Una causa justa por Rubio
Rubio, un espléndido labrador, perro guía de Juan Navarro, que le ofreció la Once en enero de 2016, murió el pasado domingo. Fue hallado sin vida, avanzada la tarde, en el fondo de un barranco de difícil acceso en Monachil. Al mediodía, el estruendoso ruido de un cohete provocó el terror en el perro de asistencia que, despavorido, huyó de la vivienda, en el pueblo de Monachil, que se volcó en su búsqueda y en la de otras mascotas que sufrieron similar impacto por el estallido.
El viernes, después de que Rubio sufriera un ataque de pánico por el estallido matinal de otro cohete, Juan Navarro contactó con el Ayuntamiento de Monachil para trasladar la queja y la posibilidad de que suspendieran los cohetes, por su perro guía, pero también, por las personas mayores, con enfermedades cardiacas o con trastornos del espectro autista.
Eran las fiestas de la Virgen del Rosario, concentradas de jueves a domingo. El viernes, después de que Rubio sufriera un ataque de pánico por el estallido matinal de otro cohete, Juan Navarro contactó con el Ayuntamiento de Monachil para trasladar la queja y la posibilidad de que suspendieran los cohetes, por su perro guía, pero también, por las personas mayores, con enfermedades cardiacas o con trastornos del espectro autista.
Desde el Ayuntamiento, le ofrecieron la posibilidad de presentar una instancia con la queja y petición, pero le informaron de la imposibilidad de suspender los cohetes, puesto que las fiestas patronales ya estaban en marcha.
Juan Navarro también contactó con la Once, que le informó de que, desgraciadamente, no existía una legislación al respecto. Lo cuenta a El Independiente de Granada, aún afectado por la muerte de su lazarillo, que convivía con él en una casa con una amplia terraza de unos 30 metros cuadrados, cercada por una barandilla de hasta 1,30 metros de altura.
Juan Navarro y Rubio. Aportada por Juan Navarro
En la mañana del domingo, Rubio se encontraba en la terraza. Un cohete estalló. Juan Navarro, inmediatamente, fue a ver cómo se encontraba su perro guía. Pero ni rastro de él. Parecía que había sido abducido, recuerda con tristeza.
Llamó a la Policía Local de Monachil, que emprendió la búsqueda, junto a Protección Civil. Sus amistades, avisadas, se sumaron, mientras llegaban noticias de otros vecinos y vecinas del pueblo que informaban que el estrépito había causado la huida de muchas mascotas
Llamó a la Policía Local de Monachil, que emprendió la búsqueda, junto a Protección Civil. Sus amistades, avisadas, se sumaron, mientras llegaban noticias de otros vecinos y vecinas del pueblo que informaban que el estrépito había causado la huida de muchas mascotas.
A las 19.30 horas, la Policía Local le llama con la trágica noticia: habían encontrado un perro labrador en el fondo de un barranco de muy complicado acceso, cerca de la vivienda. Todo apuntaba a Rubio, como luego se confirmó.
Y aunque en un primer momento las extremas dificultades para llegar al fondo del barranco apuntaban a la imposibilidad de recuperar el cadáver de Rubio, finalmente, en una actuación arriesgada, dado lo escarpado del terreno, Protección Civil y Policía Local, -a las que Juan Navarro, expresa su más profundo agradecimiento-, rescataron los restos mortales del perro guía, que le fue entregado dos horas más tarde. Una muerte evitable
Rubio, de joven cuando llegó al hogar de Juan Navarro. Aportada por Juan Navarro
Una reflexión necesaria
La muerte de Rubio abre el debate sobre la necesidad de suspender cohetes y petardos en festejos populares por las graves molestias y consecuencias, a veces trágicas, en personas sensibles y mascotas.
Entristecido por la pérdida, pero arropado por los suyos, en días de duelo dedicados a cumplimentar los trámites de baja de Rubio y solicitar un nuevo perro guía, Juan Navarro lanza una reflexión necesaria que extiende más allá de la trágica muerte de su perro de asistencia, que en los últimos seis años y medio le ha ayudado a desplazarse con seguridad y en las tareas del hogar.
Y así plantea no mantener hábitos o costumbres que, como el lanzamiento de cohetes, perpetúan el sufrimiento a determinados colectivos, amparados por una supuesta tradición o cultura, que ya no puede sostenerse
Y así plantea no mantener hábitos o costumbres que, como el lanzamiento de cohetes, perpetúan el sufrimiento a determinados colectivos, amparados por una supuesta tradición o cultura, que ya no puede sostenerse.
Apela a la conciencia, para tratar de organizar fiestas populares solidarias y empáticas, que busquen una forma lúdica de disfrutarlas, sin ruidos innecesarios, para el disfrute de todas y todos, que no molesten a nadie ni causen el menor daño y cita, con conocimiento de causa, porque hay abundante información sobre ello, que el estruendo de los cohetes puede afectar gravemente, entre otras, a personas mayores, con enfermedades cardíacas, o con trastornos del espectro autista, a bebés. O a cualquiera que se sobresalte innecesariamente.
Apela a la conciencia, para tratar de organizar fiestas populares solidarias y empáticas, que busquen una forma lúdica de disfrutarlas, sin ruidos innecesarios, para el disfrute de todas y todos, que no molesten a nadie ni causen el menor daño
También a las mascotas -algunos perros fueron hallados el domingo a más de 10 kilómetros de las viviendas de sus dueños- y a la fauna silvestre. Y a perros guía, imprescindibles para normalizar la vida de un invidente, como Juan Navarro, o con discapacidad visual.
Movilización ciudadana
La desaparición y, trágica muerte posterior de Rubio, y la estampida de perros tras los cohetes, provocó la protesta de la vecindad y una gran movilización en el pueblo, de solidaridad, para encontrar al perro guía de Juan Navarro y al resto de canes, que vagaban desorientados. Uno de ellos fue hallado a más de 10 kilómetros de la vivienda de sus dueños.
Un cartel en Facebook que subió Ana Aguilar, que invita a la reflexión.
¿Qué aportan los cohetes y petardos?, ¿qué gracia o valor añadido añaden a un festejo? ¿Acaso no es posible celebrar unas fiestas lúdicas y solidarias eliminando ruidos innecesarios?, fueron algunos de los mensajes en redes sociales tras el suceso
¿Qué aportan los cohetes y petardos?, ¿qué gracia o valor añadido añaden a un festejo?, ¿acaso no es posible celebrar unas fiestas lúdicas y solidarias eliminando ruidos innecesarios?, fueron algunos de los mensajes en redes sociales tras el suceso.
Se abrieron peticiones en la plataforma ciudadana change.org, y hasta el Ayuntamiento parece que han reaccionado y se prepara una moción, por parte de IU, para debatir en el pleno con el fin de eliminar los cohetes y petardos en las fiestas.
Se lo debemos a Rubio, pero también a los muchos perros guía que lo sufren, mascotas, y, sobre todo, a tantos colectivos de personas afectadas.