'Magdalena Bay se coronan con su imaginativo synth-pop'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 18 de Septiembre de 2024
Magdalena Bay – 'Imaginal Disk'.
Portada de 'Imaginal Disk', de Magdalena Bay.
Disco Marcapasos.
Portada de 'Imaginal Disk', de Magdalena Bay.

¿Cómo hablar del nuevo disco de Magdalena Bay? Antes de escuchar Imaginal Disk, realmente no sabía nada de este dúo, y ahora tampoco sé mucho más. Sé que Mica Tenenbaum y Matthew Lewin se conocen y hacen música juntos desde el instituto. Que ambos son estadounidenses (crecidos en Miami) de origen argentino, descendientes de familias judías que huyeron del Holocausto. Que empezaron teniendo un grupo de rock progresivo llamado Tabula Rasa y que, cuando aquel se disolvió en 2016, formaron Magdalena Bay, donde ambos componen y producen y Mica canta. En fin, sé más o menos lo que dice la Wikipedia de ellos, más algunos datos más que los fans acérrimos han incluido en comentarios sobre sus letras en Genius. La existencia de estos fans también me ha mostrado que su música tiene un elemento de world-building, que ellos alimentan a través de sus videoclips y sus redes sociales, con mucho lore sobre el que uno puede obsesionarse y crear narrativas más profundas sobre su música.

Las quince pistas del LP se enlazan a la perfección entre sí y no hay prácticamente bajones en la calidad de la música que crean estos dos. En fin, que Imaginal Disk es un álbum en el que es fácil perderse y del que no querrás salir

No obstante, yo he preferido dejar que el disco hable por sí mismo, y vaya si lo hace. Ya desde la portada, esa imagen tan retro y kitsch al tiempo que perturbadora. Imaginal Disk parece provenir del mismo universo que el videoclip de “So Hot You're Hurting My Feelings”, de Caroline Polachek: un mundo donde lo naíf y lo demoníaco conviven en un delicado y sensual equilibrio, donde el synth-pop ochentero se contamina de elementos sorprendentes y algo psicodélicos propios del rock y la electrónica hasta crear un sonido decididamente futurista. La versátil voz de Mica nos guía por ese mundo con su timbre nasal pero extremadamente efectivo, enganchando melodía maravillosa tras melodía maravillosa y alternando también con dicciones más rítmicas. Las quince pistas del LP se enlazan a la perfección entre sí y no hay prácticamente bajones en la calidad de la música que crean estos dos. En fin, que Imaginal Disk es un álbum en el que es fácil perderse y del que no querrás salir.

Ya desde la primera canción, “She Looked Like Me!”, es casi imposible resistirse a sus encantos: cada nueva capa de instrumentación atrapa más que la anterior, desde el piano eléctrico a los eufóricos vientos, pasando por la impresionante percusión electrónica

Ya desde la primera canción, “She Looked Like Me!”, es casi imposible resistirse a sus encantos: cada nueva capa de instrumentación atrapa más que la anterior, desde el piano eléctrico a los eufóricos vientos, pasando por la impresionante percusión electrónica, y la heterodoxa estructura demuestra que Mica y Matthew saben cómo componer una canción pop con gancho sin necesidad de tirar del clásico estribillo-estrofa-estribillo. A continuación, el groove de “Killing Time” nos ata de inmediato a la tierra, con su deliciosa combinación de batería, bongos, bajo, piano y sintetizadores. Todo este cóctel suena cristalino, como en alta definición, incluso cuando una guitarra eléctrica llena de distorsión invade la mezcla. Tras el estupendo y etéreo interludio que es “True Blue”, “Image” se lanza al synth-pop más enérgico y propulsivo, con un punto casi techno por momentos. Y entonces llega “Death & Romance”, el primer single y seguramente la mejor canción del álbum, que empieza con esos grandes acordes de piano propios del house, les suma esa base percusiva ligera y ágil y sin embargo con mucha garra, y después el impresionante bajo, tan elástico y seductor, antes de lanzarse a un estribillo perfecto. La progresiva acumulación de capas de sintetizadores lleva a la canción a un clímax vertiginoso y embriagador.

Love Is Everywhere” es una balada disco cargada de detalles divertidos (como unas ondas Martenot que evocan a los alienígenas de dibujos animados) y con un estribillo que es puro ensueño

Después de este excelente inicio, la zona media incluye un par de temas que, aunque no desentonan en absoluto y hasta tienen momentos gloriosos, están claramente peor desarrollados, como son “Fear, Sex” o “Watching T.V.”. Lo bueno es que alrededor de estas canciones ligeramente inferiores encontramos más temazos: “Vampire in the Corner” empieza con mucha calma, seduciendo con sus pequeños detalles sonoros, antes de elevar el volumen y el tono de la voz de Mica, que alcanza las notas más altas de su registro sin esfuerzo aparente mientras la distorsión crece a su alrededor en un caos perfectamente controlado. “Tunnel Vision” es otra de las cimas del tracklist, una canción camaleónica que pasa por múltiples fases diferentes en cuanto a ritmo y estilo y que culmina con el momento más rockero del álbum, una outro de dos minutos donde las tendencias más prog del dúo salen a la superficie. Por último, “Love Is Everywhere” es una balada disco cargada de detalles divertidos (como unas ondas Martenot que evocan a los alienígenas de dibujos animados) y con un estribillo que es puro ensueño.

Y entonces, tras el breve y efectivo interludio “Feeling DiskInserted?”, entramos en la triunfal fase final del álbum con “That's My Floor”, que consigue ser al mismo tiempo bailable, rockera y psicodélica

Y entonces, tras el breve y efectivo interludio “Feeling DiskInserted?”, entramos en la triunfal fase final del álbum con “That's My Floor”, que consigue ser al mismo tiempo bailable, rockera y psicodélica. El groove no podía ser más alucinante, con la línea de bajo más infecciosa del LP, mientras que en el estribillo destacan las crujientes guitarras eléctricas y en la segunda estrofa suena un sugerente sitar. Después “Cry For Me” evoca a ABBA de forma descarada, tanto en su primera mitad, con su combinación de sintes melancólicos, arreglos de cuerda dramáticos y base rítmica disco, como más adelante, cuando empieza a dominarla un piano liviano y dinámico. El final de la canción es increíble, con ese gancho que se repite una y otra vez y no deja de crecer en intensidad, hasta que un fade out nos conduce a “Angel on a Satellite”. Este empieza siendo el corte más tranquilo del disco, con unos acordes de piano taciturnos, unos tambores tocados suavemente con las manos y una guitarra acústica impresionista. Después entran la batería y las cuerdas, elevando la canción a nuevas cotas, y por último volvemos al principio, despidiendo la canción con ese piano cargado de pena.

Justamente esto, volver al principio, es lo que hace Magdalena Bay para cerrar el disco: “The Ballad of Matt & Mica” recupera la fantástica melodía del primer tema, si bien con un instrumental más animado y grácil, con un piano eléctrico y múltiples sintes, a cada cual más colorido

Justamente esto, volver al principio, es lo que hace Magdalena Bay para cerrar el disco: “The Ballad of Matt & Mica” recupera la fantástica melodía del primer tema, si bien con un instrumental más animado y grácil, con un piano eléctrico y múltiples sintes, a cada cual más colorido. Esta sensación de que se cierra el círculo no solo se da en lo musical: si bien me he centrado en describir el sonido, Imaginal Disk también está muy trabajado a nivel temático. El álbum nos propone una idea tan intrigante e inquietante como esa portada: ¿y si pudiéramos crear una versión mejorada de nosotros mismos y convertirnos en ella? La obsesión de muchos de los cortes del disco con repasar los errores cometidos en una relación ya rota invita a pensar que ese es el motor de esta idea obsesiva: la necesidad de corregir lo que se ha hecho mal; la posibilidad de ser, quizás, otra persona, una persona mejor, capaz de hacer que la relación funcione. Pero la conclusión es más realista y sensata: lo más que podemos hacer es ser conscientes de nuestros defectos; esto ya es bastante difícil y doloroso como para andar machacándonos por el pasado.

En cualquier caso, la virtud central de Imaginal Disk es que sus más de cincuenta minutos están llenos de inventiva musical, tanto en lo compositivo como en la impecable producción, con constantes sorpresas sonoras: es, en fin, todo un despliegue de brillantez. Se trata indiscutiblemente del disco pop del año, y de un firme candidato al disco pop de la década. Y eso en un año en que hemos tenido trabajos del nivel de los de Charli XCX, Billie Eilish o Remi Wolf. Magdalena Bay han pasado para mí de asbolutos desconocidos a referentes. Con creadores de la talla de Mica y Matthew, no me cabe duda de que el pop alternativo seguirá dándonos alegrías.

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com