Cuando se construyó la Barriada de Andalucía de Guadix, hace más de 30 años, las mujeres de la zona comenzaron a reunirse en el espacio que antes ocupaban los albañiles. Ahí empezó todo, explica a El Independiente de Granada Encarnita Membrilla, la presidenta de la Asociación de Mujeres Acci de Guadix. La primera reivindicación, que llevó mucha lucha, fue la de un centro sociocultural. Se paró hasta un pleno, recuerda. 

En ese momento, "ni éramos visibles", y eso ha cambiado "a base de luchar y luchar". Ahora se congratula de "la fortaleza que hay". Sus objetivos, la igualdad y la lucha contra la violencia machista. El 25 de cada mes, las mujeres de Acci se concentran en Guadix para recordar que a las mujeres las asesinan. Se guarda "un minuto de no silencio", explica para agregar que no renunciarán a esa convocatoria mensual, por más obstáculos que encuentren. 

Con varios proyectos de envergadura en marcha, como los Senderos de Igualdad, Encarnita Membrilla se congratula de que la asociación accitana ha abierto muchos caminos en la lucha por la igualdad, siendo "pioneras en todo". Un trabajo que ha tenido siempre como objetivo "visibilizar a las mujeres" y que le ha aportado mucho. "Todo lo que he aprendido de ellas", sus compañeras, que poco a poco van retomando la actividad presencial tras el parón de la pandemia. "Hemos vuelto a salir, que no ha sido fácil". Y avisa, las mujeres no estamos dispuestas a dar "ni un paso atrás". 

Alhalba comenzó a trabajar en el Zaidín en 1998. "Nuestro objetivo -recuerda Ana Vargas- era ayudar a las mujeres más desfavorecidas del barrio. Tenían problemas y a veces no sabían a dónde acudir. Fuimos como un puente, para ir con ellas y acompañarlas". "Las cosas cambiaron" y comenzaron a incorporar más actividades, como los talleres. "De teatro, de autoestima, de baile -que ayuda a coordinar-, de pintura y también de lectura". Formación y seguridad en una misma, en resumen.

Ana Vargas es una de las fundadoras de la asociación, que acumula varios premios, como una Bandera de Andalucía otorgada por la Junta, o el Gorrión de Plata que concede la asociación del barrio, y también el premio Mariana Pineda del Ayuntamiento. Hace mucho hincapié en que las asociaciones han ayudado a muchas mujeres a "ver la igualdad", a asumir que estamos "preparadas para hacer lo mismo que los hombres". 

"Nos ha costado sudor y lágrimas, mucho luchar", afirma para animar a las mujeres más jóvenes a incorporarse al movimiento asociativo. En Alhalba hay septuagenarias y octogenarias dispuestas a seguir adelante. "No vamos a dejar de luchar", advierte. 

Si usted ha visto una mariposa tejida con hilo violeta, es muy posible que haya salido de las manos de alguna de las mujeres que forman parte de la Asociación Amefa de Albolote. Es su proyecto estrella, en el que han volcado ilusiones y tiempo. Y no es cualquier cosa. María del Mar Sánchez, presidenta del colectivo, explica que la iniciativa se puso en marcha a raíz del asesinato en Castellón, a manos de su padre, de las pequeñas Martina y Nerea, de 6 y 2 años, en 2018. "La noticia nos impactó". Fue Isabel Gallardo, cofundadora del proyecto, la que transmitió lo sucedido a las socias. Y, tras contactar con la madre de las pequeñas, comenzó a tejerse esta gran red de solidaridad y, lo que es aún más ambicioso, de coeducación.

Porque, como explica María del Mar Sánchez, uno de los principales objetivos es llegar a los más jóvenes, a través de colegios e institutos, para que se eduquen en igualdad. A los centros educativos llegan muchas de esas mariposas que tejen, de manera altruista. Es un símbolo, no solo porque a las hermanas Mirabal las llamaban así, las mariposas, sino porque están convencidas de que, "un simple aleteo, un gesto de solidaridad, puede producir un gran cambio". "Tejemos hilo, pero también redes y vínculos".

Este hermoso proyecto para erradicar la violencia de género y fomentar la igualdad no es el único. Amefa se constituyó en 2003 como asociación de mujeres emprendedoras por la formación, y es precisamente la formación la que ha ayudado a sus socias. Desde los talleres que impulsaron para aprender a restaurar muebles antiguos, y buscar con ello salidas laborales, a la formación que no tiene que ver con lo laboral, sino con el empoderamiento de las mujeres, el fomento de la igualdad entre mujeres y hombres, sororidad y resiliencia. 

"Las asociaciones de mujeres son los motores de los pueblos". Así lo transmite a El Independiente de Granada Remedios Moraleda, que está al frente de la Federación Comisión de Asociaciones de Mujeres de los Montes Orientales, integrada por una docena de colectivos. Y es una acertadísima definición porque su labor es inmensa, desde conservar y recuperar tradiciones a organizar actividades y, todo ello, con el objetivo de visibilizar a la mujer.

"Nunca se le dio valor ni al campo ni al trabajo de las mujeres", reflexiona para subrayar avances como la titularidad compartida de las fincas. Pero también menciona pasos que aún no se han dado. Porque hay mujeres socias de cooperativas, pero no directivas. "Tenemos ahora una vicepresidenta en una cooperativa", añade. 

Remedios Moraleda, que fue alcaldesa de Montejícar, apunta que la actividad de las asociaciones de mujeres -que en los Montes Orientales reúnen a más de un millar en la docena de asociaciones de la federación- "ha evolucionado mucho". Se ha convertido en "un espacio para desarrollarnos" y hace mucho hincapié en la formación, en feminismo, en empoderamiento y en todo tipo de actividades que ayuden a las mujeres a avanzar. En estos momentos, dando mucho protagonismo a la formación digital -a través de la red Guadalinfo-. Recuerda que la pandemia añadió otra preocupación, las tareas escolares a distancia de los hijos e hijas. 

Cita una de las iniciativas de las asociaciones de Los Montes para tener a mujeres como referentes. "Está ayudando a descubrir a mujeres que han hecho grandes aportaciones y no se reconoce su trabajo". Al respecto recuerda a una mujer de la comarca que buscaba contratos para ir a Alemania. "Buscó trabajo a mucha gente" y su labor fue muy importante, pero no se le reconocía. 

La Asociación Poder Alternativo de La Zubia ha cumplido 22 años. Cuando comenzó su andadura ya existía otra asociación en la localidad, y el objetivo que se plantearon fue orientarla a "formar a las mujeres". "Las mujeres siempre nos callamos; somos las primeras que vamos a las asociaciones de vecinos y a las AMPA, pero nos echamos para atrás si se trata de presidirlas". Siempre pensando, añade Carmen Romera, presidenta del colectivo, que "hay otras más preparadas que yo". Y ahí incidió la formación. "Comenzó desde la ortografía a enseñar a rellenar un impreso. También a animarnos a sentarnos en primera fila...Parece que son cosas pequeñas, pero no", resalta recordando con orgullo que, de Poder Alternativo "han salido dos alcaldesas".

La asociación, "bastante reivindicativa" y que muchas veces a lo largo de su historia ha ido "por delante" del Ayuntamiento, que "después se incorpora a nuestras peticiones",  le ha aportado "seguridad" y "respeto".

Apunta, como señalan otras compañeras de las asociaciones que protagonizan este reportaje, que echa en falta a las mujeres más jóvenes. "Ahora creemos que hemos nacido con los derechos y que no nos lo pueden quitar", pero no es así, advierte. Y recuerda al respecto cuando "tenía que firmar tu marido para una ligadura de trompas" o "para tener una cartilla de ahorros". 

Convencida del empuje de las asociaciones, destaca también que, con la pandemia, se han "puesto las pilas" para familiarizarse con las redes sociales.

Cuenta también con orgullo que la asociación edita una revista anual. Cada integrante de la asociación escribe un artículo. "Es nuestra historia escrita", resume. Precisamente han vuelto a retomarla y la presentarán el próximo 12 de marzo.

Cuando eres víctima de una situación de violencia te das cuenta de que estás "más sola que nunca". Y la principal misión de la Asociación Damos la cara contra la violencia de género de Motril es "mitigar lo vivido y contribuir a que otras mujeres no lo sufran". Así lo traslada a El Independiente de Granada María Belén Villalobos, fundadora y presidenta. Y a ello se dedican con fuerza. Acompañando a las mujeres que sufren estas situaciones, organizando actividades para que este grave problema se visibilice y también a través de la formación. 

Damos la cara organiza concentraciones en la Plaza de la Aurora. Concentraciones que como explica, "no son silenciosas". "A las mujeres nos agreden, nos matan y la sociedad calla", lamenta para añadir que, por ello, en esas concentraciones "nos hacemos escuchar". "Ocupamos un espacio público, ponemos música y desplegamos nuestra pancarta para que, cuando la gente pase, les llegue el mensaje".

Pero, como destaca, su labor más importante es la de acompañamiento de las mujeres. De ahí que otorgue tanta importancia a algunos de sus logros, como el uso de una sala en los Juzgados de Motril para que las mujeres a las que acompaña la asociación no tengan que esperar junto a su agresor. "Pero este recurso no llega a todas", solo a las que acompaña la asociación, de ahí que reivindique que se extienda. 

Este año la Asociación Las 13 Rosas de Armilla ha cumplido una década. "Seguimos muy fuertes", cuenta a este diario Yolanda Martínez Barrionuevo, su presidenta. La pandemia ha hecho que su actividad se adapte a otras formas de encuentro, esta vez a través de la red. "Hemos creado cientos de grupos de WhatsApp y ha sido muy importante porque nos ha servido para sentirnos acompañadas". Muchas mujeres que tenían que afrontar solas el confinamiento no lo estuvieron. "Sabes que estaban pendiente de ti", resalta Barrionuevo para incidir en el valor de este acompañamiento. El brindado por "mujeres valientes, sensibilizadas y preocupadas las unas por las otras".

Así que la actividad ha sido intensa en estos dos últimos años, aunque por otros canales. "Hemos hecho muchísimas cosas" y seguimos siendo "comunidad", conscientes de que "juntas podemos cambiar las cosas".

Expone María Martín, su fundadora y presidenta, que la puesta en marcha de la Asociación de Mujeres La Volaera fue "terapéutica" en su caso, para ayudarla a salir adelante. El trabajo en el que se vuelca ahora con otras mujeres para que también ellas puedan superar situaciones de violencia machista, acompañándolas, ayudándolas a recuperar sus fuerzas. Una labor inmensa, para que esas mujeres no se sientan solas. Para que a sus hijos e hijas no les falta un carrito de bebé, comida o una estufa para no tener frío. Para que las familias que han perdido a una hija asesinada por un criminal machista no se sientan solas. Su teléfono siempre está abierto. Y, aunque las situaciones que conoce y vive de cerca son durísimas, con contundencia afirma lo satisfactorio que es cuando una familia te agradece ese tiempo diciéndote que les ha dado "paz".

Siempre reivindicativa, hace hincapié en que los servicios relacionados con la atención a víctimas de violencia machista no pueden estar en manos privadas -a través de concesiones-. "Necesitamos servicios públicos, muy especializados", tanto en las casas de acogida como en herramientas como el teléfono 016 de atención a las víctimas. 

Aunque trabajan desde años antes, la asociación -que no recibe subvenciones públicas, resalta Martín- se legalizó el 14 de abril de 2014. Su lema es "poder para poder". Porque, como resalta su presidenta, "tenemos que asumir nuestro poder para cambiar el mundo. Necesitamos conciencia de colectivo". "Somos -resalta- el 52 por ciento de la población y nos tienen educadas para no asumir esa conciencia. Pero cuando asumamos que somos más de la mitad y tenemos ese poder...Si paramos, se para el mundo". 

El principal objetivo es que las mujeres lleguen al feminismo a través de la cultura y la formación, desde abajo. "Si para ello hay que organizar un taller de sevillanas, o de teatro en el caso de los más jóvenes, lo organizamos". Y es así como están haciendo una labor inmensa en el apartado de la formación. Cuenta con orgullo la actividad de los chicos y chicas de la asociación y el trabajo intergeneracional que hacen. Sirve para formar a los más jóvenes y que aprendan de las mujeres de mayor edad. 

Un trabajo constante. "Aquí no estamos de ocho a tres, estamos disponibles las 24 horas del día los 365 días del año".