedicarse a descansar, jugar al golf o beber como los demás actores. Prefirió mantener la distancia del grupo. Desempolvó sus deseos de ver una corrida de toros y visitar la Alhambra y el Sacromonte. La ocasión la pintaban calva: el día 28 era jueves de Corpus en Granada; había programada una gran corrida de toros en la monumental de Frascuelo. El cartel era de primera línea: El Litri, Diego Puerta y Curro Montenegro. Con seis toros del Marqués de Albayda, nada menos.

El problema de falta de entradas lo solucionó pronto Marcos González

El problema de falta de entradas lo solucionó pronto Marcos González. Tenía también como cliente al empresario taurino de Almería Martínez Elizondo; éste solía fletar trenes botijo o autobuses para mover gente entre las plazas. Le facilitó las entradas para que se mezclasen con el público.

A ver la Alhambra y los toros a Granada

El taxista Marcos y su actor Clint Eastwood madrugaron aquel día de Corpus para llegar lo antes posible a Granada. Se tardaban casi tres horas para hacer un recorrido de poco más de 170 kilómetros. El programa de visita a Granada se presentaba agotador, sobre todo teniendo en cuenta que el centro de la ciudad estaría atestado con la procesión del Corpus por el centro.

Llegaron directamente a la Alhambra, atravesando la Gran Vía y subiendo por Cuesta de Gomérez. En la puerta de la Justicia decidió contratar a un guía no oficial

Llegaron directamente a la Alhambra, atravesando la Gran Vía y subiendo por Cuesta de Gomérez. En la puerta de la Justicia decidió contratar a un guía no oficial; les dijo que era albayzinero y dominaba bastante bien el inglés. Hicieron una visita completa de algo más de dos horas. El actor quedó tan satisfecho que le dio una propina de mil pesetas. Una verdadera fortuna para aquel hombre, pero para el americano era calderilla. (Las entradas a los toros les habían costado 250 pesetas cada una, en una fila de la 3ª a la 8ª).

Poco verían del barrio de las zambras y los gitanos a esas horas tan tempranas y con la gente ya en la procesión

Prosiguieron haciendo un recorrido, en coche, por el Camino del Sacromonte. Poco verían del barrio de las zambras y los gitanos a esas horas tan tempranas y con la gente ya en la procesión. Además, todavía el Sacromonte estaba medio destrozado por las inundaciones y hundimientos de cuevas de la primavera anterior a causa de las lluvias.

No sabemos si los visitantes tuvieron oportunidad de entretenerse a contemplar el desfile del Corpus por el centro. Lo más probable es que no lo hicieran porque todos los movimientos fueron con el taxi. Lo más probable es que subieran por la Cuesta del Chapiz y atravesaran el Albayzín hasta bajar por la carretera de Murcia.

La siguiente parada fue echar un vistazo en el bar Montesol (actual La Oficina), situado en la esquina inmediata al Hospital Ruiz de Alda. Era el lugar donde paraba el taxista cuando transportaba enfermos desde Almería

La siguiente parada fue echar un vistazo en el bar Montesol (actual La Oficina), situado en la esquina inmediata al Hospital Ruiz de Alda. Era el lugar donde paraba el taxista cuando transportaba enfermos desde Almería. Allí debieron tomar algo, pero no se quedaron a comer. Se dirigieron a la esquina de enfrente, al restaurante La Caleta que había en la bifurcación del Camino de Maracena y la carretera de Málaga. Por entonces tenía fama de ser un ventorro tradicional en el que se comía bastante bien. Al menos, al gusto de los españoles, porque a Eastwood no le gustó aquella gastronomía granadina. El taxista no recordaba lo que comió, pero seguramente no estaba acostumbrado a las fritangas, tortillas Sacromonte y habas con jamón. Las hamburguesas por entonces no se conocían por aquí.

Restaurante La Caleta, con su surtidor de gasolina en la puerta. ARCHIVO AGUSTÍN CASTILLO.

Lo que más le extrañó, mezclado entre aficionados que no paraban de jalear a sus ídolos, fue que unos extraños les pasaran su bota del vino de vez en cuando

A las cinco y cuarenta y cinco en punto de la tarde, con permiso de la autoridad y sin que el tiempo lo impidiera se celebró la primera corrida de feria en la Plaza de Toros de Granada. El único coso que quedaba, pues el del Triunfo ya llevaba demolido unos años. Clint Eastwood vio impasible, inmutable, la sangría habitual de pinchazos de los bárbaros matadores españoles. Lo único que articuló en decir era que parecía una batalla de gladiadores en el Coliseo romano. Lo que más le extrañó, mezclado entre aficionados que no paraban de jalear a sus ídolos, fue que unos extraños les pasaran su bota del vino de vez en cuando. O con lo que contuviera, pues no repitió tras el primer trago.

Le encantó aquella diversión de los bárbaros españoles. Comentó que había visto algo parecido en México. En cambio, el taxista Marcos González ─gran entendido en toros─ salió profundamente decepcionado. Se esperaba más

Le encantó aquella diversión de los bárbaros españoles. Comentó que había visto algo parecido en México. En cambio, el taxista Marcos González ─gran entendido en toros─ salió profundamente decepcionado. Se esperaba más. He tenido que recurrir a la hemeroteca a ver cómo valoraron los críticos taurinos aquella tarde. Por lo general, bastante bien la actitud de los toreros. Antonio Cortés, el especialista de Ideal, resaltó que los toros eran flojos, resentidos de patas, cayéndose continuamente e incluso rehuyendo varas. De todas maneras, la presidencia fue generosa, concedió seis orejas y rabo: dos orejas y apéndice para El Litri en el sobrero que cerraba sesión; tres orejas para Diego Puerta en el segundo y quinto; y el local Curro Montenegro se llevó el triunfo moral y ningún trofeo. Al ídolo Litri quisieron sacarlo a hombros por la puerta grande, pero se negó; sólo accedió a que lo auparan desde la puerta hasta el coche. No hubo total acuerdo en cuanto al triunfador de la Feria: siete votos a favor de Litri por cuatro para Puerta.

Gran expectación por noticias previas al regreso de El Viti a la plaza de Granada. G. GRÁFICA.

Litri solía salir a hombros de las grandes plazas en su regreso de 1964, cuando toreó 68 corridas.

Paco Camino, también cortó tres orejas en la corrida del Corpus.

El capitán general de Granada le impone el trofeo de ganador del Corpus de 1964. GRANADA GRÁFICA.

Tras aquel intenso día de Clint Eastwood en Granada, le esperaban otras duras sesiones al sol del campo almeriense, recorriendo ramblas secas y caminos polvorientos una y otra vez. Perseguido o persiguiendo a los Rojo y a los Báxter.

El actor regresó días más tarde a su casa de California dudando si se confirmaría la premonición de su agente; le había aconsejado que no viniera a Europa a rodar películas del Oeste

El actor regresó días más tarde a su casa de California dudando si se confirmaría la premonición de su agente; le había aconsejado que no viniera a Europa a rodar películas del Oeste. Las que después fueron bautizadas como Spagueti Western. Sería un mal paso si aceptaba. A su vuelta, continuó participando en papeles secundarios como había hecho hasta entonces. Estaba ajeno a lo que empezaba a fraguarse en torno a aquel hombre de poncho, sin nombre, que se inventó para la pantalla grande. Por un puñado de dólares se estrenó en Italia en septiembre de 1964. Las críticas no le fueron muy favorables; no entendían el nuevo lenguaje pausado, de primerísimos planos, de ver la muerte desde la mano del que disparaba, de aquella dureza que rompía con los westers edulcorados rodados en América.

Por un puñado de dólares obtuvo un rotundo éxito en Italia. Le siguió Alemania. Un año más tarde se estrenaba doblada en España. La respuesta fue la misma. Multiplicó su recaudación 72,5 veces su coste.

En Granada se estrenaron aquellas tres películas con un año de retraso cada una de ellas. Pero llenaban los cines a rebosar, con varias sesiones diarias y durante muchas semanas en cartelera

Sergio Leone se dio cuenta del filón y preparó una segunda entrega. Y una tercera. Siempre con el hombre sin nombre del poncho, y supuestamente manco, como protagonista. En Granada se estrenaron aquellas tres películas con un año de retraso cada una de ellas. Pero llenaban los cines a rebosar, con varias sesiones diarias y durante muchas semanas en cartelera. Todo el mundo sabía que Clint Eastwood era la nueva estrella del nuevo estilo de películas de vaqueros. Menos él, ya que no vio su película hasta casi dos años después, cuando la doblaron al inglés. Entre tanto, había aceptado regresar a España a rodar la segunda entrega, La muerte tenía un precio, y la tercera (El bueno, el feo y el malo). Cada primavera de los años 1964, 65 y 66 los pasó rodando en Italia y España. Durante los rodajes segundo y tercero ya no vino a Granada. Se cree que sí estuvo en el set de La Calahorra-Guadix viendo el rodaje de las escenas del ferrocarril, con Tuco, Sentencia y Wallace como protagonistas. Pero en aquellas escenas él no participaba.

En sólo tres años, Clint había rebasado en fama e ingresos a quienes se negaron participar en western rodados en Europa

En el debut compartió protagonismo con el italiano Gian María Volonté. A la segunda entrega se les sumó Lee Van Cleef, por entonces también muy famoso. En cuanto a Henry Fonda y Charles Bronson no dieron su OK a Sergio Leone hasta que Eastwood rechazó ser protagonista de Hasta que llegó su hora (Quizás la mejor de la trayectoria de Ennio, con una inconmensurable Claudia Cardinale). En sólo tres años, Clint había rebasado en fama e ingresos a quienes se negaron a participar en western rodados en Europa.  

Claudia Cardinale en una plaza de Granada y en la Alhambra (en 1968), posando en una promoción para una revista. GIANNI FERRARI.

Eastwood tenía otros planes: con el dineral y la fama cosechados por la trilogía del dólar decidió montar su propia productora independiente y hacerse director-actor. La bautizó como Malpaso en recuerdo por el buen paso que dio al venir a Europa. En ello lleva empeñado nada menos que sesenta y un años, desde aquel día de Corpus que decidió visitar la Alhambra y ver una corrida en Granada.

Las tres entregas de la trilogía del dólar fueron estrenadas en Granada un año después de acabar sus respectivos rodajes

Las tres entregas de la trilogía del dólar fueron estrenadas en Granada un año después de acabar sus respectivos rodajes. Siempre en el Palacio del Cine de la Plaza de Gracia. Las reposiciones de años siguientes ya permitían exhibirlas en otros cines. El mes de noviembre de 1965 estuvieron proyectando bastantes días Por un puñado de dólares, siempre con llenazos. A partir de aquel momento todos los granadinos aficionados pudieron conocer al famoso actor alto y espigado que las protagonizaba. Pero nadie recordaba que fue aquel guiri el que visitó la Alhambra, comió en la Caleta y aceptó la bota de vino de un cateto en las andanadas de la plaza. Quizás sí lo recuerden ─si viven ellos o sus familias─ el guía que recibió la mayor propina de su vida; el camarero de La Caleta que le retiraba los platos a medio; o el que le pasaba la bota y los torreznos entre toro y toro.

El Corpus y la Granada de 1964

El cine y los toros eran los principales entretenimientos de los granadinos en el año 1964. Los toros de manera ocasional; no todos podían pagárselos. En cambio, los cines de estreno iban casi al ritmo de las mejores salas de Madrid; los de barrio y las terrazas de verano estaban abarrotados, con sesiones continuas en algunos casos.

Dos años más tarde, cuando se estrenó El bueno, el feo y el malo, ya habían cerrado cuatro de ellos

Cuando en 1965 fue estrenado Por un puñado de dólares, en la capital existían los siguientes cines: Albayzín, Aliatar, Alhambra, Astoria, Apolo, Capitol, Cartuja, Central, Cervantes, Florida, Goya, Granada, Gran Vía, Isabel la Católica, Madrigal, Olympia, Palacio del Cine, Regio, Trébol y Victoria. Dos años más tarde, cuando se estrenó El bueno, el feo y el malo, ya habían cerrado cuatro de ellos. La televisión empezaba a quitar espectadores.

Cartel del estreno de la película en versión castellana.

La fiesta y feria del Corpus para el año que Eastwood estuvo en Granada se prolongó desde el miércoles 27 de mayo hasta el 7 de junio, con la Octava. En realidad, fiestas sólo había desde el miércoles hasta el domingo. Con sus correspondientes carteles de toros: tres corridas con cinqueños, una mixta con rejoneador y una novillada. Además de la procesión del Santísimo, hubo concurso de altares, exhibición de Coros y Danzas de la Sección Femenina en el Paseo de los Tristes y verbena de la Voz de Granada en el Carmen de los Mártires. Actuó Lucero Tena con su balé clásico.

El Festival de Música y Danza iba ya por su XIII edición. Se prolongó entre el 22 de junio y 5 de julio. El plato fuerte fue Antonio y su Ballet Español, con Rosario compartiendo protagonismo

El Festival de Música y Danza iba ya por su XIII edición. Se prolongó entre el 22 de junio y 5 de julio. El plato fuerte fue Antonio y su Ballet Español, con Rosario compartiendo protagonismo. Vino también la Orquesta Nacional (cuatro conciertos) con Charles Munch de director y concierto de Frubeck de Burgos para conmemorar 25 años de paz bajo el yugo del franquismo. También fue el año de un recital sonado de Victoria de los Ángeles.

En el Teatro Isabel la Católica actuó la compañía de Zori-Santos, con los dos como cabezas del humor, y Amparo de Lerma y Lolita Rivero como sobresalientes femeninas.

Aquel verano hicieron su primera visita oficial a Granada los Príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Así era el paisaje urbano de Granada

El entorno urbanístico por el que dieron un paseo Clint Eastwood y el taxista Marcos González hasta la hora de los toros ─la Caleta, Estación de Andaluces y Plaza de Toros─ estaba empezando a experimentar cambios de gran trascendencia futura. Pero todavía se notaba que Granada era una ciudad demasiado provinciana. Las líneas de tranvías continuaban tendidas, aunque hacía pocos meses que los automotores eléctricos habían sido sustituidos por autobuses de gasoil de la Rober. A lo sumo verían algún tranvía procedente de las líneas de la Vega hasta la Caleta o de paso a encerrarse hasta las cocheras de Villarejo. Vehículos particulares, poquísimos; varios carros de mulas y muchas bicicletas. Todavía sobrevivían por las calles automóviles de importación de antes de la guerra; abundaban los Seat 600, los Citroën 2CV y empezaban los primeros Seat 1500. No había problemas con los atascos ni semáforos.

Sobre una fotografía que hizo un avión de Trabajos Aéreos Fotogramétricos (TAF) en 1957 ó 1958, vamos a repasar el paisaje de este entorno Oeste y Norte de Granada por el que paseó el famoso actor.

Fotografía completa de la parte occidental de Granada en 1957-8, con indicación de las cuatro partes en que ha sido dividida para su ampliación…

Las laderas de la Cartuja eran todavía zonas de cultivo, especialmente de olivares; no había sido trazado el Campus Universitario de Cartuja

Las laderas de la Cartuja eran todavía zonas de cultivo, especialmente de olivares; no había sido trazado el Campus Universitario de Cartuja. Una alameda de ribera marca la entrada de la Acequia Aynadamar por la Golilla. El único gran edificio de la zona era el Colegio Máximo (A). A su derecha se ve la cuesta que ascendía al Observatorio (B) y al Seminario, junto a la carretera de Murcia. La letra C indica el cercado de Miraflores hecho huerta, con una sola fila de casas bordeando la calle Cardenal Parrado. El Estadio de los Cármenes (D) no tenía todavía levantado el graderío. Plaza de Toros (E). El Hospital Clínico viejo (F) estaba a pleno funcionamiento, pero no aparece todavía el nuevo edificio de nueve plantas. Barrio del Patronato entre Cardenal Parrado y Cervezas Alhambra (G).

La zona de cultivo de cármenes de Tallacarne y Aynadamar se marca con la letra A. Por encima, el barrio de Haza Grande. La B es la zona virgen comprendida entre la Cuesta de San Antonio y la muralla de la Alberzana. Carmen de Rolando (D). Cervezas Alhambra (E). Facultad de Medicina (F), con la parte alta del barrio de San Lázaro asomando por el borde de la foto. La letra G marca las huertas del convento de Capuchinos (Fray Leopoldo), que llegaban hasta la Avenida de Madrid, donde todavía no están los grandes bloques de pisos. Hospital Real (H) y barrio del Cercado Bajo de Cartuja (I).

La parte central del barrio de los Pajaritos (F) era todavía un campo de cultivo y algunas naves industriales

Plaza de Toros (A). El hospital Ruiz de Alda (B) y su jardín delantero llevaban en funcionamiento desde 1954. La D indica el lugar donde estaba situada la venta de La Caleta, con su portón lateral y su patio central. Hospital de San Lázaro (E) todavía en pie. La parte central del barrio de los Pajaritos (F) era todavía un campo de cultivo y algunas naves industriales. Bloque (G) en cuya esquina estaba el bar Montesol, donde también tomó algo Clint Eastwood.

Todavía estaba en pie la Casa de los Monos (C), del doctor Fermín Garrido, en la esquina de Avenida de Andaluces; no caería hasta 1966

Barrio de San Lázaro (A) todavía completo. El bulevar de Calvo Sotelo estaba intacto; se ven poquísimos coches, sólo dos tranvías y un carro que sube hacia Doctor Olóriz. Estaba sin construir (B) toda la zona de María Luisa de Dios, sin levantar el edificio sindical y casi nada de la acera baja de esa avenida. Todavía estaba en pie la Casa de los Monos (C), del doctor Fermín Garrido, en la esquina de Avenida de Andaluces; no caería hasta 1966. La parte más cercana a las vías de la Estación (D) eran almacenes de materiales, carpinterías y otras actividades fabriles, frente al recinto de Renfe (I). La H indica el final de la Avenida de Andaluces y rotonda frente a la Estación de Ferrocarril. La torre del inicio de Doctor Olóriz, E, no había sido levantada junto a la iglesia de San Juan de Letrán. Tampoco la torre de Dibesa en la esquina frente a la Casa de los Monos (F). El barrio de los pajaritos estaba en construcción (G).

Fotografía aérea actual de Google. Se ve el macizamiento de construcciones que se han adueñado de toda esta parte de la ciudad en las últimas seis décadas.

Agradecimiento a Agustín Castillo Martínez, amigo y vecino de Marcos González, por custodiar los datos para esta historia.

El diseño, tratamiento y mejora de imágenes son obra de Luis Ruiz Rodríguez.