Sierra Nevada, Ahora y siempre.

'Baiuca y Le Parody: folktrónica ibérica en tiempos distópicos'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 6 de Noviembre de 2024
Portada de 'Barullo', de Baiuca.
Discos Marcapasos.
Portada de 'Barullo', de Baiuca.

Dentro de la tendencia, ampliamente comentada ya en este blog, de combinar géneros tradicionales con sonidos contemporáneos, que tantos y tan buenos frutos ha dado a la música española en la última década, dos de los ejemplos más potentes son los de Baiuca y Le Parody. Tanto el gallego como la andaluza afincada en Madrid venían de entregar LPs alucinantes, de lo mejor de la música hispana de los últimos tiempos, como son Embruxo (2021) y Porvenir (2019). En ellos, ambos componían desde ópticas similares: fusionaban elementos melódicos e instrumentales del folklore de sus respectivas regiones con la pulsión rítmica de la música electrónica. Eran discos perfectos para escuchar tanto en la pista de baile como en casa con unos buenos cascos, llenos de detalles sonoros deliciosos y al mismo tiempo entregados al hedonismo. Eran, en fin, buenos ejemplos de una etiqueta algo olvidada, no muy extendida, pero que en este caso se aplicaba a la perfección: la folktrónica.

Que ambos sacasen disco con dos semanas de diferencia para empezar este otoño parecía que no podía ser casual: era todo un alineamiento de los astros. Sin embargo, una vez escuchados sus nuevos proyectos, la realidad es que han hecho movimientos en direcciones contrarias (y con desigual resultado)

Que ambos sacasen disco con dos semanas de diferencia para empezar este otoño parecía que no podía ser casual: era todo un alineamiento de los astros. Sin embargo, una vez escuchados sus nuevos proyectos, la realidad es que han hecho movimientos en direcciones contrarias (y con desigual resultado): mientras que Le Parody ha dado más protagonismo a los elementos folk de su propuesta, Baiuca ha situado más en el centro de la suya a la pura música electrónica. Si empezamos por este último, Barullo, su tercer LP, reduce significativamente el peso de la instrumentación acústica, que apenas aparece en algunos momentos sueltos como añadido. La base de estas canciones es ahora firmemente electrónica, con esqueletos formados por ritmos de house, garage o breakbeat, sintetizadores atmosféricos junto a otros más melódicos y bajos palpitantes. El elemento tradicional se encuentra aquí más bien en el aspecto vocal: a sus colaboradoras habituales, las pandereteiras de Lilaina, se suman aquí Antía Ameixeiras, Felisa Segade o Xurxo Fernandes, que le aportan al álbum el pedigrí y la raigambre de sus voces de tonos añejos.

Esto en principio es una opción igual de válida que cualquier otra, pero me parece que a Alejandro Guillán (el nombre tras el alias Baiuca) no le termina de salir bien, y esto por varios motivos. El más superficial es que hay canciones que no suenan todo lo bien que deberían

Esto en principio es una opción igual de válida que cualquier otra, pero me parece que a Alejandro Guillán (el nombre tras el alias Baiuca) no le termina de salir bien, y esto por varios motivos. El más superficial es que hay canciones que no suenan todo lo bien que deberían: la mezcla en “Alentejo”, un corte de deep house que samplea un bello cante alentejano, y “Ribeirana”, una muiñeira que evoca el sonido de Embruxo más que ningún otro tema, deja bastante que desear, con la percusión sonando amontonada y atropellada en sus respectivos clímax. Tampoco ayuda que el tracklist vaya perdiendo fuelle conforme avanza, con los cortes más flojos concentrados en el tramo final: la aparición de Carlangas en “MonteViso” se queda en anécdota, “PAEQB” anda algo falta de cohesión sonora, “Xoia” no pasa de ser un pequeño juego que no parece del todo terminado y “Rachafaldra” resulta bastante anónima.

Escuchar producciones trance más bien normalitas con samples de voz por encima es menos satisfactorio, por mucho que esos samples consigan, por momentos, ponernos los pelos de punta

En realidad, el problema más grave que hay de fondo, y que estos temas finales dejan especialmente en evidencia (si bien también asoma antes en cortes como “Sísamo”), es que las composiciones de este disco son bastante peores que las de sus trabajos anteriores. Las estructuras más planas y las atmósferas menos absorbentes permiten ver que, al situar el folklore en un lugar secundario, la propuesta de Baiuca se resiente, suena menos original y más corriente. No en vano, las canciones que mejor funcionan, como “Navajitas” o “Barullo”, sitúan en un lugar muy destacado a las melodías vocales tradicionales y dan un papel importante a los instrumentos acústicos. Y es que, cuanto más obvio es el poso de la tradición local en su música, cuanto más imbricados están ambos polos, más sentimos que lo que hace Guillán es inimitable. Escuchar producciones trance más bien normalitas con samples de voz por encima es menos satisfactorio, por mucho que esos samples consigan, por momentos, ponernos los pelos de punta.

Portada de 'Remedios', de Le Parody. Discos Marcapasos.

...su nuevo trabajo, Remedios, se compone de temas de tres a cuatro minutos con una estructura pop más tradicional. Esto probablemente se deba a que, en esta ocasión, lo primero en brotar fueron las letras, que a nivel formal ahondan nuevamente en la tradición lírica andaluza

El contraste con el caso de Le Parody es interesante porque ella ha hecho el camino inverso: si en Porvenir las canciones tenían largos desarrollos electrónicos ideales para perderse en ellos en el contexto de una rave, su nuevo trabajo, Remedios, se compone de temas de tres a cuatro minutos con una estructura pop más tradicional. Esto probablemente se deba a que, en esta ocasión, lo primero en brotar fueron las letras, que a nivel formal ahondan nuevamente en la tradición lírica andaluza. A nivel de contenidos, se adentran en terrenos similares a las que abordaban los estadounidenses Geese el año pasado en su estupendo 3D Country: ¿cómo será la vida tras el colapso? Al igual que ellos, Sole imagina una realidad en la que aún hay sitio para el disfrute; pero, a diferencia del tono jocoso pasado por un filtro de ciencia ficción alocada del jóvencísimo quinteto de Brooklyn, la andaluza enfrenta estas preguntas con la gravedad de quien ha sido madre recientemente y se pregunta qué mundo habitará su criatura cuando crezca.

Hay que decir que la calidad de estas letras es admirable y constituye una de las mayores virtudes del disco. No es que esto sea una novedad: Le Parody siempre ha cuidado sus letras con esmero

Hay que decir que la calidad de estas letras es admirable y constituye una de las mayores virtudes del disco. No es que esto sea una novedad: Le Parody siempre ha cuidado sus letras con esmero. Sí es cierto, no obstante, que en este caso son auténticas piezas de orfebrería, poemas de una simplicidad engañosa que revelan su hondura con las escuchas repetidas, como ocurre siempre con la poesía popular. Ella misma ha explicado que Remedios fue compuesto sin prisa aprovechando las siestas de su bebé; es fácil imaginarla jugando en silencio con las palabras y los versos hasta dar con la imagen justa, la cadencia mágica, que hiciera que toda la canción floreciese a su alrededor. A su vez, los ropajes sonoros con que ha vestido estas letras dan un mayor protagonismo a los tambores y las trompetas, evocando los sonidos de una verbena de pueblo. Esto se hace obvio de inmediato en el single “Se clavan”, donde los vientos guían en buena medida la evolución de la canción y los tambores aparecen puntualmente para complementar la potente percusión electrónica, mientras Sole expresa sus frutraciones con la falta de avances políticos y con el ritmo implacable de la vida que nos impide organizarnos o siquiera reflexionar.

En general, la primera mitad del álbum es excelente: canciones como “Por saber de dónde vengo”, que traza la línea que une las melodías orientales y la jota, o la maravillosa “Virtudes”, quizás la composición más completa y compleja del LP, se enlazan con total naturalidad. Como apertura y cierre de este bloque tenemos dos cortes titulados “PAISAJE”, que se alejan del sonido predominante en el tracklist y claramente operan como momentos de introducción y transición en el mundo del álbum, con el protagonismo de la voz y el sonido de las campanas como hilo común. La segunda mitad, por su parte, tiene momentos más cuestionables. “Nanas de Mayrit”, en particular, me parece con mucho el corte más flojo: su percusión seca y cortante resulta un tanto hostil, mientras que en las estrofas las melodías de los sintes, el bajo y la voz van todas de la mano, y esta falta de contrapuntos hace que, por momentos, la canción suene apelmazada. “Cántese por cantar” empieza mucho más ligera, apenas tambores, voces y un bajo mínimo, con instrumentos que se suman poco a poco. Es una pena que después haya un momento de irrupción repentina de un muro de percusión distorsionada acompañando a la Fanfarria Transfeminista, con lo que vuelve esa sensación de mezcla abarrotada, de falta de espacio.

Todo ello se olvida, sin embargo, cuando suena “Blacaut”. Esta canción sobre un amor inesperado en medio del apocalipsis es capaz de iluminar por sí sola el día más gris

Todo ello se olvida, sin embargo, cuando suena “Blacaut”. Esta canción sobre un amor inesperado en medio del apocalipsis es capaz de iluminar por sí sola el día más gris. Las melodías de la trompeta no podían ser más luminosas, la cadencia de la percusión y la voz enganchan sin remedio, los tambores y el bajo le dan un aire juguetón, y en medio de todo ello la letra es para quitarse el sombrero. De hecho, diría que es una condensación perfecta del disco en su conjunto, con menciones a la maternidad, a la fiesta, a la rabia, al apocalipsis y a la pura alegría. Toda ella merece ser enmarcada, pero la siguiente estrofa destaca por la combinación de ingenio, lirismo y sinceridad: “Tengo la suerte encerá pa que le brille el paso del tiempo/Una playlist prepará pa cuando toque salir corriendo/Y apetencia, y abundancia y elocuente el pensamiento/Y la voz desgañitá de gritar lo que te estoy queriendo”.

El cierre del álbum, después de este momento de euforia, lo trae la tercera parte de “PAISAJE”, la más disonante de ellas, donde todos los sonidos están distorsionados en alguna medida. Unido esto a las palabras que despiden Remedios (“Alguien gime/alguien llora/un sol nuevo de sintéticos colores/sin que nadie se dé cuenta ya se asoma”), está claro que Sole Parody pretende devolvernos la perspectiva: no es este un LP triunfalista, sino más bien uno que busca la esperanza incluso en medio de la destrucción. Y aunque no sea tan redondo como Porvenir, sí que consigue encontrar nuevos caminos para su particular visión de la folktrónica, de la electrónica popular del presente y el futuro, de la música que puede acompañar nuestros bailes en estos tiempos distópicos.

 

 

 

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com