La mera observación transforma
Para mejorar la calidad de nuestras experiencias y, por lo tanto el grado de satisfacción y calidad de nuestras vidas, podemos intentar actuar sobre las condiciones externas para intentar que estas se adapten a nuestros objetivos. Pero seguro que todos hemos experimentado en más de una ocasión que controlar todas las variables externas que influyen en nuestras vidas es, además de imposible, una forma de actuar que no tiene por qué reportarnos una vida mejor o más agradable.
La otra opción sería cambiar nuestra percepción de todas esas variables externas y mirarlas con mejores ojos para lograr hacerlas más favorables a la consecución de nuestros objetivos. Porque como diría Simon Weil, la mera observación transforma...
Cuanto más capaces seamos de adoptar esta actitud y de disfrutar a diario, hagamos lo que hagamos, mayor calidad tendrá nuestra vida
Por ejemplo, mi trabajo actual no me satisface pero abandonarlo y buscar otro no sería la solución más razonable en estos momentos; lo que sí puedo hacer en centrar mi atención en todo lo que me aporta (ingresos, estabilidad, horario flexible…) para aprovecharlo mientras mejoro mi currículo o preparo oposiciones para buscar otro empleo.
Cuanto más capaces seamos de adoptar esta actitud y de disfrutar a diario, hagamos lo que hagamos, mayor calidad tendrá nuestra vida. Cuando decidimos hacer algo que para nosotros es significativo y nos empleamos a fondo concentrándonos, conseguimos que los momentos presentes sean agradables y aumentamos la confianza en nosotros mismos.
Todo el mundo tiene a priori la misma potencialidad para lograrlo. Pero será necesario abandonar el miedo al ridículo. Si nos preocupamos demasiado de la impresión que estaremos dando a los demás o nos preguntamos constantemente si estaremos haciendo algo poco apropiado para la imagen que queremos proyectar de nosotros mismos, será mucho más fácil que nos autoexcluyamos del afortunado grupo de las personas que disfrutarán con frecuencia de momentos agradables en sus vidas.
Si somos demasiado egoístas y estamos sólo para y por nosotros y nuestras necesidades, también resultará más difícil obtener gratificaciones en el día a día
Si somos demasiado egoístas y estamos sólo para y por nosotros y nuestras necesidades, también resultará más difícil obtener gratificaciones en el día a día. Porque al considerar valioso exclusivamente aquello que sirve a nuestros fines, nos estaremos perdiendo experiencias gratificantes aunque inútiles desde el punto de vista práctico.
La ansiedad y el aburrimiento tampoco ayudan; habrá que marcarse objetivos que, una vez alcanzados, nos empujen a elevar nuestro nivel de exigencia, a elevar el listón, porque es muy difícil disfrutar durante mucho tiempo haciendo las mismas cosas y al mismo nivel. Teniendo presente que si los desafíos son muy complicados para nuestras capacidades generan ansiedad y si son demasiado sencillo, aburrimiento.
Debemos acostumbrarnos a mirar a nuestro alrededor y prestar mucha atención a todos los detalles para poder descubrir oportunidades para la alegría en las circunstancias que configuran nuestro ambiente. Situaciones que, de otro modo, pasarían desapercibidas y serían desaprovechadas.
Y la recomendación musicial de esta semana: