FORO DE LA MEMORIA

Los Pérez-Marcos: una familia accitana represaliada por el franquismo (I)

Política - Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo. - Sábado, 18 de Enero de 2025
Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo nos ofrecenen la primera parte del relato sobre una familia cruelmente castigada por el franquismo, con asesinatos y penas perpetuas, en una impresionante reconstrucción de hechos, con la ayuda de descendientes, que siguen luchando por la reparación de sus familiares. En homenaje a todos ellos. Para que nunca se olvide, para que nunca se repita.
Documento de Declaración de Reconocimiento y Reparación Personal a favor de José Pérez Marcos, expedido por el Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, expedido por Ángel Víctor Torres el 30 de octubre de 2024.
Documento cedido por su hija, Rosa Pérez Reyes.
Documento de Declaración de Reconocimiento y Reparación Personal a favor de José Pérez Marcos, expedido por el Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, expedido por Ángel Víctor Torres el 30 de octubre de 2024.

La guerra de España del 36 fue una deflagración de la cotidianeidad. Fue un golpe helado que paralizó el pulso vital de todo un país. La realidad vivida hasta entonces cambió radicalmente y alteró todos los proyectos de vida, sobre todo, de quienes habían iniciado una lucha por una mayor justicia social. Familias enteras que vieron cómo en un soplo se desintegraban por los avatares de la guerra. Mientras que para algunos la guerra y posguerra es solo un capítulo de la historia de España que hay que estudiar y conocer para entender lo que pasó, para otros, esa masacre fue una pesada losa cuyos efectos padecieron ellos y sus descendientes hasta incluso después de la muerte del dictador.

Al padecimiento de quienes fueron represaliados (encarcelados, fusilados extrajudicialmente o ejecutados ilegalmente) se le sumó el de los hijos que no habían participado directamente en los hechos o tenían poco tiempo desde que se inició el conflicto

Al padecimiento de quienes fueron represaliados (encarcelados, fusilados extrajudicialmente o ejecutados ilegalmente) se le sumó el de los hijos que no habían participado directamente en los hechos o tenían poco tiempo desde que se inició el conflicto. De ellos apenas hay estudios que analicen la experiencia traumática de sus padres o de sus abuelos y que ellos heredaron. Y el de los nietos, que nacieron en el tardofranquismo y en la democracia y también fueron herederos de penas no resueltas. Esas generaciones que fueron adiestradas en el silencio. No hurgar las heridas ha sido un discurso franquista que ha ganado en no pocas ocasiones la partida porque, entre otras cosas, los progenitores mantuvieron el manto de silencio para protegerlos de las iniquidades de la dictadura. Por ello, no es de extrañar que muchos de los hijos o nietos no conozcan la historia de su propia familia, ni la de otros y no pocos nieguen, incluso, el papel que jugaron sus progenitores en la lucha por las libertades.

Muchos de ellos rompieron ese silencio y empezaron a bucear en los archivos, en los documentos, en los recovecos de los expedientes de las diversas administraciones y ha sido la génesis de un movimiento popular por la “verdad, la justicia y la reparación”

Es posible que sean los hijos y nietos los que hayan heredado inconscientemente el sufrimiento de sus padres y de sus abuelos. Muchos de ellos rompieron ese silencio y empezaron a bucear en los archivos, en los documentos, en los recovecos de los expedientes de las diversas administraciones y ha sido la génesis de un movimiento popular por la “verdad, la justicia y la reparación”.  Por ello, sus descendientes, han empezado a exigir un mayor conocimiento del pasado de sus familias. Esto, aunque no solo, explicaría el “boom” de los movimientos memorialistas en este primer tercio del siglo XXI y que todavía tienen mucho que aportar porque la memoria, plural y diversa, también es manipulable y puede ser también objeto de la apropiación del discurso político. Romper los tópicos de “guerra fratricida”, “guerra de clases”, “guerra civil”, “unos y otros fueron violentos”  y otros por el estilo no pueden llevarnos a volver a extender otro manto de silencio, cómplice, para seguir perpetuando la idea de que todos fueron “culpables” como si esta tierra de piel de toro estuviera condenada, como maldición bíblica, a repetir una historia de violencia política que hunde sus raíces en la intransigencia de quienes, antes y ahora, nunca quisieron perder sus privilegios.

Rosa Pérez Reyes es una de esas hijas y nietas de represaliados que hace tiempo se sacudió el miedo definitivamente. Y es que pertenece a una familia descoyuntada por la represión: desde su abuelo José –muerto por inanición en la Isla de San Simón-, su tío Torcuato –ejecutado-, su propio padre, José –condenado a muerte y luego conmutada por reclusión perpetua-, y sus tíos Jesús y Eduardo, también condenados a reclusión perpetua

Rosa Pérez Reyes es una de esas hijas y nietas de represaliados que hace tiempo se sacudió el miedo definitivamente. Y es que pertenece a una familia descoyuntada por la represión: desde su abuelo José –muerto por inanición en la Isla de San Simón-, su tío Torcuato –ejecutado-, su propio padre, José –condenado a muerte y luego conmutada por reclusión perpetua-, y sus tíos Jesús y Eduardo, también condenados a reclusión perpetua. Ella nos ha facilitado los sumarios de cada uno de ellos y nosotros nos hemos limitado a exponerlos, dándole un orden cronológico, y señalando las contradicciones inherentes a los mismos que muestran –no era necesario indicarlo- la arbitrariedad de unos Tribunales militares ilegales que juzgaron discrecionalmente a los defensores de la República. Es a ellas, a Rosa y a su hermana Dolors, a su nuera Araceli y a sus biznietos, a  quienes dedicamos este artículo de reparación por tanto daño causado a esa familia. Pero también a su amiga Pilar López, cuyo bisabuelo, Francisco Merino Valenzuela -alcalde de Pegalajar (Jaén)-, que murió el 14 de junio de 1941 y enterrado en el cementerio de Pereiró y que, actualmente, está enterrado como el abuelo de Rosa, en el osario del cementerio de Lavadores en Puxeiros.

El abuelo paterno: José Pérez Morillas

Nace en 1880. Era natural y vecino de Guadix, como también lo eran sus padres, Juan Antonio y María. Casado con Ángeles Marcos Haro, tuvieron seis hijos que, por orden cronológico, fueron: Ramón (invidente), Juan Antonio, Jesús, Eduardo, Torcuato y José.  Era conocido como “Pepe Pichón” y sus descendientes conocidos como “Pichones”. Según su nieta Rosa, se dedicaba al transporte de mercancías, tenía carro y hacía  viajes de la estación  de Guadix a diversos lugares. Estaba bien situado económica y socialmente y la familia vivía con  desahogo. Tenía una casa en propiedad, con despensa, bodeguita y palomar y, también, tierras de campo con una casilla y, por ello, sus recursos económicos le permitieron que todos los hijos tuvieran formación. Algunos hicieron bachiller y aprendieron oficios. 

Informe de la Comandancia Militar de Guadix el 21 de abril de 1939 en el sumario contra José Pérez Morillas. (Causa 17.044). (Archivo Militar de Almería).

Al finalizar la guerra civil, José Pérez Morillas será detenido el 4 de abril de 1939. Ese mismo día el Guardia Civil, José Ocaña López y el Agente de Policía de la Falange de Guadix, Torcuato Marcos Leyva, formulan cargos verbales contra 13 vecinos de esta localidad, a los que acusan de diversos “delitos” cometidos en los primeros días del Movimiento

Al finalizar la guerra civil, José Pérez Morillas será detenido el 4 de abril de 1939. Ese mismo día el Guardia Civil, José Ocaña López y el Agente de Policía de la Falange de Guadix, Torcuato Marcos Leyva, formulan cargos verbales contra 13 vecinos de esta localidad, a los que acusan de diversos “delitos” cometidos en los primeros días del Movimiento. Entre los acusados están Ricardo Moles Martín, Torcuato Ortiz Poyatos, Antonio González Sánchez, Gabriel Hernández López, José Sánchez Moraleda, Ricardo Fernández Sierra, Fernando Pérez García, José García Mesa, Salvador Cruz Lorente, Carmelo Navarro Jiménez, Manuel Andrés Sánchez, José Pérez Morillas y su hijo Torcuato Pérez Marcos. La acusación es ratificada ante el juez de instrucción porque afirman que “fueron testigos de la mayoría de los hechos por encontrarse cuando se cometieron en la ciudad”. (Véase denuncia en el proceso contra José Pérez Morillas, Causa 17.074/39). En el caso de José Pérez Morillas lo acusaron de “haber tomado parte en los incendios y saqueos y haber patrullado, con sus hijos, todos ellos armados, en los primeros días del movimiento”. Durante el interrogatorio a José, ese mismo día, éste negará todos los extremos.

Corría prisa para los golpistas para “saldar cuentas” contra quienes habían defendido la legalidad republicana

En primer lugar, es significativo el momento de la acusación, a tres días de declararse el final de la guerra. Corría prisa para los golpistas para “saldar cuentas” contra quienes habían defendido la legalidad republicana. Esos primeros días que se han conocido como “terror caliente”, no sólo por los numerosos asesinatos extra judiciales, sino también por la multitud de denuncias que se formularon y la recepción de las mismas en sede judicial, iniciándose numerosos e irregulares procesos de instrucción que acabaron, a los pocos días, con largas condenas de cárcel o de muerte. Baste indicar que de los acusados arriba señalados nada menos que  once fueron condenados a muerte –de los que diez fueron ejecutados, como el propio hijo de José López Morilla, Torcuato Pérez Marcos- y otros tres condenados a reclusión perpetua, alguna conmutada más tarde como la de José Pérez Morillas.

Desde el primer momento se va a demonizar a toda una familia –que será procesada por ello en distintas sumarias- y, aunque veremos más adelante las contradicciones que se producen entre los mismos acusadores en el caso de sus hijos, responde al esquema medieval de que el “mal” de uno, afecta a todo el linaje

En segundo lugar, no es menos significativa la denuncia formulada por estos dos agentes que vieron en “los primeros días del movimiento” a tantas personas en tan dispares lugares cometiendo tan diversos delitos. Es, materialmente imposible, a no ser que tuvieran el don de la ubicuidad  y, más, teniendo en cuenta la multitud de milicianos que en esos días participaron en Guadix para defender la República. Pero, además, hay un dato no menor: la acusación no sólo contra José Pérez Morillas, sino contra todos sus hijos a los que vieron “armados”. Desde el primer momento se va a demonizar a toda una familia –que será procesada por ello en distintas sumarias- y, aunque veremos más adelante las contradicciones que se producen entre los mismos acusadores en el caso de sus hijos, responde al esquema medieval de que el “mal” de uno, afecta a todo el linaje.

Las declaraciones de José Pérez Morillas, el mismo día 4 de abril, no servirán para nada. Es mero formalismo jurídico, ya que aunque éste niegue todos los extremos, las únicas palabras que son “verdades” irrefutables son la de la policía y de la Falange

Las declaraciones de José Pérez Morillas, el mismo día 4 de abril, no servirán para nada. Es mero formalismo jurídico, ya que aunque éste niegue todos los extremos, las únicas palabras que son “verdades” irrefutables son la de la policía y de la Falange. No hay que demostrar los hechos imputados, pues eso sólo es fundamental en un estado de derecho y, la dictadura no entiende de esas “minucias”. Ese mismo día, Pérez Morillas, será conducido al campo de concentración de Benalúa de Guadix (antigua Azucarera).

El 14 de abril, diez días más tarde, el juez de instrucción, en un tiempo récord, decreta su prisión preventiva, con el cargo de “Rebelión” militar. Iniciado el proceso, comenzamos con las contradicciones entre las autoridades. En primer lugar, y dos días más, tarde, el Alcalde, el Jefe de la Falange y el Comandante Militar de la plaza, en un informe calcado, dirigido al Auditor Militar, afirman que:

“Pertenecía al Sindicato UGT y al parecer (sic) no ha tomado parte en los desmanes cometidos en esta Ciudad por los rojos, pero a pesar de esto no se le puede considerar como afecto al Glorioso Movimiento Nacional”. (El subrayado está en el propio informe).

¿Cómo es posible que tantas autoridades, juntas, desmientan categóricamente las acusaciones iniciales? ¿Sólo por su pertenencia a UGT seguiría siendo procesado y con un cargo tan grave?

¿Cómo es posible que tantas autoridades, juntas, desmientan categóricamente las acusaciones iniciales? ¿Sólo por su pertenencia a UGT seguiría siendo procesado y con un cargo tan grave? Podríamos pensar que con esos informes bastaría para no procesarle, pues más de media España no era “afecta” a los golpistas. Sin embargo, el proceso siguió abierto, nombrándose como Secretario al falangista Enrique Lozano Gómez, por eso de la neutralidad judicial. El 18 de abril del mismo año, el Guardia Civil, José Ocaña López, el mismo que había puesto la denuncia inicial, se ratifica en sus declaraciones, pero concreta que José Pérez Morillas, fue uno de “los que hicieron fuego a la Guardia Civil y asaltaron el Cuartel de la misma”, aunque matiza ahora que del resto de las acusaciones no lo puede asegurar por “hallarse ausente”. Posteriormente, pasarán otros testigos de cargo que afirmarán “haber visto” personalmente a José Pérez Morillas en el asalto al Cuartel de la Guardia Civil.

Finalmente, el 7 de julio del mismo año, volverá a declarar José Pérez Morillas y, en su declaración, -que es la misma que, posteriormente, harán sus hijos y es significativa porque no pudieron ponerse de acuerdo ya que desde que fue detenido no tuvo contacto con ninguno de ellos- afirma que al día siguiente del golpe de estado se fue al campo y que no participó en ninguna de los hechos que se le imputan, negando que tuviera participación en la huelga revolucionaria de octubre de 1934 ni en las elecciones de febrero de 1936 cuando ganó el Frente Popular.

Lo condenó por el delito de “Rebelión Militar, a reclusión perpetua y las posibles responsabilidades políticas que se derivaban de esa sentencia. (Causa 17.044/39). El 4 de noviembre de 1939 quedaba ratificada por la Auditoría de Guerra

Ese mismo día –la justicia franquista era atlética- se aprueba el Auto de Procesamiento y se concluye que era de “ideas avanzadas”, miembro de UGT y que había participado en el asalto del Cuartel de la Guardia Civil. De pronto, habían desaparecido el resto de los cargos, como que estuvo armado y que participó en incendios y otros “desmanes”. Y, en pocos días, todo listo para sentencia. El Consejo de Guerra, celebrado en Granada el 6 de septiembre de 1939 dio por hechos probados que “era individuo que con anterioridad al Glorioso Movimiento Nacional pertenecía a la organización de la UGT y durante el dominio de los rojos en el pueblo de su residencia tomó parte en el asalto al Cuartel de la Guardia Civil.”  Lo condenó por el delito de “Rebelión Militar, a reclusión perpetua y las posibles responsabilidades políticas que se derivaban de esa sentencia. (Causa 17.044/39). El 4 de noviembre de 1939 quedaba ratificada por la Auditoría de Guerra.

Sentencia condenatoria  del 7 de septiembre de 1939 contra José Pérez Morillas. (Causa 17.044). (Archivo Militar de Almería).

Cumplió condena en la Prisión de Astorga (León) donde estuvo, al menos, hasta 1941. Desde allí fue trasladado a la Colonia Penitenciaria de San Simón (Pontevedra)

Cumplió condena en la Prisión de Astorga (León) donde estuvo, al menos, hasta 1941. Desde allí fue trasladado a la Colonia Penitenciaria de San Simón (Pontevedra). Es uno de los 31 granadinos de nacimiento que aparecen en el listado de 2.173 presos de la Colonia Penitenciaria de San Simón (Redondela, Vigo, Pontevedra), en realidad un campo de concentración, entre 1936 y 1943, año que dejó de estar en funcionamiento. (Aquí su segundo apellido se escribe “MOVILLA”, pone que tiene 60 años, es de Guadix, está casado y de profesión es “carreteiro”, carrero). Pérez Morillas fue otro de los presos sexagenarios que fueron llevados a la Colonia de San Simón como castigo, pues fue un lugar de exterminio, como ya hemos tratado en otro artículo. (Véase El Independiente de Granada: Republicanos granadinos en San Simón: La isla de la muerte (I) y San Simón: La isla de la desmemoria (y II)).

En su certificado de defunción, se afirma que murió en esa prisión el 25 de enero de 1942 (aunque un oficio del director de la Prisión Provincial de Pontevedra, fechado el 24 de mayo de 1943, afirma que su muerte fue el 28 de enero de 1942)

En su certificado de defunción, se afirma que murió en esa prisión el 25 de enero de 1942 (aunque un oficio del director de la Prisión Provincial de Pontevedra, fechado el 24 de mayo de 1943, afirma que su muerte fue el 28 de enero de 1942). En todo caso, fue enterrado en el cementerio de Puxeiros, siendo inscrito a las 19.30 horas por Julio Vázquez Menéndez, encargado del Lazareto de San Simón. (Posteriormente, fue inscrito por el Juez Municipal de Vigo, el 12 de julio de 1943, Folio 338, Libro 96).  En ese certificado se afirma que murió por “astenia grave”, es decir, una desnutrición galopante. La astenia es un síntoma que hace que quienes lo padecen no puedan salir a caminar, correr o algún otro método que requiera de mucho esfuerzo. La «astenia prolongada» puede derivar al diagnóstico del síndrome de fatiga crónica. (Fuente: AMOEDO LÓPEZ, Gonzalo y GIL MOURE, Roberto.: Episodios de terror durante a Guerra Civil na provincia de Pontevedra. A illa de San Simón Ed. Xerais. http://www.xerais.es/libro.php?id=1391759). El escueto, frío y administrativo certificado de defunción no dice que lo mataron de hambre. Literalmente. José Pérez Morillas, como tantos otros presos en San Simón, soportó la soledad sin el apoyo familiar ni social, aunque en el mejor de los casos recibió ayuda de “La Lavandeiras”, esas mujeres valientes, anónimas que, desinteresadamente, ayudaron a hacerles a los presos más soportable la condena llevándoles comida y ropa limpia a isla.

Comunicación del Director Provincial de la cárcel de Pontevedra del 24 de mayo de 1943, informando de la muerte de José Pérez Morillas en la Colonia Penitenciaria de San Simón (Pontevedra). Documento en la Causa 17.044. (Archivo Militar de Almería)
Certificado  del Juez Municipal de Vigo de la defunción de José Pérez Morillas el 12 de julio de 1943. Documento en la Causa 17.044. (Archivo Militar de Almería).

Posteriormente, el 9 de septiembre de 1942, nueve meses más tarde de su fallecimiento, el Ministerio del Ejército se la conmutó por la de 20 años y 1 día

José Pérez, tan lejos de su tierra, de la luz y el sol de Andalucía, y tan cerca del infierno, soportó toda clase de privaciones –además de la libertad-. El hambre y la desatención médica hicieron el resto.  Posteriormente, el 9 de septiembre de 1942, nueve meses más tarde de su fallecimiento, el Ministerio del Ejército se la conmutó por la de 20 años y 1 día. A buenas horas… porque ya no hacía falta, pero esto demostraba, de nuevo, la arbitrariedad de la administración franquista, la descoordinación interna y, sobre todo, la discrecionalidad en las resoluciones judiciales que conmutaban las penas y en la mayoría de los casos de sus propios tribunales, amén de que era una forma de vaciar las cárceles abarrotadas de presos republicanos.

Conmutación de la pena a José Pérez Morillas, una vez muerto, del 9 de septiembre de 1942. Documento cedido por su nieta Rosa Pérez Reyes.

Lo único que sabemos, a través de Rosa, es que su padre, José Pérez Marcos, le escribía haciéndose pasar por su madre

¿Supo José Pérez que habían ejecutado a su hijo Torcuato el 17 de junio de 1939? ¿Se lo ocultaron para que no sufriera más? Y, si faltaba poco para acrecentar su soledad, presente y futura, en San Simón conoció la muerte de su mujer, Ángeles, que falleció el 3 de julio de 1941. ¿Supo que otros tres hijos, José, Jesús y Eduardo estaban presos y con probables largas condenas de cárcel? ¿También se lo ocultaron? Lo único que sabemos, a través de Rosa, es que su padre, José Pérez Marcos, le escribía haciéndose pasar por su madre. Lo demás, nunca podremos saberlo, pero sí que tanto dolor acumulado precipitó la muerte de su mujer. El matrimonio murió en un intervalo de medio año.

Después de indagar para localizarlo, gracias a José Camañes, un funcionario de la recuperación de la Memoria Histórica, pudieron localizar la fosa, que ahora está en el osario

José Pérez Morillas fue inhumado de la Fosa 51 el 28 de enero de 1942. Sus nietas fueron por primera vez a San Simón, al cementerio de Lavadores en Puxeiros, en 2005. Después de indagar para localizarlo, gracias a José Camañes, un funcionario de la recuperación de la Memoria Histórica, pudieron localizar la fosa, que ahora está en el osario. Luego han ido otras veces para asistir a los actos de homenaje a las víctimas de esta isla maldita y que anualmente conmemoran sus familiares y Asociaciones memorialistas que realizan un trabajo encomiable para reivindicar que sea un espacio de la Memoria.

Fosa común en el cementerio de Lavadores en Puxeiros (Pontevedra) donde yacen muchos republicanos muertos en la Isla de San Simón. Foto cedida por Rosa Pérez Reyes, nieta de José Pérez Morillas.

Allí le pusieron una sencilla placa, con un ramo de flores con los colores de la bandera republicana y conectaron con otros familiares de otros fallecidos que estaban en la misma fosa

Allí le pusieron una sencilla placa, con un ramo de flores con los colores de la bandera republicana y conectaron con otros familiares de otros fallecidos que estaban en la misma fosa. No sólo para compartir el dolor, sino como acto de dignificación y reivindicación de las víctimas para que no siguieran doblemente sepultadas por el tiempo y por el manto de silencio impuesto por la dictadura. Un acto entrañable donde Pilar leyó un manifiesto que pensamos recoge el sentir de todos los descendientes de los que fallecieron en San Simón.

Acto de homenaje de los familiares a los represaliados de San Simón. Foto cedida por Rosa Pérez Reyes, nieta de José Pérez Morillas.
21 de julio de 2024

Mi agradecimiento a la Asociación Viguesa pola Memoria Histórica do 36, por darnos  la oportunidad de estar aquí y de ser la voz de todos los que venimos de lejos y de los que no han podido acompañarnos. Porque somos semillas diseminadas de quienes sufrieron y murieron en este paraíso convertido en infierno. Somos sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos y estamos aquí para dignificar su memoria porque nadie muere mientras lo sigamos recordando.

Hoy más que nunca debemos reivindicar su memoria cuando fuerzas reaccionarias de la extrema derecha y de la derecha extrema, que gobiernan en tantos ayuntamientos y en tantas comunidades autónomas, pretenden promulgar leyes que dejarían sin valor o, directamente irían en contra de la ley de Memoria Democrática de 2022 que declara nuestro derecho a conocer la verdad, a buscar e identificar  a nuestros familiares, a impulsar las exhumaciones e identificarlos mediante pruebas de ADN.

Y, por tanto, tenemos legalmente derecho y reivindicamos la exhumación e identificación de los cuerpos que aún se encuentran en la fosa común del cementerio de Pereiró y de Lavadores sin que conozcamos los nombres de quienes están ahí enterrados. Otra forma más de hacerlos desaparecer, otra forma más de despreciar su memoria. Otra manera de dejar de existir, de hacerlos morir.

Tenemos derecho a darles una sepultura digna junto a sus familiares. Y es un derecho que se nos está negando mediante trabas burocráticas y presupuestos vacíos. Y reivindicamos que se declare la nulidad de las sentencias porque todos los tribunales franquistas que los juzgaron eran ilegales y, sin embargo,  fueron condenados  a sufrir en este lugar en condiciones infrahumanas. Sufrieron hambre, frío, enfermedades, hacinamiento, vejaciones y todo tipo de humillaciones y castigos. No podemos olvidar que más de 6000 republicanos de todo el territorio español pasaron por este campo de concentración entre 1936 y 1943, uno de los mayores campos de concentración y exterminio de presos republicanos. Y debemos luchar para que se recuerde a los 2175 hombres que murieron aquí y que fueron enterrados en fosas comunes en el cementerio de Pereiró y en el de Lavadores. 2175 hombres, la mayoría vellos arrancados de sus tierras, de sus familias, de sus raíces por haber luchado por la justicia social, por los valores democráticos en contra de un ejército rebelde cargado de odio contra los vencidos.

Nosotros estamos aquí porque ellos fueron. Somos porque ellos siguen siendo. Y  siguen aquí, en esta tierra sagrada que no debe ser mancillada. Es una indignidad que la semana que viene se celebre aquí un concierto durante todo el fin de semana patrocinado por una cerveza. Inimaginable algo así en Auschwitz o en Dachau porque estarían profanando tierra sagrada.

Y este acto debe reivindicar que San Simón vuelva a ser Illa de Memoria como lo fue en el año 2006, título que le retiró el Partido Popular cuando Feijoo llegó a la Xunta en el año 2009. Illa de Memoria y no Illa dos pensamentos como pretende la Xunta, promoviendo en ella visitas guiadas y un turismo al mismo nivel que el de las islas Cíes.

Reivindiquemos una Illa de Memoria como recuerdo y homenaje a los que fueron asesinados por el franquismo en esta tierra sagrada con un mural en el que se inscriban todos y cada uno de sus nombres como reconocimiento y reparación moral de las víctimas de la represión a raíz del golpe militar de 1936 y de la dictadura que lo siguió, y que goce del máximo reconocimiento y protección oficial.
Placa de recuerdo a José Pérez Morillas, colocada por la familia, en el cementerio de Puxeiros. Foto cedida por Rosa Pérez Reyes, nieta de José Pérez Morillas.

Su padre: José Pérez Marcos

Nace el 9 de septiembre de 1915 en Guadix (Granada). Miembro de UGT. Peluquero. Fue miliciano y soldado en el ejército republicano. Fue nombrado Sargento el 26 de febrero de 1938, del Ejército Popular republicano en la 121 Brigada Mixta de Infantería. En 1939, finalizada la guerra civil, fue detenido en Cabezamesada (Toledo). Desde allí fue destinado a Miranda de Ebro (Burgos) para ser clasificado, engrosando el Batallón de Trabajadores número 166, siendo destinado a La Granjuela (Córdoba), para reconstruir el pueblo que había sido bombardeado por los franquistas; luego a Madrid y a San Blas (Teruel), en trabajos forzados de reconstrucción. En mayo de 1940 es licenciado y regresa a Guadix.

La detención y, el posterior procesamiento que se inicia el 6 de junio de ese año, se debía a la denuncia que el 29 de mayo de ese año había formulado la vecina Soledad Serrano Requena ante el Jefe de la Falange de Guadix

El 1 de junio de 1940 fue detenido en su casa por unos falangistas, ingresando en la Azucarera de Guadix, reconvertida en prisión. La detención y posterior procesamiento que se inicia el 6 de junio de ese año, se debía a la denuncia que el 29 de mayo de ese año había formulado la vecina Soledad Serrano Requena ante el Jefe de la Falange de Guadix. Era la viuda de José Leiva, uno de los que detuvieron y mataron en los primeros días de la guerra civil. En ella se afirmaba que es:

 “… persona de ideas comunistas y gran propagandista de estas ideas; que al estallar el Movimiento se tiró a la calle con una escopeta, tomando parte en el asalto al Cuartel de la Guardia Civil, siendo uno de los que con más saña persiguió a los guardia civiles en su fuga, siendo uno también de los que tomó parte en los asesinatos de varios guardias en la Plaza, así como de varios paisanos; que el 29 de agosto de 1936 [José Pérez Marcos], junto a los “criminales” “El de la Solera”, Gabriel Fernández Carrillo, “El Granaero” y “El Compadrito” fueron a mi casa y después de hacer un registro y llevarse cuantos objetos encontraron al paso, se llevaron a mi esposo José Leyva Ruz al cual asesinaron a las dos horas de haberlo sacado; asimismo a los también vecinos Hermanos Gámez, sobrinos del Obispo de esta Ciudad D. Manuel Medina Olmos; que también tomó parte en los incendios de esta ciudad”. (Causa 3.210/40 AJTM).

También lo denuncia Eduardo Revuelta Lozano, que estuvo escondido fuera del municipio pero que luego afirma que lo vio todo

Es significativo que ese mismo día, Lope Martínez Jiménez  (Servicio de Información e Investigación de FET de las JONS) lo denuncia por haber asesinado a su hermano Manuel y a los falangistas Bernardo Morena Barros y Gumersindo Hernández Alcalde; de otra parte, el vecino Joaquín Leyva León, sobrino de Soledad Serrano y de José Leyva Ruz, lo denuncia porque José Pérez Marcos y otros fueron a su casa para detener a su padre para asesinarlo y, al no encontrarlo, fueron a la casa de su tío José Leyva. También lo denuncia Eduardo Revuelta Lozano, que estuvo escondido fuera del municipio pero que luego afirma que lo vio todo. La Falange local, en su informe del 8 de octubre de 1940 afirma algo parecido, pero lo adscribe al el PCE:

“… tomó parte en el Asalto al Cuartel de la Guardia Civil, en la persecución y exterminio de sus heroicos defensores, en cuantos desmanes se cometieron en esta ciudad, tales como incendios, robos y saqueos; actuó en detenciones de personas de orden y encarcelamientos de los mismos; actuó en las Checas del PC en la Iglesia de Santa Ana, sacando de dichas checas a los hermanos Felipe y José María Gámez, tomó parte en varias muertes, entre las que figuran la de Manuel Martínez Jiménez, Bernardo Morera y Gumersindo Hernández” y concluye que es “elemento indeseable y de instintos criminales.” (Causa 3.210/40 AJTM).

Sin ser prolijo, todos los informes de otras autoridades (Juez Municipal, Alcalde y Guardia Civil), repiten lo mismo que los denunciantes

Sin ser prolijo, todos los informes de otras autoridades (Juez Municipal, Alcalde y Guardia Civil), repiten lo mismo que los denunciantes. Más allá de la relación de actividades subversivas y criminales que le adjudican como si tuviera el poder de la omnipresencia, de las condenatorias calificaciones morales y de que se admitieran los informes del hermano de una de las víctimas o de que hicieran afirmaciones falsas a todas luces como que fue guerrillero en la guerra, cuando solo fue Sargento de Infantería, lo esencial es que muchas de ellas lo son por “haberlo oído”. Por ejemplo, el 6 de noviembre de 1940, la denunciante Soledad Serrano, se reitera en su acusación inicial, aunque matiza que a su marido lo mataron media hora más tarde y “también sabe” por “haberlo oído en la prisión”, cuando ella estuvo encarcelada, de todos sus desmanes en Guadix, añadiendo al final  que “es un elemento peligrosísimo para la nueva España de Franco”.  O, las contradicciones inherentes a una misma organización, como la Falange Local que, en otro informe del 7 de mayo de 1941, afirma de José Pérez lo siguiente:

“sin filiación política ni sindical con antelación al Glorioso Alzamiento Nacional; durante este solo se conoce como persona trabajadora, sin que se le reconozca intervención en hechos delictivos de ninguna clase; marchó al Ejército rojo al ser llamada su quinta.” (Causa 3.210/40 AJTM).

Y, desde luego negará que tomara parte en ningún asesinato y que la noche que fueron asesinados varios él estaba en un molino con otro vecino que puede atestiguarlo. Ni tampoco sirvieron las declaraciones de ese vecino que afirmó que, efectivamente, esa noche estuvo con él en ese molino

De nada sirvieron las declaraciones de José Pérez Marcos del 7 de junio y del 24 de octubre de 1940 donde reconoce que solo ha pertenecido a UGT; que no participó en los incendios de marzo de 1936; que no hizo registros y que no participó en el asalto al Cuartel de la Guardia Civil; que no ingresó voluntario en el ejército sino por su quinta y que solo estuvo en trincheras. Y, desde luego negará que tomara parte en ningún asesinato y que la noche que fueron asesinados varios él estaba en un molino con otro vecino que puede atestiguarlo. Ni tampoco sirvieron las declaraciones de ese vecino que afirmó que, efectivamente, esa noche estuvo con él en ese molino.

Todavía en marzo de 1942  los denunciantes se ratifican y en todos los casos lo hacen por “rumor público” y que “creen que” participó en esos sucesos. Un testigo de cargo, afirma que sabe por “referencias de su hijo”, Juan Ruiz Ochoa, que a su vez ha también fue testigo de cargo lo “malo” que era. El 26 de mayo de 1942, el falangista Joaquín Leyva León, vuelve a la carga y ratifica la declaración de mayo de 1940, pero añade más cosas: que era “individuo indeseable, de instintos puramente criminales, de pésima conducta pública y privada y su conceptuación religiosa malísima, hasta el punto de que “según referencias” también intervino en el asalto y destrucción de todas las iglesias de esta localidad.” Mientras se sustanciaba el proceso de instrucción, ingresará en  la Prisión Provincial de Granada el 29 de marzo de 1943 procedente de la cárcel de Guadix.

Tan flagrantes son las contradicciones entre los acusadores que el mismo Coronel Juez, en su informe del 21 de agosto de 1943, afirma que de los informes de la Guardia Civil y de la FET-JONS de Guadix “existen manifiestas contradicciones entre ellos” y deriva el proceso al Auditor de Guerra para que lo considere

Tan flagrantes son las contradicciones entre los acusadores que el mismo Coronel Juez, en su informe del 21 de agosto de 1943, afirma que de los informes de la Guardia Civil y de la FET-JONS de Guadix “existen manifiestas contradicciones entre ellos” y deriva el proceso al Auditor de Guerra para que lo considere. Y ya, para culminar el desaguisado legal, el 28 de agosto de 1944, Antonio Pérez Leyva, que había declarado contra José Pérez por el asesinato de José Leyva Ruz, firma una declaración en la que afirma rotundamente que se había tratado de un error y que él mismo pudo ver a su hermano Torcuato Pérez Marcos y no a José, tratándose de “una lamentable confusión”.

Aún con estos miserables mimbres legales, el Ministerio Fiscal el 8 de septiembre de 1944 asumirá los cargos contra José Pérez Marcos –todos los que se planteaban por los falangistas- y propone se le condene a muerte por un delito de “Adhesión a la rebelión”.  Finalmente, el Consejo de Guerra celebrado en Granada en el Cuartel de Infantería el 20 de septiembre de 1944, con la presidencia de Joaquín de la Vega Molina resumía en el testimonio de sentencia, que era:

”… de ideología extremista exaltado, revolucionario de instintos criminales. Tomó parte en robos, saqueos y destrucciones, así como en la detención de personas de derechas. Formaba parte del grupo de milicianos que asaltó el Cuartel de la Guardia Civil y exterminó a sus defensores. El 29 de agosto de 1936 detuvo, en unión de otros, a José Leyva Ruz, a quien asesinaron seguidamente. También intervino directamente en la detención y asesinato de los hermanos Gámez, sobrinos del Ilmo. y Revd. Sr. Obispo de Guadix y está acusado igualmente de haber tomado parte en el asesinato de Manuel Martínez Jiménez y Bernardo Mora. Formó parte de la checa instalada en la Iglesia de Santa Ana. Hechos probados.” (Causa 3.210/40 AJTM).

Por todo ello, fue condenado por el delito de “Adhesión a la rebelión” a la pena de muerte. Estuvo a punto de ser ejecutado y estuvo dos o tres veces en capilla. Posteriormente, el 22 de noviembre de 1944, el General Jefe de la 23 División del Estado Mayor, Sección Justicia, teniendo en cuenta la prueba contradictoria respecto a su participación en los asesinatos, algo es algo, propone la conmutación y el 21 de enero de 1946 la Comisión Central de Examen de Penas ratifica que sea conmutada por la de 30 años de cárcel. (todoslosnombres.es). (Causa 3.210/40 AJTM). (Hidalgo Cámara, 2014: 470).

Acta del Consejo de Guerra 3.210/40 contra José Pérez Marcos. Documento cedido por su hija, Rosa Pérez Reyes.

Estando en prisión, además, se le abrió expediente por la Comisión Provincial de Responsabilidades Políticas y/o la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de Granada. (Véase Incautación de bienes). Se le abre expediente por testimonio de sentencia condenatoria, pero en Chancillería no contiene información sobre los bienes incautados. Probablemente, se le incautaran sus bienes pues según su hija Rosa, sus hermanos tuvieron que vender casa y tierras para hacer frente a la sanción que le impusieran. (Archivo Real Chancillería de Granada, Caja 25848, Pieza 183).

Había permaneció en prisión un total de 12 años desde que fue detenido en 1939. Al salir estuvo viviendo en casa de unos amigos de profesión en Granada y cuando volvió a Guadix vivió en casa de su tía madrina Adoración, que trabajaba en el Seminario, intentando buscar trabajo

El 23 de abril de 1946 se le denegarán los beneficios del Indulto. Saldrá en libertad condicional sin la liberación definitiva del destierro desde la Prisión Provincial de Granada el 13 de mayo de 1951 (Orden del 11 de mayo de 1951). Había permaneció en prisión un total de 12 años desde que fue detenido en 1939. Al salir estuvo viviendo en casa de unos amigos de profesión en Granada y cuando volvió a Guadix vivió en casa de su tía madrina Adoración, que trabajaba en el Seminario, intentando buscar trabajo. Difícil como a todos los ex presos, pero coincidió que en ese tiempo, la que sería su esposa, había regresado a Guadix desde Manresa donde trabajaba en el textil, por la enfermedad de su padre. Y allí surgió el amor. Así que José Pérez Marcos, ante las dificultades para rehacer su vida en Guadix, decidió instalarse en Terrassa por la proximidad de Barcelona y donde tendría posibilidades de encontrar trabajo.

Documento del Fiscal Jurídico Militar del 30 de enero de 1971, aplicando la Ley de Amnistía 46/1977 a José Pérez Marcos. Documento cedido por su hija, Rosa Pérez Reyes.

Falleció en Terrassa el 8 de enero de 1975. Sin embargo, murió sin que pudiera acogerse a la Ley 46/77 de 10 de 15 de octubre, por la que se suprimían los delitos cometidos durante el franquismo y se les concedía la amnistía por sus responsabilidades penales.

El 4 de septiembre de 1961, cuando ya residía en Terrassa, volverá a solicitar el indulto porque ya ha cumplido los dos tercios de la condena, acogiéndose al Decreto de Indulto del 9 de octubre de 1945. Se le volverá a denegar su solicitud. Ya en esa ciudad catalana pudo rehacer su vida y se casó en Terrassa el 19 de mayo de 1955 con la también accitana Araceli Reyes Contreras, con la que tuvo dos hijas. Allí, volvió a participar clandestinamente en la reorganización del movimiento obrero, afiliándose a las CCOO. Falleció en Terrassa el 8 de enero de 1975. Sin embargo, murió sin que pudiera acogerse a la Ley 46/77 de 10 de 15 de octubre, por la que se suprimían los delitos cometidos durante el franquismo y se les concedía la amnistía por sus responsabilidades penales.

Acta de matrimonio de José Pérez Marcos y Araceli Reyes Contreras. Documento cedido por su hija, Rosa Pérez Reyes.

El afán de su hija, Rosa Pérez Reyes, por la verdad, la justicia y por reparar la memoria de su padre -y, por ampliación de toda su familia-, le lleva a solicitar del Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres Pérez, un certificado donde se reconozca la ilegitimidad del tribunal que lo condenó. El 4 de octubre de 2004, el Ministro expide el documento donde se afirma que:

“… se declara ilegal e ilegítimo al tribunal que juzgó a Don José Pérez Marcos, así como los jurados y cualesquiera otros órganos penales y administrativos que, a partir del Golpe de Estado de 1936, se hubieran constituido para imponerle por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o creencia religiosa, condenas y sanciones de carácter personal, así como la ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones”.
Documento de Declaración de Reconocimiento y Reparación Personal a favor de José Pérez Marcos, expedido por el Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, expedido por Ángel Víctor Torres el 30 de octubre de 2024. Documento cedido por su hija, Rosa Pérez Reyes.

La resolución llegaba casi treinta años después de su muerte y, aunque él nunca llegó a conocerla, al menos, sus hijas pueden sentirse satisfechas de la reparación moral y personal de su progenitor.

Y por ello, declara ilegítimas y nulas todas las resoluciones producidas en la guerra y durante la dictadura contra José Pérez Marcos. La resolución llegaba casi treinta años después de su muerte y, aunque él nunca llegó a conocerla, al menos, sus hijas pueden sentirse satisfechas de la reparación moral y personal de su progenitor. Pero nos consta que seguirá reclamando la reparación económica por los daños causados, por los trabajos forzados a que fue castigado y por la devolución de los bienes incautados.

El próximo sábado: Los Pérez-Marcos: una familia accitana represaliada por el franquismo (II)

Bibliografía:

  • ABAD GALLEGO, Xoán, La isla de los Muertos (Vida y  muerte en la colonia penitenciaria de San Simón), Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, 2001, pp. 137-172.
  • AMOEDO LÓPEZ, Gonzalo y GIL MOURE, Roberto.: Episodios de terror durante a Guerra Civil na provincia de Pontevedra. A illa de San Simón Ed. Xerais. http://www.xerais.es/libro.php?id=1391759
  • HIDALGO CÁMARA, Juan: Represión y muerte en la provincia de Granada, 1936-1950. Arráez Editores, Mojácar (Almería), 2014.
  • JUTOTER: (Causa 17.044/39); (Causa 17.078/39); (Causa 1.076/40); (Causa 3.210/40) 
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso y SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro y GALISTEO GONZÁLEZ, Francisco, “Republicanos granadinos en San Simón: La isla de la muerte” (I y II), El Independiente de Granada, 17 y 24 de agosto de4 2024.
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro y GALISTEO GONZÁLEZ, Francisco. Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981. En elaboración.
  • (censorepr esaliadosugt.es).
  • (buscarcombatientes.es).
  • (https://enrecuerdode.com/lbvistaciudad.php?p=5&id=3540&fallecidos_de)
  • Archivo de la Real Chancillería de Granada, Caja 25848, Pieza 184; Caja 25848, Pieza 183
  • Aportaciones de Rosa Pérez Reyes (hija y nieta de represaliados).

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Alfonso Martínez Foronda (Jaén, 1958). Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Desde 1984 es profesor de Enseñanza Secundaria. Actualmente es profesor del IES Albayzín. Ha sido secretario general de CCOO de Jaén desde 1993-2000 y desde 2004 es miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO-A, desde donde ha presidido hasta 2103 las Fundaciones de Estudios Sindicales-Archivo Histórico y la de Paz y Solidaridad.

Como investigador, ha publicado numerosos artículos de opinión sobre aspectos docentes y sociales. Colaborador habitual del Diario Jaén desde 1994-2000 publicó La firma del viento (2007), una antología de artículos de opinión. Como investigador del movimiento obrero andaluz ha publicado La conquista de la libertad. Historia de las Comisiones Obreras de Andalucía (1962-1977), en 2005; De la clandestinidad a la legalidad (Breve historia de las Comisiones Obreras de Granada), en 2007; sobre las Comisiones Obreras de Jaén desde su origen a la legalización del sindicato (2004); la unidad didáctica El sindicalismo durante el franquismo y la transición en Andalucía; diversas biografías de dirigentes sindicales andaluces como Ramón Sánchez Silva. Al hilo de la historia (2007); Antonio Herrera. Un hombre vital, en 2009; Andrés Jiménez Pérez. El valor de la coherencia, en 2010, entre otros. En 2011 su investigación La dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el Estado de Excepción de 1969, (2011), fue premiada por la Junta de Andalucía como la mejor investigación social de ese año. Posteriormente, ha publicado La “prima Rosario” y Cayetano Ramírez. Luchadores por la libertad en una provincia idílica (2011); sobre el movimiento estudiantil en la UGR, con otros autores, “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81); sobre la historia del movimiento obrero granadino, con su investigación La lucha del movimiento obrero en Granada. Paco Portillo y Pepe Cid: dos líderes, dos puentes“, 2012; sobre el Tribunal de Orden Público, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976); Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1960) o La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (1955-1975). Actualmente, junto a Pedro Sánchez Rodrigo, está confeccionando un diccionario sobre la represión en Granada desde la II República al golpe de estado de 1981.
Pedro Sánchez Rodrigo (Burgos, 1960). Es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, donde cursó la especialidad de Historia Contemporánea. Ha ejercido como profesor de Secundaria de Geografía e Historia desde 1984. Desde hace  años colabora con la Fundación de Estudios Sindicales- Archivo Histórico de CC.OO.-A.. Ha participado en la obra colectiva “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81)”, publicada por la Editorial El Páramo en el año 2012, y, junto con Alfonso Martínez Foronda, es autor de “La cara al viento.  Memoria gráfica del movimiento estudiantil de Granada durante la dictadura y la transición”, obra publicada por la Universidad de Granada, también en 2012. Ha colaborado en el volumen La Resistencia andaluza ante el tribunal de orden público en Andalucía. 1963-76, editado en 2014 por la FES/Archivo Histórico de CC.OO.-A y la Junta de Andalucía, y en otros trabajos colectivos, como De la rebelión al abrazo. La cultura y la memoria histórica entre 1960 y 1978 (Diputación de Granada, 2016) y La Universidad de Granada, cinco siglos de historia. Tiempos, espacios y saberes, coordinado por Cándida Martínez López (III Volúmenes, EUG, Granada, 2023) con el artículo “Antifranquismo en las aulas. El movimiento estudiantil”. También con Alfonso Martínez Foronda ha publicado el libro “Mujeres en Granada por las libertades democráticas. Resistencia y represión (1960-1981)”, publicado en 2016 por la Fundación de Estudios y Cooperación de CC.OO. Actualmente está jubilado y colabora en la elaboración del Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981.