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ARTÍCULO DE OPINIÓN POR José Joaquín Salado, secretario del Centro Cultural Andaluz 'Andalucía Altiva' de Jerez

'23 de febrero de 1502: Quema de libros, manuscritos y papiros en la Plaza Bib-rambla de Granada'

Ciudadanía - José Joaquín Salado de la Torre - Sábado, 23 de Febrero de 2019
Una reflexión en el 517º aniversario de la Quema de libros en Bib-Rambla, por José Joaquín Salado de la Torre, secretario del Centro Cultural Andaluz 'Andalucía Altiva' de Jerez, con una exigencia justificada: que retornen a Granada los que se salvaron de este horror, conservados en El Escorial.
Indegranada

En 1502 las paredes de la plaza Bib Rambla de Granada se iluminaron con las llamas que arrasaron con miles de volúmenes en árabe. Daba igual que los libros fueran religiosos, científicos, filosóficos o literarios. Se estaba imponiendo la voluntad de Castilla, a través del cardenal Cisneros, en una horripilante campaña de represión y persecución de las granaínas, inclumpliendo además el pacto firmado entre los gobernantes de ambos reinos. Se forzó la conversión y se prohibió su lengua, sus costumbres, se las reprimió económicamente y finalmente fueron expulsadas de ésta, su tierra.

Tan sólo se salvaron una minoría, 4.000 ejemplares que se conservan actualmente en la biblioteca de El Escorial, en Madrid. Libros que aún no ha recobrado Granada, que Madrid no parece en disposición de reclamar ni el Ayuntamiento de Granada reclama como sería menester

Pero antes llevaron a cabo uno de los actos más abominables, una de las mayores quemas de libros de la historia en el mundo. De este edificio, la madraza de Granada, fundada en 1349 por Yusuf I, y posteriormente convertida en cabildo, y como castigo por haberse sublevado ante la opresión castellana, se extrajeron miles de volúmenes y se quemaron en la Plaza de Biba Rambla. Tan sólo se salvaron una minoría, 4.000 ejemplares que se conservan actualmente en la biblioteca de El Escorial, en Madrid. Libros que aún no ha recobrado Granada, que Madrid no parece en disposición de reclamar ni el Ayuntamiento de Granada reclama como sería menester.

Despojar a las granaínas y granaínos de su cultura era uno de los pasos más para desposeer a las andaluzas de su cultura, sus raíces, su identidad y su historia. Para asimilarlas a la fuerza dentro del sistema castellano. Para aplastar su idiosincrasia y que se convirtieran en una colonia sumisa en manos del régimen imperialista castellano, un mero instrumento para llenar sus arcas y sus ejércitos, un títere al que esclavizar como mano de obra, y una tierra a la que expropiar a gusto de todos sus recursos. Una plataforma, en fin, para alcanzar sus fines de expansión y para enriquecerse, pisoteando a otro pueblo con quienes habían contraído un contrato de respeto que, sin embargo, incumplieron completamente. Fue un gran paso para erradicar la Cultura de un Pueblo como era el andalusí, una Cultura y tres religiones, aunque desde los púlpitos escolares, eclesiásticos o de los mass media se nos diga que eran tres culturas