El Fondo de la cuestión II. Igualdad entre mujeres y hombres
Continúo en esta segunda entrega del bloque "El fondo de la cuestión" abordando materias sobre las que el Gobierno de España ha adoptado decisiones importantes y de calado, de impacto sobre una parte importante de la población, y que, pese al ruido y la bronca mediática que todo lo intenta tapar, ahí están para quien quiera verlas y analizarlas. Ya dije en la primera entrega que, sin acritud, se trata de ir al fondo de las cosas, al fondo de las decisiones, por lo que suponen de diferentes a las adoptadas por el gobierno anterior de infausto recuerdo, o porque justamente son decisiones y políticas que no merecieron atención por el gobierno de la indignidad.
La igualdad es seña inequívoca de identidad de las políticas socialistas. En lo simbólico, que es importante, con el gobierno mas feminista de la historia de España y casi del mundo, y, naturalmente, en la gestión diaria
En esta ocasión, reflexionaré sobre las políticas de igualdad entre mujeres y hombres, un tema que pese a deber constituir materia de grandes consensos y acuerdos, no escapa al "pimpampum" de la derecha política y mediática, incluso amenaza con verse aumentado a la luz de las inaceptables manifestaciones del líder de VOX señalando que una de las batallas que han de darse en la sociedad española es "contra el feminismo", dicho así, sin anestesia. No sería de extrañar que nuestras derechas parlamentarias, en su afán por conquistar nuevos espacios de influencia se sumaran a esa nueva cruzada con más ahínco si cabe.
La igualdad es seña inequívoca de identidad de las políticas socialistas. En lo simbólico, que es importante, con el gobierno mas feminista de la historia de España y casi del mundo, y, naturalmente, en la gestión diaria. El fuerte compromiso con el Pacto de Estado contra la violencia de género y su desarrollo con una dotación de 200 millones para este año 2018, manifestado también en el Decreto de medidas urgentes para su desarrollo, increíblemente calificado de inconstitucional por nuestras derechas, es sólo el primer paso.
A ese le han seguido otros muchos, desde el impulso junto a las Comunidades autónomas de soluciones urgentes en materia habitacional para víctimas de violencia de género, el impulso de la Ley de igualdad para garantizar la presencia de mujeres en la dirección de las empresas, o la recuperación urgente del Observatorio de Salud de la mujer, abandonado por el gobierno del PP.
Igualar en derechos a las mujeres para lograr una sociedad más justa, también se ha visto reflejado en las medidas adoptadas para una mejor y más exhaustiva supervisión del Servicio telefónico del 016, o la reducción de la jornada retribuida a las mujeres soldado que sean madres de un hijo enfermo. Así mismo, en la devolución del derecho de reproducción asistida a lesbianas y mujeres solteras, o en la iniciativa legislativa para considerar como enfermedad profesional de las "kellys" todas aquellas que hayan sido causadas por la repetición de movimientos físicos.
Queda más que acreditado el compromiso socialista por la igualdad a la hora de configurar un programa de gobierno en las complejas circunstancias ya conocidas y sobradamente analizadas, pero lo que es aún mas importante, queda constatado que estamos ante un asunto crucial para la definición de una sociedad justa, solidaria y libre
Y dentro de las políticas tendentes a mejorar y garantizar nuestro sistema de pensiones, la subida de casi un 8% en la pensión de viudedad, una medida de la que se beneficiarán 400.000 personas en nuestro país. Y muchas otras que se implementarán próximamente.
Queda más que acreditado el compromiso socialista por la igualdad a la hora de configurar un programa de gobierno en las complejas circunstancias ya conocidas y sobradamente analizadas, pero lo que es aún mas importante, queda constatado que estamos ante un asunto crucial para la definición de una sociedad justa, solidaria y libre.
No es un asunto de mera fachada, como en su momento vociferaron las derechas, no basta con declararse defensor de la igualdad, así, sin más, como una mera declaración retórica y hueca. Se trata de profundizar en la eliminación de brechas que hacen más difícil la vida de la mitad de la población, y ante ello, no cabe la banalización con la que las derechas (las nuevas y las viejas) suelen despachar este asunto. Es la vida, la libertad, la dignidad y son los derechos de nuestras compañeras de trabajo, nuestras madres, hijas, hermanas y vecinas. En algunos casos, ni siquiera sería necesario que los líderes políticos de la derecha se declararan feministas. Bastaría con que asumieran que estamos ante una lucha de todos y todas.
El compromiso y la implicación por la igualdad, la dignidad y la lucha sin cuartel contra la violencia de género están aquí y se van a quedar. Para constatarlo basta con apreciar la aparente "equidistancia" y la neutralidad silenciosa, tan sólo alterada por ridículas expresiones como las que he citado, con la que se enfrente confrontar dicho compromiso. Real y constatable.
Si no pudiste leer la primera parte de El Fondo de la cuestión I o quieres volver a leerlo: