Los 23 centros de mayores de la Junta ya cuentan con desfibriladores
La Junta de Andalucía ha dotado a los centros propios de la Delegación Provincial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales en Granada desfibriladores externos semiautomáticos, según ha señalado el titular del área, Higinio Almagro.
Entre ellos se encuentran los 23 Centros de Participación Activa de Personas Mayores, la residencia de mayores de Armilla, los dos centros de protección de menores, Ángel Ganivet y Bermúdez de Castro, el Centro de Valoración y Orientación y la comunidad terapéutica Buenos Aires, así como la propia Delegación territorial en sus dos sedes de Ancha de Gracia y avenida del Sur.
"La idea --ha señalado Almagro-- es lograr convertir todos nuestros centros en zonas cardioaseguradas con desfibriladores externos semiautomáticos y llevar a cabo la formación de profesionales y miembros de las juntas de gobierno en el caso de los centros de mayores". En total serán más de 200 personas las que recibirán formación en técnica de reanimación.
La Empresa Pública de Emergencias Sanitarias 061 es la encargada de la gestión y registro de estos distintivos. En la provincia de Granada ya han sido reconocidas como zonas cardioaseguradas más de una treintena de instituciones y empresas. "De esta forma se favorece la asistencia a la persona afectada por una parada cardiorespiratoria hasta la llegada de los equipos de emergencias sanitarias, con el objetivo de disminuir la mortalidad y secuelas a través de una excelente actuación inicial".
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca que suele ocurrir, de manera mayoritaria, fuera del entorno hospitalario.
Almagro ha resaltado que muchas de las personas usuarias de los centros de participación padecen enfermedades cardiovasculares o presentas factores de riesgo de padecerlas, "de ahí la importancia de contar con estos dispositivos y conocer su manejo".
Estos episodios, que pueden sobrevenir en cualquier lugar con pequeños síntomas como el ahogo y la pérdida de conocimiento, están motivados generalmente por problemas de fribrilación ventricular y de taquicardia ventricular sin pulso, que impiden el bombeo de la sangre y la llegada de oxígeno a todo el cuerpo.
Los cinco minutos posteriores a una parada cardiorrespiratoria son claves para el afectado y por ello es fundamental que la persona que tiene el contacto inicial actúe de forma inmediata alertando a los equipos de emergencias sanitarias y aplicando entre tanto técnicas de reanimación básicas, como la ventilación boca a boca y el masaje cardiaco externo.
La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal ajeno a la profesión sanitaria con la realización de un curso básico de entrenamiento, añade el recurso más eficaz para restablecer el ritmo cardiaco viable y reducir al máximo el riesgo de muerte. La supervivencia de muchas de las víctimas depende de que se apliquen las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar en los primeros tres o cuatro minutos, lo que puede aumentar las posibilidades de supervivencia en más del 50 por ciento de los afectados.