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JOSÉ ESPAÑA LLEDÓ (Granada, 1848-Madrid, 1901)

El alcalde iniciador de la Gran Vía al que Granada condenó al exilio y al olvido

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 7 de Enero de 2024
Gabriel Pozo Felguera rescata del olvido en este magnífico reportaje a José España Lledó, erudito y agitador cultural, precursor de la Gran Vía, pero que por actuación política se enfrentó a los poderosos de Granada y fue condenado al ostracismo. Por el mejor cronista de Granada, una historia sobre la ciudad que merecía ser contada.
Retrato publicado por 'La Alhambra' junto con la necrología que le dedicó a los pocos días de fallecer.
Retrato publicado por 'La Alhambra' junto con la necrología que le dedicó a los pocos días de fallecer.
  • Comerciantes e industriales de la calle Reyes Católicos no le perdonaron su desliz de decir en las Cortes que la inmensa mayoría no pagaban impuestos municipales

Fue personaje destacado en la enseñanza y la literatura. Catedrático de instituto y de la Universidad desde muy joven. Jurista de prestigio. Muy prolífico en libros. Fundador de la tertulia La Pajarera. Directivo del Ateneo. Concejal y alcalde de la ciudad de Granada en el convulso final del siglo XIX. Diputado provincial y presidente de la Diputación. Fue el letrado de la Reformadora Granadina que empezó los derribos para construir la Gran Vía de Granada bajo su mandato. Lo tenía todo para triunfar y pasar a la Historia local por la puerta grande. Pero en 1899 se hizo diputado en el Congreso por el partido del gobierno, la Unión Silvelista, y no se le ocurrió otra cosa que airear el impago de impuestos municipales por los principales comerciantes e industriales de calle Reyes Católicos. Además de llevar a las Cortes la inoperancia en el Ayuntamiento. Las clases pudientes de la ciudad se lanzaron sobre él en una lluvia de insultos, amenazas, manifestaciones y denuncias en los juzgados. El diputado optó por autoexiliarse en Madrid; sus dos hijas murieron repentinamente al inicio de la polémica. Se llamó José España Lledó, falleció con sólo 52 años, denostado y condenado al olvido por quienes fueron sus amigos, compañeros y paisanos granadinos.

El origen de este apellido España procedía del Valle de Arán, concretamente de la localidad de Artiés. El padre se llamó Miguel España Moga (1818-1885); era médico y vino joven a ejercer su profesión en Granada durante treinta y ocho años, tanto en consulta privada en sus domicilios de las calles Concepción y Ancha de la Virgen, 17, como la enseñanza en la Facultad de Medicina. También ejerció como médico del balneario de Sierra Elvira. En 1847, el aranés contrajo matrimonio con María Lledó, hija de José Lledó Valdivia, un propietario que fue dos veces alcalde de Granada en la segunda mitad del XIX.

La situación económica holgada de la familia procuró a José una buena educación en colegios privados, hasta que a los diez años pasó al Instituto de Secundaria del Colegio de San Pablo. Pronto, por sus notas, se vio que era un niño aplicado e inteligente

En su casa de la calle Ancha de la Virgen nació José España Lledó, primero de tres hijos, el 2 de octubre de 1848. Fue bautizado en la Basílica de las Angustias el día 10 de ese mismo mes. La situación económica holgada de la familia procuró a José una buena educación en colegios privados, hasta que a los diez años pasó al Instituto de Secundaria del Colegio de San Pablo. Pronto, por sus notas, se vio que era un niño aplicado e inteligente. Su precocidad le hizo participar en actividades culturales de todo tipo. Muy pronto aparecieron sus colaboraciones de tipo literario en el Boletín del Ateneo, especialmente estudios sobre El Quijote y la novela caballeresca medieval; estuvo ligado al Ateneo durante toda su juventud, en cuyo boletín colaboró entre 1868 y al menos hasta 1876. En esa época también aparece en su junta directiva, sección de ciencias y letras. Así mismo, en la prensa diaria y revistas del momento publicó algunos artículos. Los más notables en Revista de Andalucía.

Se percibía claramente que el mundo de las letras iba a ser su futuro campo de actuación. Al que se sumaron posteriormente la enseñanza y, sobre todo, la oratoria y la filosofía

Se percibía claramente que el mundo de las letras iba a ser su futuro campo de actuación. Al que se sumaron posteriormente la enseñanza y, sobre todo, la oratoria y la filosofía. Los primeros artículos que escribió fueron el germen de una extensa lista de libros que publicaría el resto de su vida, tanto de creación como de texto para sus alumnos. Se conservan casi una veintena de libros impresos, además de un par de manuscritos en el archivo histórico de la Universidad de Granada. Los principales son Elementos de Historia de España, Elementos de Filosofía Subjetiva, Elementos de Historia Universal, Elementos de Filosofía, Cuadros de Historiografía de España, Elementos de Economía Política, Páginas de Cartera, Metafísica, etc.

Algunos de los libros publicados por José España Lledó.

Catedrático precoz y político

Su vida profesional estuvo íntimamente relacionada con el mundo de la enseñanza y el ejercicio de la abogacía. Cursó el bachillerato en el Instituto de Secundaria entre los años 1859-63. En el curso 1863-64 se matriculó en la Universidad Literaria de Granada; el graduado medio lo obtuvo en 1866 con premio extraordinario en la carrera de Filosofía y Letras. Y en el convulso año de 1868, con la Universidad cerrada parte del curso, obtuvo la licenciatura con sobresaliente y premio extraordinario. Paralelamente había estado estudiando por libre la carrera de Derecho, cuya licenciatura consiguió en 1869, también con sobresaliente. Desde la consecución de la licenciatura en Filosofía estuvo desempeñando la cátedra de Metafísica hasta el año 1871; el grado de catedrático suplente lo alcanzó al año siguiente, aunque sólo ejerció hasta 1874. Se estuvo presentando va varias convocatorias de cátedra por varias universidades e institutos de España, hasta que en 1877 obtuvo la plaza del Instituto de Secundaria de Castellón, actual Francesc Ribalta. A su claustro perteneció hasta el curso 1880 como catedrático de Geografía e Historia, cuando permutó su plaza y se fue por un breve periodo al Instituto de Jerez de la Frontera.

En 1878, recién ganada la cátedra, contrajo matrimonio con Elisa Arrugaeta González-Aurioles, perteneciente a una familia de la burguesía granadina (aunque ella había nacido en Cuevas de Vera, Almería)

En 1878, recién ganada la cátedra, contrajo matrimonio con Elisa Arrugaeta González-Aurioles, perteneciente a una familia de la burguesía granadina (aunque ella había nacido en Cuevas de Vera, Almería). La familia González-Aurioles tenía negocios de azúcar de caña, chocolate y una casa de préstamos en la calle Duquesa. Disponían de una hacienda de verano en Cogollos Vega. Los Arrugaeta por línea paterna habían llegado a Granada procedentes de Valencia.

Claustro del Instituto de Castellón en el curso 1879-80. España Lledó es el tercero por la derecha, en pie.

Por fin en el año 1881 consiguió, por oposición, ganar la cátedra de Metafísica de la Universidad de Granada. Compaginó las clases en la Universidad y en la Sociedad Económica de Amigos del País con el ejercicio de la abogacía. Como enseñante permaneció en las instituciones granadinas de manera ininterrumpida hasta 1895 en que entró de lleno en política y se vio obligado a solicitar excedencia.

José España Lledó pronunció el discurso de apertura del curso académico 1891-1892 de la Universidad de Granada. Biblioteca Nacional de España.

Su intensa actividad como profesor ya la había venido compaginando con incursiones en política. Fue diputado provincial por el distrito Sagrario-Santa Fe entre los años 1890 y 1894; y presidente de la Diputación en los años 1891-92. Por entonces esos cargos no estaban profesionalizados y con dedicación exclusiva

No obstante, su intensa actividad como profesor ya la había venido compaginando con incursiones en política. Fue diputado provincial por el distrito Sagrario-Santa Fe entre los años 1890 y 1894; y presidente de la Diputación en los años 1891-92. Por entonces esos cargos no estaban profesionalizados y con dedicación exclusiva.

En las elecciones municipales de mayo de 1895 salió elegido concejal del Ayuntamiento de Granada. La consecuencia inmediata es que la Reina regente lo escogió para ser alcalde de Granada el 1 de julio de ese año; permaneció ocupando la alcaldía hasta el 8 de noviembre de 1895. La inestabilidad política en aquellos años de la Regencia de María Cristina y del turnismo de partidos fue muy acusada, los alcaldes apenas superaban un año en el cargo.

Gran agitador cultural, su tertulia La Pajarera

A partir de su instalación definitiva como catedrático en la UGR fue cuando desplegó en su integridad su faceta de agitador cultural en todos los frentes de una ciudad muy encerrada en sí misma. No obstante, Granada ya empezaba a abrirse con la llegada del ferrocarril y la instalación del telégrafo. Las comunicaciones con el mundo comenzaban a ser mucho más eficaces. Venía más prensa nacional, más libros, compañías de teatro, circos, empezaban a llegar los turistas y curiosos. Y el incipiente negocio del azúcar y otras industrias afines atrajeron a ingenieros e industriales de procedencia catalana, vasca y centroeuropea. Fueron los primeros años de la Restauración borbónica que añadieron confianza y propiciaron la reforma urbana del casco céntrico de la ciudad. Por esas fechas se acabó de embovedar el Darro y aparecía la calle Méndez Núñez (Reyes Católicos) como principal arteria de Granada.

En 1885 se ve al catedrático José España Lledó presidiendo el certamen de Reina de las Fiestas del Corpus, que el Ayuntamiento delegaba en el Liceo. Siempre resultaban elegidas hijas de la aristocracia y la burguesía local, el resto de muchachas parece que no eran acreedoras a ser guapas

En 1885 se ve al catedrático José España Lledó presidiendo el certamen de Reina de las Fiestas del Corpus, que el Ayuntamiento delegaba en el Liceo. Siempre resultaban elegidas hijas de la aristocracia y la burguesía local, el resto de muchachas parece que no eran acreedoras a ser guapas. Aquella banda de Ilibérica (título de la más bella de Granada) se la colgó Angustias Pérez del Pulgar. Sus apellidos lo decían todo. Eloy Señán y Alonso se aupó ganador del premio literario con una biografía sobre Diego Hurtado de Mendoza; el joven investigador ya auguraba que llegaría a catedrático y decano de la facultad de Letras en el futuro.

Aunque la institución en la que dio más ruido José España Lledó fue en la tertulia que promovió, junto a Valentín Berrecheguren, autodenominada La Pajarera

Aunque la institución en la que dio más ruido José España Lledó fue en la tertulia que promovió, junto a Valentín Berrecheguren, autodenominada La Pajarera. Las primeras referencias a ella aparecen en revistas y prensa granadinas a partir de 1888, cuando ya se la da por consolidada. Señal de que vino existiendo desde algún tiempo antes. Tuvo su sede oficial en la cafetería-pastelería El Pasaje, local con entradas y salidas por las calles Zacatín y Reyes Católicos.

'La Pajarera' fue una más de las varias tertulias que funcionaron durante el siglo XIX y principios del XX en Granada

La Pajarera fue una más de las varias tertulias que funcionaron durante el siglo XIX y principios del XX en Granada. Estuvo un tanto inspirada en La Cuerda y sus nudos de jóvenes con pretensiones literarias y artísticas de la quinta de Pedro Antonio de Alarcón. También coexistente con la Cofradía del Avellano de Ganivet y los suyos. Pero La Pajarera tenía una notable diferencia con respecto a sus antecesoras y coetáneas: a ella pertenecían personas no tan jóvenes, no sólo centradas en la literatura y las artes. Se trató de gente acomodada, con una profesión y unos ingresos estables. Lo suyo era charlar de política, cuchichear de la ciudad, de darse comilonas, de organizar concursos para fomentar actividades culturales, de colaborar en la coronación de Zorrilla (en 1889), de practicar la beneficencia, de homenajear a granadinos destacados, de encargarse de enterrar a sus miembros fallecidos, etc., etc.

Noticia de un homenaje de La Pajarera a uno de sus miembros por un éxito editorial, en 1890. EL DEFENSOR.

Por La Pajarera desfilaron nombres de granadinos que jugaron papeles importantes en el mundo universitario, político y empresarial de la Granada finisecular. Si los jóvenes de 'la Cuerda' se autodenominaban 'nudos', los de 'La Pajarera' eran 'pájaros de cuenta'

Por La Pajarera desfilaron nombres de granadinos que jugaron papeles importantes en el mundo universitario, político y empresarial de la Granada finisecular. Si los jóvenes de la Cuerda se autodenominaban nudos, los de La Pajarera eran pájaros de cuenta. También el humor era una de sus vertientes fundamentales. A ella pertenecieron Valentín Berrecheguren, Eloy Señán, Isidoro Marín, José Ruiz de Almodóvar, José Larrocha, Rafael Latorre, Manuel Gómez-Moreno, Alberto Álvarez de Cienfuegos, Benito Hernando (el Boabdil del cuadro de Pradilla), Nicolás María López, Elías Pelayo, Jerónimo Salvador, el Conde de las Infantas (futuro alcalde) y el famosísimo ingeniero de caminos Luis de Rute (Su funeral fue el primero que organizó La Pajarera en abril de 1889). Incluso el maduro Matías Méndez Vellido, que venía de sus tiempos mozos como nudo Feliciano Miranda de La Cuerda, acabó participando con aquellos pájaros más jóvenes.

Méndez Vellido publicó un extenso artículo sobre La Pajarera (El Popular, mayo de 1892, en dos días) en el que se deshacía en elogios acerca de la capacidad intelectual, la elocuencia y la atracción que provocaba la personalidad de José España Lledó. Era el alma que espoleaba y mantenía viva al La Pajarera. Del fundador España Lledó escribió lo siguiente: “Astro de primera magnitud, en rededor del cual giran variedad innúmera de pajarracos, pájaros y pajarillos que acuden al reclamo de su jefe con celo y puntualidad ejemplar”.

Notilla aparecida en un periódico de 1916 con un agasajo a uno de sus pájaros.

Aquella tertulia, cofradía o agrupación de amigos nacida en la década de 1880-90, continuó activa, con sus altibajos, reuniéndose en los locales del Liceo o del Centro Artístico. Pervivió hasta el año 1923 en que cesó al llegar la Dictatura de Primo de Rivera y prohibir las reuniones donde se hablara de política y se criticara a los gobiernos. Su última actividad fue un banquete de agasajo a su miembro Agustín Rodríguez Aguilera por haber sido elegido diputado.

El alcalde que inició la Gran Vía

En 1893 José España Lledó vivía implicado de lleno en la política local como concejal del Ayuntamiento de la capital y miembro de la Diputación Provincial. Por esas mismas fechas, el presidente de la Cámara de Comercio era el boticario y empresario azucarero Juan López-Rubio. Éste había alumbrado la idea de construir una Gran Vía que uniese la estación de tren de Andaluces con la que se proyectaba en el Humilladero para conectar con Motril y las fábricas de azúcar que había en La Bomba y Santa Juliana. Fue desechada la idea de hacer una circunvalación por la Vega; la mejor idea para entonces fue partir la ciudad en canal desde el Triunfo hasta la flamante calle Reyes Católicos, y desde aquí hacer una segunda fase curva que bajase por la calle San Matías hasta la Carrera de las Angustias.

Alternativas y realidad de la Gran Vía: A, ensanche de Calle Elvira (1862); B, por calle Duquesa; C (1875); C, prolongación de calle San Jerónimo (1882). En verde, el trazado definitivo (1895). ROSER MARTÍNEZ-RAMOS.

Una obra tan compleja se amparó en la Ley de Expropiaciones de 1890, que facilitaba los trámites por motivos de urgencia social. Y el pretexto que esgrimieron fue sanear los barrios de San Andrés y Santiago por haber sido los más castigados por la terrible epidemia de cólera de 1885

Juan López-Rubio presentó la primera fase del proyecto al pleno de la Cámara de Comercio. Obtuvo el apoyo unánime de los empresarios y su compromiso financiero de tomar participaciones en la sociedad que se crease. Fue constituida una comisión para desarrollar la idea: estuvo formada por Juan López-Rubio, como representante de la economía, el arquitecto Francisco Giménez Arévalo como técnico en obras y José España Lledó como jurista. España Lledó se encargó en los dos años siguientes, 1893-95, de preparar los estatutos de la sociedad Reformadora Granadina, empresa que se encargaría de las obras, y también del entramado de asuntos legales y papeleo que se iba a necesitar. Una obra tan compleja se amparó en la Ley de Expropiaciones de 1890, que facilitaba los trámites por motivos de urgencia social. Y el pretexto que esgrimieron fue sanear los barrios de San Andrés y Santiago por haber sido los más castigados por la terrible epidemia de cólera de 1885.

El proyecto de derribo de 302 casas para abrir la cala de la Gran Vía tuvo una tramitación relativamente fácil y rápida por un Ayuntamiento ya famoso por dilatar los asuntos durante décadas. El arquitecto municipal Juan Montserrat dio el visto bueno al proyecto sin apenas ponerle pegas.

Decreto del alcalde ordenando los accesos al lugar donde comenzaron los derribos para la Gran Vía. AHMGR
Croquis publicado por la prensa el 25 de agosto de 1895 con los márgenes de la nueva calle y el lugar por dónde comenzarían los derribos (casa número 3 de la Plaza de Santiago, señalada con letra A).

Y resultó que el día 1 de julio de 1895 fue nombrado alcalde de Granada José España Lledó, el jurista del proyecto de Gran Vía. El papeleo y los trámites se aceleraron sobremanera en cuestión de semanas. El día 25 de agosto de aquel año fue la fecha elegida para la pomposa ceremonia de inicio de los derribos que echarían a pique buena parte del centro histórico de la ciudad para abrir la que sería principal avenida de la ciudad, la Avenida del Azúcar o calle Colón como se la llamó en un primer momento.

Nota de apertura de El Defensor el 20 de mayo de 1895 por el éxito conseguido en las elecciones por España Lledó, que resultaría elegido alcalde unas semanas más tarde. EL DEFENSOR.

El proceso de compras de edificios y las expropiaciones de quienes se negaron a irse discurrió relativamente rápido. Aunque hubo pocas quejas al respecto. Más bien todo lo contrario. La tarde del 25 de agosto se organizó una fiesta en la que participaron prácticamente todos los granadinos

El proceso de compras de edificios y las expropiaciones de quienes se negaron a irse discurrió relativamente rápido. Aunque hubo pocas quejas al respecto. Más bien todo lo contrario. La tarde del 25 de agosto se organizó una fiesta en la que participaron prácticamente todos los granadinos. Fueron convocados los gremios y asociaciones en Puerta Real; con sus banderas e insignias se dirigieron hacia la Placeta de Santiago (al lado de la iglesia de este nombre) donde fue montada la tribuna presidencial. La comitiva ciudadana iba encabezada por una banda de música, a la que se sumó la banda del Regimiento Córdoba al llegar al lugar señalado. Allí esperaban el arzobispo Moreno Mazón y el alcalde José Espada Lledó. Ambos fueron los protagonistas de los discursos y de oficializar el inicio de los derribos. El concejal-platero Manuel Tejeiro aportó un martillete de plata con el que el prelado dio tres golpes sobre la fachada de la casa número 3 de la Placeta de Santiago (caía más o menos en la mitad de la actual Gran Vía, frente a la casa número 29).

El alcalde España Lledó auguró en su discurso que la cala para la calle estaría abierta en unos dos años y que se podría empezar a construir al tercer año. Se abrían grandes expectativas para los obreros de la ciudad y contornos, ya que por entonces el desempleo seguía siendo el primer problema social. Y así fue, ya para 1897 quedó construido el primer edificio de la Gran Vía, que fue la iglesia del Sagrado Corazón.

Casa y edificio de los Jesuitas (Iglesia del Sagrado Corazón), primer edificio levantado en la Gran Vía en 1897.
Croquis del trazado y explicación de los edificios de valor artístico que se llevo por delante la Gran Vía. FRANCISCO GIMÉNEZ ARÉVALO/AMGY.

España Lledó cesó pronto como alcalde de Granada, el 8 de noviembre de 1895.

España Lledó cesó pronto como alcalde de Granada, el 8 de noviembre de 1895. Pero había dejado enfilados los trabajos de derribo de la empresa a la que asesoraba como jurista. No obstante, no todo quedó atado y bien atado desde el principio; desde el punto de vista jurídico quedaron bastantes lagunas sin resolver. La escrituración y registro de la propiedad de los solares y nuevas edificaciones se convirtió en un embrollo judicial que se prolongó hasta el año 1918, cuando el notario Felipe Campos de los Reyes consiguió darles solución. Para esa fecha ya estaban levantados casi dos tercios de los edificios de la Gran Vía.

Situación política y social muy revuelta en Granada

Cuatro años después de abandonar la Alcaldía de Granada, José España Lledó continuó ligado a la política. Concretamente a la Unión Conservadora de Francisco Silvela. Se le colocó como diputado al Congreso en las elecciones de abril de 1899 representando al distrito de Órgiva. Francisco Silvela era presidente del Consejo de Ministros y su amigo Francisco Romero Robledo, ministro de Gracia y Justicia.

Una muestra de la inestabilidad en el Ayuntamiento la demostraban los seis alcaldes que se sucedieron entre la salida de Juan España en 1895 y 1899

Pero la situación política en el Ayuntamiento de Granada era muy diferente; los silvelistas eran minoría, concurrieron fragmentados en tres grupos y sólo obtuvieron ocho de los 39 concejales que componían la corporación municipal[1] entonces. Por tanto, la situación política local estaba muy revuelta en la ciudad, de manera que ninguna facción tenía más de tres concejales. Una muestra de la inestabilidad en el Ayuntamiento la demostraban los seis alcaldes que se sucedieron entre la salida de José España en 1895 y 1899.

Aquel hecho del ministro Raimundo Fernández Villaverde exasperó a los azucareros granadinos, que eran los principales afectados de toda España. Hubo huelga general en los pueblos de la Vega que vivían del cultivo de remolacha (27 de julio), algaradas y tiroteos

Para embrollar más la situación, había hecho su aparición la Liga Agraria, en la que se agruparon los agricultores de la potente industria azucarera del momento. El gobierno de Silvela había soliviantado a los granadinos en la primavera de 1899 al permitir la entrada de melazas y azúcares extranjeros sin apenas pagar impuestos; aquel hecho del ministro Raimundo Fernández Villaverde exasperó a los azucareros granadinos, que eran los principales afectados de toda España. Hubo huelga general en los pueblos de la Vega que vivían del cultivo de remolacha (27 de julio), algaradas y tiroteos. Una comisión de empresarios del azúcar, encabezados por Juan López-Rubio, se desplazó a Madrid a entrevistarse con el ministro de Hacienda.

Metedura de pata en el Congreso

Con aquel clima tan caldeado en el Ayuntamiento de la Capital y entre los industriales del azúcar (que tenían a tres de sus empresarios presionando como concejales), al diputado silvelista José España Lledó no se le ocurrió otra cosa que denunciar serias irregularidades económicas y presupuestarias en la corporación municipal granadina. Especialmente relativas a la adjudicación de la recaudación de impuestos de consumos y otras presuntas arbitrariedades en el pago de impuestos. Dijo que la gestión municipal era un desastre desde hacía años, a la que había que poner fin desde Madrid. Pero el colmo de sus denuncias ocurrió cuando España Lledó acusó a los industriales y comerciantes de Granada, más concretamente a los del kilómetro y medio que hay en la calle Reyes Católicos, de no pagar los impuestos. Incluso añadió que lo hacían con artimañas y falseando papeles.[2]

Empezaron reuniones por parte de los afectados de la calle Reyes Católicos; comunicados en prensa, amenazas de muerte contra España Lledó, anónimos, etc. La Cámara de Comercio se sumó a las protestas

Aquellas afirmaciones levantaron una enorme polvareda en cuando se conocieron en la ciudad de Granada. Empezaron reuniones por parte de los afectados de la calle Reyes Católicos; comunicados en prensa, amenazas de muerte contra España Lledó, anónimos, etc. La Cámara de Comercio se sumó a las protestas.

De los otros doce diputados de distinto signo que representaban a Granada en el Congreso, solamente levantó la voz el Conde de Benalúa (Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola, futuro Duque de San Pedro de Galatino). El Conde era diputado por la Liga Agraria y empresario azucarero; se convirtió en adalid de las quejas de industriales y comerciantes de la calle Reyes y se lanzó contra España Lledó. Presentó un informe por el que demostró que fabulaba al decir que la calle Reyes tenía un kilómetro y medio, cuando no sobrepasaba los trescientos metros; en ese espacio había 97 licencias fiscales, de las cuales 94 habían pagado religiosamente en periodo voluntario. Por tanto, era un grave desliz la afirmación de España Lledó.

A pesar del desmentido de los números, el diputado silvelista obtuvo el apoyo del presidente del Gobierno, Francisco Silvela, quien decretó la suspensión de 14 concejales[3] a quienes consideró responsables de lo ocurrido durante sus mandatos anteriores. El trasfondo de aquella medida era conseguir una holgada mayoría para sus concejales afines en el consistorio

A pesar del desmentido de los números, el diputado silvelista obtuvo el apoyo del presidente del Gobierno, Francisco Silvela, quien decretó la suspensión de 14 concejales[3] a quienes consideró responsables de lo ocurrido durante sus mandatos anteriores. El trasfondo de aquella medida era conseguir una holgada mayoría para sus concejales afines en el consistorio. De paso, también fueron suspendidos unos cuantos funcionarios a quienes se acusó de complicidad en las presuntas irregularidades en la recaudación del Ayuntamiento. Esta situación desembocó a corto plazo en una paralización de la administración municipal: no se tramitaban obras de la Gran Vía, aumentó el paro y surgieron las protestas.

España Lledó presentó denuncia contra los concejales apartados del Ayuntamiento en el Tribunal Supremo; les acusó de falsedades, insultos y amenazas a su persona. El Supremo lo remitió al juzgado del distrito del Campillo. La guerra había estallado entre España Lledó y la burguesía industrial y comercial de Granada. Los empresarios convocaron grandes cenas y reuniones, que acabaron en manifestaciones callejeras. El diputado optó por quedarse a vivir en Madrid en tanto se resolvía el asunto.

Pero lejos de resolverse, la noche de Reyes de 1900 el asunto se caldeó mucho más: un grupo de 300 comerciantes se reunió a cenar en el Teatro Alhambra; el acto se convirtió en un homenaje y apoyo a los 14 concejales cesados y una feroz crítica al gobierno de Silvela

Pero lejos de resolverse, la noche de Reyes de 1900 el asunto se caldeó mucho más: un grupo de 300 comerciantes se reunió a cenar en el Teatro Alhambra; el acto se convirtió en un homenaje y apoyo a los 14 concejales cesados y una feroz crítica al gobierno de Silvela. En la reunión había gente de todo el espectro político granadino, desde los carlistas hasta republicanos de izquierdas. Acusaron a España Lledó de ser el brazo ejecutor de un gobierno que quería ganar mediante oscuras maniobras el ayuntamiento que no había conseguido en las urnas del mes de mayo.

Como también quedaron completamente deshechas las relaciones del catedrático, exalcalde y diputado España Lledó con los más poderosos de Granada

Intervinieron dos de los empresarios más afectados por los impuestos al azúcar, Salvador Montoro y Juan López-Rubio. Éste precisamente era amigo de España Lledó, lo tenía como asesor jurídico en su empresa la Reformadora Granadina, que era la que construía la Gran Vía. A partir de aquel momento, las relaciones entre los dos quedaron rotas para siempre. Como también quedaron completamente deshechas las relaciones del catedrático, exalcalde y diputado España Lledó con los más poderosos de Granada.

Firma de José España Lledó.

Los periódicos publicaron notas duras sobre lo ocurrido, pero sin duda una de 'El Defensor' acabó por crucificarlo (13 de enero de 1900)

La prensa local se cebó con el diputado por el desliz cometido en el Congreso. No tuvo la valentía de rectificar ni pedir disculpas. Al contrario, generalizó la defraudación de impuestos a más colectivos profesionales. En abril de 1900, la Audiencia Provincial de Granada fallaba en favor de los 14 concejales depuestos y obligaba a reponerlos en sus cargos en el Ayuntamiento. No obstante, José España continuó erre que erre en su empeño y recurrió el fallo ante el Tribunal Supremo.

Los periódicos publicaron notas duras sobre lo ocurrido, pero sin duda una de El Defensor acabó por crucificarlo (13 de enero de 1900). Narraba así lo ocurrido en las últimas semanas:

El partido silvelista empezó a descapitalizarse en enero de 1900. El Sr. España ha echado una nueva semilla de rencores en el surco de la política local, y de odiosidades contra el partido que tiene la desgracia de contarlo en el número de sus parciales (…) Ha presentado en el Tribunal Supremo una querella contra los concejales suspensos por las suposiciones ofensivas y completamente falsas que formuló aquel diputado, en un instante de demencia. La querella fue derivada al juzgado del Campillo".

“Cuando caigan los silvelistas, y no sea diputado ni tenga esperanza de volver a serlo, cosa que tardará poco, todas las fantasías se convertirán en humo y quedará solamente la espantable realidad del vacío en que ha de verse, por fuerza de quien por todas partes va sembrando rencores, perdiendo los pocos amigos que habían tenido la virtud de soportarle sus desplantes e inconsecuencias, haciéndose aborrecer de sus paisanos, malquistándose con todos los hombres de valor y de talento de Granada, y haciendo, en suma, contra sí mismo la campaña más inhumana y cruel que podrían soñar sus más feroces enemigos”.

Autoexilio y damnatio memoriae

España Lledó continuó residiendo en Madrid, sin atreverse a presentarse por Granada. En el Congreso continuó su trabajo como diputado por Órgiva. En los dos años que estuvo en activo como diputado nacional (del 16.5.1899 al 24.4.1901) fue uno de los que mayor número de intervenciones tuvo en las comisiones y plenarios. Desarrolló una intensa actividad en la comisión de presupuestos, ferrocarriles de Andalucía oriental, La Mancha, Galicia, Valencia; defendió la construcción de carreteras en la Alpujarra, construcción de iglesias, reforma de los impuestos a la Grandeza, impuestos del azúcar, expedientes de enseñanza y maestros, derechos de clases pasivas, etc. Pero lo que le cayó como un baldón fueron sus torticeras acusaciones a los empresarios de la calle Reyes Católicos; en el fondo, lo que pretendía era exponer la defraudación de la administración municipal de Granada, en general, y sus abusos/dejación en temas de urbanismo. Aspectos que sí eran ciertos desde tiempo inmemorial. Aquella metedura de pata no supo rectificarla y fue lo que acabó con su carrera política y, muy seguramente, también con su vida.

En las elecciones generales de abril de 1901 España Lledó continuaba viviendo en un hotel de Madrid. Debió venir poco, y quizás de incógnito por Granada

En las elecciones generales de abril de 1901 España Lledó continuaba viviendo en un hotel de Madrid. Debió venir poco, y quizás de incógnito por Granada. Todavía por aquella fecha estaba en espera de sentencia definitiva del Supremo por el asunto de los 14 concejales. Sus compañeros diputados silvelistas por Granada habían sido eliminados de la nueva candidatura, tenían pocas esperanzas de revalidar el apoyo ciudadano. A pesar de la mala imagen, España Lledó quiso repetir como diputado por Órgiva, pero le había salido un duro competidor que le quitó el puesto: Natalio Rivas Santiago. El mismo día de las elecciones generales decidió solicitar su reincorporación como catedrático de Metafísica en la Universidad de Granada. Su intención era permutar la plaza y trasladarse con su familia a otra ciudad.

Tragedia familiar: tres muertes prematuras

Tenía dos hijas y un hijo; Miguel España Arrugaeta se encontraba iniciando Filosofía y Letras en la UGR. La tragedia se cebó con la familia de José España Lledó en 1901. Su esposa y tres hijos permanecían en Granada mientras él estaba prácticamente huido en Madrid. El 2 de febrero de 1901, en plena campaña de linchamiento contra su padre, su hija Teresa murió de repente. Pero justo cuando todavía la familia no había acabado de llorar su pérdida, la parca se llevó también a su segunda hija, Josefa, el 20 de marzo. Estas muertes de dos hermanas tan jóvenes y en tan poco tiempo hicieron que se aflojara un poco la presión mediática contra su padre.

Esquela conjunta de las dos hijas fallecidas el mismo año que el padre, con solo cincuenta días de diferencia. LA PUBLICIDAD

La legislatura 1899-1901 concluyó el 24 de abril de 1901. José España se quedó viviendo en un hotel de Madrid en tanto comenzaba el curso en la Universidad y tomaba una decisión sobre el futuro de su familia.

No llegó a reincorporarse a su cátedra de Metafísica en Granada. Durante el mes de agosto de 1901, en Madrid, se había encontrado mal de salud. La noche del 31 de agosto falleció en el hotel de las Cuatro Naciones. Probablemente de problemas cardíacos o una sucesión de ictus

No llegó a reincorporarse a su cátedra de Metafísica en Granada. Durante el mes de agosto de 1901, en Madrid, se había encontrado mal de salud. La noche del 31 de agosto falleció en el hotel de las Cuatro Naciones. Probablemente de problemas cardíacos o una sucesión de ictus. Las breves necrológicas de los periódicos madrileños destacaron que fue orador de altos vuelos, publicista incansable, escritor galano, hábil polemista, uno de los más destacados filósofos de la restauración del tomismo, etc. En cambio, en Granada los periódicos echaron menos tinta que la prensa madrileña, apenas copiaron unas líneas de lo publicado en Madrid. Le hicieron un completo vacío; e incluso se puede decir que alguno de ellos fue ofensivo; El Defensor escribió: “… víctima de una enfermedad cerebral que, hace algunos años venía preparando sordamente tan triste desenlace…” Evidentemente, insinuaba que ya venía siendo tocado por alguna enfermedad mental.

La única excepción fue la revista La Alhambra de su amigo y compañero de La Pajarera; Francisco de Paula Valladar le dedicó una necrológica y una foto a toda página como homenaje

La única excepción fue la revista La Alhambra de su amigo y compañero de La Pajarera; Francisco de Paula Valladar le dedicó una necrológica y una foto a toda página como homenaje. Su fina pluma dejaba leer entre líneas sus grandezas y sus meteduras de pata. Y vaticinaba que la Historia de Granada, comandada por una burguesía que no perdonaba agravios, lo había condenado a la damnatio memoriae. Incorporo a continuación, íntegra, la nota necrológica y la fotografía a toda página que le dedicó Paula Valladar en su revista La Alhambra (15 enero de 1901). Sólo La Pajarera le organizó una misa de difunto en la iglesia de San Matías.

EPÍLOGOS:

  • Los temores de Paula Valladar se cumplieron. El Ayuntamiento y la Universidad lo olvidaron pronto; la Reformadora Granadina hizo tres cuartos de lo mismo. Solamente la ciudad de Granada, ya en los años ochenta, puso a una calle el nombre de Escritor José España (en una nave del polígono industrial de Bobadilla).

  • José España Lledó fue enterrado el 2 de septiembre de 1901 en el cementerio de la Almudena de Madrid; sus restos fueron enviados al osario común en 1912 al no poder pagar nadie las tasas. Su familia se fue a vivir a Madrid en cuanto pudo; su hijo Miguel Ángel España Arrugaeta se casó y tuvo descendencia; en el año 1933 fue como candidato en una lista de izquierdas por la provincia de Cáceres, pero no fue elegido diputado. Consiguió plaza como funcionario en el Ministerio de Fomento.
  • En el padrón del Ayuntamiento de Madrid del año 1915 figuraba su viuda viviendo con el hijo, nuera y nieto, en la calle Narváez, 9; vivía con una pensión de 1.125 pesetas que quedó como viuda de catedrático.
  • No quedó descendencia de los España Arrugaeta en Granada. El padre, famoso médico en la segunda mitad del XIX, falleció en 1885 durante un viaje a su pueblo aranés; fue enterrado en el cementerio de la iglesia de Artiés. Los dos hermanos de José España Lledó fallecieron jóvenes (Joaquín en edad infantil) y Miguel en su juventud. Solamente su nieto Miguel España Valls, nacido en 1907, perduró el apellido España en Madrid.
Monolito que marca la sepultura del médico Miguel España en el cementerio de Sant Joan de Artiés, donde le sorprendió la muerte en 1885.
  • El expediente académico y literario de España Lledó, conservado en el Archivo Histórico de la UGR, es de los más voluminosos de la institución. En cambio, su paso de seis meses por la alcaldía de Granada no ha dejado apenas rastros de su presencia. Nadie, que yo sepa, ha acometido ninguna biografía en profundidad de su abultada trayectoria en el mundillo cultural y universitario granadinos, a pesar de que murió relativamente joven.
AGRADECIMIENTO a Juan José Caler España por los abundantes datos y pistas que me ha facilitado a la hora de indagar sobre este personaje tan olvidado por Granada.

Notas:

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  • [1] Conservadores/Silvelistas (8), Conservadores/Tetuanistas (7), Conservadores/Romeristas (3), Liberales/Sagastinos (6), Liberales (4), Liberales Independientes (3), Republicanos (5), Liga Agraria (3). 
  • [2] Las agrias intervenciones del Conde de Benalúa y España Lledó están recogidas en el Diario de Sesiones del Congreso, legislatura 1899-1900, sesiones del 27 de noviembre de 1899 (página 2.253) y del 17 de enero de 1900 (página 3.560).
  • [3] Los concejales afectados por la suspensión pertenecían a varios partidos. Fueron José Gómez Tortosa, Enrique Sánchez, Juan Horques, Luis Sansón, Rafael García-Duarte González, Pablo Perales, Salvador Montoro, Aurelio Álvarez, Antonio Sánchez Gallardo, Francisco Sánchez Echevarría, Joaquín Castillo Valdivia, Juan Ramón La Chica y Mingo, Carlos Afán de Rivera, Torcuato López. 

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