FORO DE LA MEMORIA

Granadinos en el exilio del norte de África. Los barcos del exilio: el 'Stanbrook' (I)

Política - Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo. - Sábado, 1 de Febrero de 2025
Alfonso Martínez Foronda y Pedro Sánchez Rodrigo inician con este magnífico artículo una serie dedicada al exilio de granadinos y granadinas en el Norte de África. Un impresionante trabajo de investigación que te recomendamos.
Pasajeros del 'Stanbrook', hacinados en el barco.
Archivo de la Democracia. Universidad de Alicante.
Pasajeros del 'Stanbrook', hacinados en el barco.
'Estos días azules; este sol de la infancia'

Antonio Machado (Colliure, 1939)

Cuando hablamos de exilio se entiende, por antonomasia, la salida de España de casi medio millón de personas que tuvieron que abandonar su tierra natal por motivos políticos o ideológicos por temor a las represalias, ciertas, que hubieran sufrido de haberse quedado en sus lugares de origen, pues la mayoría habían cometido el “delito” de defender al legítimo gobierno democrático de la II República. De ellos, se calcula que fueron entre 45.000 y 50.000 andaluces los que engrosaron este exilio, siendo Granada la cuarta provincia con un 8,7%.[1]

Al final, casi un cuarto de millón constituyeron lo que se ha denominado “exilio permanente”, constituido, básicamente, por excombatientes, políticos o funcionarios, que se habían comprometido con la causa republicana

Los exilados –“trasterrados” los han llamado algunos historiadores-, comenzaron otro camino incierto de más sufrimiento en los campos de concentración de Francia, Alemania o el norte de África, donde tuvieron que afrontar duras condiciones de vida que, poco después, se agravaron con el estallido de la II Guerra Mundial. Aunque algunos volvieron en 1940, creyendo las palabras del dictador de que nada les ocurriría a los que no hubieran cometido delitos de sangre, la mayoría, sin embargo, fueron detenidos, encarcelados o ejecutados. Al final, casi un cuarto de millón constituyeron lo que se ha denominado “exilio permanente”, constituido, básicamente, por excombatientes, políticos o funcionarios, que se habían comprometido con la causa republicana. El grueso de exiliados se asentó en Francia, norte de África y México, pero también hubo presencia de andaluces en Gibraltar, la Unión Soviética, Chile, República Dominicana y, en menor medida, en Puerto Rico, Argentina, Venezuela, Colombia, Cuba o Estados Unidos.

Esa diáspora vació España de una masa importante de intelectuales, docentes, científicos, artistas, personas cualificadas de todas las profesiones, que afectó a la reconstrucción de un país asolado por la guerra pero que, al mismo tiempo, contribuyeron al desarrollo económico y social de los países que, finalmente, los acogieron, europeos y, especialmente los de Hispanoamérica

La mayoría de los “trasterrados” permanecieron en el extranjero de por vida, otros volvieron a España cuando las circunstancias internas lo permitieron y no pocos enfermaron o murieron en los campos de concentración franceses, nazis o del norte de África o en los frentes de combate europeos y norteafricanos de la II Guerra Mundial. Junto a ellos, unidos por el mismo destino, se encontraban parientes y civiles, familias enteras, con un número significativo de mujeres e hijos/as que compartieron el infortunio de los activistas republicanos o, simplemente, mujeres que se habían comprometido también con la defensa de la República. Esa diáspora vació  España de una masa importante de intelectuales, docentes, científicos, artistas, personas cualificadas de todas las profesiones, que afectó a la reconstrucción de un país asolado por la guerra pero que, al mismo tiempo, contribuyeron al desarrollo económico y social de los países que, finalmente, los acogieron, europeos y, especialmente los de Hispanoamérica. Fue una pérdida irreparable.

Hubo exiliados que siguieron luchando contra el fascismo y acabaron en campos de concentración nazis y otros que, clandestinamente, volvieron a España en los cuarenta engrosando partidas guerrilleras. Muchos de los que se exiliaron al Norte de África, especialmente, Argelia, volvieron tras la II Guerra Mundial o tras el proceso de descolonización de este país, a Francia. La mayoría de los vecinos de Granada ya no volverían a España y se asentaron en los países de llegada como Argelia, Túnez o Marruecos, pero también partieron hacia diversos países hispanoamericanos, especialmente, a México.

El barco mítico del exilio: el Stanbrook

El éxodo de los republicanos españoles hacia el Norte de África todavía no es el más conocido o, al menos, no tanto como el de Francia. A pesar de los 90 años transcurridos todavía hay un gran vacío historiográfico que se está supliendo con las investigaciones en estos  últimos años. Y, sin embargo, es un tema importante por las dimensiones y la épica que adquirió este exilio. Los historiadores calculan, aunque las cifras varían, que a lo largo de 1939 fueron entre 12.000 y 15.000 republicanos españoles los que se trasladaron al Norte de África desde las costas del Sureste español y, posteriormente, otras 4.000 personas que serían deportadas a Argelia desde los campos de concentración de Francia. Algunos historiadores calculan que a Argelia llegaron unos 7.500 andaluces, lo que representa un 20 por 100, la segunda región con mayor porcentaje de exiliados tras las provincias del levante español. Y, de ellos, los listados que se han barajado, hasta ahora, en los campos de concentración del norte de África muestran que la provincia de Málaga encabeza el número de andaluces con un 30 por 100, seguida de Almería, Cádiz y Granada.

Entre el 3 de febrero y el 30 de marzo –según los Archives Nationales d´Outre Mer- fueron 36 los barcos que llegaron a Argelia procedentes de los puertos del Levante español, a los que habría que sumar algunos más que pusieron rumbo a Marsella

Esta emigración masiva se inserta en el éxodo final de la guerra civil. Entre el 3 de febrero y el 30 de marzo –según los Archives Nationales d´Outre Mer- fueron 36 los barcos que llegaron a Argelia procedentes de los puertos del Levante español, a los que habría que sumar algunos más que pusieron rumbo a Marsella. Junto a estos otros muchos de menor tonelaje y calado se utilizaron improvisadamente durante el mes de marzo: barcos de pesca, dragaminas, guardacostas, lanchas, veleros, etc. Algunas de ellas, tuvieron dificultades en esa singladura y estuvieron varios días a la deriva. También aviones (desde los aeropuertos de Monóvar o San Javier) y barcos de pesca, también desde la costa almeriense.[2] Era una huida, generalmente, nocturna para esquivar el bloqueo de la escuadra franquista. Pero esa huida culmina, prácticamente, el 27 de febrero de 1939, día del reconocimiento del gobierno de Burgos por Francia y el Reino Unido—tras la ocupación de Cataluña y el cierre de la frontera—y de la renuncia de la presidencia de la República por don Manuel Azaña, y se cierra en 31 de marzo de ese año con la ocupación de Almería, Murcia y Cartagena, últimos reductos de la II República.

Ante ese creciente número de exiliados fundamentalmente a Orán, por su proximidad, el gobierno de la III República francesa –que administraba las colonias del Norte de África- trató de ponerle freno aplicando decretos-leyes que se habían aprobado un año antes para regular la entrada de refugiados en Francia y que, como veremos más adelante, afectó a los republicanos españoles.

Los días finales de la guerra fueron dramáticos y los puertos de la costa levantina –y en especial el de Alicante- se convirtieron en la última esperanza para los combatientes republicanos que pretendían huir de España para escapar de la represión

Los días finales de la guerra fueron dramáticos y los puertos de la costa levantina –y en especial el de Alicante- se convirtieron en la última esperanza para los combatientes republicanos que pretendían huir de España para escapar de la represión. Poco antes de finalizar la guerra el Gobierno republicano instó a las personas que temieran iban a ser represaliadas por el régimen franquista fueran hacia el puerto de Alicante –uno de los pocos puertos marítimos aún bajo el control de la República-, donde un Comité de Ayuda Internacional había prometido fletar varios barcos. Recordemos que el gobierno de la República no disponía de barcos propios, pues los últimos que quedaban en pie habían huido el 5 de marzo a Bizerta (Túnez) durante la sublevación de Cartagena. Esos barcos prometidos nunca llegaron. El único que lo intentó fue un mercante francés que fue interceptado por la marina franquista.

Otro barco en el puerto de Alicante, el 'African Trader'. Archivo de la Democracia. Universidad de Alicante.

El puerto de Alicante, no obstante, fue el principal punto de salida y la tabla de salvación hacia el exilio por la centralidad de su posición geográfica. Solo en el mes de marzo, y antes que el Stanbrook, zarparon del puerto alicantino, entre otros, el Ploubazlanec (7 de marzo), el Stanhope (9 de marzo, 60 pasajeros), el Winnipeg (3 de marzo), Marionga (9 de marzo, 120 pasajeros) y Ronwyn (12 de marzo, 716 pasajeros), African Trader (19 de marzo, 859 pasajeros) y finalmente, el Stanbrook (28 de marzo, con 2.638 pasajeros). Pero también partieron de las costas andaluzas otros más pequeños como el Quita Penas, República, F1 y V31.  El destino, en todo caso, era siempre la ciudad argelina de Orán o su antepuerto de Mezalquivir (Mers-el-Quebir), por ser la singladura más corta. Pero, además, según Eliane Ortega, esta ciudad tenía una historia asociada a España desde 1.509 y, de hecho, se la conocía como “La Corte chica”, donde la huella española –arquitectura o idioma- era todavía dominante entre la colectividad europea, pero también por sus costumbres y su tolerancia religiosa.[3] Esos dos barcos, por tanto, pondrían rumbo a Orán.

El 'Marionga', otro de los barcos en el puerto de Alicante. Archivo de la Democracia. Universidad de Alicante.
Republicanos esperando los barcos en el puerto de Alicante. Foto Internet.

El muelle de Alicante fue una ratonera. La ciudad, durante esos días finales, fue un caos: asalto de almacenes, tiendas y farmacias en busca de alimento y medicinas, sin obviar enfrentamientos por cuestiones ideológicas entre los propios republicanos y de estos con grupos activistas de Falange que empezaban a hacerse notar

Dado que los barcos prometidos para Alicante, no llegaron, a la esperanza le siguió el desaliento entre los miles de refugiados republicanos que saturaban el puerto de Alicante. El martes 28 de marzo de 1939 fue un día trágico. En tanto la radio daba los pormenores de la entrada de las tropas de Franco en Madrid, una multitud evaluada entre 50.000 y 70.000 personas vagaba por Alicante presa del pánico, para estacionarse finalmente en el puerto a la espera de unos buques que no llegarían. El muelle de Alicante fue una ratonera. La ciudad, durante esos días finales, fue un caos: asalto de almacenes, tiendas y farmacias en busca de alimento y medicinas, sin obviar enfrentamientos por cuestiones ideológicas entre los propios republicanos y de estos con grupos activistas de Falange que empezaban a hacerse notar. Las autoridades alicantinas, en franca descomposición, apenas pudieron poner orden.

Y, entre tanto, fueron esperadas en vano las unidades de la «Mid Atlantic Company», compañía londinense de navegación cuyos servicios tenía contratados la República, pero que se abstuvo de prestarlos en esta ocasión so pretexto de atrasos en los pagos. Los parcos medios de transporte disponibles, como aviones militares y alguna pequeña embarcación, sólo se encontraban al alcance de varios privilegiados. No había tiempo que perder. Aquel mismo día Orihuela, anticipándose a la llegada de las tropas de Franco, se adhería al gobierno de Burgos. Era la primera localidad alicantina en hacerlo. (Vilar, pp. 274,275).

El 'Stanbrook' fue fletado por la Federación Socialista Provincial de Alicante, tras las gestiones de Rodolfo Llopis en París

A pesar del bloqueo, a mediados de marzo de 1939, había dos barcos anclados en Alicante con destino a Orán. El primero, el mercante británico Maritime, probablemente desde mediados de marzo, y otro, el buque carbonero mercante inglés Stanbrook, de la naviera británica Stanhope, cuyo capitán era el galés Archibald Dikson. En el primero sólo, e incomprensiblemente porque tenía el triple de capacidad, embarcaron 32 autoridades del Frente Popular alicantinas. El segundo, anclado en Marsella, recibió la orden el 17 de marzo de 1939 de dirigirse a Alicante para cargar naranjas, azafrán y tabaco, zarpando ese mismo día. Durante la travesía, probablemente el crucero Canarias de la marina franquista, le ordenó por radio que diera la vuelta, pero burló el bloqueo y llegó a Alicante dos días más tarde. Y ello, a pesar de tener órdenes directas de su jefe, Jack Bilmeir, desde Reino Unido, que no subieran civiles a bordo. El Stanbrook fue fletado por la Federación Socialista Provincial de Alicante, tras las gestiones de Rodolfo Llopis en París. Aunque la figura del capitán es controvertida y oscila entre quienes lo consideran un héroe y quiénes afirman que no tenía, en realidad, una idea de lo que se avecinaba y la magnitud del problema, la cuestión es que ese día 28 de marzo, la desesperación en el puerto subió de tono y el embarque un caos. Según Martínez Leal, se produjeron enfrentamientos y encontronazos entre los responsables de la evacuación y el capitán del barco ante la avalancha humana que se precipitó sobre el mismo, viviendo fuertes tensiones entre todos.

Los que sí pudieron embarcar lo hicieron en medio de una gran tensión, como lo refleja el propio Dickson en una carta  que envió al periódico Sunday Dispatch:

“Después de que, entre 800 y 900 refugiados hubiesen subido a bordo, por alguna razón u otra los guardias y funcionarios de Aduanas en el muelle aparentemente perdieron el control de la pasarela, de tal manera que quedó atascada con una masa forcejeante de personas, que incluía a algunos de los guardias y funcionarios de Aduanas que en ese momento habían decidido unirse al tropel de refugiados, tirando sus armas y equipo para unirse a la estampida por subir a bordo. Viendo esta súbita avalancha de gente estuve casi inclinado a dejar caer la pasarela y alejar mi nave del muelle, pero dándome cuenta de que si hacía esto por lo menos 100 personas o más caerían al agua decidí, desde un punto de vista humanitario, dejarlos subir a todos a bordo, ya que sabía que sería solo una cuestión de 20 horas llegar a Orán donde podrían desembarcar a tierra. El número de refugiados embarcados hacía prácticamente imposible que nadie pudiese moverse en la cubierta del buque, ya que las escotillas de las bodegas se habían abierto preparadas para introducir el cargamento y consecuentemente los refugiados solo podía estar a su alrededor sobre la cubierta. A pesar de mis llamamientos, no pude conseguir que los refugiados bajasen a las bodegas haciendo de esa manera más sitio, aunque más tarde unos pocos bajaron dejando un poco más de sitio, pero sus lugares eran ocupados inmediatamente por más gente que subía a bordo. (...) Cuando todos los refugiados subieron a bordo, era prácticamente imposible dar una descripción adecuada de la escena que mi buque presentaba (...) De hecho, en toda mi experiencia en la mar, que abarca 33 años nunca he visto nada así y espero no verlo nunca más".

Y, algunos testimonios directos, como el de Felipe Cabezas, recoge esos momentos:

“Cuando todo estaba listo para el despegue y levantada la escala, fue por dos veces bajada ésta con el fin de que subiesen los últimos grupos venidos en coches y camiones. El barco estaba saturado. En revoltijo informe llenaban la cubierta: hombres, mujeres, niños, maletas, sacos, cajas, bultos de todas clases. Un oficial gritó: “Todo el mundo a las bodegas”. Unos y otros se animaban a descender a aquellas tétricas profundidades. Y mientras la escalera de mano vomitaba al fondo seres humanos como si fuesen fardos, ascendía por la escala, la muchedumbre que esperaba en tierra. Nuevas voces suplicando a los de las bodegas que se pongan de pie para dar cabida a más personal. Gritos de protesta, sofocones, lamentos.”[4]

Pero los restantes, hasta los 2.638, lo hicieron de forma precipitada porque llegó el rumor de que la aviación franquista estaba a punto de bombardear Alicante

Por fin, el 28 de marzo de 1939, a las seis de la tarde, comenzaron a subir los primeros refugiados, algunos de ellos acompañados de padres, hermanos, esposas o hijos/as.  Los primeros 800 o 900 lo hicieron de forma ordenada, identificándose ante los funcionarios portuarios. Pero los restantes, hasta los 2.638, lo hicieron de forma precipitada porque llegó el rumor de que la aviación franquista estaba a punto de bombardear Alicante. Antonio Vilanova, funcionario de aduanas que más tarde escribiría en México Los olvidados, una obra sobre los refugiados republicanos, relató en una carta a un amigo cómo se produjo el embarque:

“En la mente de todos había sensación de fuga, derrota, hundimiento moral. Cuando llegamos al barco, éramos recibidos entre las protestas de los pasajeros que ya estaban allí. Conforme subíamos, unos se acomodaban en la cubierta, otros en la bodega o en las sentinas. Faltaba sitio, pero seguía entrando gente.”[5]

La situación se descontroló, y ni el capitán ni los tripulantes pudieron evitar los momentos caóticos que se vivieron. El 'Stanbrook' partió con 2.638 pasajeros –de ellos 94 extranjeros-, con más peso del que permitía un barco de esas dimensiones que tenía capacidad para un centenar de pasajeros

La situación se descontroló, y ni el capitán ni los tripulantes pudieron evitar los momentos caóticos que se vivieron. El Stanbrook partió con 2.638 pasajeros –de ellos 94 extranjeros-, con más peso del que permitía un barco de esas dimensiones que tenía capacidad para un centenar de pasajeros. Aquella multitud de pasajeros, abigarrada, con cajas, maletas y bultos diversos, se hacinó en el espacio reducido de apenas 70 metros de largo por 10 de ancho, soportando con nerviosismo y ansiedad ante lo desconocido las agobiantes horas que le esperaban de travesía. Abarrotaron bodegas, camarotes y cubiertas. En total, 2.240 varones y 398 mujeres, incluidos en ambos grupos dos centenas de niños y menores. La mayoría de ellos procedían de las provincias limítrofes, pero también de otros puntos distantes. Entre sus pasajeros, de todas las clases sociales,  había desde jefes militares o simples soldados adscritos a los tres ejércitos; desde gobernadores civiles a Presidentes de los Tribunales de justicia, profesores de Universidad, funcionarios o servidores del Estado, diputados a cortes, maestros, abogados, artistas y, sobre todo, multitud de personas vinculadas a todos los oficios. Siguiendo al profesor Vilar, el 73,68% de los pasajeros tenían entre 20 y 40 años; el comprendido entre los 1 y los 20 años, el 9% (236 pasajeros) y entre los 50 y los 70 años casi el 4%. Por adscripción ideológica, aunque no se le pidió a los pasajeros, estudios posteriores, consideran que había 590 republicanos, 570 socialistas, 304 cenetistas y 196 comunistas, siendo el resto pasajeros sin filiación. En el caso de Granada, la inmensa mayoría eran miembros del PSOE y de la UGT.

Ese día, el Stanbrook había soltado amarras a las once de la noche del puerto de Alicante. Mientras, seguían llegando escalonadamente camiones y automóviles de todo el Levante con más fugitivos que tuvieron de quedarse en tierra

Ese día, el Stanbrook había soltado amarras a las once de la noche del puerto de Alicante. Mientras, seguían llegando escalonadamente camiones y automóviles de todo el Levante con más fugitivos que tuvieron que quedarse en tierra. Tras la ocupación militar de Alicante por el cuerpo expedicionario italiano, dos días más tarde, ya perdida toda esperanza, fueron desarmados, robados y vejados por desaprensivos legionarios, quedando cautivos y llevados –casi dieciséis mil- al triste campo de concentración de Albatera iniciándose para ellos un terrible calvario de cárceles y ejecuciones. Fueron estos, sin duda, uno de los momentos más dramáticos de esta diáspora final de los últimos restos del ejército y de la administración de la II República española. Una de las familias que intentó salir del puerto fue la de Ana Mingorance Pérez (nace en 1915 en Argentina y vecina de Granada). Su padre, Francisco Mingorance Álvarez, era un comunista oriundo de Granada. Ella era mecanógrafa y había militado en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en Madrid desde los 15 años. Durante la guerra llegó a formar parte de un batallón de las Brigadas Internacionales. Era una de las familias que intentó embarcar en el Stanbrook, pero como tantas otras que no lo consiguieron fueron detenidas y encarceladas. Las mujeres y los niños fueron conducidos al cine Ideal alicantino y los hombres, al Castillo de Santa Bárbara y a la Plaza de Toros. Después de un rosario de cárceles siguió su actividad clandestina siendo detenida nuevamente en 1946, procesada y condenada.

Entrada de las tropas franquistas en Alicante. Internet.

Cuando apenas habían transcurrido diez minutos de su partida, apenas sobrepasada la bocana del puerto, un avión lanzó dos bombas sobre el barco que cayeron, afortunadamente, lejos de la popa del barco

El Stanbrook, cuando apenas habían transcurrido diez minutos de su partida, apenas sobrepasada la bocana del puerto, un avión lanzó dos bombas sobre el barco que cayeron, afortunadamente, lejos de la popa del barco. Hubiera sido una carnicería. Seguidamente se produjo el terrible bombardeo aéreo de Alicante que pudieron ver desde el barco todos los refugiados republicanos. El militante de la CNT, Miguel Jiménez Aguilera, que logró subir al barco con unas amarras del mismo, relata en sus memorias:

“Éramos mercancías, pero yo estaba contentísimo de estar allí. De pronto se produjo un griterío en cubierta. Muchos pedías que se apagaran los cigarrillos, que venía la aviación. Efectivamente, a los pocos segundos escuchamos el ruido de los motores y unos minutos después las explosiones. Estaban bombardeando el puerto de Alicante. Dijeron que nos quedáramos en silencio porque un buque de guerra fascista nos perseguía a poca distancia.”[6]

Aún con el temor que el barco no soportase el inmenso peso que llevaba o que fuera interceptado por la marina franquista, el capitán avanzó lentamente en el silencio de la noche para no ser detectado e, incluso, varió su rumbo hacia Baleares para evitar algún desencuentro con barcos enemigos o esquivar la presencia de aviones que vigilaban la costa. Luego, pasado el peligro, puso rumbo a Orán. Fue una travesía larga y tensa, con un barco sobrecargado que, en una ocasión, estuvo a punto de naufragar cuando una ola embistió por un lateral y la mayoría de los pasajeros se fueron al lado contrario, escorándose peligrosamente por ese costado. Eso y las penurias de los viajeros que, durante toda la travesía, sufrieron sofocos, vómitos y no poder satisfacer las necesidades más elementales.

Busto en homenaje al capitán Archibald Dickson.

Por fin, al día siguiente de zarpar, 22 horas más tarde, avistaron el antepuerto de Mezalquivir, y al fondo, la luminosa y hermosa ciudad de Orán. Y, entre los pasajeros, surgían preguntas obvias: ¿cómo serían recibidos por las autoridades francesas y por la población civil? ¿Qué sería de sus vidas a partir de entonces? ¿Quiénes eran estos granadinos?

RELACIÓN NOMINAL DE GRANADINOS/AS EN EL STANBROOK

(28 de marzo de 1939)[7]

Nombre y apellidos

Vecindad

Profesión

Militancia

Nº pasajero

Años

Álvarez Izquierdo, Luis

Bogarre

Maestro

PSOE/UGT

1.904

40

Avilés Mata, José

Huétor Tájar

Panadero

 

1.440

27

Blanco Ruiz, Antonio

Montefrío

Agricultor

PSOE

1.795

38

Candelera Díaz, Josefa

Baza

S.L.

-

2.292

24

Candelera Díaz, Miguel

Granada

Cerrajero

-

 

24

Candelera Díaz, Rosario

Baza

S.L.

-

2.344

20

Caparrós Flores, Antonio

Pinos Puente

Funcionario

-

1.400

33

Caparrós Flores, José

Pinos Puente

Oficinista

-

1.862

66

Caparrós Prados, Francisco

Pinos Puente

Oficinista

PRRS/UR

s/n

58

Caparrós Torres, José

Baza

Vendedor

UR/UGT

1.584

33

Castañer Fons, Angelino

Huéneja

Periodista/escritor

-

1.706

33

Fernández Fernández, Ramón

Talará

Comerciante

PSOE/UGT

1.717

41

García Barbero, Aurelio

Almuñécar

Electricista

-

s/n

 

Gil Vela, Juan

Baza

Chófer

-

594  y 1.343

33

Gil Vela, Laureano

Baza

Obrero pirotécnico

PCE

593

30

Guindos Salmerón, Rafael

Huéneja

Carabinero

-

 

-

Illesca Candelera, Iberia

Baza

-

-

2.345

1

Jiménez Molina, Amelia

Íllora

-

-

2.190

24

Jiménez Molina, Antonia

Íllora

-

-

2.191

39

Jiménez Molina, María

Íllora

-

-

2.188

32

Jiménez Molina, Nicolás

Íllora

Trabajador del campo

PSOE/UGT

2.049

42

Jiménez Molina, Petra

Íllora

 

-

2.189

30

López Peña, Francisco

Íllora

Comerciante

UGT

942

30

López Rodríguez, Alfredo

Granada

Camarero

 

1.817

31

Lozano Rodríguez, José

Granada

Mecánico

 

1.932

30

Mariscal Parada, José

Loja

Secretario judicial

 

1.786

56

Martín Robles, Francisco

Ogíjares

Experto mercantil

-

-

50

Martínez Sánchez, Esteban

Granada

Dependiente comercio

PSOE/UGT

2.048

37

Mayorgas Bravo, Teodoro

Loja

Dependiente comercio

-

410

34

Molina Navarrete, María Jesús

Íllora

S.L.

-

2.187

65

Muñoz Martínez, Bienvenido

Béznar

Chófer

PSOE/UGT

705

27

Muñoz Molina, Rafael

Béznar

-

 

2.051

40

Ocete Martín, José

Granada

Azucarero

PSOE/UGT

1.688

43

Olivares Ruiz, Manuel

Almuñécar

Electricista

PSOE/UGT

152

47

Olmedo López, José María

Motril

Abogado

-

1.612

30

Ortega Rodríguez, José

Huétor Tájar

Chófer

-

1.812

56

Ortiz Rodríguez, Bernardo

Picena

Minero

UGT

238

48

Pérez Cabrera, Antonio

Lújar

Agricultor

PSOE

1.463

49

Pérez Espinosa, Juan

Granada

Artista

-

1.525

39

Píñar López, Eduardo

Granada

Profesor mercantil

Masón

1.517

50

Pontes Martín, Antonio

Granada

Ferroviario

I.R.

1.583

36

Portillo Rodríguez, Nicolás

Huétor Tájar

Militar

-

1.995

35

Prieto Molina, Miguel

Loja

Agricultor

 

636

24

Rejón Delgado, Antonio

Padul

Médico

PSOE

-

34

Ruano Guardia, Enrique

Granada

Mecánico

-

1.994

38

Rodríguez Hernández, José

Granada

Empleado

-

-

27

Rodríguez Roldán, Francisco

Loja

Panadero

PSOE

1.794

34

Ruiz Candelera, José

Baza

-

-

2.293

7

Ruiz Candelera, Olga

Baza

-

-

2.294

2

Ruiz Candelera, Olimpia

Baza

-

-

2.295

1

Ruiz Castro, Antonio

Jayena

Agricultor

-

475

35

Ruiz Hernández, Juan

Guadix

Chófer

-

1.792

26

Salvago Giménez, Antonio

Granada

Mecánico

 

590

42

Salvago Giménez, Manuel

Granada

Mecánico

UGT

589 y 1.078

46

Sánchez Pérez, Enrique

Fuente Vaqueros

Maestro Nacional

PSOE

-

27

Seseña Muros, Felipe

Loja

Ferroviario

-

515

26

Serrano López, Juan

Íllora

Oficinista

I.R.

1.582

50

Serrano Ureña, José

Íllora

Empleado de comercio

-

-

17

Simón Pelegrín, Miguel

Motril

Estudiante

PSOE

-

21

Torres Sáez, Juan

Motril

Mecánico

 

 

31

Úbeda Ortiz, Antonio

Salobreña

Granjero

-

632

21

Uribe Sánchez, Miguel

Granada

Comercial

PSOE/UGT

1.811

28

Fuente: https://fpabloiglesias.es/doc-dic-biografico/exilio-barcos-lista-de-pasajeros-del-stanbrook-argelia/ y elaboración propia.

Bibliografía:

  • CABEZAS, Felipe, “Viaje épico. Los expatriados del Stanbrook”, Nuestra España, XII (1940), La Habana, Fundación Pablo Iglesias.
  • Centre des Archives de l’Outre-Mer (CAOM), Alg/fondsAlger/f64. Citado por Kamel Kateb “Les immigrés espagnols dans les camps en Algérie (1939-1941)”, en Annales de démographie historique, nº 113, 2007/1, p.161.
  • CHARAUDEAU, Anne “Les réfugiés espagnols dans les camps d’internement en Afrique du Nord” En: Hommes & Migrations, nº 1158, 1992, p. 24.
  • GARRIDO, Pepe, “El amor de Carmen y Manolo, más fuerte que la represión franquista”, El Independiente de Granada, 19 de marzo de 2023.
  • GONZÁLEZ, Silvia, “Hipólita Molina, la farmaceútica de Padul expoliada por el franquismo”, en El Independiente de Granada, de 27 de noviembre de 2021.
  • JIMÉNEZ CUBERO, José A., Republicanos andaluces exiliados en el norte de África forzados a trabajar en la construcción del ferrocarril transharariano, 2024, autoedición.
  • LÓPEZ LÓPEZ, Antonio José, “El pasajero número 942 del “stanbrrook”, en El Independiente de Granada, 5 de mayo de 2024.
  • LLOPIS, Rodolfo, Carta a Osorio. Orán 22 de abril de 1939. Fundación Pablo Iglesias, en MARTÍNEZ LEAL, Juan,”El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados españoles”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 4, 2005, p. 76
  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, SÁNCHEZ RODRIGO, Pedro y GALISTEO GONZÁLEZ, Francisco. Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981. En elaboración.
  • MARTÍNEZ LEAL, Juan, ”El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados españoles”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 4, 2005, pp. 65-81.
  • MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando (Coord.), Los andaluces en el exilio del 39, Cuadernos de Andalucía en la Historia Contemporánea, Centro de Estudios Andaluces, Consejería de la Presidencia, Junta de Andalucía, 2014.
  • ORTEGA BERNABÉU, Elián, “Represión, concentración y “Lugares de memoria: los campos de concentración en Argelia de 1939 a 1943”, en Memoria del Exilio Español en Argelia, Seminario y Exposición (20 al 23 de octubre de 1919. Archivo de la Frontera, 2021, pp. 183 a 198.
  • VILAR, Juan Bautista, “Guerra civil, éxodo y exilio. La aventura del ”Stanbrook”. Alicante-Orán, marzo de 1939”, en Estudios Románicos, Volumen 16-17,2007-2008, pp. 213-227.

- “La última gran emigración política española Relación nominal de los militantes republicanos evacuados de Alicante por el buque inglés «Stanbrook» con destino a Orán en 28 de marzo de 1939. Relación nominal de los militantes republicanos evacuados de Alicante por el buque inglés «Stanbrook» con destino a Orán en 28 de marzo de 1939. Ficha del Stanbrook en el Portal de Archivos Españoles (PARES)

  • Archivo de la Real Chancillería de Granada. Caja 25897, Pieza 11; Caja 25994, Pieza 118; Caja 25931, Pieza 214;Caja 25868, Pieza 11; Caja 25931, Pieza 197; caja 25908, Pieza 14; Caja 25827, Pieza 177; caja 25987, Pieza 16; Caja 259111, Pieza 3;Caja 24900. Pieza 31; Caja 25892, Pieza 23; caja 25936, Pieza 120.
  • Archivos Nacionales de Outre-Mer (ANOM) en Aix-en-Provence (Francia)
  • Archivo de la Democracia, elaborado por la Universidad de Alicante

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Alfonso Martínez Foronda (Jaén, 1958). Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Desde 1984 es profesor de Enseñanza Secundaria. Actualmente es profesor del IES Albayzín. Ha sido secretario general de CCOO de Jaén desde 1993-2000 y desde 2004 es miembro de la Comisión Ejecutiva de CCOO-A, desde donde ha presidido hasta 2103 las Fundaciones de Estudios Sindicales-Archivo Histórico y la de Paz y Solidaridad.

Como investigador, ha publicado numerosos artículos de opinión sobre aspectos docentes y sociales. Colaborador habitual del Diario Jaén desde 1994-2000 publicó La firma del viento (2007), una antología de artículos de opinión. Como investigador del movimiento obrero andaluz ha publicado La conquista de la libertad. Historia de las Comisiones Obreras de Andalucía (1962-1977), en 2005; De la clandestinidad a la legalidad (Breve historia de las Comisiones Obreras de Granada), en 2007; sobre las Comisiones Obreras de Jaén desde su origen a la legalización del sindicato (2004); la unidad didáctica El sindicalismo durante el franquismo y la transición en Andalucía; diversas biografías de dirigentes sindicales andaluces como Ramón Sánchez Silva. Al hilo de la historia (2007); Antonio Herrera. Un hombre vital, en 2009; Andrés Jiménez Pérez. El valor de la coherencia, en 2010, entre otros. En 2011 su investigación La dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el Estado de Excepción de 1969, (2011), fue premiada por la Junta de Andalucía como la mejor investigación social de ese año. Posteriormente, ha publicado La “prima Rosario” y Cayetano Ramírez. Luchadores por la libertad en una provincia idílica (2011); sobre el movimiento estudiantil en la UGR, con otros autores, “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81); sobre la historia del movimiento obrero granadino, con su investigación La lucha del movimiento obrero en Granada. Paco Portillo y Pepe Cid: dos líderes, dos puentes“, 2012; sobre el Tribunal de Orden Público, La resistencia andaluza ante el Tribunal de Orden Público en Andalucía (1963-1976); Diccionario de la represión sobre las mujeres en Granada (1936-1960) o La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (1955-1975). Actualmente, junto a Pedro Sánchez Rodrigo, está confeccionando un diccionario sobre la represión en Granada desde la II República al golpe de estado de 1981.
Pedro Sánchez Rodrigo (Burgos, 1960). Es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, donde cursó la especialidad de Historia Contemporánea. Ha ejercido como profesor de Secundaria de Geografía e Historia desde 1984. Desde hace  años colabora con la Fundación de Estudios Sindicales- Archivo Histórico de CC.OO.-A.. Ha participado en la obra colectiva “La cara al viento. Estudiantes por las libertades democráticas en la Universidad de Granada (1965-81)”, publicada por la Editorial El Páramo en el año 2012, y, junto con Alfonso Martínez Foronda, es autor de “La cara al viento.  Memoria gráfica del movimiento estudiantil de Granada durante la dictadura y la transición”, obra publicada por la Universidad de Granada, también en 2012. Ha colaborado en el volumen La Resistencia andaluza ante el tribunal de orden público en Andalucía. 1963-76, editado en 2014 por la FES/Archivo Histórico de CC.OO.-A y la Junta de Andalucía, y en otros trabajos colectivos, como De la rebelión al abrazo. La cultura y la memoria histórica entre 1960 y 1978 (Diputación de Granada, 2016) y La Universidad de Granada, cinco siglos de historia. Tiempos, espacios y saberes, coordinado por Cándida Martínez López (III Volúmenes, EUG, Granada, 2023) con el artículo “Antifranquismo en las aulas. El movimiento estudiantil”. También con Alfonso Martínez Foronda ha publicado el libro “Mujeres en Granada por las libertades democráticas. Resistencia y represión (1960-1981)”, publicado en 2016 por la Fundación de Estudios y Cooperación de CC.OO. Actualmente está jubilado y colabora en la elaboración del Diccionario de la Represión en Granada 1931-1981.
 

 

 

 

 

 

 

 



[1] MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando (Coord.), Los andaluces en el exilio del 39, Cuadernos de Andalucía en la Historia Contemporánea, Centro de Estudios Andaluces, Consejería de la Presidencia, Junta de Andalucía, 2014. p. 68

 

[2] MARTÍNEZ LEAL, Juan, ”El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados españoles”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 4, 2005, pp. 65-81.

[3] ORTEGA BERNABÉU, Elián, “Represión, concentración y “Lugares de memoria: los campos de concentración en Argelia de 1939 a 1943”, en Memoria del Exilio Español en Argelia, Seminario y Exposición (20 al 23 de octubre de 1919. Archivo de la Frontera, 2021, pp. 183 a 198; VILAR, Juan Bautista, “Guerra civil, éxodo y exilio. La aventura del ”Stanbrook”. Alicante-Orán, marzo de 1939”, en Estudios Románicos, Volumen 16-17,2007-2008, pp. 213-227.

 

 

[4] CABEZAS, Felipe, “Viaje épico. Los expatriados del Stanbrook”, Nuestra España, XII (1940), La Habana, Fundación Pablo Iglesias.

[6]  El relato es aportado por su hijo, Floreal Jiménez Aguilera, historiador y antiguo empleado de los Archivos Nacionales de Outre-Mer (ANOM) en Aix-en-Provence (Francia), en MOÑINO REYES, Daniel, “La Desbandá y los malagueños en el exilio norteafricano de 1939”, en La Desbandá/1937 en Barranquero Texeira, Encarnación (Coord.), De Málaga a los Pirineos, Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y memoria Democrática, 2022, p. 231.

[7] En los Archivos Nacionales Franceses de Ultramar (Aix-en-Provence), leg. 2.638, Refugies Espagnoles (Pólice, 1939-1945), se contiene un interesante expediente, relación nominal de los republicanos españoles, embarcados en Alicante con destino a Orán en el buque inglés «Stanbrook». Esa relación se obtuvo en los primeros días en que estuvo atracado en Orán por funcionarios franceses, ayudados por tripulantes del barco (policías y funcionarios del SIM republicano). Hay una abundante bibliografía respecto al Stanbrook:  MARTÍNEZ LEAL, Juan. El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados españoles. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 4, 2005, pp. 65-81, p. 68; VILAR, Juan Bautista, “La última gran emigración política española Relación nominal de los militantes republicanos evacuados de Alicante por el buque inglés «Stanbrook» con destino a Orán en 28 de marzo de 1939. Ficha del Stanbrook en el Portal de Archivos Españoles (PARES); por otra parte, las Universidades de Murcia, Valencia y Alicante, dedican páginas específicas sobre los refugiados en el barco, encontrando en el buscador “Combatientes.es” los nombres de los exiliados, aunque los hemos deducido de los datos disponibles en nuestra investigación. Es posible que haya alguien más, pero no tenemos datos que nos ofrezcan garantías de confirmarlo.