Campaña Inagra "Buenavoluntá granaína".
COMPROMISO ACTIVO COMO EJEMPLO EN UNA LUCHA IMPRESCINDIBLE

25N: Mujeres periodistas contra la violencia de género

Ciudadanía - Redacción El Independiente de Granada - Miércoles, 25 de Noviembre de 2020
Nos sumamos al 25N con la fuerza de mujeres periodistas, todas ellas referentes, para contribuir con su compromiso activo a erradicar la violencia de género, como ejemplo en una lucha imprescindible que concierne a toda la sociedad.
P.V.M..
Desde la creación de El Independiente de Granada, hemos hecho nuestro el compromiso contra la violencia de género. En este tiempo hemos publicado con detalle informaciones, reportajes y análisis sobre un asunto prioritario. Desgraciadamente, también cada crimen machista. Le hemos dado protagonismo a las víctimas y sus familiares, a las asociaciones que luchan incansablemente, a las pioneras, a hombres comprometidos… Este 25N hemos pedido su voz a mujeres periodistas, referentes y luchadoras, atentas observadoras de lo que sucede en nuestra sociedad. Que su opinión y ejemplo de lucha sirvan para sumar el compromiso activo de la ciudadanía.
  • Lola Fernández Palenzuela. Periodista de la revista de feminismo andaluz La Poderío

El Periodismo será Feminista o no será fue el eslogan que las comunicadoras de este país gritamos en calles y plazas en las movilizaciones masivas del 8 de marzo de 2018. Esta frase deja claro lo que queremos, ejercen la labor de informar dando cumplimiento al derecho fundamental de la gente a recibir una información plural, veraz, contrastada, responsable y de calidad.  Esa información, la que se hace desde el buen periodismo, es imposible sin una perspectiva de género. 

Para ello es preciso erradicar la violencia que se ejerce en sus múltiples formas contra las mujeres, una violencia machista que esta pandemia  del Covid-19 parece haber escondido a pesar de que las cifras de asesinatos y  las denuncias de maltratado a mujeres sigue subiendo. Como mujeres que somos, el colectivo de periodistas y comunicadoras también lo sufre a través de peores salarios, mayor desempleo, acoso sexual y profesional, invisibilidad, ciberacoso… Violencias todas ellas que sin ninguna duda se refleja en los productos informativos que servimos a la ciudadanía a través de nuestros medios.  

Por todo ello sirvan este 25N para recordar que las periodistas y comunicadoras seguimos en la lucha, como ya lo hicieron nuestras mayores y como lo seguirán haciendo nuestras hijas. Sin feminismo no hay periodismo, pero tampoco sociedades igualitarias, equitativas ni justas. Nuestro recuerdo a todas las compañeras del mundo que han perdido la vida,  han sido arrestadas o han sufrido todo tipo de violencias en el ejercicio de su profesión.

  • Amina Nasser. Jefa de prensa de la Diputación de Granada

El 25N no es cuestión de un día. La lucha contra las violencias machistas, que son muchas, es larga, penosa y constante. Es una lucha cotidiana y nos queda muchísimo trabajo para lograr la igualdad en todos los ámbitos de nuestras vidas. Porque las violencias machistas son la máxima expresión de la desigualdad. Y porque lamentablemente, a pesar de lo que hemos avanzado, seguimos viviendo en una sociedad androcéntrica y sexista. Seguimos teniendo un modelo social y cultural patriarcal.  Y seguimos perpetuando roles de género y estereotipos que tristemente han calado en las generaciones más jóvenes. Es incomprensible y doloroso ver actitudes, comportamientos e ideas machistas entre gente joven. Estamos en tiempos de plena involución, probablemente, porque estamos haciendo mal muchas cosas y no hemos logrado cambios estructurales en la sociedad. También, por el entorno social, las redes digitales y las nuevas formas de violencia machista que circulan por ellas. Por ello creo que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, que es esencial para poner fin a las violencias machistas, es cada vez más compleja y requiere nuevas fórmulas para combatirla. Porque las violencias machistas tienen miles de caras. Las más evidentes, el acoso, el abuso, las agresiones, las violaciones, los asesinatos... son manifestaciones visibles, pero la misoginia, la discriminación laboral, la trata prostitución... también forman parte de las violencias machistas. Vivimos en el país de Europa con mayor número de puteros. Y probablemente Granada encabece el ranking por el número de puteros por metro cuadrado. Gracias a ellos, la trata de mujeres es un negocio cada vez más suculento para las mafias, pero ellos hablan de igualdad y de violencia machista... después de pagar por tener sexo. Sí, nos queda un larguísimo camino por recorrer. Por eso, todos los días tienen que ser un 25 N y un 8M. Si no avanzamos en el 8 M, tampoco lo lograremos en el 25 N. La violencia machista (las violencias) nos atañe a todos. Pero la lucha es nuestra.

  • Belén Ortiz. Delegada de la Agencia EFE en Granada

Este 25N coincide con una crisis social y económica que hace aún más vulnerables a quienes ya lo son, por eso se hace más necesaria que nunca la denuncia continua para que las víctimas de la violencia machista, la discriminación, la desigualdad no pierdan visibilidad. La pandemia no ha hecho más que agravar esas situaciones, no solo las relacionadas con la violencia física en los hogares, quizá la más descarnada de sus manifestaciones y la más urgente de combatir, sino también la desigualdad en ámbitos como el laboral. La dificultad de las mujeres para conciliar con la extensión del teletrabajo malentendido es uno de los muchos ejemplos.

¿Que podemos aportar los medios de comunicación?, preguntan los compañeros. A mí solo se me ocurre darle voz en primera persona a las víctimas y situar estos temas en la agenda del día. 

Creo que desde nuestra posición es el mayor favor, quizá el único, que podemos hacernos.

  • Yenalia Huertas. Redactora de Ideal

La violencia de género es por ahora un capítulo interminable. Por eso es fundamental seguir ideando su final cada día. Aunque la pandemia nos esté marcando el ritmo de la vida ahora, el virus no ha debilitado el maltrato. En algunos casos, los agresores se han aprovechado del encierro para sentirse ellos a salvo. Si no se cuenta, no se sabe. Hay que animarlas a denunciar, ayudar a las víctimas a salir de su atmósfera irrespirable. También hay que denunciar la realidad. Y en ese cometido no nos podemos relajar ni la prensa, ni la política, ni la educación... A ver si podemos hacer que desaparezca el 25-N. Un desenlace ansiado.

  • Mila Ilundain Lesaka. Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Granada

No sufríamos todavía los efectos del Covid cuando las direcciones de los medios de comunicación o de las empresas estaban copados mayoritariamente por hombres, ni cuando la violencia machista asesinaba cada año a decenas de mujeres o cuando pobreza, explotación y desigualdad se cebaba escandalosamente en la mitad femenina de población.

Titulares como “las mujeres y los niños comenzaban a notar el cansancio”, “sexi deportista con figura escultural”,  “hallado cadáver desnudo de una prostituta” o “imputado por intentar tener sexo con su mujer” son ejemplos de un tratamiento patriarcal, ‘cosificador’ y machista de las noticias por parte de unos medios de comunicación previos al Covid.

Es innegable que algo hemos avanzado y que la lucha de un renovado movimiento feminista intergeneracional va arrancando logros, pero parece como si cada vez que una crisis nos agita como sociedad, las mujeres seamos doblemente víctimas. Es como si retomara impulso el modelo patriarcal que de nuevo nos quiere devolver a ‘nuestro sitio’, encerrar en casa, dominar o relegar a las ‘cosas de mujeres’, cosas que raramente son noticia de primera...

Y no lo son, no sólo porque quienes lo deciden son mayoritariamente hombres -que también- sino porque los medios de comunicación y las redes sociales son reflejo de una sociedad todavía acostumbrada a un rol femenino que le resulta cómodo, barato y confiable. 

Si no hace mucho tiempo, millones de mujeres reclamamos que ‘de camino a casa queremos ser libres, no valientes’, tal vez sea éste el momento de mostrar, tanto dentro como fuera de casa, unidad, valentía y solidaridad. Y también ambición, ¿por qué no?

  • Luz Sánchez Gámez. Gabinete de Comunicación de la UGR

En este #25N quiero destacar la responsabilidad individual que tenemos los profesionales de la Comunicación en el mensaje que lanzamos a la sociedad a través de los múltiples canales de difusión, y quiero insistir en la necesidad de practicar un periodismo con perspectiva de género, en el que demos voz a las mujeres, incluyamos a expertas como fuente de las noticias, y evitemos el uso del lenguaje sexista.

  • Raquel Durán. Responsable de Comunicación del Hospital Universitario Virgen de las Nieves

25N, un día necesario

Es insoportable comprobar cómo la violencia contra la mujer sigue siendo una realidad constante, mujeres asesinadas por sus parejas, maltratadas psicológicamante, e incluso denigradas socialmente.

Cada 25 de noviembre, tenemos que seguir denunciando esta injusticia, estos comportamientos y actitudes inhumanas que a día de hoy siguen ocurriendo, y que, como sociedad, nos deben avergonzar.

Este año es aún más necesario hacer visible esta lacra. Un 2020 marcado por una pandemia que nos ha dado la vuelta y que ha ocupado prácticamente toda nuestra atención y la de los medios de comunicación. El coronavirus lo ha copado casi todo, pero el sufrimiento de muchas mujeres ha seguido ahí, silente, confinado, sumiso.

Como madre de un adolescente, mi lucha para hacer de él un buen hombre comienza cada mañana. Educar en la ternura, en la sensibilidad, en las relaciones igualitarias y en la revolución de los afectos.

No es tarea fácil, existe toda una maquinaria en marcha que sigue fomentando roles machistas, pero a pesar de la fuerza de este entramado, hay que cuestionar cada canción con tono humillante a la mujer, cada película comercial con personaje machista, cada programa de televisión o anuncio publicitario que denigre lo femenino, cada videojuego que fomente la agresividad masculina como un valor. Es necesario y debemos estar ahí para construir una sociedad más justa y respetuosa.

  • Susana Escudero. Periodista de Canal Sur

“Es que quiero sacar

de ti tu mejor tú.

Ese que no te viste y que yo veo”

Pedro Salinas

¿Es una locura que en un 25 de noviembre reivindique la esperanza? ¿Es una estupidez que ponga el foco en el lado de la luz? Sí, sé que hoy desde la prensa y desde las administraciones atiborraremos a la sociedad con cifras negras, duras, escalofriantes que, como una bofetada, nos demuestran por qué seguimos reservando un día marcado en negro en el calendario para condenar la violencia contra las mujeres. Pero también lo es que flaco favor haremos a esas víctimas si en una jornada como la de hoy todo el mensaje es tenebroso. Por eso quiero poner el foco en las mujeres que salieron de esa oscuridad y que ahora disfrutan de una vida sin violencia, en esas valientes que hoy pueden relatar su historia dando fuerza a quienes las escuchan desde el dolor. No me puedo ni imaginar lo duro que tiene que ser ese camino pero por difícil que sea, nada puede equiparse a la situación de violencia. Nada. Busca en tu interior tu fuerza y da el paso. Otra vida te espera.

Y con respecto a nosotros, todos seremos cómplices si como sociedad no somos capaces de rescatar, con recursos realmente eficientes, a cada una de esas mujeres que lo necesitan.

  • Ana Martín. Periodista de Tele 5

Amanece un 25 de Noviembre y, cosas de la vida, llega una borrasca en forma de lluvia. Casualidades del destino, este miércoles se torna gris cuando llega el día que no debería ser tal día. Porque, ¿acaso no es triste que tengamos que seguir recordando que las mujeres siguen siendo víctimas? La violencia contra las mujeres, esa lacra que en pleno siglo XXI sigue más latente que nunca...

En un día como hoy solo me sale gritar con todas mis fuerzas que ESTO pare ya, que cesen los golpes, los insultos, el maltrato. Porque ser mujer es ser independiente, ser libre, y poder decir o hacer lo que nos dé la gana. No debemos callarnos nunca, ni dejar que nadie nos tape la boca... Hoy las calles se llenarán de mujeres valientes que unidas son capaces de mover el mundo. Ese mundo donde algún día el 25-N se tornará en una jornada maravillosa en la que luzca el sol; un día en el que las mujeres dejarán de ser víctimas; ese día en el que toda la sociedad habrá vencido. Hasta entonces mostremos nuestras armas por ellas, por nosotras y por las que vendrán.

  • Ana de Gracia. Redactora de Onda Cero

  • Cristina Prieto. Periodista

La inclusión de editoras de igualdad en algunos medios de comunicación ha supuesto un  avance en el tratamiento de las informaciones sin embargo, puede observarse a simple vista y especialmente en redes sociales, cómo algunas cabeceras continúan utilizando la provocación en torno a la igualdad como arma para conseguir seguidores. Esta práctica amenaza continuamente los logros conseguidos en una profesión en la que las periodistas continúan engrosando las bases de los medios y sólo unas pocas logran, con mucho esfuerzo, librarse del suelo pegajoso. La prensa local es un ejemplo de ello. 

La lucha feminista es imparable y necesitamos unos medios de comunicación que estén a la altura. Los datos del  último Monitoreo Global de Medios (GMMP en sus siglas en inglés) realizado en 2015 constató que las mujeres aparecen sólo el 24% de las noticias (en el global mundial) y el 28% en España. En este momento, estamos a la espera de conocer las cifras correspondiente a 2020 pero, personalmente, no soy demasiado optimista ya que hace cinco año los porcentajes recogían un paulatino retroceso. Los medios de comunicación son la principal fuente de la información para la ciudadanía y están ejerciendo la violencia de la invisibilización. Porque, cuando hablamos de violencia, estamos hablando de algo más que golpes.

  • María Ruiz. Redactora para la Agencia EFE

Deberíamos aprovechar tanto bueno que tiene nuestro trabajo para explicar una y otra vez que la violencia no es solo si te pega, que también te maltrata si te humilla, si te acosa, si te controla o si te insulta. Y deberíamos usar esa esencia del periodismo de contar las cosas para recordar que aunque a veces el sistema falla, las víctimas deben denunciar y su entorno ofrecer la valentía que necesitan para hacerlo. 
 
Siento además que tenemos la obligación de hablar de esta lacra desde la empatía, sin olvidar que no son cifras sino vidas destrozadas, y exprimir todos nuestros recursos. Porque con nuestra forma de contar las cosas también ayudamos a desterrar machismos, a silenciar a los maltratadores, a dar siempre un hueco a las víctimas que en esta crisis lo son más aún, y a recordar que las matan, que no se mueren. Porque la forma de hacer nuestro trabajo también marca la diferencia.
 
  • Lucía Guerrero Peralta. Redactora de Europa Press

Invisibilidad en tiempos de pandemia

La crisis del coronavirus está golpeando con fuerza a los colectivos más vulnerables y las víctimas de violencia de género están sufriendo con crudeza sus efectos, entre ellos la invisibilidad.  Esta pandemia ha encerrado a mujeres y niños con sus maltratadores y les ha imposibilitado en muchos casos pedir ayuda. El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género ha registrado un 14,6 por ciento menos de denuncias en el segundo trimestre de 2020, el más afectado por la crisis del Covid-19, pero otros parámetros, como las llamadas al IAM o al 016 se dispararon en este periodo. Ellas siguieron pidiendo auxilio como pudieron, sorteando el férreo control de su maltratador, pero las estadísticas no reflejarán este año su dura realidad.

Por eso, este 25N debe servir para darles visibilidad; para recordar a las administraciones que el apoyo efectivo a las mujeres y niños víctimas de violencia de género se consigue con recursos económicos, técnicos y humanos. También, para advertir al vecino, al familiar, al conocido que sabe de un caso de violencia de género, que si no lo denuncia, será cómplice de esa tortura.

  • María de la Cruz. Fotoperiodista

En este 25N, me siento más conmovida que nunca, la precariedad, abandono, violencia de género hacia la mujer, nos hacen cada día más invisibles.

Los logros son tan pequeños que pasan desapercibidos.

Lo sé y lo afirmo desde mi experiencia y desde lo que mi ojo como fotoperiodista percibe.

  • María José Anguita. Gabinete de Prensa Ayuntamiento de Granada

La isla de Creta nos trae, 4.000 años después, los ecos de una de las civilizaciones más refinadas y avanzadas de la antigüedad, la minoica, donde las mujeres eran la clase predominante en un reino, en el que, según Bernardo Souviron, la ausencia de murallas y hallazgos armamentísticos, hacen pensar en una sociedad pacífica, libre de violencia. De ahí que fueran barridas del mapa de la historia de forma drástica e inexplicable.

La mujer representa la mitad de la humanidad y tal y como decía Virginia Wolff, cuando se une “aunque sea por un puñado de mujeres con gorrito negro que pide el voto” el hombre siente una amenaza “un tanto excesiva” que le lleva a “ese alguien a vengarse de una forma un tanto excesiva”.

Llama la atención que ese puñado de mujeres recurrieran al gorrito negro para reivindicar el sufragio universal, sin violencia, sin necesidad de subyugar ni aplastar a nadie, porque si por algo se ha caracterizado la lucha de las mujeres por la igualdad ha sido la ausencia de hechos trágicos. La violencia continúa siendo la negación más repugnante del derecho de “la mitad de la humanidad” a conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

  • Bárbara Alcalde. Gabinete de Prensa de CCOO Granada

Hoy alzamos la voz y salimos a la calle para reivindicarnos, para decir BASTA YA de violencia machista. A 20 de noviembre de 2020, el terrorismo machista ha sesgado la vida de 40 mujeres en España, 9 en Andalucía, y 2 de ellas en Granada. Una lacra social que no cesa, una lacra social que se ha visto acentuada con esta pandemia sin precedentes que estamos viviendo. Y lo ha hecho por una doble vía. 

En primer lugar la mujer se ha visto relegada al ámbito doméstico, primera línea de fuego de la violencia machista. En segundo lugar, es la mujer la que está sufriendo, en mayor medida, la temporalidad y parcialidad laboral durante esta pandemia de Covid19. 

No existe una única forma de violencia machista, a la violencia física tenemos que sumar la psicológica, sexual, o económica. El trabajo que tenemos por delante es mucho: lograr un mundo libre de discriminaciones hacia las mujeres, un mundo donde todos tengamos los mismos derechos y con la igualdad salarial en el trabajo por bandera, son la primera condición indispensable para conseguir que el empoderamiento de la mujer sea una realidad. Sólo así podremos empezar a romper las cadenas que nos atan.

Es un trabajo de todos y todas, para una sociedad más justa. Para una sociedad sin violencia, sin víctimas, sin niños/as que crecen sin madres. Por eso, trabajemos para que 25 de noviembre sea hoy, mañana, pasado y siempre.

  • Rocío Pacheco Macedo. Gabinete de Prensa de IU Granada

La fuerza del patriarcado

Decía Kate Millet, escritora y activista feminista, que no estamos acostumbrados a asociar el patriarcado con la fuerza. Según su tesis, su sistema socializador es tan “perfecto” y sus valores tan reconocibles que “apenas necesita el respaldo de la violencia”. Sin embargo, observamos cada día cómo se vale ineludiblemente de la fuerza y la violencia para perpetuarse y establecer un control lo suficientemente aceptado como para servir de “instrumento de intimidación constante”.

La pandemia ha puesto de relieve que la violencia machista reconoce como mejor cómplice el muro, pues ha acentuado el uso de las redes para establecer relaciones de poder que, en ocasiones, agigantan las herramientas que tiene el maltratador para pasar desapercibido. La violencia se camufla, se naturaliza y se convierte en el gesto recurrente de “así funcionan las cosas aquí”. Otorgamos cierta permisividad a la violencia sin cuestionar cuánta responsabilidad tenemos como sociedad, como individuos, como profesionales. Una temible normalidad que se incrusta silenciosamente y que ha de ser combatida desde todos los frentes, también, y sin lugar a dudas, desde la comunicación. 

El discurso del patriarcado encuentra aliados en cada negación de las víctimas, en cada atisbo de destripar la lucha histórica de miles de mujeres para, en su lugar, establecer el discurso del miedo perpetuo. La “intimidación constante” que nos encadena a no poder ejercer nuestra libertad como mujeres. El azote de la violencia machista y patriarcal ha de ser firme, continuo, y para ello necesitamos contar con la palabra como principal arma y llegar así a todos los rincones consiguiendo visibilizar el alimento del que se nutre. Entre todos debemos construir un nuevo “instrumento de resistencia y educación constante” contra la violencia machista que erradique de una vez por todas su fuerza en nuestra sociedad.

  • Antonia Franco. Jefa de prensa del Ayuntamiento de Baza

Vivimos tiempos extraños, y no solo porque un bicho microscópico se ha colado en nuestros cuerpos y cabezas para darle la vuelta a nuestras vidas. También porque una visión edulcorada y blanqueada de la dominación machista y violenta sobre las mujeres y las niñas ha comenzado a tomar forma para instalarse en las instituciones, asociaciones y en las mentes de miles de personas. 

Como una mancha de chapapote sobre las aguas, cada vez más densa, contagiosa y más difícil de quitar, el machismo se naturaliza y normaliza. En la política por medio de partidos que sin pudor lo llevan en su ideario y con él arengan a sus seguidores, y entre los que  se empeñan en suavizar la realidad con eufemismos y cortando la financiación a programas de apoyo a las víctimas. 

El machismo está en la base de las mentes pseudo moderadas que se justifican en el “no me gustan las etiquetas, no soy feminista, soy persona” y en foros y redes sociales donde se aborregan individuos para reforzarse en lo que ellos mismos autodenominan como “pensamiento libre de lo políticamente correcto”, pero que en realidad supura un profundo resentimiento hacia las mujeres o la baja autoestima que estos machos alfa pretenden disimular a golpe de exabruptos de teclado. 

Ante la miopía de quienes han alcanzado el poder con mensajes de odio que refuerzan la desigualdad y justifican la violencia y las agresiones con la conducta, siempre para ellos, dudosa de la víctima, y de quienes ven en los movimientos feministas una amenaza para el progreso social y económico, las mujeres y los hombres del bien pensar y bien actuar no podemos quedarnos callados. 

No puede resonar siempre la voz más alta, la más agresiva, ni la que mueva más las tripas de su audiencia. Debemos hablar, organizarnos y movernos para no ceder ni un milímetro de lo conseguido hasta el momento y para manifestar nuestra disconformidad con quienes nos quieren calladas y sumisas, nos quieren convertidas en electrodomésticos, en criadas… Quieren que encajemos en un molde elaborado por el machismo para ser siempre una sombra a su sombra.    

  • María Andrade. Redactora de El Independiente de Granada

No podemos ser cómplices de quienes niegan la violencia de género. A las mujeres nos acosan, nos golpean, nos matan por ser mujeres. Y cada uno de los pasos dados a lo largo de tantos años para lograr la igualdad, que es la base para erradicar esa violencia, se puede desandar con la mayor de las facilidades. 

La lucha contra la violencia machista, contra todas las violencias que se ejercen hacia las mujeres, nos concierne a todos y todas. No caben equidistancias ni el silencio ni mirar para otro lado. Y quienes ejercemos el periodismo tenemos una responsabilidad añadida en cada palabra, en cada titular, en cada fotografía. No a la violencia de género. Sigamos comprometidas.  

 
Gracias a todas ellas por prestarnos su voz.