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El B1 en Educación Emocional

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 11 de Marzo de 2017

El comportamiento es lo que hacemos de forma consciente y está conformado por nuestros pensamientos y las acciones; nuestro comportamiento tiene siempre un objetivo, un por qué o para qué y descubrirlos es fundamental y necesario para poder modificar aquel comportamiento no deseado.

La capacidad implicaría ya una habilidad; es un comportamiento que hemos realizado con tanta frecuencia que se convierte en algo automático, en un hábito. Muchas de nuestras capacidades son intrínsecas pero otras son aprendidas.

Para convertir un comportamiento en una capacidad tendremos que practicar, practicar mucho. Esto mismo ocurre con la aptitud de reconocer y expresar las emociones y la capacidad de ponerlas al servicio de un objetivo concreto. Así, la capacidad de gestionarlas de forma inteligente, de no reprimirlas pero tampoco permitir que nos tiranicen se aprende y desarrolla a todas las edades ya que no son un rasgo innato de la personalidad.

Para evitar ser analfabetos emocionales será necesario la introspección, una profunda motivación y perseverancia. Carmela París nos propone “reaprender a hablar” y nos convence de lo necesario que es comenzar a expresar los sentimientos para poder comunicarnos mejor con los que nos rodean; comunicarse con uno mismo y con el entorno con respeto constituye una de las principales herramientas para disfrutar de la vida, para alcanzar el bienestar que tanto buscamos.

El ejercicio que nos propone parece simple a primera vista; sin embargo, requiere un enorme esfuerzo y trabajar nuestros miedos. Consiste en marcarse el objetivo diario de expresar a otro una opinión o un sentimiento.

La práctica que nos propone conlleva la capacidad de ser conscientes de nuestros estados de ánimo, identificar las emociones que estoy experimentando, observar  los pensamientos asociados a ellas que tenemos y diferenciarlas de los hechos que las provocan. Ahí es nada…Por eso aconseja hacerlo poco a poco.

El aprendizaje de cualquier habilidad, y esta no va a ser menos, pasa por cuatro etapas, recogidas en Mente, Lenguaje y Experiencia de Joseph O'Connor e Ian McDermott

  • Incompetencia inconsciente; en esta fase, ni siquiera sabes que no sabes hacerlo; no lo has intentado y por lo tanto desconoces si serás capaz o no. Por eso puede ayudarte confeccionar una lista de las emociones que más te cuestan mostrar o de las situaciones en que te resulta más difícil expresar lo que piensas y también las que te resultan más fáciles.
  • Incompetencia consciente; empiezas a hacerlo y sabes lo suficiente como para darte cuenta de que no eres diestro y necesitas prestar más atención al asunto. Puedes empezar por expresar los sentimientos te cuesten menos esfuerzo y hacerlo con las personas con las que te sientas más cómodas; no te desanimes si en las primeras ocasiones no lo consigues y sigue practicando.
  • Competencia consciente; ya sabes hacerlo, has alcanzado el nivel de capacidad pero aún necesitas prestar mucha atención. Una vez que te hayas familiarizado y expresado con satisfacción las emociones que te resultan más fáciles de identificar y expresado opiniones en situaciones cómodas para ti, pasa a las que recogiste en la lista de las más complicadas que elaboraste al principio.
  • Competencia inconsciente; lo haces fácilmente y sin pensar, se ha convertido en algo automático y habitual. La clave está en haber ido superando una a una las dificultades que hayan surgido, sin evitarlas, sin prisas, repitiendo el proceso y siendo tolerante contigo mismo.
Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.