Crisálidas de papel: familias que viven para contarlo
Comenzar hablando de cifras para quien suscribe estas líneas no es plato de buen gusto, pero para combatir y frenar esta lacra de la violencia machista (de las múltiples violencias machistas), no hay un ‘pero’ que valga. No hay excusas ni indulgencia posible contra maltratadores y asesinos ni paños calientes.
Para cortar de raíz una monstruosidad social como nunca antes se había conocido, sensibilización y coeducación
Para cortar de raíz una monstruosidad social como nunca antes se había conocido, sensibilización y coeducación. Y la aplicación de la Ley integral contra la violencia de género; sin lugar a interpretaciones ni a titubeos por parte de los agentes judiciales, sobre todo en lo concerniente a los menores y que, a todos y todas nos conviene recordar. “Las situaciones de violencia sobre la mujer afectan también a los menores que se encuentran dentro de su entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta violencia. La Ley contempla también su protección no sólo para la tutela de los derechos de los menores, sino para garantizar de forma efectiva las medidas de protección adoptadas respecto de la mujer.”
Estrella (naturalmente es un nombre ficticio que ella misma nos propone ante el temor de que se quiebre su anonimato) es una de las mujeres que ha conseguido huir de su agresor; y empezar una nueva vida, junto a su hijo y a su hija. Estrella marcó el 016 hace algo más de un año y medio. Ella y los menores a su cargo han padecido la violencia ejercida por su expareja cerca de siete años. Una orden de alejamiento pone tierra de por medio entre Estrella y su hija y el agresor. “Mi hija de tan solo 10 años también sufrió maltrato. No me dijo nada hasta que denuncié. Tenía miedo. Las dos teníamos miedo.”
“Es habitual que los menores sean también víctimas de la violencia machista. Bien porque la sufren en sus propias carnes. Bien porque la ven día a día contra sus madres. El daño ocasionado en el menor es muy difícilmente reparable”
“Es habitual que los menores sean también víctimas de la violencia machista. Bien porque la sufren en sus propias carnes. Bien porque la ven día a día contra sus madres. El daño ocasionado en el menor es muy difícilmente reparable”, afirma Alberto Arnaldo, gerente de AGISE (Andaluza de Gestión de Servicios Especializados). “El maltrato a un hijo o a una hija es en muchas ocasiones el detonante para que una mujer se atreva a dar el paso e interponer, al fin, la denuncia”. Invoca Arnaldo la capacidad de la Justicia para suspender el régimen de visitas y tutela compartida cuando media sentencia firme contra el maltratador. “El titubeo y la la duda sobre la bondad –o no- del progenitor son los responsables de los muchos titulares e informaciones que vemos y leemos estos días en los medios de comunicación”. “Pensar que una denuncia de maltrato puede ser falsa es ridículo. Hacer un constructo de lo puramente anecdótico es aún peor”, afirma el gerente de AGISE. De hecho, solo son denuncias falsas el 0,01%, según la última memoria (2016) sobre violencia de género, presentada estos días por la Fiscalía.
No son culpables, son las víctimas
“Aún no sé por qué aguanté seis años y medio de humillación y maltrato…”, afirma, sin disimular las lágrimas, Estrella. Su expareja tiene una muy larga carrera adictiva a diferentes sustancias. Y su familia era consciente. “Nunca lo hizo delante de mí ni de mis hijos. Nos robaba para consumir”, afirma Estrella, que ahora sabe que ni las adicciones ni los estados de embriaguez justifican la violencia.
“Aún no sé por qué aguanté seis años y medio de humillación y maltrato…”
“Ella no es culpable de haber aguantado y cuanto menos padecido ese trato vejatorio –matiza el gerente de AGISE-. Estrella y sus hijos son las víctimas. El consumo de sustancias no es eximente para el agresor. Seguir justificando la agresión y la violencia por razones de diferente índole es síntoma de un patriarcado y machismo recalcitrante y perfectamente inoculado.”
Estrella y sus dos hijos representan hoy la voz y el testimonio de las 684 mujeres y 659 menores –o cualesquiera personas a su cargo-, que, en el primer semestre del año, han recibido atención integral y han pasado por alguno de los hogares gestionados por AGISE para las mujeres víctimas de violencia de género y personas dependientes a su cargo, y cuya titularidad corresponde al Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía.
En todo el proceso, el equipo multidisciplinar de AGISE, apoya y asesora a las mujeres y a las personas a su cargo, para favorecer la inclusión social. Gracias al pequeño empujón ofrecido por AGISE, Estrella hoy puede dedicarse al servicio de tareas de limpieza y mantenimiento. Otra vez contundente Alberto Arnaldo, cuando reclama un mayor compromiso por parte del tejido empresarial y la contratación de un mayor número de mujeres víctimas de la violencia machista. No por caridad ni por el incentivo fiscal, sino porque “estas mujeres no son ‘pobrecitas’, sino una muy importante fuerza productiva y capacitada”.
En todo el proceso, el equipo multidisciplinar de AGISE, apoya y asesora a las mujeres y a las personas a su cargo, para favorecer la inclusión social
Se dibuja una sonrisa en el rostro de Estrella, cuando escucha decir a Alberto “Estrella es una mujer que llegó rota, encogida, que ha abierto, al fin, como una crisálida y que se ha convertido en un ejemplo de lucha y superación para su hijo y su hija, que también tratan de sobreponerse a sus heridas”. Sonríe también cuando nos cuenta que hoy puede presumir de tener amigas y de haber formado una familia con muchas de las mujeres con las que ha convivido en las casas de acogida y con las que ha creado unos lazos inquebrantables.
“La tribu de Igu”, un proyecto coeducativo
“Hay esperanza, más allá del derrotismo”, afirma Bárbara García, coordinadora técnica del Servicio Integral de Atención y Acogida a mujeres víctimas de violencia de género y personas dependientes a su cargo en Andalucía. Nos lo cuenta Igu y los de su tribu, que nos hacen pensar que escribir otro futuro es posible. Igu, el pequeño monstruo de la igualdad, y el grupo de niños y niñas que lo acompañan para agitar conciencias y plantar las semillas del cambio.
El proyecto, promovido por el Instituto Andaluz de la Mujer, consta de vídeos e imágenes para su difusión en las aulas y en redes sociales, además de 1.000 kits coeducativos (pegatinas, agendas escolares, bolsas de tela, postales,...), que han sido elaborados a partir del trabajo realizado en una fase previa en los centros de acogida.
“Los orígenes de la tribu se remontan a finales del siglo XX, cuando dentro de los recursos del Servicio Integral de Atención y Acogida se reflexiona sobre Coeducación y prevención de la Violencia de Género y personas de distintos pueblos se rebelan ante una sociedad patriarcal que causa desigualdades entre mujeres y hombres. A lo largo de los años, en la búsqueda de una identidad propia, más allá de los conceptos estereotipados, las personas que han formado parte del Servicio Integral, se han ido sumergiendo en su imaginación y han creado nuevas formas de expresarse, sin atenerse a roles establecidos ni mandatos de género. Así que el origen de la tribu es ese, la ruptura con lo establecido y la construcción de una nueva realidad basada en el amor y la igualdad. Progresivamente, a partir del conjunto de experiencias de la tribu se va gestando un ser entrañable, transmisor de la sabiduría del grupo y que desde el año 2016 dirige sus pasos: Igu”.
Recursos, para ti, mujer:
http://www.juntadeandalucia.es/institutodelamujer
http://www.inmujer.gob.es/servRecursos/centrosAtencion/andalucia.htm
Teléfonos que no dejan rastro:
900200999 / 016 / 112
Unámonos a la tribu:
http://agise.es/recopilacion-de-material-coeducativo-la-tribu-de-igu/